Alekseev en el ala de su La-5FN.
(Fíjense en el «as
de corazones»
dibujado en la capota y en las botas de goma que lleva el piloto).
A.S.
¿Cómo se registraban los aviones derribados (el proceso)?
D.A.
De varias maneras. Lo más corriente era obteniendo la confirmación por
parte de las tropas de tierra. Aun mejor cuando la confirmación del
derribo venia por parte de los comandos especiales de búsqueda y rastreo
de aviones derribados.
A.S.
¿Los aviones de su regimiento estaban dotados de cámaras de fotocontrol?
D.A.
Solamente en los La-7.
A.S.
¿Utilizaban las “orientaciones horarias” para indicar el rumbo (por
ejemplo, “el enemigo a las 2”)? En caso negativo, ¿Cómo indicaban la
dirección?
D.A.
No,
no lo usábamos. Era más sencillo: “derecha-arriba”, “izquierda-abajo”.
A.S.
¿Si he comprendido bien, en su regimiento no se utilizaban señales de
llamada a la hora de comunicarse por radio?
D.A.
En nuestro regimiento no. Simplemente nos llamábamos por el apellido:
“Alekseev, Lobanov”, y etc.
A.S.
¿Y no tenían miedo de que los alemanes os pueden redireccionar, sabiendo
vuestros apellidos?
D.A.
No.
No se
por que, pero este hecho no nos preocupaba. Y no hubo ni un solo caso de
redireccionamiento en nuestro regimiento. Ni tampoco en nuestra
división.
A.S.
¿Utilizaban el guiado aéreo?
D.A.
Siempre. El líder escuchaba al operario del puesto de guiado, el punto
escuchaba a su líder. El punto no puede oír las indicaciones del puesto
de guiado.
A.S.
¿Hubo casos de derribo de sus propios aviones?
D.A.
Hubo. Tanto en nuestro regimiento, como en los regimientos vecinos. Eran
incidentes muy desagradables. A veces confundían a un “Yak” con un
Messerschmitt. O a un “La” con un Focke-Wulf. Los confundían y los
derribaban por error. Derribaron un “Yak” ante mis propios ojos. Los
“Yak” estaban emplazados en el aeródromo vecino. Vinieron varios
Messerschmitt para atacar aquel aeródromo. Para rechazar el ataque,
levantaron a nuestra escuadrilla de guardia, para echarles una mano. Del
aeródromo bloqueado consiguió despegar uno de los “Yak”. Enseguida fue
derribado por nuestros aviones, lo confundieron con uno de los
Messerschmitt. Lo “hicieron venir” prácticamente hasta nuestro
aeródromo. Vimos cómo tres “Lávochkin” estaban persiguiendo a un “Yak”.
Nosotros desde la tierra nos dimos cuenta de que era un “Yak”.
Intentamos parar el combate por radio, lanzábamos bengalas rojas… Los
“Lávochkin” no pararon hasta haberlo derribado. El “Yak” cayó justo en
el centro de nuestro aeródromo.
A.S.
¿Cuántos cazas normalmente se asignaban para escoltar a nueve
bombarderos o Shturmovik IL-2?
D.A.
Normalmente seis u ocho.
Lo
más corriente eran seis. Pero cuando nosotros cubríamos el “molinete” de
los Pe-2, Polbin (el famoso as de bombardero Pe-2) insistió que el
“molinete” sea cubierto por la misma cantidad de cazas que bombarderos,
con relación 1:1. Así que uno de los “molinetes” (no recuerdo cuantos
bombarderos había, pero por lo menos eran 12) lo escoltaba nuestro
escuadrón entero. Cumplimos la misión con éxito. Los alemanes ni
siquiera intentaron atacarnos.
Al
final de la guerra bastaba con asignar en escolta a cuatro cazas. Ya no
había aviones alemanes en el aire.
A.S.
¿Cuándo la escolta estaba configurada por seis o por cuatro cazas, los
separaban de todas formas en “grupo de escolta cercana” y en “grupo de
combate”?
D.A.
Claro
que si.
Siempre.
A.S.
¿Podría contarme sobre algunos vuelos de combate que mejor recuerda?
D.A.
Unos cuantos. Sobre uno de ellos ya te he contado, cuando me enfrenté a
un Messerschmitt sobre nuestro aeródromo. Era uno de mis dos combates
aéreos más duros.
El
segundo más duro fue el siguiente. Nos enviaron (a Lobanov y a mí) en
misión de reconocimiento, en una ruta preestablecida. Una misión como
esta prácticamente equivale a una misión de caza libre, dado que se
permite atacar a cualquier objetivo que te encuentres. Enganchamos las
bombas. Veo que antes de llegar al final de la ruta mi comandante se
desprende de sus bombas. Las mías “no tardaron” en desprenderse también.
Seguidamente Lobanov se pone en picado. Veo que abajo iban cuatro
Messerschmitt. Los alemanes iban en formación escalonada, y el caza que
cerraba la formación se separó un poco del resto. Lobanov atacó a aquel
caza. Dado que nuestro ataque fue totalmente inesperado, Lobanov, por
supuesto, lo derribó en primer ataque. Pero los tres restantes, por lo
visto, no resultaron ser precisamente de los peores ases de la
Luftwaffe. ¡Nos implicamos en un buen carrusel!... En aquel combate puse
la palanca del gas a tope y agarré con ambas manos el mando del avión,
sin soltarlo en ningún momento hasta que no habíamos terminado el
combate. Los alemanes nos atacaron seis veces. El combate duró unos 10 o
12 minutos. Y pudimos regresar sanos y salvos solamente gracias a la
maestría de Lobanov. Me salvó
la
vida en aquel combate.
Quiero decir que determinados combates quedan grabados en la memoria
gracias a algún detalle especial, por lo demás son como muchos otros.
Recuerdo otro combate representativo. Estábamos en invierno. Volábamos
con Lobanov en pareja. Concluimos nuestra misión, y antes de tomar rumbo
a la base comenzamos a buscar algún objetivo para descargar nuestros
proyectiles. Detectamos a un convoy alemán que iba por una carretera del
bosque. Estaba compuesto por varios carros, y en cada uno estaban
sentados una decena de soldados, muy juntitos. Y lo más importante es
que todo el terreno alrededor estaba blanco, cubierto por la nieve
recién caída. Mi comandante analizó la situación en un momento. Bajamos
hasta unos 600 metros, luego Lobanov picó, y desde 150 metros abrió el
fuego con los cañones. (Salió del picado casi tocando las puntas de los
árboles). Yo seguía a Lobanov, en aquel momento me encontraba más alto y
lo pude ver todo con el mínimo detalle. Las trazadoras impactaron en el
carro. El carro quedó envuelto por las explosiones de los proyectiles.
Empezaron a caer cuerpos humamos, caían del carro como si fueran sacos
de arena. Uno de los proyectiles atravesó el cuerpo del caballo… (Por
este detalle recuerdo aquella misión en todo detalle, es como su hubiera
pasado ayer). El caballo saltó en el aire y el chorro de sangre dejó una
larga marca en la nieve… La jodida guerra… Los alemanes cuando atacaron
a nuestro país eligieron su propio destino, pero el caballo no tenía
ninguna culpa. Por aquel
pobre
caballo recuerdo aquella misión.
La-7
A.S.
¿Cómo era Lobanov? ¿Cómo persona, como piloto, como comandante?
D.A.
Mi calificación de Lobanov - como persona, como piloto y como comandante
– es la más alta. Considero que es un autentico Héroe. El pasó toda la
guerra, desde el primer hasta el último día, tuvo una contusión. ¿Y
sabes cuantos derribos personales tuvo? 26 derribos. Pero créeme, estos
26 derribos son “de verdad”, sin falsificaciones. Era increíblemente
minucioso en este aspecto. El recordaba todos los detalles de cada uno
de estos combates, me los contaba a menudo con tanto detalle que seria
imposible inventarlo. Nos daba miedo a mentir en su presencia.
Lobanov no tenía miedo a nada. En absoluto. Una vez, cuando quedaba poco
hasta el fin de la guerra, a nuestro regimiento llegó el jefe del
departamento de asuntos políticos de la División, Fiódor Stepánovich
Kutúzov (era compañero de Lobanov). Se puso a “pinchar” a Lobanov:
“Lobanov, la guerra esta a punto de terminar, ¿no tendrás miedo de
seguir volando?”. La respuesta de Lobanov fue la siguiente: “Fiódor
Stepánovich, en el Caucaso fue mucho más duro, pero nosotros no teníamos
miedo. ¿Por que ahora iba a tener miedo? En el aire ya no quedan
alemanes. Hemos vencido”.
Lobanov era un autentico maestro del combate aéreo y cuando yo era
novato me sacaba de tales apuros que aun hoy en día le estoy muy
agradecido. Te lo diré claramente: me salvaba la vida. Lobanov era muy
calculador y a la vez tenía mucha intuición. Era capaz de predecir el
desarrollo de un combate aéreo. Lobanov era un maestro de tiro aéreo, un
francotirador: una o dos ráfagas – y adiós, el avión alemán era
derribado. Sabia “resolver los asuntos” con los alemanes, yo mismo fui
testigo de ello. Pero el hecho de que solamente derribó a 26 aviones no
es culpa suya. Es porque no tuvo muchas oportunidades de encontrarse con
el enemigo aéreo.
Lobanov sabía orientarse en el aire de forma extraordinaria. Era capaz
de encontrar cualquier aldea y atacarla. Te diré una cosa sinceramente:
yo luché hasta el final de la guerra pero no aprendí a orientarme como
es debido (esta ciencia la conseguí dominar después de la guerra). Pero
Lobanov lo sabía hacer a la perfección. Tenía talento.
Lobanov era tranquilo, se comportaba de forma muy correcta, sabia dar
apoyo a sus compañeros. No fumaba,
casi
no tomaba alcohol.
Lobanov tenía otra cualidad humana importante. El sabía configurar
parejas de pilotos. Seleccionaba a pilotos compatibles en cuanto a
carácter, nivel de preparación y la manera de pilotar. Un día estábamos
sentados al lado del teléfono, contando historias, alguno de nosotros se
puso a dormir. De repente sonó el teléfono: “Comandante, preguntan por
Usted”. Lobanov tomó el auricular.
“Si…
Comprendo…
Entendido…
¡A
sus ordenes!”.
Se
giró hacia nosotros, nosotros todos callados… Nos dijo, que se había
recibido la orden de enviar a seis cazas para escoltar a los
bombarderos, y comenzó a configurar las parejas: “Usted – con él, Usted
– con él, yo – con Alekséev”. Combinar a los pilotos por el perfil
personal se le daba muy bien. Tenía ese don.
A.S.
¿Esto quiere decir que ustedes no tenían parejas fijas?
D.A.
En
general
–
no.
Mejor
dicho, teníamos una lista de parejas asignadas, los pilotos eran
distribuidos, pero en realidad esto nunca se llegaba a cumplir. Incluso
te diré que en ocasiones las parejas eran compuestas por pilotos de
diferentes escuadrones. Yo, por ejemplo, volé con Lobanov, con el
comandante del regimiento, con el comandante del 1er escuadrón, con
muchos comandantes de escuadrillas. Mientras yo era novato, me tocó
volar de punto con muchos pilotos. Y solamente después de adquirir el
nivel de experiencia necesario, empecé a volar de punto únicamente con
Lobanov. Después de aquel caso, cuando derribaron al punto de Lobanov,
él procuraba coger solamente a pilotos con experiencia. A veces incluso
cogía de punto a comandantes de escuadrilla que estaban “libres”. Y
solamente después comenzó a volar exclusivamente conmigo.
A.S.
¿Qué prioridades tenia Lobanov en un combate aéreo?
D.A.
Su
prioridad era siempre cumplir el objetivo de la misión. Si atacábamos
objetivos terrestres, su objetivo era atacar bien para luego estar
orgullosos ante nuestra infantería. Cuando escoltábamos a los
bombarderos, su objetivo era escoltar de tal forma que no quede
derribado ni un solo bombardero.
Su
segunda prioridad era evitar las bajas. Para él era preferible no
derribar a nadie y no perder a ni uno de los nuestros, que derribar a
tres enemigos pero perder a uno de los nuestros.
Derribar era su última prioridad.
Lobanov no buscaba derribos, y no tenia tentaciones de ser Dos Veces
Héroe. La prueba de ello es que él cuidaba a cada uno de sus pilotos, y
no intentaba apropiarse de los derribos de los demás.
A.S.
¿Cómo
analizaban las misiones?
¿Tenían algún recinto preparado especialmente para ello?
D.A.
Todo “sobre las rodillas”, ni siquiera teníamos maquetas. No había
ningún cuarto, analizábamos las misiones en el puesto de mando, o en las
viviendas subterráneas. O directamente en el campo.
A.S.
¿Qué opina del funcionamiento de los servicios de mantenimiento del
aeródromo?
D.A.
Bien.
Hacían su trabajo como es debido.
Preparaban el campo en plazos muy breves. Sobre todo durante las
ofensivas de nuestras tropas. Los equipos de la vanguardia trabajaban
bien y rápido. Se desplazaban siguiendo a las tropas de la vanguardia.
En una ocasión el batallón de mantenimiento de aeródromo se puso a
preparar la pista y se encontró con los las tropas alemanas. Menos mal
que cerca del lugar se encontraba nuestra infantería, nos ayudaron a
rechazar el ataque alemán. A veces, antes del comienzo de la ofensiva,
los aeródromos eran preparados tan cerca de la línea del frente que
estábamos al alcance de la artillería alemana de largo alcance. En una
ocasión fuimos bombardeados por la artillería alemana. Tuvimos suerte,
nadie murió. Incluso no quedó dañado ni un solo avión.
Aquello fue una “sorpresa” desagradable. Estábamos sentados en las
cabinas, y de pronto en el campo explotó un proyectil. Pensamos que era
una casualidad. Luego explotó otro, más cerca de nosotros. El tercero –
aun mas cerca. Los que comprendieron la situación, dieron la orden de
abandonar los aviones y a esconderse en los refugios (ya estaban
preparados). Mientras yo iba corriendo, pensé: “¿no será que estoy
corriendo demasiado de prisa?”. Es que luego los demás se van a reír de
mí. Instantes después explotó un proyectil muy de cerca. Alguien grito:
“¡Mataron a Pestov!”. Así que me puse a correr como loco hacia el
refugio. Ya tenia otro pensamiento en mi cabeza: “¿Me dará tiempo a
refugiarme, o me matarán?”. Salté
al
refugio como un gato.
Cuando terminó el bombardeo, recibimos una nueva orden: “Ocupar
urgentemente las posiciones en las cabinas y trasladar los aviones a la
otra punta del aeródromo”. Así que estuvimos rodando por el campo unos
dos kilómetros (cosa muy difícil de realizar con un La-5).
Luego
se descubrió que no muy lejos de nuestro aeródromo se encontraba un
campanario, en el cual se encontraba un corrector de fuego de
artillería. Cuando lo eliminaron (algún espabilado lo ha deducido
rápidamente), el bombardeo cesó. Aquel día terminó bien: ningún avión
quedo dañado (a los alemanes no les dio tiempo a ajustar los sectores de
tiro), y Pestov no murió, la onda expansiva lo lanzó contra el suelo. Ni
siquiera quedó
herido.
A.S.
¿Cuál era el máximo alcance del La-5?
D.A.
No recuerdo exactamente el alcance, pero la duración de vuelo si te la
puedo decir: llegaba hasta dos horas de vuelo. La duración
de
vuelo
del
La-7
era
similar.
A.S.
¿En su regimiento hubo algún caso cuando los pilotos alemanes fusilaban
a vuestros pilotos que saltaron en paracaídas?
D.A.
En mi regimiento cuando estaba yo – no.
Puedo
decirte lo siguiente: las chicas que plegaban paracaídas estaban muy
orgullosas, porque en nuestro regimiento hubo 37 casos de salto en
paracaídas y en los 37 casos los paracaídas se abrieron sin ninguna
incidencia. Y todos los pilotos consiguieron sobrevivir.
A.S.
¿Cuál era la máxima intensidad de vuelos de combate?
D.A.
Hasta 5 vuelos diarios. Teníamos muchachos muy fuertes físicamente. Mi
“tope”
eran
tres vuelos diarios.
Recuerdo muy bien el día cuando por primera vez hice tres vuelos
diarios. Durante el primer vuelo nos encontramos con los alemanes,
realizamos varias maniobras muy intensas, pero luego los alemanes por
alguna causa se retiraron, no quisieron aceptar el combate. Cuando
volvimos a la base, nos dijeron: “Repostad el combustible urgentemente,
volareis por segunda vez”. Después de aquel primer vuelo ya me temblaban
las manos, a ratos tenia oscurecimiento de la vista, por eso pensé:
“¿Cómo voy a volar por segunda vez en este estado?”. Pero nada, nos
dejaron un rato para comer, recuperamos las fuerzas.
Por
suerte, durante el segundo vuelo no hubo encuentro con el enemigo.
Aterrizamos, y nos vuelven a decir: “volareis otra vez”. Así que
realizamos el tercer vuelo. Tampoco nos habíamos encontrado con los
alemanes. Pero a pesar de esto, después de realizar el tercer vuelo no
nos encontrábamos bien.
El
día 9 de mayo de 1945, después de una reunión dedicada a la Victoria,
realicé tres vuelos de combate. No encontré enemigos en el aire, pero
los antiaéreos me dispararon de forma muy intensa. ¡Yo también les metí
unos cuantos pepinos del cañón!..
A.S.
¿Cuál era la relación numérica entre vuestros cazas y los cazas alemanes
en los combates aéreos?
D.A.
Depende de cada caso.
En
mis dos combates más duros la relación era la siguiente: mi pareja
contra ocho alemanes, y en otro caso mi pareja contra cuatro alemanes.
Recuerdo que una vez nuestros cuatro cazas intentaron atacar a seis
Focke-Wulf. Pero no se produjo combate aéreo, porque los alemanes, al
vernos, se escaparon. Hasta hoy día no consigo entender: ¿Por qué se
escaparon? Estaban a misma altitud que nosotros.
Participé en combates “pareja contra pareja”, “ocho contra ocho”. Pero
aquellos combates transcurrían bajo el siguiente escenario: comenzábamos
con maniobras intensas, y al cabo de poco tiempo los alemanes se
escapaban. Cuando yo luchaba, los alemanes ya no eran los mismos que en
el 1941. No tenían nada que ver.
Nosotros teníamos pleno dominio aéreo.
Estábamos tan seguros de si mismos que incluso en ocasiones no
perseguíamos a los aviones de reconocimiento alemanes, que de vez en
cuando sobrevolaban la zona. A veces veías a uno, volando a una altitud
“estratosférica”. Le mirabas y comprendías que no dará tiempo a
interceptarlo antes de que llegue a la línea del frente. ¡Que se vaya a
tomar por saco!
A.S.
¿Normalmente quien atacaba primero?
D.A.
Normalmente nosotros.
Nosotros
–
a por
ellos.
Ellos
–
media
revolución,
picado, y adiós.
Como
te decía antes, los alemanes no eran nada firmes, con las fuerzas
numéricamente igualadas evitaban entrar en combate. Hubo casos cuando
los alemanes nos atacaban primeros, pero eran de los “cazadores”.
En
nuestro regimiento hubo un caso curioso.
En
nuestro escuadrón había un tal Vyatkin, comandante de escuadrilla. Era
un excelente piloto. Una vez estuvo en misión de patrulla sobre la
primera línea del frente y tenia que defender el sector donde se
encontraba el puesto de guiado aéreo de la División. De repente al
puesto llegó Krasóvskiy, el comandante de nuestro Ejercito del Aire.
Vyatkin informó al puesto de guiado que solamente le queda combustible
para volver a la base, que cumplió con su misión y que pide permiso para
repostar. El comandante de la división Davidkov le dio el permiso,
cuando de repente por encima de la primera línea del frente aparecen dos
Focke-Wulf. Krasóvskiy enseguida dijo: “Bueno, Davidkov, a ver como tus
halcones derriban a los nazis”. Davidkov enseguida le ordenó por radio:
“¡Vyatkin, atrás! ¡Allí tienes a dos
“Focker”,
atácalos
de inmediato!
Vyatkin, por su puesto, se puso en maniobra para realizar el ataque a
los Focke-Wulf, pero cuando éstos le vieron, entraron en picado muy
pronunciado y se largaron a su territorio. Vyatkin, considerando que la
persecución no tenía ningún sentido, y además teniendo en cuenta la
falta del combustible, consideró cumplida su misión, dio la vuelta y se
fue para la base. Justo después de aterrizar llegó Davidkov. Se acercó a
Vyatkin (¡cabreadísimo!) y le preguntó: “¿¡Vyatkin, “ellos” se
encontraban más alto o más bajo que tu!?”
“Mas
bajo,
camarada coronel”.
“¡Y
entonces!
Si
les hubieras alcanzado y derribado, acto seguido recibirías una medalla.
Incluso si hubieras aterrizado sin combustible en el mismísimo techo del
puesto de mando. ¡Incluso eso te lo hubiera perdonado! Pero tú
perdiste esa gran oportunidad…”.
Resulta que Krasóvskiy, al ver cómo Vyatkin se retiró del combate, dijo
a Davidkov: “¿Y a “eso” lo llamáis un piloto de caza? ¡Si ni siquiera
tiene ganas de perseguir al enemigo!”. Estas palabras le ofendieron
tanto a Davidkov que el mismo vino al regimiento a “resolver el asunto”
personalmente. Referente a las palabras de Krasóvskiy, te diré que se
trataba de una simple confusión y falta de comprensión. Este hecho era
una metedura de pata de Krasóvskiy muy aislada, dado que él sabía
dirigir a nuestro Ejercito del Aire de una forma ejemplar.
A.S.
¿Con qué intensidad volaban durante las pausas operativas en el frente?
D.A.
Unas dos o tres veces al mes, realizando misiones de reconocimiento.
Durante las pausas operativas normalmente el tiempo libre era empleado
para estudiar. Realizábamos combates simulados, bombardeábamos en el
polígono de tiro.
A.S.
¿Los combates simulados eran realizados entre los aviones de su
regimiento, o invitaban a los pilotos de otros regimientos con otros
tipos de aviones?
D.A.
No, solamente con aviones de nuestro regimiento. Y a destacar que
aquellos combates se realizaban con ciertas limitaciones.
Los pilotos del 41º GIAP durante el acto de la condecoración del
Regimiento con la Orden de Kutúzov
En primera fila: El jefe del departamento de asuntos políticos de la
División, Kutúzov. Comandante del Regimiento Pavlov (vestido de “Kubanka”).
Suplente del comandante para asuntos políticos, Guskov.
Jefe del Estado Mayor
(?).
Safonov.
Alekseev.
(?).
Mishin.
En segunda fila:
Vyatkin.
(?).
Comandante de escuadrilla Labzin.
Okorokov.
Lebedev.
(?).
(Alemania, año 1945)
A.S.
¿Qué opinión tenían los pilotos sobre el “Lávochkin” en comparación con
los “Yak” y el “Airacobra”?
D.A.
En el aeródromo de Brig yo fui testigo de unos combates simulados muy
interesantes. En aquel entonces en el mismo aeródromo estaban emplazados
varios regimientos de caza dotados de diferentes tipos de aviones: “La”,
“Yak”, “Airacobra”. Los mandos nos enseñaron el caza Yak-3 (aquel
regimiento los había recibido recientemente). Durante aquella
exhibición, el “Yak” realizaba un combate de entrenamiento contra un
La-7 y un P-39Q. En las cabinas de los aviones se encontraban los
mejores pilotos (el mando de cada regimiento seleccionó a su mejor
piloto para realizar aquellos combates simulados). El combate del La-7
contra el Yak-3 duró mucho tiempo, y finalmente quedaron empatados.
Ambos aviones resultaron ser totalmente igualados. Pero durante el
combate del “Yak” contra “Airacobra”, el “Yak” se puso en la cola del
“cobra” rápidamente.
Hay
que decir que el “Yak”, “La” y “Cobra” se consideraban aviones igualados
en cuanto al conjunto de sus características táctico-técnicas. Se
consideraba que el P-39 en comparación con los aviones soviéticos tenia
mejores características de despegue y aterrizaje (gracias al tren de
aterrizaje triciclo), tenia mejor visibilidad desde la cabina, estaba
dotado del mejor radiotransmisor y del armamento mas potente, aunque en
dinámica de aceleración y en maniobrabilidad vertical “Airacobra” era
peor que el “La” y el “Yak”. Era un avión pesado. En cuanto a velocidad,
los tres aviones se consideraban más o menos similares.
A.S.
¿Qué cantidad de personal de mantenimiento técnico se asignaba a cada
avión?
D.A.
El mecánico, el especialista en motores, el especialista en armas. El
técnico (y los demás especialistas) eran asignados a cada escuadrilla.
Dado que nosotros intercambiábamos nuestros aviones con mucha
frecuencia, se intercambiaba también el personal técnico de rango
inferior, así que nosotros normalmente teníamos el trato directo con el
técnico de escuadrilla.
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