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Grabación y tratamiento del texto de la entrevista con D.A. Alekseev

Realizados por Andrei Sujorukov

 

 
 

 

 Los pilotos del 41o GIAP (año 1945): Alekséev D.A., Lobanov A.V., Kuznetsov P.G.

 

 

A.S. ¿Los cañones no cegaban al piloto cuando disparaba?

 

D.A. De día no. De noche nosotros no volábamos.

 

A.S. Uno de los puntos débiles de los cazas soviéticos se considera la poca cantidad de munición. El La-5 como mucho cargaba 340 proyectiles para los dos cañones. ¿Realmente esto era poco?

 

D.A. ¿340 proyectiles se consideran poca munición? Hm… Nosotros normalmente cargábamos 40 (cuarenta) proyectiles por cañón, 80 para ambos cañones. A veces se cargaba más, pero en pocas ocasiones (en la practica en un “La” se podían cargar hasta 400 proyectiles).

 

A.S. ¿¡Cuarenta!?

 

D.A. Si. ¿Para que quieres cargar más? Solamente llevarías un peso inútil. Piensa tu mismo. Una ráfaga del cañón son 5-6 proyectiles, como mucho – 8. Es decir, los 40 proyectiles por cañón bastan para realizar 5-8 ráfagas. ¿Cuántas veces crees que vas a tener la oportunidad de disparar en un combate aéreo? Dos o tres veces. Más de esto difícilmente, lo más probable es que sería menos. Es decir, ni siguiera llegarías a gastar aquellos 80 proyectiles.

 

¿Tú te imaginas cómo es un ataque de un caza? Mira como disparaba mi comandante Lobanov (¡yo alucinaba!): le entraba a un Messerschmitt por la parte del sol y desde 100-120 metros disparaba dos ráfagas cortas y seguidamente se desviaba de lado (¡no puedes “colgarte” en un ataque, hay que salir rápido!). Messerschmitt se incendiaba y entraba en barrena. El consumo de munición en un ataque como este son unos 8-12 proyectiles, a veces menos. En otras ocasiones mi líder daba vueltas y vueltas y no disparaba ni una sola vez. El enemigo no le dejaba la oportunidad de abrir el fuego de precisión. Y si te pones a disparar por disparar, sin apuntar bien, incluso 1000 proyectiles serian insuficientes.

 

A.S. ¿Los sincronizadores de los cañones no fallaban?

 

D.A. No. Pero hubo algunos casos de perforación de la hélice.

Normalmente esto pasaba a bajas revoluciones del motor (sincronizador no estaba diseñado para trabajar en estas condiciones). Esto pasaba por culpa de la posición de los gatillos en el mando del avión del “Lávochkin”. Los botones se encontraban en la parte posterior del mando, en la parte superior trasera. Por esto a veces pasaba lo siguiente: cuando el piloto manipulaba el mando del avión durante los carreteos en la pista o durante el aterrizaje, tiraba con demasiada fuerza del mando y llegaba a tocar con la parte trasera del mando (en consecuencia, con el botón del cañón) su vientre (por levantarse, o por llevar puesta una chaqueta gruesa). Si los seguros de los cañones no estaban puestos por alguna razón, los cañones disparaban.

 

A.S. ¿Sus aviones llevaban cohetes RS o bombas?

 

D.A. Las bombas las llevábamos a menudo. Los RS no.

Empezamos a utilizar las bombas cuando comprendimos que nuestras Fuerzas Aéreas habían conquistado el espacio aéreo de forma absoluta e irreversible. A principios del 1944 en nuestro Ejercito del Aire hubo una conferencia para poner en común la experiencia obtenida en los combates. Se estudió a fondo cómo aprovechar al máximo el potencial de nuestros cazas. Es porque había demasiadas misiones en las cuales no había combates, por tanto estábamos malgastando el combustible. Por ejemplo, te vas en misión de patrulla aérea o a escoltar a los bombarderos, y cuando vuelves, el comandante empieza a preguntar:

 

-         ¿Hubo encuentro con el enemigo?

-         No, no hubo.

-         ¿Y que es lo que hubo?

-         No hubo nada.

 

Y así día tras día. Volábamos en vano. Cuando esta situación se volvió a ser sistemática, la cuestión fue discutida en aquella conferencia y nuestros mandos emitieron una orden, según la cual durante la retirada del sector a los cazas se les permitía buscar un objetivo terrestre y descargar en él toda  la munición.

 

Luego – aun más. Para incrementar la eficacia de nuestros ataques terrestres, se decidió cargar bombas. Con las bombas actuábamos de la siguiente manera: cruzábamos la línea del frente, de una sola pasada bombardeábamos el objetivo terrestre (el objetivo era predeterminado previamente en tierra) y luego, sin bombas, seguíamos volando para realizar la misión principal, es decir, a controlar el espacio aéreo encima de nuestras tropas que estaban avanzando. Si no llegábamos a encontrar a ningún avión alemán, cuando íbamos de vuelta a la base, buscábamos objetivos terrestres y gastábamos los proyectiles de los cañones. Evidentemente, cuando íbamos en misión de escolta de los aviones de ataque a suelo, no llevábamos bombas.

 

El La-5 (y el La-7, por cierto, también) estaban dotados de portabombas, uno en cada ala. Se utilizaban varios tipos de bombas. Cuando comenzamos con esta practica, bombardeábamos con bombas de 25 y 50kg - las FAB-25 y las FAB-50. Más tarde, después de realizar varios vuelos y adquirir experiencia necesaria, nos arriesgamos e incrementamos el calibre de las bombas. Nos suministraban unas bombas bastante “curiosas” (ahora no recuerdo el modelo, el nombre era “… no se que de metralla”). Eran proyectiles de artillería modificados (un proyectil con un estabilizador incorporado). Esta bomba “de metralla” pesaba unos 80kg. Durante una temporada volamos con estas bombas. Luego decidimos arriesgar una vez más, y empezamos a anclar las bombas estándar de 100kg, las FAB-100. Las FAB-100 también las utilizábamos con el La-7.

 

A.S. ¿Así que también bombardeaban con el La-7?

 

D.A. Si. ¿Qué tiene de raro? En este aspecto el La-7 no se diferenciaba en nada del La-5FN.

 

A.S. ¿Qué objetivos bombardeaban y qué resultados obtenían?

 

D.A. Para bombardear y atacar con cañones, procurábamos seleccionar objetivos con la defensa antiaérea no muy densa. Estos objetivos se encontraban en el tercer o en el cuatro escalón de defensa alemana. También atacábamos a las columnas de tropas de reducido tamaño. Varias veces bombardeamos puentes y estaciones ferroviarias. En mi opinión, bombardeábamos con resultados bastante satisfactorios.

 

A.S. ¿A que ángulo picaban, a que velocidad, desde que altitud comenzaban a picar y a que altitud lanzaban las bombas?

 

D.A. Bombardeábamos solamente en picado. Antes de entrar en picado, obligatoriamente determinábamos la dirección del viento, para poder calcular correctamente la deriva. Siempre que hubo posibilidad, procurábamos entrar en picado en la misma dirección que el viento.

 

Picábamos desde unos 2000 metros, el lanzamiento se efectuaba sobre unos 1000 metros. El ángulo de picado era unos 45-50 grados. ¿La velocidad del picado? Hasta 550-600 km/h. Sobrepasar la velocidad máxima permitida era peligroso, dado que existía el riesgo de destrucción del avión. Además, a mayor velocidad la perdida de altitud durante la salida del picado seria mayor.

 

Apuntábamos con nuestro colimador estándar. Existía un manual especial de procedimientos para realizar el bombardeo con un caza. Lo aprendimos muy bien. Practicábamos constantemente el bombardeo en el polígono de tiro.

 

A.S. ¿Por qué el ángulo de picado era relativamente tan reducido? ¿Cómo entraban en picado: simplemente picaban o entraban en picado realizando “media revolución”?

 

D.A. El ángulo era justo lo que se necesitaba. A ángulos de picado mayores incrementaría la pérdida de altitud a la salida del picado y en consecuencia aumentaba el riesgo de choque contra el suelo. A ángulos de picado menores la precisión de lanzamiento disminuye drásticamente.

 

Picábamos de la forma siguiente: primero reducíamos al mínimo la velocidad, creo que hasta 250 km/h. Luego el avión literalmente caía de morro hacia abajo, y es cuando nosotros hacíamos una “media revolución” para captar el objetivo en el colimador. Luego el avión en picado aumentaba la velocidad, iba cada vez más rápido, pero tú ya habías captado el objetivo en el colimador y solamente lo tenías que mantener dentro de los anillos. Lanzabas las bombas y enseguida comenzabas la salida del picado. A velocidad máxima. Estaba prohibido observar el resultado del bombardeo para el piloto que realizaba el lanzamiento.

 

A.S. ¿La altitud de lanzamiento se determinaba por el altímetro?

 

D.A. No, de forma visual, por las marcas del colimador. No puedes quitar la vista del colimador, durante el picado se ha de mantener el objetivo dentro del colimador en todo momento. Cuando el avión empieza a entrar en la deriva, se ha de corregir de inmediato.


En mi expediente incluso consta una nota de agradecimiento por los bombardeos realizados con éxito. Cuando nuestras tropas atacaban la ciudad rodeada de Ternopol, nuestro frente temporalmente estaba al mando de Zhúkov (estaba sustituyendo a Vatútin que estaba herido). Recibimos la orden de bombardear la estación ferroviaria de Ternopol (allí había una concentración de convoyes ferroviarios). Despegamos en grupo. La ciudad estaba completamente rodeada. Prácticamente no encontramos la oposición de la artillería antiaérea, por lo cual nosotros bombardeamos aquella estación como si fuera en un polígono de tiro. Después la acatamos con los cañones.

 

Volvemos a la base, aterrizamos, se nos acerca el “comisario” (el zampolit), sonriendo: “¡Os felicito! ¡El comandante del Frente Zhúkov ha enviado una nota de agradecimiento a todos los pilotos que realizaron el bombardeo!” – y yo pensando en aquel momento: “¿Dónde tenia que estar Zhúkov para ver como destruimos aquella estación?”.

 

Recuerdo otro caso, cuando nosotros bombardeamos con gran eficacia. A destacar que aquel día bombardeamos la primera línea del frente. Esto ya fue en el territorio de Alemania. El flanco derecho de Kónev “se estaba retrasando”. Kónev llegó al puesto de mando del Cuerpo y preguntó: “¿Por qué no estamos avanzando?” Le dijeron que nuestras tropas se habían estancado en una aldea, a la que los alemanes habían convertido en una gran fortificación. Por eso el Cuerpo no podía romper las defensas de la aldea.

 

He de decir que el Puesto de Mando del Cuerpo y el Puesto de Guiado Aéreo estaban integrados en un único puesto. Kónev llegó junto a Krasóvskiy (comandante de nuestro Ejercito del Aire). Krasóvskiy enseguida recibió la orden de Kónev: ayudar con nuestras fuerzas aéreas a las tropas de tierra. Y resulta que no se disponía ni de bombarderos ni de Shturmovík preparados para el despegue inmediato para poder realizar el ataque sobre la aldea. Así que Krasóvskiy dio la orden a nuestro comandante de la División: “¡Vamos, Davidkov, ataca con tus cazas!”. Y seguidamente se emitió una orden: cada uno de los regimientos de caza de nuestra división tiene que asignar a un sexteto de cazas para realizar el ataque con bombas. En el sexteto de nuestro regimiento estaba yo. Nos engancharon las bombas de forma urgente, y nosotros despegamos seguidamente.

 

Llegamos al sector. Nuestro líder recibe la orden desde el Puesto de Guiado Aéreo: “¿Ves la aldea? ¡Bombardearla y atácala con cañones! ¡Este es vuestro objetivo!”. Y empezamos... No había presencia de cazas alemanes, y prácticamente no había fuego de artillería antiaérea. Nosotros atacamos en formación estrecha, divididos por parejas. El primer ataque fue realizado con bombas, y luego realizamos tres ataques más con los cañones.

 

¡Les metimos buena caña! Más tarde a nuestro regimiento llegó el comandante de la división y nos contó que cuando empezamos a bombardear, los alemanes abrieron fuego a discreción, gritaban como locos, pero cuando nos retiramos, había el silencio total. Kónev lo escuchó, se giró y dijo: “¡Así es como se trabaja!”. Después de nuestro ataque aéreo, nuestras tropas descargaron toda su furia. Rompieron la defensa alemana y avanzaron 40 kilómetros.

 

En una ocasión destruí con las bombas un almacén. Cuando entraba para realizar el ataque, vi un cobertizo sospechoso. Lo capturé en el colimador y lancé las bombas. Al parecer le di con la bomba. Empezó a salir un humo muy intenso, una columna de humo enorme. Nos alejamos de allí a unos 30 kilómetros, pero la columna de humo aun se veía desde allí. Luego me dijeron que yo destruí un almacén de combustible y lubricante.

 

En las afueras de Chernovtsy en tres ocasiones bombardeamos los cruces de río. Hoy día aun no se si acertamos con nuestras bombas o no. Nuestro único medio de confirmación eran los informes de los observadores terrestres. Pero el propio piloto no es capaz de ver el resultado de su lanzamiento. Además, esto estaba prohibido.


Nosotros bombardeábamos con éxito. A partir del año 1944 nuestro regimiento estaba especializado en realizar ataques con bombas. Realizábamos muchos ataques al suelo.

 

Lo anterior aplica para el lanzamiento de bombas. Referente a los ataques con cañones, eran realizados de la forma siguiente. Cuando escoltábamos los IL-2, atacábamos a los cañones antiaéreos para ayudar a los IL-2. Cuando íbamos solos, sin los IL-2, procurábamos encontrar un objetivo donde las defensas antiaéreas no eran fuertes, o los objetivos desprotegidos. Normalmente atacábamos a los vehículos. Los convoyes de carretera.

 

Atacábamos y bloqueábamos aeródromos alemanes. Yo participé en estos ataques en dos ocasiones. Recuerdo que atacamos con mucho éxito el aeródromo de Drezden. Era en el año 1945, al final de la guerra.

 

 

A.S. ¿Es decir, ustedes procuraban evitar atacar objetivos con una fuerte defensa antiaérea?

 

D.A. Si, claro. Allí donde había gran cantidad de antiaéreos, o bien trabajaban los IL-2 (porque eran blindados) o los Pe-2 (porque bombardeaban desde grandes altitudes). Para nosotros era mejor no meterse en zonas con gran cantidad de antiaéreos. Los antiaéreos nos daban muchos problemas. Sobre todo los antiaéreos automáticos.


Pero los auténticos “reyes del asalto”, por su puesto, eran los IL-2. Realmente eran “la muerte negra”. El potencial de destrucción del IL-2 era excepcional: bombas, cohetes RS, cañones, ametralladoras. Cuando los IL-2 empezaban a machacar, prácticamente no dejaban vida alguna. Solo quedaba tierra quemada.

 

Yo mismo fui testigo directo de un ataque de los IL-2. Atacaron a una aldea, donde los alemanes se habían atrincherado. (No se por qué pero recuerdo especialmente bien aquel asalto de los IL-2). En primer ataque los IL-2 lanzaron las bombas. En el segundo los cohetes RS. Luego giraron, y venga, a machacar con los cañones de 37mm. Estos cañones muy potentes (eran largos y gruesos, como pértigas). Y luego comenzaron a disparar con las ametralladoras. Y así muchos ataques seguidos, una y otra vez. Un IL-2 llevaba unas 1500 balas de ametralladora. No pararon hasta gastar todo lo que llevaban encima, hasta la última bala.

 

A.S. ¿Qué opina, un caza-bombardero puede sustituir a un Shturmovík IL-2 (como avión de asalto) y a un bombardero de picado (para eliminar los objetivos puntuales), con la condición de que la carga bélica fuera equivalente? Por ejemplo, si Usted tuviera un “Súper-La” con cuatro cañones de 20mm y 1000kg de bombas.

 

D.A. ¿Sustituir un IL-2 por un caza? ¿Lo dices en serio? ¡De ninguna manera! ¿Tú te imaginas cómo es un asalto? El avión va casi tocando el suelo, a una altitud muy baja, y además tiene que permanecer a esta altitud durante un periodo de tiempo prolongado. La altitud tiene que ser baja porque las características de los objetivos atacados obligan a realizar el asalto precisamente a estas altitudes. ¡Disparando los cohetes RS y con los cañones desde 1000 metros no podrás eliminar tu objetivo de ninguna forma! Hay que bajar por lo menos a unos 800 metros (Mejor menos de 600. Cuanto más bajo – mejor). Y si bajas tanto con un caza, no hacen falta ni los cañones antiaéreos, porque cualquier ametralladora de infantería es capaz de derribar a un caza.

 

Fíjate, cuando nosotros atacábamos nuestros objetivos con los La-5, para disparar con los cañones entrábamos en un picado plano a una altitud de 600 metros, y salíamos del picado prácticamente tocando las puntas de los árboles. Si en aquellos casos los alemanes tuvieran una defensa antiaérea decente, nos hubieran triturado como lechuga.


No, realizar ataques al suelo con un avión no blindado y en condiciones de una fuerte oposición de la artillería antiaérea no es posible.

 

A.S. ¿Una alta velocidad de vuelo no seria una solución?

 

D.A. Una alta velocidad no te puede salvar de los antiaéreos. Para defenderse de los Shturmovík, el personal de los antiaéreos abre el fuego de detención, creando barreras (este es el método básico de disparar a los Shturmovík). Y la velocidad de vuelo a la hora de atravesar esta pared de fuego no tiene ninguna importancia. Te alcanzarán de todas formas.

 

A.S. ¿Y un caza podría sustituir a un bombardero de picado?

 

D.A. En parte si. Por lo menos, para atacar una parte de los objetivos que pueden atacar los bombarderos de picado. Nosotros también bombardeábamos en picado.

 

A.S. ¿Cuál era la precisión de vuestros lanzamientos?

 

D.A. En el polígono de tiro, un resultado “sobresaliente” era el acierto de dos bombas en un círculo de cien metros. Esto se consideraba como una buena precisión de lanzamiento. Yo en el polígono acertaba con dos bombas bastante a menudo.

 

A.S. ¿Qué tipo de aviones de ataque al suelo ustedes solían escoltar?

 

D.A. Los IL-2 y los Pe-2. No había otros. Al menos, yo no recuerdo haber escoltado ningún tipo más.

 

 

 

 

© Andrei Sujorukov