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Dos Veces Héroe de la URSS, Capitán de la Guardia

V.I. POPKOV

"El primer combate aéreo tras el

Oder

Informe del combate

Biografía del piloto

 

Combate realizado con: La-7

El primer combate aéreo tras el Oder

 

Nuestras fuerzas de tierra expulsaban al enemigo y avanzaban rápidamente. Nuestros aeródromos cada vez estaban más cerca de las fronteras alemanas. Prácticamente toda Polonia fue liberada. Nosotros estábamos en el último aeródromo en el territorio polaco. Nuestros pilotos se estaban preparando para luchar en el territorio alemán. Durante los últimos días en el aire había relativa calma.

 

Las unidades acorazadas del General-Coronel Rybalko obligaron a los alemanes a ubicar sus aeródromos lejos de la línea del frente. Nosotros, los pilotos de caza, nos dedicábamos a atacar las carreteras, los ríos, realizábamos misiones de reconocimiento, pero tampoco olvidábamos de la existencia de aviones enemigos. Sistemáticamente nos reuníamos para analizar los combates anteriores, desglosando cada situación al mínimo detalle.

 

Las condiciones meteorológicas eran adversas: llevaba una semana entera lloviendo sin parar. Los pilotos se encontraban en refugios subterráneos y estaban ocupados con un simulador, practicando la determinación del ángulo de ataque y la distancia hasta el supuesto enemigo. Los armeros ajustaban el armamento aéreo.

 

El aeródromo estaba inoperativo: la tierra estaba mojada hasta tal punto que los trenes de aterrizaje se hundían en el barro hasta los semiejes. Es obvio que despegar en estas condiciones era imposible, ya que ni se podía maniobrar por el campo.

 

Pusieron  a nuestra disposición un nuevo aeródromo y surgió el problema: ¿como nos podíamos trasladar hacia nuestra nueva base? El ingeniero del Regimiento, Kaplunovskiy, propuso la idea de trasladarnos “sobre ruedas”. Se decidió probar su idea con mi escuadrón. Desmontaron las alas, las colas de los aviones fueron fijadas en los vehículos. Cargamos las alas en los mismos vehículos, embalándolas con lona. Cuando el escuadrón estaba listo para el traslado, los pilotos ocuparon el asiento junto a los chóferes, y todos partimos lentamente hacia el nuevo destino.

 

Al cabo de cuatro horas ya estábamos en territorio alemán. Cruzamos la frontera sobre ruedas, en vez que sobrevolarla. Era de noche, y nuestro peculiar convoy tenia aspecto muy extraño.

 

Esta misma noche los técnicos ensamblaron 10 aviones, y en la madrugada los motores ya estaban arrancados. Nuestra nueva base era anteriormente un aeródromo alemán. Despegamos con mi sexteto para realizar una misión de caza libre. Tomamos rumbo hacia el río, al sector donde lo cruzaban las tropas. Por esta misma zona, al sur de la ciudad de Glogau, ocurrió mi primer combate aéreo sobre el territorio alemán.

 

A través del río pasaba el incesante flujo de nuestras tropas. Siguiendo el río por el sur, a gran distancia detecté a 8 FW-190. Nosotros teníamos ventaja en altitud respecto a los cazas alemanes. Nos acercábamos hacia ellos por la retaguardia alemana. Decidí atacar en escuadrilla, dejando a una pareja para cubrirnos, y lo transmití a Glinkin. Resultó ser que nosotros atacamos a 2 FW-190 que cerraban la formación, cuando todo el grupo alemán se ponía en cadena. El ataque por sorpresa tuvo un importante peso en nuestro éxito. Cuando los “FW” nos vieron, se desprendieron de sus bombas.

 

Cuando entré para atacar el FW-190 más cercano, me acerqué a la mínima distancia, sabiendo que en aquel momento me estaban observando mis compañeros, que confiaban en mí, y que el éxito de mi primer ataque les inspiraría, lo que es muy importante en un combate aéreo. Mi ataque fue exitoso. Tras caer las bombas, al suelo cayó el FW-190, que fue derribado por mí. Los demás FW-190 se separaron en “abanico” y se dividieron en parejas.

 

Cuando salía del ataque, ordené al líder de la segunda pareja para atacar los aviones que él tenia más cerca. No era posible distinguir cual de los alemanes era el líder del grupo. Todo se había mezclado. Una pareja de “FW”, justo tras finalizar el “giro de combate”, acabó por debajo de la pareja de Glinkin. Glinkin les atacó, derribando al líder de la pareja que saltó en paracaídas. La situación estaba a nuestro favor. Los “FW” restantes, tras separarse en “abanico”, acabaron bajo las ráfagas de nuestra pareja superior, y abandonaron la idea de ganar altitud. Nuestro sexteto de cazas, atacando continuamente a los alemanes, no les dejaba reunirse, y menos aún ganar altitud.

 

En aquel combate no había nada sobrante, innecesario, casual. Por nuestra parte, el combate transcurría de forma organizada. Es evidente que no era fácil luchar con 6 aviones contra 12, pero cada uno de nuestros pilotos tenía experiencia suficiente.

 

Tras finalizar mi ataque, atacó Glinkin. El y su punto hicieron tijeras sobre uno de los alemanes, y lo derribaron. En el aire apareció la cúpula blanca: el alemán saltó en paracaídas. Pero en este instante sobre Glinkin se colocaron 2 “FW”. Tras darme cuente de ello, puse todas mis fuerzas en ayudarle, pero incluso la sobrealimentación de mi motor no me ayudó. En cambio, a Glinkin le ayudó la pareja superior. Yo estaba apurando a Pchelkin, el líder de la pareja superior.

 

Cuando Glinkin lanzó su avión en vertical, el “FW” le siguió, pero en aquel momento Pchélkin con su punto Sorókin ya se habían puesto en su cola. Ellos interceptaron al FW-190 y lo derribaron. El alemán quedó envuelto en llamas. El susto había pasado, y todo nuestro sexteto se lanzó sobre los FW-190 restantes. 5 cazas alemanes fueron derribados en aquel combate.

 

Nuestro sexteto volvía a la base sin haber recibido ningún daño. A mí, por primera vez desde que habíamos cruzado el río Oder, se me pegó la camisa a la espalda por el sudor.

 

Íbamos en perfecta formación tras realizar el primer combate en el territorio enemigo, y tras obtener la primera victoria.

 

Una vez mas se había demostrado la regla de Suvórov: “se lucha con el conocimiento y no con la cantidad”.

 

 

HR_Crash / HR_Torero

 

 

 

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