CAPÍTULO XIX
Las acciones combativas de la aviación en la derrota del
ejército japonés del Kuangtung
Después de la capitulación de la Alemania fascista, reinó
la paz en Europa. Mientras tanto, en Asia, en el Extremo Oriente, se
hallaba la Segunda Guerra Mundial en su apogeo. El Japón militarista,
aliado de la Alemania hitleriana, pese a su derrota en la cuenca del
océano Pacífico y a su pleno aislamiento, rechazó el ultimátum
presentado por Estados Unidos, Inglaterra y China para que capitulara,
que le fue dado a conocer el 26 de julio de 1945, y continuó
combatiendo.
La Unión Soviética no podía desentenderse de los
acontecimientos bélicos que tenían lugar cerca de sus fronteras del
Extremo Oriente. Y con mayor razón por el hecho de que el imperialismo
japonés había sido a lo largo de muchos años un foco constante de
agresiones en Asia y era un enemigo rabioso de nuestra Patria.
Para liquidar rápidamente el foco que quedaba de la
Segunda Guerra Mundial y ayudar a los pueblos de Asia a liberarse, la
Unión Soviética declaró la guerra al Japón el 8 de agosto de 1945.
Nuestro país cumplió puntualmente los compromisos asumidos en la
conferencia de Yalta, consistentes en que en el transcurso de dos o tres
meses después de la victoria sobre la Alemania hitleriana ayudaría a los
aliados a derrotar al Japón militarista.
Nuestras tropas terrestres y la aviación tenían que
operar en el Extremo Oriente en condiciones inhabituales. El vasto
espacio continental del teatro de guerra se encontraba en zonas
climáticas distintas. El camino que debían seguir las tropas soviéticas
estaba cortado por enormes cordilleras, desiertos, anchos ríos y la
intrincada taiga. Había muy pocas carreteras. En muchas zonas se carecía
casi por completo de orientadores naturales para la aviación.
AI empezar las operaciones militares, en el territorio de
Manchuria, Corea y Mongolia interior se encontraba el ejército del
Kuangtung que era la mejor agrupación de tropas japonesas desde el punto
de vista operativo y estratégico. Además, allí se hallaban concentradas
las tropas del gobierno títere de Manchuria y del príncipe mongol De Wan.
En total, en este teatro de operaciones el enemigo contaba con 1,2
millones de hombres, 1.155 tanques y 5.360 cañones.247 En la
frontera soviética las tropas japonesas tenían un sistema muy
desarrollado de zonas fortificadas.
La agrupación de las Fuerzas Aéreas del enemigo, contaba
con 7 brigadas de aviación y 9 destacamentos independientes de aviación,
pertenecientes a los ejércitos aéreos 2° y 5° estacionados en Manchuria
y Corea, con un total de unos 2.000 aviones, de los cuales 600 eran de
bombardeo, 1.200 cazas, más de 100 aparatos de reconocimiento y
alrededor de 100 aviones auxiliares.
Al planear las operaciones militares en el Extremo
Oriente, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, se proponía
derrotar al ejército de Kuangtung, obligar al Japón a capitular y
recuperar la parte meridional de la isla de Sajalín y el archipiélago
de las Kuriles. Para cumplir estas tareas fueron preparados tres
frentes: el 1° Frente del Transbaikal, el 1° Frente del Extremo Oriente
y el 2° Frente del Extremo Oriente.248 Además participarían
la Flota del océano Pacífico y la Flotilla de guerra del Amur,
condecorada con la orden de la Bandera Roja. Nuestras tropas superaban a
las del enemigo en las siguientes proporciones: en hombres 1,2 a 1; en
artillería 4 veces, y en tanques 6 veces.
Las Fuerzas Aéreas soviéticas estacionadas en el teatro
de operaciones estaban integradas por el 12° ejército aéreo, del 1°
Frente del Transbaikal; el 9° ejército aéreo del 1° Frente del Extremo
Oriente y el 10° ejército aéreo, del 2° Frente del Extremo Oriente ( de
los que eran comandantes en jefe el mariscal de aviación S. Judiakov y
los generales I. Sokolov y P. Zhigariov). En total, las Fuerzas Aéreas
disponían de 2.945 aviones de combate (1.573 cazas, 740 bombarderos, 479
aparatos de asalto y 153 de reconocimiento), superando al enemigo en la
proporción de 1,5 a 1. Si se tiene en cuenta que la Marina de Guerra
poseía 1.131 aviones de combate, la superioridad de las Fuerzas Aéreas
soviéticas era mucho mayor.
La aviación soviética era también superior en el aspecto
cualitativo, los cazas japoneses Ki-97 y Ki-100 eran inferiores a
nuestros Yak-3 y La-7 en velocidad de vuelo horizontal, velocidad de
ascensión y armamento. Los bombarderos soviéticos Pe-2 y Tu-2
desarrollaban una velocidad superior en 150-180
km/h a la de los bombarderos japoneses SB-96 (denominación
soviética para a el G3M) y SB-97 (denominación soviética para el Ki-21).
Nuestra agrupación de aviación estaba integrada por 3 cuerpos de
bombardeo, 3 divisiones independientes y 2 regimientos, que habían sido
trasladados desde el occidente y tenían experiencia de lucha contra la
Alemania fascista. Teniendo en cuenta las peculiaridades de la zona en
que se iba a operar, el mando soviético reforzó los ejércitos aéreos con
regimientos y divisiones de aviación de transporte. El mariscal
principal de aviación A. Nóvikov sería el encargado de coordinar las
acciones de las agrupaciones de aviación.
El plan del mando soviético consistía en romper en unos
cuantos lugares la defensa enemiga con las tropas de los tres frentes, y
luego desarrollar el éxito en las direcciones convergentes de Harbin,
Changchun y Mukden, cercar las principales agrupaciones del enemigo,
seccionarlas y derrotarlas por partes. La Marina de Guerra del océano
Pacífico debía desorganizar las comunicaciones marítimas, desembarcar
tropas y, en cooperación con el 1° Frente del Extremo Oriente,
apoderarse de los puertos de la Corea septentrional (Rashin, Yuki y
Seishin) y asegurar sus comunicaciones marítimas en el mar del Japón y
el golfo de Tartaria.
A las Fuerzas Aéreas les fueron encomendadas las
siguientes tareas: conquistar el dominio del aire, proteger firmemente a
las principales agrupaciones de tropas de los frentes, atacar los
objetivos ferroviarios, los trenes y columnas de camiones para impedir
la maniobra de las reservas enemigas, apoyar a las tropas terrestres al
romper el sistema de fortificaciones y al desarrollar el éxito,
interrumpir la dirección de las tropas enemigas mediante el ataque a los
estados mayores y centros de trasmisiones y realizar constantemente
reconocimiento aéreo.
Las acciones combativas de los ejércitos aéreos fueron
planeadas teniendo presente las particularidades específicas en las que
habían de cumplirse las tareas de combate de las tropas terrestres y
las Fuerzas Aéreas. Por ejemplo, la aviación de bombardeo y de asalto
del 9° ejército aéreo se dedicaría preferentemente a apoyar a las
tropas en el campo de batalla, ya que el 1° Frente del Extremo Oriente
debía romper una zona muy fortificada en la dirección del litoral
marítimo y de Manchuria. En el 12° ejército aéreo se ordenó a las
grandes unidades de aviación de bombardeo que paralizaran las
principales vías de comunicación —ferrocarriles y carreteras— y aislaran
el campo de batalla de las reservas enemigas, en tanto que a la aviación
de asalto se le ordenó que apoyara a las tropas en el teatro de
operaciones.
El 10° ejército aéreo debía dedicar el grueso de las
fuerzas a apoyar a las tropas terrestres al forzar el río Amur y al
avanzar en la dirección del río Sungarí.
Se planeaba conquistar el dominio en el aire mediante la
destrucción de la aviación japonesa, en el aire y en los aeródromos.
Para atacar los aeródromos en el primer día de la operación, en el 12°
ejército aéreo fueron encargados de esta tarea, 2 divisiones de aviación
de bombardeo, 2 de asalto y una de caza.
Se prestó gran atención al reconocimiento aéreo, puesto
que hasta el momento de la declaración de la guerra nuestra aviación no
había podido sobrevolar el territorio de Manchuria y el mando soviético
carecía de datos exactos sobre el carácter de la defensa enemiga, de las
agrupaciones de tropas, de las comunicaciones y de las bases de
estacionamiento de la aviación japonesa.
Antes de que empezara la operación ofensiva se realizó
una intensa preparación. En el verano de 1945, los ejércitos aéreos
fueron completados con nuevos aviones y con personal de vuelo y técnico
que había adquirido experiencia de combate en la lucha contra la
aviación alemana. Las grandes unidades llegadas del occidente estudiaron
las particularidades de la navegación aérea en el Extremo Oriente.
Los estados mayores de los ejércitos aéreos,
conjuntamente con los de las tropas terrestres, elaboraron
detalladamente el plan de cooperación y prepararon mapas únicos
codificados, señales de radio y tablas para las trasmisiones, así como
señales para la identificación recíproca de las tropas y la aviación. Al
6° ejército de tanques de la guardia, del Frente del Transbaikal, y a
los ejércitos de las tropas terrestres que debían operar en la dirección
principal, se incorporaron grupos de oficiales de los ejércitos aéreos
para ordenar la salida de los aviones de los aeródromos y conducirlos
en el campo de batalla y para concordar con el mando de las tropas
terrestres, la cooperación durante la operación e informar al comandante
en jefe y al estado mayor del ejército aéreo de la situación creada en
el aire. La víspera del inicio de la ofensiva, fueron los jefes de las
divisiones de la aviación de asalto y de caza a los cuerpos de tanques y
motorizados e instalaron sus puestos de mando en el dispositivo de
combate de las fuerzas terrestres. A las divisiones de infantería y de
tanques fueron enviados oficiales de aviación provistos de trasmisores
de radio.
Para concordar mejor las acciones de la aviación y las
tropas terrestres al romper las zonas fortificadas, los estados mayores
de los ejércitos aéreos y de las tropas terrestres elaboraron el método
de ejercicios militares y ejercicios en grupos, así como los problemas
de las acciones de combate conjuntas en las operaciones ofensivas. Las
unidades de aviación de bombardeo y de caza practicaban día y noche, en
polígonos especialmente instalados, los procedimientos de ataque a
blancos de pequeñas proporciones (casamatas).
Para facilitar los vuelos en las zonas de los frentes fue
creada una red de signos de control e identificación, que se extendía a
lo largo de la frontera estatal y en las principales carreteras.
Asimismo se instalaron dispositivos para las trasmisiones, como
goniómetros, faros de señales, etcétera, que fueron trasladados la
víspera del inicio de la ofensiva a los aeródromos de vanguardia.
Uno de los problemas más complicados fue el aseguramiento
de las acciones de combate de las Fuerzas Aéreas, en lo relativo al
acondicionamiento de aeródromos y suministro de material y técnica. En
las zonas montañosas se hacía difícil encontrar lugares adecuados para
construir campos de aviación, con la particularidad de que a grandes
alturas sobre el nivel del mar, las pistas de aterrizaje deben ser más
largas. En los lugares desérticos y semidesérticos de la parte oriental
de Mongolia, no había agua ni leña, por lo que los batallones de
servicio de aeródromo además de transportar el combustible para los
aviones, las municiones y víveres, tenía que acarrear también agua y
leña.
Consciente del gran volumen y dificultad de los trabajos
de la retaguardia de la aviación, el Comandante en Jefe de las Fuerzas
Aéreas del Ejército Rojo reforzó las grandes unidades y las unidades
técnicas de los ejércitos aéreos. Además, los comandantes en jefe de
los frentes planearon el aprovechamiento de las fuerzas terrestres y su
parque de máquinas para construir aeródromos.
Para la búsqueda de aeródromos en las zonas liberadas
fueron creados grupos de reconocimiento especiales, que disponían de
aviones de transporte y de enlace. A fin de asegurar la maniobra en los
aeródromos al seguir a las tropas a la ofensiva, los comandantes en
jefe de los ejércitos aéreos crearon 2 ó 3 zonas de estacionamiento de
reserva para la aviación, que en los primeros días de agosto se
encontraban en la frontera estatal. Gracias al intenso trabajo
desplegado, la retaguardia de la aviación estaba muy bien preparada para
la operación, ya que creó reservas de medios materiales para unos 15-20
días de ofensiva y construyó la red de aeródromos necesarios.
La víspera de la operación, los ejércitos aéreos
reagruparon sus fuerzas. Sus grandes unidades se instalaron en los
aeródromos de vanguardia, desde los cuales iniciaron las acciones de
combate. A fin de mantener el secreto, esos vuelos de preparación se
efectuaban en pequeños grupos y a poca altura. Por otra parte, no se
permitía el empleo en ningún caso de las trasmisiones por radio. En los
aeródromos los aviones estaban dispersos y camuflados. Además de los
aeródromos verdaderos se crearon otros ficticios, en los cuales se
colocaron maquetas de aviones y se imitaba la preparación combativa
propia de los regimientos de aviación.
En el período preparatorio se realizó un gran trabajo
político del Partido. El mando, los organismos políticos y las
organizaciones del Partido y del Komsomol, infundieron a los aviadores
el odio a los invasores japoneses, les enseñaron la experiencia de las
acciones de combate del lago Jasán y del río Jaljin-Gol y movilizaron al
personal de las unidades de aviación, a fin de que se preparara de
manera óptima para liquidar el foco de agresión del Extremo Oriente y, a
la vez, le enfervorizaron e infundieron cariño a la Patria y al Partido
Comunista. Gracias al buen trabajo político realizado y a las medidas
adoptadas, se elevó la preparación de las Fuerzas Aéreas. El personal
de las unidades de aviación anhelaba vehementemente aniquilar lo antes
posible a los agresores japoneses y lograr la seguridad de las fronteras
orientales de nuestro país.
Las tropas soviéticas emprendieron la ofensiva el 8 de
agosto por la noche. A fin de conseguir el elemento sorpresa no hubo
preparación de la aviación ni de la artillería. Los destacamentos de
vanguardia penetraron ocultamente en el territorio enemigo, flanquearon
y bloquearon las fortificaciones y empezaron a aniquilar sus
guarniciones. Durante la noche, pequeñas unidades de tropas soviéticas
se apoderaron de muchos puntos de apoyo fronterizos, lo que aseguró el
éxito del grueso de las fuerzas.
Esa misma noche empezó a operar también nuestra aviación.
Setenta y seis aviones IL-4 del 19° cuerpo de aviación de bombardeo
(del que era jefe el general N. Vólkov), perteneciente al 9° ejército
aéreo, atacaron los objetivos militares de Changchun y Harbin. El 9 de
agosto al amanecer, a fin de paralizar las comunicaciones, desorganizar
la dirección de las tropas, sembrar el pánico en la retaguardia y
aplastar a la aviación japonesa en los aeródromos, los cuerpos y
divisiones de la aviación de bombardeo de los ejércitos aéreos 9° y 12°
y las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra asestaron golpes masivos a
las estaciones ferroviarias de Harbin y Changehun y a los aeródromos de
Payansa, Hailar, Hanchzurmiao y otros, y también los puertos de Rashin,
Yuki y Seishin. A la vez, la aviación apoyó y protegió a las
agrupaciones de choque de los frentes y se dedicó al reconocimiento
aéreo.
A pesar de las complicadas condiciones meteorológicas,
las Fuerzas Aéreas realizaron el primer día de ofensiva unas 2.000
misiones y causaron grandes pérdidas al enemigo. Sólo los aviones del
12° ejército aéreo en sus bombardeos a las estaciones ferroviarias de
Solun y Hailar provocaron más de 20 incendios y 10 explosiones de enorme
fuerza expansiva, destruyeron 9 edificios de las instalaciones
ferroviarias y volaron varios trenes con material bélico.2j9
Los incesantes ataques de la aviación soviética a los
objetivos ferroviarios fueron muy eficientes, ya que inutilizaron las
comunicaciones del enemigo, dificultaron la maniobra de las reservas e
impidieron que llegaran éstas al campo de batalla. El mando japonés no
pudo retirar oportunamente las divisiones de la llanura central de
Manchuria y ocupar las posiciones defensivas de retaguardia y tampoco
pudo evitar los golpes de las grandes unidades de tanques soviéticas ni
evacuar el material de la zona fronteriza.
La aviación enemiga apenas opuso resistencia. El mando
japonés, desconcertado por los potentes y sorpresivos golpes de las
tropas y la aviación soviéticas empezó a retirar apresuradamente sus
tropas al interior de Manchuria, ofreciendo resistencia principalmente
en las zonas fortificadas. En su afán de conservar las Fuerzas Aéreas
para la defensa del propio Japón, trasladó a la metrópoli a las mejores
unidades. La aviación soviética dominaba por completo el espacio aéreo.
Al empezar la ofensiva se realizó el reconocimiento aéreo
en gran escala, para lo cual no sólo se emplearon los regimientos y
escuadrillas de aviación de reconocimiento, sino un gran número de
aparatos de la aviación de bombardeo, de asalto y de caza. Por término
medio se dedicaba al reconocimiento hasta el 30 % de las misiones que
efectuaban los ejércitos aéreos. En los primeros días de la operación el
reconocimiento aéreo advirtió que en la retaguardia de las tropas
atacantes del 1° Frente de Transbaikal se encontraba una gran agrupación
de tropas japonesas, por lo que el mando soviético adoptó enérgicas
medidas para desarmarla y apresarla.
El reconocimiento aéreo se realizaba en un amplio frente
y a gran profundidad. Los aviones de reconocimiento del 12° ejército
aéreo operaban en una zona de más de 1.500 km de ancho, con una
profundidad de 600 a 700 km.
En los primeros días, cuando aún se desconocía la resistencia que
opondría la defensa antiaérea del enemigo, los aparatos de
reconocimiento volaban a una altura de 5 ó 6
km, pero más adelante mantenían alturas medias, de 1.000 a 1.500
m.
Durante las cinco primeras jornadas de la ofensiva, las
tropas soviéticas, en estrecha cooperación con la aviación, aniquilaron
a las unidades fronterizas del enemigo, y además, las grandes unidades
del 1° Frente del Extremo Oriente penetraron de 40 a 100
km en su territorio, liberando
las ciudades de Pulou, Dunin y Mishañ. La agrupación de choque del
frente fue excelentemente apoyada por los aparatos de bombardeo y de
asalto del 9° ejército aéreo, que actuaron muy eficientemente contra las
concentraciones de tropas y las bocas de fuego en el campo de batalla.
Por lo general, los ataques a las zonas fortificadas
corrían a cargo de grupos de 90 a 100 aviones. Eran excelentes los
resultados que se obtenían al asestar golpes concentrados. Por ejemplo,
el segundo día de ofensiva llegó el 35° ejército a la zona fortificada
de Hutouski, pero tuvo que suspender su avance al tropezar con una
fuerte resistencia del enemigo. Las tropas terrestres pidieron ayuda a
la aviación. En seguida despegaron 81 aparatos Pe-2, de la 34° división
de aviación de bombardeo (mandada por el coronel K. Mijáilov), que
asestaron un golpe demoledor, destruyendo los fortines enemigos y
aplastando las posiciones de artillería y ametralladoras del enemigo.
Aprovechando el desconcierto de los japoneses, nuestras tropas
irrumpieron en la zona fortificada, que ocuparon en su totalidad a los 2
días.
El mando japonés concentró sus reservas en el distrito de
Mutankiang con el propósito de atacar al 5° ejército. El 10 de agosto
por la tarde, el reconocimiento aéreo informó la llegada de varios
trenes con tropas, artillería y tanques, que estaban descargando en la
estación de Mutankiang y la presencia de una gran concentración de
tropas con material bélico. Con el propósito de frustrar los propósitos
del enemigo, el Comandante en Jefe del 9° ejército aéreo ordenó a la 34°
división de aviación de bombardeo que atacara la estación ferroviaria.
Los combates por Mutankiang se prolongaron 5 días. El 16
de agosto fue una jornada muy dura para las tropas del 1° ejército,
condecorado con la orden de la Bandera Roja, y el 5° ejército. El
enemigo, que había concentrado grandes fuerzas de infantería y tanques,
emprendió vigorosos contraataques. A fin de rechazarlos operó el grueso
de las fuerzas de la 252° división de aviación de asalto (mandada por el
coronel V. Makárov), que con incesantes ataques escalonados a la
artillería, tanques y tropas del enemigo prestó una gran ayuda a las
unidades soviéticas en el rechazamiento de los contraataques. Gracias a
la actividad conjunta de las tropas y la aviación soviéticas fue
derrotada definitivamente la agrupación enemiga de Mutankiang.
Para destruir los nudos de resistencia de la zona
fortificada de Dunin, que había quedado en la retaguardia de las tropas
del 25° ejército, 108 aparatos del 19° cuerpo de aviación de bombardeo
asestaron un golpe concentrado, que fue extraordinariamente eficaz. Al
reconocer el terreno después de haber sido ocupado por nuestras tropas,
se comprobó que a consecuencia de los impactos directos en 4 fortines, 2
casamatas y un almacén de municiones, habían muerto 130 soldados
enemigos, siendo elevadísimo el número de heridos. Gracias a ese golpe
de la aviación nuestras tropas se apoderaron de la zona fortificada.
En vista de la escasa resistencia que ofrecían los cazas
y la artillería antiaérea del enemigo, nuestros aparatos de bombardeo y
asalto efectuaron sus ataques desde alturas medias y pequeñas,
manteniéndose mucho tiempo sobre el objetivo, lo que aumentó
considerablemente la eficacia de sus acciones. El personal de vuelo dio
muestras de iniciativa, ingenio y heroísmo al cumplir las tareas de
combate. El comandante Chernij, jefe del 75° regimiento de aviación de
asalto, realizó un vuelo de «caza libre» en compañía del teniente
Yurehenko, jefe de patrulla. Al poco tiempo, descubrieron un tren
blindado japonés, al que atacaron. Al dar la tercera pasada sobre el
objetivo, el aparato del comandante Chernij fue alcanzado por un
proyectil antiaéreo, viéndose obligado a hacer un aterrizaje forzoso en
la falda de una elevación. Yurehenko aterrizó cerca, recogió al
comandante y regresó felizmente al aeródromo.
Las tropas del Frente del Transbaikal
operaron con gran éxito. El 6° ejército de tanques de la guardia, que
atacaba en el primer escalón, flanqueando los nudos de resistencia de
los japoneses, al tercer día de ofensiva, en cooperación con el 12°
ejército aéreo cruzó la cordillera del Gran Shingán y llegó a la Llanura
Manchú, logrando avanzar, combatiendo, 450
km.
El apoyo de la aviación a las tropas blindadas se llevaba
a cabo fundamentalmente con grandes unidades de bombardeo, ya que el
radio de acción de los aparatos de caza y asalto era relativamente
pequeño y sus aeródromos habían quedado muy lejos a causa del impetuoso
avance de las unidades de tanques. Para apoyar a las tropas terrestres,
los aparatos de bombardeo atacaban las fortificaciones, los nudos de
resistencia, las estaciones ferroviarias, las reservas que se dirigían
al campo de batalla, las columnas de tropas en retirada y, además,
realizaban un intenso reconocimiento aéreo.
A fin de suministrar combustible y municiones a las
grandes unidades de tanques, que se habían alejado considerablemente de
sus bases, hubo que emplear regimientos y divisiones de aviación de
transporte, que realizaron 1.755 misiones y llevaron a los tanquistas
más de 2.000 t de combustible y 186 t de municiones.250 Las
condiciones de vuelo eran extraordinariamente difíciles, ya que los
aviones tenían que remontar la cordillera del Gran Shingán en toda su
extensión (de 200 a 300 km).
Además, se excluía la posibilidad de encontrar algún terreno llano donde
poder hacer aterrizajes forzosos. Pero los aviadores soviéticos
cumplieron con éxito la tarea de suministrar el material necesario al 6°
ejército de tanques de la guardia, con lo que aseguraron el cumplimiento
satisfactorio de la misión que les había sido encomendada. Por término
medio fueron dedicados a esta actividad de 90 a 100 aviones cada día.
Simultáneamente al 1" Frente del Extremo Oriente y al
Frente del Transbaikal, inició la ofensiva el 2° Frente del Extremo
Oriente, que forzó los caudalosos ríos Amur y Ussuri y avanzó con éxito
en las direcciones de Sungarí y Zhaojeik. A consecuencia de las lluvias
torrenciales que desbordaron los ríos en los valles, haciéndolos
intransitables, las tropas tuvieron que avanzar por las vías férreas.
A pesar de las difíciles condiciones meteorológicas, las
grandes unidades del 10° ejército aéreo cooperaron activamente con las
tropas terrestres. Volando en pequeños grupos, los aparatos de bombardeo
y de asalto atacaban a las tropas y el material de guerra en el campo de
batalla, destruían los nudos de resistencia, bombardeaban las
embarcaciones y demás medios de navegación de la flotilla del río
Sungarí y los trenes en las estaciones de Beyán, Keshan y Tsitsihar, y
realizaban reconocimiento aéreo.
El primer día de la operación actuó con gran éxito la
253° división de aviación de asalto (mandada por el teniente coronel K.
Tsedrik), la cual atacó y hundió un vapor, una barca, 3 veleros y 3
lanchas blindadas.251 Aviones de la 254° división de aviación
de caza (mandada por el teniente coronel N. Siláev) incendiaron una
embarcación, con 20 soldados, en el río Sungarí.
El 11 de agosto, 6 aparatos IL-2, de la 253° división de
aviación de asalto, al mando del comandante Blinov, jefe de
escuadrilla, fueron conducidos desde el puesto de observación hasta una
batería de artillería japonesa que entorpecía el avance de la 203°
brigada de tanques,. Después de unas cuantas pasadas quedó destruida la
batería, gracias a lo cual los tanques pudieron continuar el avance sin
impedimentos.
El 12 de agosto, las tropas soviéticas que avanzaban en
la dirección de Tsitsihar fueron contenidas por el huracanado fuego
artillero y los contraataques del enemigo en Sun-U. En ayuda de la
infantería y los tanques acudió un grupo de aparatos de la 96° división
de aviación de asalto (mandada por el teniente coronel I. Kocherguin).
Los aviadores tuvieron que dar 5 pasadas hasta lograr silenciar a las
baterías. Los soldados japoneses, que habían sufrido grandes pérdidas,
enarbolaron banderas blancas y se rindieron. Nuestras tropas
continuaron la ofensiva.
En los primeros días de operaciones, las grandes unidades
de la Flota del océano Pacífico interceptaron las comunicaciones
marítimas del enemigo y desembarcaron destacamentos de infantería de
marina en los puertos de Roshin, Yuki y Seisbin, de Corea septentrional,
aunque el enemigo estaba muy bien defendido en ellos por mar, tierra y
aire. Para proteger a los destacamentos de desembarco, la aviación de la
Marina de Guerra realizó una intensa preparación, los protegió al
dirigirse al objetivo, los ayudó a desembarcar y apoderarse de los
puertos, y además realizó reconocimiento aéreo.
Las tropas soviéticas avanzaban sin cesar. A mediados de
agosto habían penetrado basta 500 km
en el interior de Manchuria. En el período de persecución del enemigo, a
fin de acelerar la derrota del ejército del Kuangtung, el mando
soviético realizó desembarcos aéreos del 19 al 22 de agosto en las
principales ciudades de Manchuria (Changchum, Mudken, Kirin, Har bin y
otras). Los destacamentos, que tenían de 50 a 500 hombres, se apoderaron
de los aeródromos, nudos ferroviarios, almacenes de armas y redujeron
rápidamente a las guarniciones. Para realizar los desembarcos aéreos y
suministrar las cargas necesarias a los destacamentos, los 3 ejércitos
efectuaron unas 5.000 misiones.
En el curso de la impetuosa persecución del enemigo, las
grandes unidades de la aviación de asalto y de caza quedaron rezagadas
de las tropas terrestres, por lo que no pudieron prestarles ayuda. En
algunos casos, para trasladar personal de los batallones de servicio de
aeródromo y material técnico a los aeródromos de vanguardia hubo que
emplear la aviación de transporte. Sin embargo, la aviación de
transporte no pudo asegurar plenamente la maniobra de las Fuerzas Aéreas
en les aeródromos, porque al carecer de caminos se emplearon los aviones
de transporte para abastecer a las unidades de tropas terrestres que
desarrollaban la ofensiva.
La ocupación de los centros administrativos y políticos
de Manchuria por los destacamentos de vanguardia de las tropas
terrestres y por los destacamentos de desembarco aéreo desorganizó
definitivamente la dirección de las tropas y de las reservas del
enemigo. Convencidos de lo estéril de la prolongación de la resistencia,
los japoneses cesaron las hostilidades en casi todas partes y el 19 de
agosto empezaron a deponer las armas.
Como consecuencia de la derrota del ejército del
Kuangtung, el Japón imperialista se vio privado de fuerzas reales y de
posibilidades para continuar la guerra, por lo que su gobierno
suscribió el 2 de septiembre el acta de capitulación incondicional.
Por consiguiente, la entrada en la guerra de la URSS
contra el Japón imperialista y las resueltas y enérgicas acciones de
nuestras Fuerzas Armadas aseguraron la liquidación del foco de agresión
en el Extremo Oriente y la rápida terminación de la Segunda Guerra
Mundial. El general norteamericano C. Chenpolt, que era a la sazón,
comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en China,
declaró al corresponsal del «New York Times»: «La entrada de la Unión
Soviética en la guerra contra el Japón ha sido el factor decisivo que ha
acelerado la terminación de la guerra en el océano Pacífico, lo que
habría ocurrido incluso si no se hubieran empleado las bombas atómicas.
El vigoroso golpe asestado por el Ejército Rojo al Japón, que culminó
con el cerco, hizo que el Japón fuera puesto de rodillas.»252
Gracias a la victoria, nuestra Patria recuperó tierras
que fueron rusas desde tiempos remotos: el Sajalín meridional y las
islas Kuriles. Y la Marina de Guerra soviética tuvo libre acceso al
océano Pacífico. También fueren creadas condiciones favorables para
organizar una defensa segura de nuestras fronteras orientales.
El Partido Comunista y el Gobierno soviético evaluaron
altamente la victoria de nuestras Fuerzas Armadas sobre el Japón
imperialista. En la noche del 23 de agosto de 1945, Moscú, capital de
nuestra Patria, saludó a los valerosos combatientes soviéticos que
habían derrotado al ejército del Kuangtung. En honor a la victoria fue
instituida una medalla con la que se condecoró a todos los que pelearon
en la guerra contra el Japón. Muchas unidades y grandes unidades,
incluidas las de aviación, fueron destacadas con la denominación
honorífica «de Mukden», «del Shiugán», «del Anuir», «de Sajalín», «de
las Kuriles», etcétera. Cientos de miles de soldados, clases, oficiales
y generales fueron condecorados con órdenes y medallas de la URSS. Los
pilotos del Extremo Oriente multiplicaron la gloria combativa de los
aviadores soviéticos con su elevada maestría, audacia y valentía.
Las Fuerzas Aéreas soviéticas hicieron una gran
aportación a la victoria sobre el ejército del Kuangtung. En esa
operación realizaron más de 22.000 misiones y arrojaron unas 3.000 t de
bombas. En manos del mando soviético, la aviación fue un poderoso medio
en la lucha armada y el de mayor capacidad de maniobra, que ejerció una
gran influencia en el curso y desenlace de las acciones de combate
contra el ejército enemigo, el cual contaba con un millón de hombres.
Con sus potentes golpes a los fortines y concentraciones de tropas y
material, nuestros aviadores ayudaron a las tropas terrestres a romper
rápidamente las zonas fortificadas, a cortar las comunicaciones y
paralizar la maniobra de las reservas, y jugó un importante papel en el
rechazamiento de los contragolpes del enemigo y en el cerco y
destrucción del ejército del Kuangtung. Nuestras Fuerzas Aéreas fueron
el medio principal de reconocimiento, de transporte y de lanzamiento de
desembarcos.
Durante la operación fueron transportados en aviones
16.500 soldados y oficiales, 2.780 t
de combustible, 563 t de
municiones y 1.496 t de otras cargas.253 Al asegurar el
desembarco de numerosos contingentes de tropas en la retaguardia
enemiga y suministrar ininterrumpidamente combustibles y municiones a
las divisiones de tanques y motorizadas que avanzaban impetuosamente,
la aviación contribuyó al fraccionamiento de la agrupación enemiga en
partes y a capturar a éstas.
En la campaña de derrota del ejército del Kuangtung, las
Fuerzas Aéreas soviéticas adquirieron una valiosa experiencia de
organización y realización de acciones de combate en las difíciles
condiciones del teatro de guerra del Extremo Oriente. El tiempo muy
variable (lluvias torrenciales, bruma y niebla), la uniformidad del
terreno (enormes macizos montañosos, taiga, desiertos y semidesiertos) y
la falta de orientadores naturales hacían muy difícil la navegación
aérea, la búsqueda de los objetivos y el cumplimiento de las tareas de
combate. Sin embargo, estas dificultades fueron superadas, a lo que
contribuyó en buena medida la adopción de medidas tales como la
colocación de orientadores artificiales en la frontera estatal y de
grandes signos en las carreteras más importantes; la formación de
unidades de aviación con personal mixto, es decir, con pilotos de los
regimientos de aviación del Extremo de Oriente, que hacían de guías, y
de pilotos llegados de Europa; el amplio empleo de los medios del
servicio de orientación de la aviación desde tierra, el estudio
minucioso de la zona de estacionamiento y del teatro de guerra por medio
de mapas de diversa escala y los vuelos en la zona fronteriza.
En la actividad de las Fuerzas Aéreas encaminada a
derrotar al ejército de Kuangtung, se pueden advertir diversas
peculiaridades específicas.
Primera: una buena parte de la aviación soviética (el 13%
del total de vuelos) fue destinada a desorganizar al transporte
ferroviario y a la lucha contra las reservas. Y en el sector de
ofensiva del Frente del Transbaikal se emplearon en este fin el 85% del
total de misiones de la aviación de bombardeo. Y esto no fue casual, ya
que la mayoría de las divisiones del ejército del Kuangtung, se
encontraban en la parte central de Manchuria. El mando japonés tenía el
propósito de emplear en primer término el ferrocarril para la maniobra
de sus tropas. No obstante, gracias a la enérgica actividad de la
aviación soviética fracasó este plan del enemigo. Los japoneses no
pudieron evacuar de la zona fronteriza el material ni eludir sus tropas
los vigorosos golpes de las grandes unidades del Ejército Rojo.
Segunda: el paso de las tropas soviéticas a la ofensiva
inmediatamente después de haber sido declarada la guerra y la falta de
datos exactos acerca del enemigo, exigió dedicar al reconocimiento
aéreo grandes fuerzas de la aviación, 2 ó 3 veces más que contra la
Alemania fascista. El reconocimiento aéreo se hacía por direcciones y
por zonas, empleando la observación visual y la fotografía. Gracias al
intensivo reconocimiento aéreo, que estuvo muy bien organizado, el mando
soviético dispuso oportunamente de información fidedigna acerca del
enemigo, lo que tuvo excepcional importancia en el curso de las
acciones militares.
Al prepararse para la campaña de aniquilamiento del
ejército del Kuangtung, las Fuerzas Aéreas hicieron prácticas de
concentración y reagrupamiento camuflados de las grandes unidades de
aviación. Se concedió extraordinaria importancia a las medidas de
enmascaramiento operativo de las bases de estacionamiento de las Fuerzas
Aéreas (la creación de aeródromos ficticios, el enmascaramiento
minucioso del lugar de ubicación de los aviones, la distribución de las
unidades de aviación en el período preparatorio en aeródromos alejados
de la frontera, etc.), la organización del desplazamiento de los
regimientos de aviación a los aeródromos de vanguardia volando a baja
altura y en grupo de unos cuantos aparatos.
Ofrece gran interés la experiencia de la organización de
la cooperación de las Fuerzas Aéreas con las tropas terrestres en las
zonas montañosas y boscosas, sobre todo, en lo que se refiere a la
interacción con las grandes unidades de tanques y la elaboración de
planes muy detallados de la cooperación, de la incorporación de grupos
de oficiales de los ejércitos aéreos, los ejércitos de tropas terrestres
y de tanques y de representantes de la aviación a las grandes unidades
terrestres, la organización de puestos de mando para los jefes de las
divisiones de aviación de asalto cerca de la línea del frente, la
elaboración de documentos especiales que facilitaban la cooperación
(únicos mapas codificados, tabla de señales radiales, señales para la
identificación, etc.), el amplio empleo de la aviación de transporte
para los desembarcos aéreos y el transporte de material con destino a
las grandes unidades de tanques.
La experiencia de la organización y realización de las
acciones de las Fuerzas Aéreas en la campaña del Extremo Oriente, tuvo
gran importancia para el desarrollo del arte operativo de las Fuerzas
Aéreas y de la táctica de los diversos tipos de aviación. |