CAPITULO
VI
Las Fuerzas Aéreas en los combates del Kubán
A finales de marzo de 1943 se había estabilizado el
frente en el sur del país, a excepción del Kubán. El mando hitleriano
confiaba en mejorar su tambaleante situación, después del desastre
sufrido por sus tropas en Stalingrado y forjó nuevos planes de ofensiva
en el frente soviético-alemán. En el cumplimiento de estos planes se
asignaba un lugar especial a la agrupación de tropas que se defendían en
la península de Tamán, a la que se le encomendaba la misión de mantener
esa plaza de armas para emprender una nueva ofensiva en el Cáucaso y
atraer el mayor contingente posible de tropas soviéticas de la dirección
oeste.
Para
hacer fracasar este propósito, el Gran Cuartel General del Alto Mando
Supremo ordenó a las tropas del Frente del Cáucaso Norte, derrotar en
el Kubán a la agrupación enemiga. En los primeros días de abril de 1943,
la situación era muy complicada en el frente. Nuestras tropas, que
tropezaron con una resistencia cada vez mayor del enemigo, no pudieron
romper su defensa, ya que fueron bien aprovechadas las peculiaridades
del relieve, especialmente, los ríos Kubán, Adagum y Vtoraya, de la
cuenca del mar de Azov, qué tenían sus orillas cubiertas de juncos y
matorrales. Estaba muy bien fortificado el sector montañoso, que iba
de la orilla del Mar Negro, en la zona de Novosibirsk hasta la estación
de Krímskaya. Casi todas las alturas y puntos poblados habían sido
convertidos en puntos de apoyo y nudos de resistencia. Donde más
resistencia ofreció el enemigo, fue en los accesos a la estación de
Krímskaya. Aferrándose a cada línea intermedia, a menudo, emprendía
contraataques apoyados por potentes golpes de la aviación.
El 17° ejército alemán tenía 16 divisiones. Las tropas
del Frente del Cáucaso Norte superaban al enemigo como sigue: en
infantería y tanques, el 50%, y en artillería, algo menos.
La situación en el aire se caracterizaba en el Kubán por
una gran actividad de la aviación de ambas partes y el aumento de la
escala y la tensión de la lucha por el dominio en el aire. Al sentir la
insuficiencia de tropas terrestres, el enemigo confiaba en frustrar la
ofensiva de las tropas soviéticas con ayuda de la aviación, así como en
aniquilar al destacamento que había desembarcado en Misjako. A mediados
de abril, en los aeródromos de Crimea y Tamán, el enemigo concentró las
fuerzas fundamentales de su 4° flota aérea, que contaba con 820 aparatos.
Además, para las acciones en el Kubán envió no menos de 200 bombarderos
que se encontraban en los aeródromos del sur de Ucrania.
La aviación de caza alemana no era muy numerosa pero
estaba formada por unidades seleccionadas, las de mayor capacidad
combativa, entre ellas las escuadrillas 39° y 51° y también un grupo de
ases. Todas las unidades de aviación enemigas contaban con aparatos
Me-109 y FW-190 de nuevo tipo.
Las
Fuerzas Aéreas del Frente del Cáucaso Norte disponían, a principios de
abril, de 250 aviones del 4° ejército aéreo (comandante en jefe, el
general N. Naumenko, adjunto para el trabajo político el general F.
Vierov y jefe del estado mayor el general A. Ustínov), 200 aparatos del
5° ejército aéreo (comandante en jefe, el general S. Goriunov, adjunto
para el trabajo político, el general A. Grubich y jefe del estado mayor,
el general S. Sniakov), 70 aviones del grupo aéreo de la Marina de
Guerra del mar Negro y un grupo de 60 aparatos de la aviación de
bombardeo de largo radio de acción. En total, las Fuerzas Aéreas del
Frente contaban con 600 aparatos. Para el 20 de abril, de la reserva del
Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo fueron enviados al frente,
el 2° cuerpo de aviación de bombardeo del 4° ejército aéreo (el cuerpo
estaba mandado por el general
V.
Ushakov), el 3° cuerpo de aviación de caza (al mando del
general E. Savitski), el 2° cuerpo mixto de aviación, perteneciente al
5° ejército aéreo (era jefe del cuerpo el general N. Eremenko), y la
282° división de aviación de caza, al mando del coronel S. Danílov.
También
fue reforzada la aviación de bombardeo de largo radio de acción, al
frente de la cual se encontraba el general N. Skripko, adjunto del
comandante en jefe. Como complemento a la 50° división de aviación de
bombardeo, fue enviada al frente la 62° división de ese tipo de aviación,
y en mayo pasó a formar parte del 6° cuerpo de aviación (del que era
jefe, el general G. Tripikov), de nueva formación.
El
20 de abril, las Fuerzas Aéreas del Frente del Cáucaso Norte,
conjuntamente con la aviación de refuerzo de la Marina de Guerra del Mar
Negro, el grupo de aviación de bombardeo de largo radio de acción y los
cuerpos de aviación cedidos por el Alto Mando Supremo, contaban en total
con 900 aviones militares, de los que se encontraban 800 en la aviación
del frente (370 de caza, 170 de asalto, 165 de bombardeo diurno y 105 de
bombardeo nocturno). Esto permitió acabar con la situación
desfavorable en que se encontraba nuestra aviación en cuanto a la
correlación de fuerzas.
Sin embargo, por cuanto el enemigo había emprendido la
ofensiva en la zona de Misjako el 17 de abril, en los tres primeros
días, hasta el 20, nuestra aviación se encontró en situación
desfavorable. El hecho de que ambas partes hubieran concentrado grandes
masas de aviación en un sector limitado, hacía prever que se libraría
una tenaz e intensa lucha en el aire.
Para asegurar una dirección más segura y centralizada de
la aviación de los dos ejércitos aéreos, a principios de abril fue
creado el estado mayor de las Fuerzas Aéreas del Frente del Cáucaso
Norte. Fue designado comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del frente,
el general K. Vershinin. La dirección general y la coordinación de las
acciones de la aviación de los frentes del Cáucaso Norte, Sur y Sudoeste
corrió a cargo del mariscal de aviación A. Nóvikov, representante del
Gran Cuartel General.
La capacidad combativa de las Fuerzas Aéreas del frente
era muy elevada. Los ejércitos aéreos tenían unidades muy bien
preparadas. Había mejorado notablemente el parque de aviones desde el
punto de vista cualitativo, en comparación con el que existía en las
operaciones anteriores. En la aviación de bombardeo, los aparatos
modernos constituían el 65% del total, mientras que en la ofensiva de
invierno en el Cáucaso Norte tal porcentaje sólo era del 25 al 30%. La
aviación de caza, estaba pertrechada en su casi totalidad de nuevos
aparatos Yak-1, Yak-7b y La-5. Los ejércitos aéreos tenían un número
reducido (acerca de 11%) de aparatos americanos e ingleses: los
bombarderos B-20 y B-3 y los cazas «Aerocobra» y «Spitfire».
Las condiciones de estacionamiento de la aviación de
ambos bandos eran distintas. Debido al deshielo y de haber quedado fuera
de servicio la mayoría de los aeródromos de campaña, se vieron limitadas
las acciones de la aviación soviética, mientras que los aeródromos
permanentes de hormigón de Crimea y del sur de Ucrania, empleados por
los alemanes, permitían a estos actuar con toda intensidad.. Como
consecuencia del deshielo y de las dificultades que ofrecía la
construcción de aeródromos en las zonas de la costa del Mar Negro, las
bases de nuestra aviación estaban muy concentradas. Los caminos que
conducían a los aeródromos, tampoco, podían ser utilizados en primavera.
Al apreciar la situación de la aviación, se advierte que
las dos partes poseían numerosos aviones. Nosotros teníamos superioridad
en cuanto a la aviación de caza, pero el enemigo nos aventajaba
considerablemente en aviación de bombardeo y tenía condiciones mucho
mejores para el estacionamiento de los aparatos y para maniobrar con
ellos.
La preparación de la operación empezó a mediados de
marzo de 1943. El Comandante en Jefe de las tropas del Frente del
Cáucaso Norte decidió asestar el golpe principal en la dirección de
Krímskaya y Anapa para fraccionar y después aniquilar por partes a la
agrupación enemiga y ocupar la península de Tamán. La tarea más
importante en la ruptura de la defensa alemana correspondería al 56°
ejército. Las tropas del 37° ejército tenían que derrotar a los
hitlerianos en la zona de Kiévskaya y Varenikóvskaya. También se
planeó que en lo sucesivo, ambos ejércitos desarrollarían la ofensiva en
la dirección del estrecho de Kerch.
A las Fuerzas Aéreas del frente se les encargó que
conquistaran el dominio en el aire, protegieran con firmeza a las
tropas terrestres, cooperaran con ellas en la ofensiva del 56° ejército
y apoyaran la enérgica defensa de nuestras unidades de desembarco al
sudoeste de Novosibirsk. Además debían realizar reconocimiento aéreo.
El Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del frente elaboró
el plan de la ofensiva aérea. Los esfuerzos de la aviación se
concentraban en las direcciones de Krimskaya y Novosibirsk. Se preveía
que en caso de que la aviación enemiga no actuara en la zona de Misjako,
habría que dedicar toda la aviación a apoyar al 56° ejército.
Se concedió gran importancia a la organización de la
cooperación entre los distintos tipos de aviación. Se estipulaban
subordinar al Comandante en Jefe del 4° ejército aéreo algunos
regimientos de aviación del 5° ejército aéreo. Se acordó llevar a cabo
la interacción de la aviación del frente y de las Fuerzas Aéreas de la
Marina de Guerra del Mar Negro, mediante la distribución de las zonas y
del tiempo de la acción y también subordinando operativamente algunas
pequeñas unidades de la aviación de caza del 5° ejército aéreo al
Comandante en Jefe de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar
Negro.
Para dirigir toda la aviación, además del puesto de
mando del frente, instalado en Abínskaya, se situaron puestos auxiliares
de dirección de las Fuerzas Aéreas del frente, en tanto que los puestos
auxiliares de los ejércitos aéreos 4° y 5° fueron aproximados a la línea
del frente. A las divisiones de infantería se enviaron representantes
de la aviación.
Para conducir y dirigir los aparatos de caza en el
combate en la línea del frente se montaron cinco estaciones de radio,
tres de las cuales se encontraban en la zona de la ofensiva del 56°
ejército.103 Una de esas estaciones —la principal— se
encontraba a 4 km de la línea del frente y en realidad era el puesto de
mando de toda la aviación de caza del 4° ejército aéreo.
Para
preparar la actividad de la aviación, en abril se celebraron
conferencias del personal de vuelo de las divisiones de aviación, para
analizar y generalizar la experiencia combativa de las anteriores
operaciones, en las que los mejores pilotos compartieron sus
conocimientos con los jóvenes aviadores. _ «No se eludieron las
disputas fogosas —recuerda A. Vershinin, mariscal principal de
aviación—, y a veces, el recurso táctico discutido era sometido a la
prueba en el aire, pero en definitiva se llegaba a una opinión unánime.
Aceptamos muchas recomendaciones muy valiosas relativas a cuestiones
que, una vez terminada la discusión, eran adoptadas con carácter
obligatorio y por las que se regían después todas las grandes
unidades.»104
En aquellos días se popularizó ampliamente la
experiencia de los maestros del combate aéreo: A. Pokrishkin, los
hermanos D. y B. Glinka,
V.
Fadéiev,
V.
Semenishin, G. Rechkálov y muchos otros. El jefe de
escuadrilla capitán A. Pokrishkin, era famoso, con todo derecho, entre
los pilotos como el mejor innovador de los recursos tácticos más
perfectos del combate aéreo. En las peleas de la aviación en el Kubán,
Pokrishkin era ya un jefe con gran experiencia, puesto que había
realizado más de 350 misiones de combate y derribado unas dos docenas de
aparatos enemigos. Ya, en el segundo día de guerra, abatió el primer
avión fascista en combate sobre lassi. En el Kubán, Pokrishkin mostró
con su ejemplo personal, la superioridad del orden combativo escalonado
por altura, tanto en cada grupo de cazas como entre ellos.
El 16° regimiento de aviación de caza de la guardia (mandado
por el teniente coronel N. Isáev, Héroe de la Unión Soviética), en el
que se formó el futuro Héroe de la Unión Soviética piloto Pokrishkin,
era considerado con todo fundamento uno de los mejores regimientos de
aviación.
Es
digno de mención el trabajo del mando y del estado mayor del 4°
ejército aéreo en lo referente a la generalización de la experiencia
combativa entre el personal. En marzo y abril, a todas las unidades del
ejército se les ofrecieron amplias informaciones acerca de los
procedimientos tácticos más convenientes y de los órdenes combativos de
los cazas, del aprovechamiento al máximo en los combates aéreos de la
maniobra vertical y de la necesidad de buscar constantemente al enemigo
y obligarle a combatir.
Se prestó gran atención a la trasmisión de la
experiencia de combate al personal de vuelo de los cuerpos de aviación
procedentes de la reserva del Gran Cuartel General del Alto Mando
Supremo. Se realizaron combates aéreos de exhibición y encuentros de los
pilotos de caza principiantes con los hermanos Glinka, que en aquellos
tiempos habían derribado ya en combate más de 30 aparatos. En la 216°
división de aviación de caza fue formado un grupo de pilotos con gran
experiencia, que durante cinco días dieron a conocer a los pilotos del
3° cuerpo de aviación de caza las particularidades de las acciones de
los cazas en el Kubán y realizaron, como jefes de grupo, varios vuelos
de combate con ellos. Para los jefes de las divisiones y regimientos de
aviación, fueron organizadas visitas a la estación principal de radio
para la conducción y dirección de los vuelos y allí pudieron observar
los combates de sus subordinados, lo que les permitió conocer los
aspectos positivos y negativos de su actuación.
En el sistema del trabajo político del Partido, eran muy
importantes las reuniones breves o relámpago, como se les llamaba en
aquellos tiempos. En los regimientos y grandes unidades de aviación se
hacían informes, sistemáticamente, acerca de los siguientes temas: «El
armamento en buenas condiciones garantiza el éxito en el combate aéreo»,
«Hay que entregar todas las fuerzas para derrotar al enemigo», etc. En
las escuadrillas se hacían informaciones políticas sobre el tema «El
héroe de los combates librados hoy». En los aeródromos, al pie de los
aviones, en los puestos de mando y en las barracas se fijaban una o dos
veces al día volantes combativos en los que se relataban las hazañas de
los pilotos y de los combatientes de las unidades de servicios. Se
prestaba gran atención a la difusión de los hechos heroicos de los
aviadores, en los periódicos del ejército y la división. Todo esto
desempeñó un importante papel en la elevación de la maestría combativa
de los pilotos y en la movilización de todo el personal, para cumplir
exitosamente las tareas planteadas al ejército aéreo.
La plaza de armas ocupada por nuestras tropas en la zona
de Misjako, era motivo de gran preocupación para el enemigo y además,
trababa a grandes contingente de sus fuerzas. Por ello, el mando alemán
decidió, a mediados de abril, liquidarlo y creó a este fin el grupo de
Ventzel, que contaba con tres divisiones de infantería reforzada con
tanques y aviación.
El 17 de abril, después de una intensa preparación de la
artillería y la aviación, el enemigo emprendió la ofensiva apoyado por
450 aviones de bombardeo y 200 de caza. Por nuestra parte, en la zona de
Misjako podían actuar hasta 500 aviones, comprendidos 100 bombarderos.
Los principales aeródromos de nuestra aviación se encontraban al oeste
y nordeste de Krasnodar, a una distancia de 150 a 200 km de la zona de
Misjako y la ruta de los aviones del 4° ejército aéreo pasaba por el
contrafuerte de la cordillera principal del Cáucaso, cubierta, a menudo,
en aquella época por las nubes. Los aeródromos más importantes del
enemigo se hallaban en la llanura de la península de Tamán, a 50-100 km
de Misjako. Aprovechando esas condiciones favorables, la aviación
enemiga empezó a bombardear en grupos de 30 a 40 aparatos el orden
combativo y los muelles de la plaza de armas. Las tropas soviéticas,
que se defendían allí se vieron en una situación muy grave. Desde el 17
al 19 de abril se libraron encarnizados combates aéreos en la zona de
Misjako, con resultado alterno. Los pilotos soviéticos causaron grandes
bajas a la aviación enemiga, reduciendo la eficacia de sus golpes, pero
no se pudo evitar sus ataques por la insuficiencia de aviones. Con el
enérgico apoyo de la aviación, los valerosos combatientes del
destacamento de desembarco mantuvieron sus líneas. Sólo al precio de
grandes pérdidas, el 18 de abril consiguieron los alemanes romper la
primera línea de defensa y penetrar 1 km en la profundidad del orden
combativo de nuestras tropas.
La actuación de la aviación de ambas partes, alcanzó su
máxima tensión en la zona de Misjako, el 20 de abril. Habiendo
aproximado el enemigo sus reservas se dispuso a emprender la ofensiva
general con la finalidad de dividir a nuestras fuerzas en dos partes
para aniquilarlas por separado. Por nuestra parte, ese día entraron en
combate por primera vez los cuerpos de aviación enviados por el Alto
Mando Supremo, lo que permitió asestar en esa jornada dos golpes masivos
al orden combativo de la infantería y artillería enemigas, que se
enfrentaban al destacamento de desembarco.
La actividad de nuestra aviación fue muy exitosa ese día
y en realidad predeterminó el fracaso de la ofensiva fascista. Al
evaluar sus acciones, el general K. Leselidze, comandante en jefe del
18" ejército, escribió: «Los golpes masivos de nuestra aviación al
enemigo, que trataba de aniquilar a las unidades de desembarco en la
zona de Misjako, han desbaratado sus planes. Los combatientes del
destacamento de desembarco han adquirido seguridad en sus propias
fuerzas.»105
En los días sucesivos creció la potencia de los golpes
de nuestra aviación gracias a que iban aumentando las fuerzas que
entraban en combate, procedentes de los tres cuerpos de aviación del
Alto Mando Supremo, lo que permitió variar la correlación de fuerzas de
la aviación a nuestro favor en la zona de Misjako. Se produjo un viraje
en la situación en el aire. Decreció notablemente la actividad de la
aviación alemana. En los días 21 y 22 se redujo a la mitad el número de
misiones que realizó. Nuestra aviación continuaba con todo éxito
bombardeando y ametrallando a las tropas enemigas ante el frente del 18°
ejército en las zonas de Novosibirsk y Fedotovka.
Aquellos días, los pilotos soviéticos dieron ejemplo de
valentía y heroísmo, al cumplir las tareas de combate asignadas. El 21
de abril, la tripulación de un IL-2, del 805° regimiento de aviación de
asalto, formada por el subteniente N. Rijlin y el sargento ametrallador
I.
Efrémov, fue atacada por cuatro cazas en la zona del
objetivo. En desigual combate, la tripulación del avión de asalto
derribó dos cazas. A pesar de encontrarse gravemente herido, el piloto
Rijlin aterrizó felizmente con el averiado aparato en su aeródromo. Por
su valentía e intrepidez, el Comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas,
que se encontraba en el puesto de mando del ejército aéreo, dictó una
orden ascendiendo al subteniente Rijlin a primer teniente, y al sargento
Efrémov a subteniente.
Al
tropezar con una creciente resistencia por parte de la aviación
soviética, las tropas alemanas se vieron obligadas a suspender la
ofensiva y retirarse a sus posiciones de partida y los aviones de caza
se limitaron a las acciones defensivas. En ocho días de encarnizados
combates, el enemigo perdió 182 aparatos y nuestra aviación, la mitad.
El Comandante en Jefe de las tropas del Frente del Cáucaso Norte, al
evaluar la actividad de nuestra aviación en la zona de Misjako dictó una
orden en la que decía que: «a consecuencia de los ininterrumpidos
combates aéreos librados del 20 al 22 de abril, la aviación enemiga, que
ha sufrido enormes pérdidas, se ha visto obligada a retirarse del campo
de batalla. El dominio en el aire ha pasado a nuestras manos».106
Los ataques de nuestros bombarderos a los aeródromos
enemigos en la segunda mitad de abril tuvieron gran importancia en la
reducción de la actividad enemiga. Por la noche atacaban cada aeródromo
de 30 a 40 bombarderos, que destruían de 5 a 10 aparatos. Fueron muy
eficaces los golpes asestados por la aviación de bombardeo de largo
radio de acción a los grandes aeródromos de Sárabuz y Saki, en Crimea,
donde en total fueron destruidos o averiados más de 100 aparatos de
bombardeo.
Los datos de la exploración de control y en lo sucesivo
las declaraciones de los pilotos alemanes prisioneros, confirmaron que
del 17 al 29 de abril fueron destruidos o averiados en los aeródromos
unos 260 aviones. El enemigo se vio en la necesidad de retirar su
aviación de los aeródromos en los que fueron asestados los golpes más
duros, llevándola a la profundidad de su retaguardia.
Después de fracasar los planes de los alemanes en la
zona de Misjako, nuestra aviación reanudó su preparación para los
combates en la zona de Krímskaya. Economizando fuerzas, pequeños grupos
de caza protegían a las tropas del 56° ejército y los bombarderos
atacaban por la noche los aeródromos enemigos. En ese período, fue
adoptada una medida de organización consistente en el envío del mando
del 5° ejército aéreo —el 24 de abril— al arco de Kursk, incorporándose
al Frente de la Estepa, y sus grandes unidades de aviación fueron
adscritas al 4° ejército aéreo.
Después de tres días de calma, volvieron a entablarse
grandes combates aéreos en el Kubán. Desde el 28 de abril por la mañana,
grupos de bombarderos alemanes formados por 10 a 15 aparatos, atacaron
a nuestras tropas, que el día siguiente debían emprender la ofensiva en
la zona de Krímskaya. Ese día realizó el enemigo 850 misiones. Para
rechazar esos ataques nuestra aviación de caza efectuó 310 misiones y
derribó 25 aviones. Desde ese día comenzó sobre Krímskaya una gran
batalla aérea, que se prolongó con pequeños intervalos durante muchos
días.
Las Fuerzas Aéreas del Frente del Cáucaso Norte, con la
aviación de la reserva del Alto Mando Supremo incorporada a ellas, el 28
de abril, por la noche, iniciaron la preparación de la aviación en el
sector de ofensiva del 56° ejército, de conformidad con el plan de
ofensiva aérea que fue aprobado por los representantes del Gran Cuartel
General, Mariscal de la Unión Soviética G. Zhúkov y Mariscal de Aviación
A. Nóvikov. Al anochecer, dos escuadrillas de bombardeo, de 9 aviones
cada una, lanzaron bombas incendiarias sobre el orden combativo de las
tropas enemigas en el sector de Krímskaya, lo que originó varios
incendios que facilitaron al resto de la aviación la localización de los
objetivos. A continuación, los bombarderos del 4° ejército aéreo y la
aviación de bombardeo de largo radio de acción comenzaron a atacar las
posiciones artilleras de los fascistas.
En
las dos primeras horas, la artillería antiaérea del enemigo trató de
oponerse a nuestros bombarderos con un huracanado fuego de contención,
pero fue aplastada por las bombas y dejó de disparar. Nuestras
tripulaciones no sufrieron pérdidas. Durante la noche fueron realizadas
379 misiones y arrojadas 210 ton de bombas.107 La densidad
media de bombardeo fue de 21 ton de bombas por kilómetro cuadrado. Según
las observaciones de las tripulaciones y los datos del reconocimiento
aéreo se advirtieron 160 focos de incendios y 25 grandes explosiones.
Actuaron con todo éxito esa noche los intrépidos aviadores del 46°
regimiento de aviación de bombardeo nocturno de la guardia (al mando de
la comandante, R. M. E. Bershánskaya). Sus tripulaciones, en aviones
Pe-2, asestaron golpes contundentes a las bocas de fuego del enemigo en
las afueras septentrionales de Krímskaya.
A las 7 y 40 de la mañana del 29 de abril, después de
una preparación artillera, el 56° ejército emprendió la ofensiva. El
ataque de las tropas fue precedido de una preparación de la aviación de
40 min que a continuación se convirtió en apoyo. Durante 3 horas
operaron sobre el campo de batalla 144 bombarderos Pe-2, 82 aparatos de
asalto y 265 cazas.
Gracias a lo accidentado del terreno, muy favorable para
la defensa, el enemigo contuvo la ofensiva de nuestras tropas. A pesar
de la preparación de la aviación, al apoyo prestado por una aviación muy
numerosa y a la potente preparación artillera, las tropas del 56°
ejército sólo pudieron penetrar en la defensa enemiga de 1 a 2 km en
algunos sectores a lo largo de toda la jornada. El 29 de abril, nuestra
aviación realizó 1.308 misiones. En 50 combates aéreos fueron abatidos
74 aparatos enemigos y otros 7 fueron derribados por la artillería
antiaérea.108 Los fascistas realizaron la mitad de las
misiones, lo que ponía de manifiesto que ya desde el primer día de la
operación había pasado a nuestras manos la supremacía en el aire.
En
los días sucesivos, se hizo más cruenta aún la lucha en el aire. Los
combates duraban varias horas. En un reducido sector del frente (de 25 a
30 km) se libraban hasta 40 combates aéreos cada día, en los cuales
participaban de 50 a 80 aviones por cada parte.
Nuestra
aviación apoyaba activamente la ofensiva de las tropas, concentrando los
esfuerzos en un sector muy estrecho del frente, en el lugar de la
ruptura. El 3 de mayo, 18 grupos de bombarderos Pe-2, del 2° cuerpo de
aviación de bombardeo, realizaron ataques con intervalos de 10 a 20 min
contra las posiciones artilleras de las afueras occidentales de Verjne
Adagum y de Neberdzhaévskaya, quedando destruidas esas posiciones, lo
que facilitó el avance de las tropas y los tanques soviéticos, que
rompieron la defensa enemiga al sur de Krímskaya. A la vez, el 2°
cuerpo mixto de aviación de asalto protegió con éxito la penetración
del grupo de tanques en el lugar de la ruptura.
La actividad de la aviación en el período de la ofensiva
tuvo lugar en estrecha interacción con las tropas terrestres. Durante
cuatro días, cuando se produjo la ruptura de la primera zona de la
defensa, solamente los bombarderos y aparatos de asalto realizaron
2.243 misiones. El 3 de mayo, por el día y por la noche, las tropas del
56° ejército desalojaron al enemigo de Krímskaya, y en los dos días
siguientes penetraron 10 km en la defensa del enemigo en medio de
encarnizados combates.
La
aviación, que apoyó a las tropas terrestres en la ruptura de la primera
zona fortificada y seguía manteniendo el dominio en el aire, el 4 de
mayo empezó a atacar los objetivos enemigos en la profundidad, asestando
golpes noche y día a la retaguardia y a las comunicaciones en las zonas
de Kiévskaya, Moldávskaya, Nizhne y Verjne Bolkánskaya y sudoeste de
Neberdzhaévskaya, a la vez que una parte de las unidades aéreas, seguía
atacando a las tropas hitlerianas en el campo de batalla.
La táctica de nuestra aviación en el período de la
ruptura de la defensa en la zona de Krímskaya tuvo un carácter
acusadamente ofensivo. Fue organizada con todo acierto la interacción
entre los diversos tipos de aviación. Sobre el campo de batalla solían
aparecer al principio 3 ó 4 pares de cazas para explorar la situación en
el aire y transmitir información acerca de ella a la estación principal
de radio. Transcurridos 10 ó 15 min aparecían otros grupos, pero con más
aparatos, que ponían en fuga a las patrullas de caza enemigas o
entablaban combate con ellas. Después volaban a los objetivos los grupos
de bombarderos y aviones de asalto, escoltados por cazas. Al no
encontrar gran resistencia por parte de la artillería antiaérea alemana,
daban varias pasadas sobre el objetivo. Esta cooperación evitaba, casi
por completo, las pérdidas que pudieran causar los cazas enemigos,
aunque hubiera grupos numerosos en la zona de operaciones.
Los bombarderos enemigos que intentaban atacar a
nuestras tropas, al encontrar una enérgica oposición de la aviación de
caza, tenían que lanzar las bombas desde una altura no menor de
3.000-5.000 m por lo general en una sola pasada y en la mayoría de los
casos sin poder enfilar debidamente los objetivos.
Pese
a que las acciones en tierra no tuvieron el resultado apetecido, fue
creciendo, más y más, el encarnizamiento de los combates aéreos. En
general, la situación en el aire en la zona de la ofensiva del grueso de
las fuerzas del frente fue favorable para nosotros. Al conquistar la
superioridad en el aire, nuestra aviación no sólo combatió enérgicamente
contra la aviación enemiga, sino que continuó atacando a las tropas
terrestres y la artillería alemanas.
En la lucha con la aviación enemiga, nuestros cazas
actuaron con elevada maestría. Contribuyó a su éxito la acertada
organización de la dirección por radio desde tierra. El 29 de abril, el
general A. Dormán, jefe de la 216° división de aviación de caza, fue
informado que se aproximaban 12 cazas alemanes. Sobre el campo de
batalla se encontraba en ese momento la escuadrilla mandada por el
capitán A. Pokrishkin. Al recibir por radio la información sobre la
situación creada y en cumplimiento de la orden recibida del puesto de
mando, nuestros pilotos ocuparon una posición ventajosa y atacaron con
magnífica coordinación al enemigo. El combate fue breve, arrojó un saldo
de ocho aparatos enemigos abatidos. Gracias a la ayuda de la estación
de radio, también fueron derribados los ocho aparatos de bombardeo
hitlerianos que seguían a sus cazas, pero esto fue obra de otro grupo de
cazas, mandado por el capitán D. Glinka.
Desde el primer día y luego en los días de lucha más
encarnizada en tierra, nuestra aviación realizó el doble de vuelos que
la aviación enemiga. En total, desde el 29 de abril hasta el 10 de mayo,
el 4° ejército aéreo, las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar
Negro y la aviación de bombardeo de largo radio de acción realizaron
12.000 misiones de combate, de las cuales la mitad tuvieron por
finalidad machacar a las tropas enemigas en el campo de batalla. En ese
período nuestros pilotos libraron 285 combates aéreos, en los que
derribaron 368 aviones, es decir, más de un tercio de su agrupación de
aviación de los primeros momentos de la operación.109
Al
actuar masivamente, la aviación prestó un eficaz apoyo a las tropas, en
la ruptura de la zona fortificada en un terreno accidentado. Los golpes
de nuestra aviación causaron enormes bajas al enemigo. Al ocupar
Krímskaya se encontró a numerosos alemanes muertos o heridos y una gran
cantidad de material de guerra destrozado por nuestra aviación.
Sin embargo, por diversas razones que nada tenían que
ver con la actuación de la aviación, las tropas del 56° ejército no
pudieron desarrollar el éxito de la ruptura de la defensa enemiga y
llegar a su profundidad operativa. Una de las causas obedeció a la
lentitud de las acciones de las unidades del primer escalón de las
tropas atacantes y en cierto retraso en hacer entrar en acción al
segundo escalón. Las tropas, tras haber roto la primera zona de
fortificaciones y apoderarse de los principales nudos de resistencia
del enemigo en Krímskaya sólo avanzaron 10 km. Habiendo tropezado con
una tenaz resistencia del enemigo en la Línea Azul, la línea fortificada
más importante del enemigo, ya no pudieron seguir progresando.
Después
de terminar los combates en la zona de Krímskaya, se hicieron algunos
cambios de carácter organizativo en la estructura de la dirección de
las Fuerzas Aéreas del frente. Puesto que el frente sólo contaba con un
ejército aéreo, ya no era necesario el Estado Mayor de las Fuerzas
Aéreas del frente. Por esa razón fue suprimido y el comandante en jefe
de las Fuerzas Aéreas del frente, general K. Vershinin, pasó a
desempeñar el cargo de comandante en jefe del 4° ejército aéreo. El
general N. Naumenko, que había ocupado hasta entonces ese cargo, recibió
otro destino. Luego de liberada Krímskaya empezó la preparación de la
aviación para otra operación ofensiva.
En el período de preparación para la nueva operación, la
aviación de bombardeo atacó sistemáticamente los aeródromos enemigos
de la península de Tamán y Crimea. Desde el 11 de mayo hasta el 26 del
mismo mes, la aviación de bombardeo de largo radio de acción realizó 152
misiones contra los aeródromos de Crimea. La aviación y la Marina de
Guerra del Mar Negro atacaron repetidamente el aeródromo de Anapa. Todo
esto contribuyó a debilitar a la aviación enemiga.
En la nueva operación ofensiva, las tropas del frente
debían romper la línea defensiva llamada Línea Azul, derrotar a la
agrupación enemiga y liberar la península de Tamán. Debía asestar el
golpe principal el 37° ejército al norte de Krímskaya. El 56° ejército
tenía que proteger su flanco izquierdo desde el sur.
La aviación del enemigo había sufrido un gran desgaste
en los combates aéreos que se habían librado en el Kubán. Sin embargo,
teniendo en cuenta la situación que se aproximaba, los hitlerianos
concentraron para el 25 de mayo 700 aparatos. El 4° ejército aéreo
disponía de 924 aviones.
El 26 de mayo, las tropas del frente emprendieron la
ofensiva después de una preparación de la aviación de 40 minutos. Unos
cuantos minutos antes de iniciar la preparación artillera, los aviones
de asalto tendieron una cortina de humo en la zona de la ruptura. La
preparación de la aviación tuvo el carácter de golpe masivo, en el que
participaron 338 aparatos: 84 bombarderos, 104 de asalto y 150 cazas.110
El golpe estuvo magníficamente organizado, sin que se sufrieran
pérdidas.
Gracias a la gran eficacia de la preparación de la
artillería y la aviación, nuestras tropas avanzaron en las primeras seis
horas de 3 a 5 km en profundidad en el sector de la ruptura y ocuparon
la primera y segunda línea de fortificaciones. Estas exitosas acciones
crearon las premisas para una rápida culminación de la ruptura de la
franja principal de la defensa y el desarrollo ulterior del éxito.
A fin de impedir el avance de nuestras tropas, el mando
alemán decidió concentrar a toda su aviación sobre el campo de
batalla. Al anochecer el enemigo consiguió bombardear durante 20 min
con 600 aparatos.111
Además el enemigo lanzó a la lucha los bombarderos que
se encontraban en los aeródromos del sur de Ucrania. En consecuencia
consiguió concentrar 1.400 aparatos contra las tropas del Frente del
Cáucaso Norte.112 Al tener una superioridad mayor del 50%, la
aviación hitleriana se apoderó temporalmente de la iniciativa en el
aire, aunque sufrió grandes pérdidas. Algunos días realizó hasta 1.500 y
1.700 misiones, el doble de las misiones del 4° ejército aéreo.
Los pilotos de caza soviéticos se batieron heroicamente
contra la aviación enemiga. No dejaban que los bombarderos arrojaran su
carga con precisión e impedían la llegada de muchos grupos de aparatos
al objetivo. Sin embargo, no se pudo hacer fracasar enteramente sus
acciones. Para lograrlo era necesaria más aviación de caza y más
artillería antiaérea.
Se nos creó una situación complicada en el aire y en
tierra, los ataques constantes de la aviación enemiga dificultaban la
ofensiva y sobre todo la maniobra de las tropas en el campo de batalla
durante el día. Ante tal situación, el Comandante en Jefe de las tropas
del frente decidió continuar la ofensiva, mediante golpes breves, al
anochecer y antes del amanecer.
El primer día de la operación se advirtieron ciertas
deficiencias en las acciones de nuestra aviación de caza al rechazar los
ataques masivos de la aviación enemiga. Algunas veces, entablaban
combate con los cazas enemigos y dejaban pasar a la retaguardia a sus
bombarderos. A menudo, no interceptaban a los bombarderos en los accesos
a los objetivos que protegían, sino sobre ellos y en ocasiones, después
de que se arrojaran las bombas.
En esa situación, se requería un gran arte del mando de
las Fuerzas Aéreas para eliminar, rápidamente, esos defectos y buscar la
manera de cambiar la situación a nuestro favor con las fuerzas de que se
disponía. Fueron adoptadas las medidas adecuadas. Se redujo al mínimo el
número de cazas dedicados a escoltar a los demás tipos de aviación. Se
aplicó en mayor escala el método de patrullaje en las zonas de acción de
los aparatos de bombardeo y de asalto. Esto permitió aumentar el número
de aviones de caza sobre el campo de batalla, a fin de proteger, de
mejor manera y con las mismas fuerzas, a la agrupación de tropas de
choque y rechazar con éxito los ataques masivos de la aviación enemiga.
Surgió la posibilidad de emplear cazas para interceptar y atacar a los
bombarderos en los accesos a la línea del frente. Para evitar las
pérdidas al reducir los cazas de escolta, los aparatos de asalto y
bombardeo pasaron a actuar en grupos de 50 a 60 aviones.
Se hizo mayor la responsabilidad de las tripulaciones de
los aparatos de bombardeo y asalto por su autodefensa. Se recomendó a
las tripulaciones de los aparatos de asalto que reservaran el 15% de las
municiones por si tenían que rechazar el ataque de los cazas enemigos.
Para elevar la capacidad defensiva de los grupos de aparatos de
bombardeo y asalto, se ideó una interacción más eficiente del empleo de
las ametralladoras y se aplicó un orden combativo escalonado en altura,
que permitía disparar a todos los aviones contra los cazas atacantes.
Inmediatamente,
dieron resultado las medidas adoptadas. El 2 de junio, nueve
bombarderos Pe-2, pilotados por mujeres del 125° regimiento de aviación
de la guardia, al mando de la capitana y jefe de escuadrilla, E.
Timofiéeva, fueron atacados por 8 cazas en el momento en que
arrojaban las bombas en la zona de Kiévskaya. Seis cazas
soviéticos que escoltaban a los bombarderos quedaron alejados de ellos
por haber penetrado entre las nubes. En esa difícil situación, las
aviadoras se comportaron con gran valentía y dominio de sí mismas.
Sin romper el orden combativo hicieron frente a los cazas con un nutrido
fuego de las armas de la cabina de mando y a la vez realizaban maniobras
en formación. Fueron derribados cuatro cazas fascistas y los
bombarderos cumplieron la misión de combate sin sufrir pérdidas.
Para reducir la actividad de la aviación enemiga, se
asestaron golpes por la noche a los aeródromos enemigos. Desde el 25 de
mayo hasta el 7 de junio, se efectuaron 845 misiones contra los
aeródromos, es decir, casi la mitad de las misiones de combate
realizadas en ese período en el Kubán, fueron dedicadas a tal finalidad.
Las medidas adoptadas permitieron a nuestra aviación
recobrar la iniciativa en un período de tiempo relativamente corto. Ya
en los primeros días de junio se advirtió un descenso en la actividad de
la aviación enemiga. Los cazas soviéticos volvieron a ser los dueños del
firmamento del Kubán. Los aparatos de asalto y de bombardeo, operando en
grandes grupos, continuaron cumpliendo sus tareas sin que apenas
tropezaran con resistencia por parte de los cazas alemanes.
Durante
el período de la operación, los pilotos del 4° ejército aéreo realizaron
10.250 misiones y en 364 combates aéreos derribaron 315 aparatos
enemigos. Nuestra aviación sólo perdió la mitad de aviones. Habiendo
perdido un gran número de aviones en la etapa final de la batalla aérea
en el Kubán y al tropezar con una creciente resistencia, el enemigo dejó
de lanzar ataques masivos de la aviación contra nuestras tropas.
Sin embargo, la operación de los ejércitos 37° y 56° no
tuvo éxito y una de las causas de esto consistió en haber perdido
temporalmente el dominio en el aire. Además de éste, otros motivos
importantes de la falta de éxito en la operación fueron la tenaz
resistencia del enemigo en las ventajosas fortificaciones, construidas
de antemano, de la Línea Azul, la insuficiencia de preparación
combativa de las tropas terrestres y de exploración en tierra, así como
la ausencia de agrupaciones de choque en los segundos escalones de los
ejércitos.
Al hacer el balance de la actividad de la aviación en el
Kubán, el Consejo Militar del Frente del Cáucaso Norte indicó en su
orden del 21 de junio de 1943: «En los combates aéreos la victoria
estuvo indiscutiblemente de nuestra parte. El enemigo no consiguió sus
objetivos. Nuestra aviación no sólo se enfrentó exitosamente al enemigo,
sino que, a la vez, obligó a los alemanes a suspender los combates
aéreos y a retirar su aviación.»113
Los
combates aéreos del Kubán, en los que la aviación soviética quebrantó
considerablemente la potencia aérea del enemigo, jugaron un papel
positivo en la lucha general por el dominio en el aire en el frente
soviético-alemán. Desde el 17 de abril hasta el 7 de junio, la aviación
soviética realizó unas 35.000 misiones, correspondiendo el 77% a la
aviación del frente, el 9% a la aviación de bombardeo de largo radio de
acción y el 14% a la aviación de la Marina de Guerra del Mar Negro. El
enemigo perdió alrededor de 1.100 aviones, de los cuales más de 800
fueron derribados en combates aéreos.114
La actividad de la aviación en el Kubán influyó
positivamente en el desarrollo ulterior del arte operativo de las
Fuerzas Aéreas y en la táctica de los distintos tipos de aviación. Se
desarrolló y siguió perfeccionándose la táctica de todos los tipos de
aviación, y especialmente de la de caza. Se pasó preferentemente a la
maniobra vertical, a lo que contribuyó en gran medida la aparición de
nuevos cazas muy veloces y el empleo aislado de los mismos en todo el
frente y en la profundidad de los órdenes combativos, fue la pareja de
aparatos la base de tal utilización.
La
aviación de asalto fue empleada en estrecha interacción con las tropas
terrestres. Los golpes eran asestados por grupos de 50 a 60 aviones.
Esto permitió demoler la defensa enemiga y las mejores agrupaciones de
tropas fascistas. La novedad en la táctica de la aviación de bombardeo,
consistió en el paso a los golpes concentrados de grandes grupos de
aviones, llegando incluso a operar con cuerpos completos de aviación.
La experiencia de las acciones de combate en el Kubán,
demostró que el dominio en el aire puede ser alcanzado solamente en el
caso en que no se limite exclusivamente a la escala de un frente, sino
que sea una realidad en unos cuantos ejércitos aéreos y abarque un
vasto territorio, en cuyo caso el enemigo no puede maniobrar con las
fuerzas de su aviación.
La
eficacia de la actividad de la aviación depende también, en gran medida,
de que la dirección de las tripulaciones en el aire se ejerza con ayuda
de emisoras de radio desde tierra, que deben encontrarse cerca de los
puestos de mando o de observación de los jefes de las tropas terrestres.
En la actividad de la aviación en el Kubán hubo también
deficiencias. Por ejemplo, el mando y los estados mayores de algunas
unidades y grandes unidades de aviación no estaban completamente
preparados para dirigir las acciones de las unidades y grandes unidades
de la aviación de caza al rechazar los ataques masivos de la aviación
enemiga. En el primer período de combates aéreos, nuestra aviación de
caza se dedicó preferentemente, en muchas ocasiones, a derribar a los
cazas enemigos y no a los bombarderos. En honor de los pilotos y jefes,
cabe señalar que corrigieron en seguida este defecto y en lo sucesivo no
lo repitieron.
Al hacer el balance de la actividad de la aviación en el
Kubán, el Comandante en Jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo,
indicó en su directiva del 7 de julio de 1943 que en el período
transcurrido, las Fuerzas Aéreas soviéticas se habían superado y
fortalecido considerablemente. Las unidades de las Fuerzas Aéreas
empezaron a actuar con más maestría, empleando grandes fuerzas para
cumplir las tareas más importantes, las tareas que imponía la situación.
En los encarnizadísimos combates librados en el Kubán, nuestra aviación
causó al enemigo enormes pérdidas y supo conquistar el dominio del aire.
Por su escala, su masividad y por los resultados
alcanzados, los combates aéreos del Kubán, rebasaron considerablemente
los marcos de la operación del Frente del Cáucaso Norte. Esos combates
fueron una excelente escuela de la maestría combativa para las Fuerzas
Aéreas Soviéticas. |