CAPÍTULO II
La
aviación en las operaciones del verano de 1941
Al
amanecer del 22 de junio de 1941, el ejército de la Alemania fascista,
compuesto por millones de hombres, atacó pérfidamente a la Unión
Soviética. Un golpe de enorme fuerza abatió nuestras tropas terrestres,
aeródromos, nudos ferroviarios, bases navales y ciudades situadas en la
zona fronteriza. Después de una potente preparación de artillería y
aviación, las tropas alemanas irrumpieron en el territorio de la URSS.
En el inmenso espacio comprendido entre el' Mar Báltico y el Mar Negro,
se entabló una encarnizada y sangrienta batalla, sin precedente por sus
proporciones.
A
fin de conquistar el dominio en el aire, el mando hitleriano empleó más
del 50% de las fuerzas de su aviación. El 22 de junio, más de 1.000
aviones alemanes bombardearon reiteradamente 66 de nuestros aeródromos,
en los que estaban estacionadas las fuerzas fundamentales de la aviación
de las regiones militares fronterizas del Oeste. En primer término
fueron atacados los aeródromos en que se encontraban los regimientos de
aviación provistos de nuevos tipos de aviones. Simultáneamente, los
cazas alemanes luchaban contra nuestros aviones en el aire, y también
aplastaban los medios de la defensa antiaérea de los aeródromos.
A
consecuencia de los inesperados golpes masivos asestados a nuestros
aeródromos y a los encarnizados combates librados en el aire, las
Fuerzas Aéreas de las regiones militares occidentales perdieron unos
1200 aviones el primer día de la guerra, de los cuales alrededor de 800
fueron destruidos en los aeródromos.20
No
obstante, fracasaron los intentos del enemigo de destruir completamente
la aviación soviética y aplastar la voluntad de nuestros pilotos de
resistir a la agresión. La experiencia de la lucha contra la aviación,
acumulada por los pilotos alemanes en la guerra con Polonia, Francia,
Bélgica y en los combates aéreos sobre Inglaterra, no justificó todas
las esperanzas del mando hitleriano. Pese a las dificultades y a lo
complejo de la situación, los pilotos soviéticos se lanzaron
valerosamente a la lucha contra la aviación fascista. El primer día de
la guerra, nuestras Fuerzas Aéreas realizaron unos 6.000 vuelos y
derribaron más de 200 aparatos enemigos.21 «A pesar de la
sorpresa lograda por los alemanes —reconocen los oficiales y generales
fascistas—, los rusos supieron encontrar el tiempo y la fuerza para
ofrecer una tenaz resistencia.»22
Las tareas de combate comunes de las Fuerzas Aéreas de los frentes
fueron fijadas por la orden del Comisario del Pueblo de la Defensa, que
llegó a las grandes unidades de aviación a las 07:15 del 22 de junio.23
La principal tarea de nuestras Fuerzas Armadas consistía en la lucha
contra la aviación enemiga. Sin embargo, la rápida y profunda
penetración de las tropas alemanas en el territorio de la URSS obligó
al mando soviético a modificar la decisión inicial y a orientar los
esfuerzos principales de la aviación del frente y la de bombardeo con
largo radio de acción, a la destrucción de las columnas de tanques y
motorizadas del enemigo y a proteger las tropas propias que se hallaban
a la defensiva. Además, la aviación de bombardeo de largo radio de
acción empezó a atacar los objetivos ferroviarios y los centros de la
industria militar, en la retaguardia profunda del enemigo.
Nuestras Fuerzas Aéreas (de las que era comandante en jefe el general P.
Zhigariov) empezaron a combatir casi simultáneamente en todo el frente
soviético-alemán, pero en condiciones distintas.
Las unidades de las Fuerzas Aéreas del Frente Noroeste (de las que era
comandante en jefe el general A. lónov24 adjunto para el
trabajo político el comisario de regimiento I. Mashnin y jefe del estado
mayor el jefe de brigada S. Krupin), el 21 de junio por la noche
realizaban vuelos de instrucción y entrenamiento. Por la mañana, cuando
habían terminado ya los vuelos y el personal técnico se disponía a
revisar los aparatos aparecieron en el aire los bombarderos alemanes. A
pesar de lo inesperado del ataque, el enemigo no logró causar grandes
daños a nuestra aviación, en los aeródromos ni en el aire.
De
10 a 11 de la mañana nuestra aviación comenzó a combatir activamente.
Los aparatos de bombardeo y de asalto, en grupos de 10 a 18, atacaron a
las columnas de tanques del enemigo en los distritos de Tilzit, Taurague
y Polukie y los pasos del río Nieman. La aviación de caza entabló la
lucha contra los bombarderos fascistas. El primer día de la guerra, las
Fuerzas Aéreas del Frente Nordeste realizaron unas 2.000 misiones y en
los combates aéreos los pilotos soviéticos derribaron más de 20 aviones
enemigos.25
Pese a la tenaz y heroica resistencia de las tropas y la aviación
soviéticas, las divisiones de tanques y motorizadas del enemigo
consiguieron el primer día de guerra penetrar en el territorio soviético
de 20 a 50 km. Sobre muchos aeródromos pendía la amenaza de ser
ocupados. Nuestras unidades de aviación, se vieron en la necesidad de
trasladarse más al este, a las zonas de Mitava y Dvinsk.
En
su afán de contener la ofensiva del enemigo, las tropas del Frente
Noroeste, por indicación del Gran Cuartel General del Alto Mando
Supremo, el 23, 24 y 25 de junio contraatacaron en las direcciones de
Shauliaiski y Tilzit. Para apoyar a esas tropas se empleó casi toda la
aviación del frente y el 1er Cuerpo de aviación de bombardeo de largo
radio de acción. Durante tres días, se libró en esa zona una
encarnizadísima batalla en tierra y en el aire.
Los pilotos soviéticos, destruyeron tanques y aniquilaron tropas del
enemigo en el campo de batalla, protegieron a los ejércitos 8 y 11 y a
las unidades de los cuerpos de ejército motorizados 12 y 3 contra los
ataques de los aviones hitlerianos y bombardearon los nudos
ferroviarios, estaciones y las reservas enemigas que se encontraban en
camino. Para cumplir estas tareas nuestros aviadores realizaron más de
2.100 misiones. Sin embargo, los esfuerzos de la aviación soviética en
esos días se dispersaban en un frente muy extenso y no eran masivos en
las direcciones principales. Todo esto fue la causa de que su actividad
no fuera muy eficaz. Además, la aviación no mantenía un enlace
permanente con las tropas terrestres. Por otra parte, nuestros cazas no
conseguían proteger ininterrumpidamente y con toda seguridad desde el
aire a las agrupaciones de tropas de choque, que sufrían grandes
pérdidas a consecuencia de los ataques de la aviación enemiga.
Después de librar encarnizados y sangrientos combates contra fuerzas
superiores del enemigo, las tropas del frente tuvieron que replegarse en
dirección nordeste. Habiéndose adueñado de la iniciativa, para el 10 de
julio el enemigo había avanzado hasta 500 km en la dirección de
Pskov y Leningrado.
En
los 18 primeros días de guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente Noroeste
realizaron más de 8.000 misiones26 y causaron al enemigo
enormes pérdidas en hombres y material. Pero nuestra aviación sufrió
también grandes pérdidas en los cruentos combates librados.
Aún fue más complicada la situación creada a la aviación en la zona del
Frente Oeste. En esta importantísima dirección estratégica, los
bombarderos alemanes asestaron intensos golpes a 26 aeródromos, en los
que se encontraban los regimientos más preparados y con mayor capacidad
combativa, pertrechados con los aviones más modernos (MiG-3 y Yak-1).
Algunos aeródromos que se hallaban cerca de la frontera (como los de
Tarnovo y Dolubovo) fueron cañoneados incluso por la artillería pesada
del enemigo.
A
pesar de lo complicado de la situación, las Fuerzas Aéreas del frente
pelearon heroicamente y el 22 de junio realizaron 1.900 misiones. Las
grandes unidades de aviación atacaron a la aviación alemana en los
aeródromos de Sokoluv, Sedlets, Lukov, Biala Podliaska y también a las
concentraciones de tanques en los distritos de Tsejanovets,
Konstantinuv, Avgustov y Suvalki. La aviación de caza del frente rechazó
numerosos ataques de los bombarderos fascistas y derribó ese día más de
100 aviones alemanes.
Al
rechazar el ataque imprevisto del enemigo, los pilotos soviéticos
pelearon con gran tensión y dieron muestra de valentía y arrojo. El
primer teniente I. Drozdov, jefe de escuadrilla del 127° regimiento de
aviación de caza, realizó cinco vuelos el primer día de guerra y abatió
dos aviones enemigos, y el instructor político A. Artémiev efectuó
nueve vuelos y derribó tres aviones. Cuando ya habían agolado todos los
medios de lucha, muchos pilotos soviéticos recurrieron a la embestida a
fin de que el enemigo no pudiera llegar al objetivo ni a las tropas
terrestres. El 22 de junio, en el Frente Oeste realizaron la embestida
el teniente P. Riábtsev, subjefe de escuadrilla del 123° regimiento de
aviación de caza; A. Danílov, adjunto del jefe de escuadrilla para el
trabajo político, y D. Kókorev, subteniente.
En
los días sucesivos de combates en la zona fronteriza, los principales
esfuerzos de la aviación fueron orientados a la destrucción de la
potente agrupación de tanques fascistas que avanzaba en dirección al
saliente de Suvalski.
Fueron muy exitosos algunos de los ataques de los bombarderos a las
tropas enemigas que se encontraban en las carreteras y lugares de
concentración. Por ejemplo, el 24 de junio, escuadrillas de la 13°
división de aviación de bombardeo, mandada por el general F. Polinin,
atacaron una columna de tanques en los distritos de Grudopl, Pilovid e
Ivantsévich. El golpe fue asestado sucesivamente por tres escuadrillas
en el momento en que las unidades de tanques se concentraban para cruzar
el río Shara. El enemigo, que no esperaba ese ataque desde el aire,
perdió muchos tanques y numerosos hombres.
El
25 de junio, en el período en que contraatacaban las unidades de los
cuerpos de ejércitos mecanizados soviéticos 11° y 6°, los regimientos de
las divisiones de aviación de bombardeo 12°, 13° y de la 43° división de
aviación de caza, así como el 3er cuerpo de aviación de bombardeo de
largo radio de acción, realizaron 780 misiones y destruyeron unos 30
tanques, 16 cañones y casi 60 camiones cargados con tropas.
La
lucha contra la aviación enemiga consistió principalmente en
enfrentamientos aéreos constantes y muy encarnizados. Los bombarderos
alemanes continuaban atacando los aeródromos en donde se hallaban
nuestras unidades de aviación. Sin embargo, gracias a la creciente
resistencia de los aviones de caza soviéticos, a la dispersión de las
bases de aviación y a las medidas de enmascaramiento adoptadas, las
pérdidas en los aeródromos se redujeron considerablemente.
A
pesar de la difícil situación existente, las Fuerzas Aéreas del Frente
Oeste realizaron en los primeros días de guerra unas 7.000 misiones, en
las que causaron grandes pérdidas al enemigo y adquirieron experiencia
de combate, lo que permitió incrementar la resistencia al enemigo en
tierra y en el aire.
En
él Frente Sudoeste (del que era comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas
el general E. Ptujin, y desde julio de 1941 el general F. Astájov,
adjunto para el trabajo político y el comisario de división I. Gáltsev
y jefe del estado mayor el general N. Laskin) la invasión del espacio
aéreo por la aviación enemiga fue atajada por las pequeñas unidades de
la aviación de caza, que habían despegado a la señal de alarma. En los
primeros combates aéreos nuestros pilotos derribaron unos cuantos
aparatos enemigos y dispersaron algunos de los grupos de bombarderos
hitlerianos, pero no pudieron impedir por completo sus acciones. Fueron
atacados por el enemigo 23 aeródromos de las Fuerzas Aéreas del frente,
resultando destruidos o averiados 200 de nuestros aviones.
A
las grandes unidades de aviación se les ordenó a las 10:00 de la mañana
que emprendieran acciones de combate. El 22 de junio por la tarde,
grupos de aparatos de los regimientos de aviación de bombardeo del
frente, asestaron unos cuantos golpes a las columnas de tanques en los
distritos de Grubeshuv y Ustilug, realizando 240 misiones. Los pilotos
de caza libraron encarnizados combates aéreos desde que empezó la
agresión fascista. A las 04:25 de la mañana, el primer teniente I.
Ivanov, jefe de patrulla del 46° regimiento de aviación de caza, que
había agotado las municiones, embistió y derribó un bombardero
hitleriano. Esta hazaña fue realizada en la zona de Zholiv, cerca del
lugar en que en agosto de 1914 el famoso piloto ruso P. Nésterov aplicó
por primera vez en la historia de la aviación la embestida. El 2 de
agosto de 1941, el primer teniente I. Ivanov, fue galardonado con el
título de Héroe de la Unión Soviética. Ese mismo día, el subteniente L.
Butelin embistió también, a un avión fascista en el Frente Sudoeste.
En
los 18 primeros días de la guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente
Sudoeste realizaron unas 10.000 misiones, prestando ayuda a las tropas
terrestres en el aniquilamiento del enemigo y en la contención de su
ofensiva.
Las Fuerzas Aéreas del Frente Sur (de las que era comandante en jefe él
general F. Michuguin, adjunto para el trabajo político el comisario de
brigada V. Alexéiev y jefe del estado mayor el general A. Ustínov)
empezaron la pelea en condiciones menos complicadas. Unos días antes de
que comenzara la guerra el mando de la región militar de Odesa comprobó
la preparación combativa de sus tropas y de la aviación. Por este
motivo, las unidades de aviación fueron trasladadas a aeródromos
operativos de campaña, en los que enmascararon y dispersaron los
aparatos, y el personal de vuelo se encontraba en el máximo grado de
alerta de combate. En los regimientos de la aviación de caza se
designaron patrullas de guardia y adoptaron medidas para movilizar
inmediatamente al personal. El estado mayor de las Fuerzas Aéreas se
trasladó de Odesa a Tirápol, desde donde pudo establecer el enlace con
las grandes unidades a él subordinadas.
Gracias a esto, la aviación de caza se opuso organizada y oportunamente
a la aviación alemana, le ofreció tenaz resistencia y le ocasionó
enormes pérdidas. Los ataques de los bombarderos fascistas a los
aeródromos, dieron insignificantes resultados. Únicamente pudieron
atacar 6 aeródromos, que en su mayoría eran ficticios o estaban vacíos.
En ellos averiaron 6 aviones, perdiendo por su parte 30 aparatos de
bombardeo.
Sin embargo, también se perdió temporalmente el enlace y la dirección de
las unidades de aviación, por parte del estado mayor de las Fuerzas
Aéreas del Frente Sur. Pero los jefes de los regimientos de aviación,
sin que esperaran las órdenes para actuar, adoptaron oportunamente la
decisión de rechazar los ataques de la aviación hitleriana. Esta
decisión fue adoptada, por ejemplo, por el comandante B. Rudakov, jefe
del 67° regimiento de aviación de caza. Bajo su mando, los pilotos
realizaron el primer día de la guerra 167 misiones, rechazando con éxito
4 ataques de los bombarderos alemanes. En los combates aéreos perdieron
2 cazas y derribaron 13 aparatos del enemigo. En estos combates se
destacó por su heroísmo el primer teniente A. Mokliak, jefe de
patrulla, que con el fuego de sus ametralladoras abatió dos aparatos
alemanes y embistió a un tercero.
El
teniente coronel V. Ivanov, jefe del 55° regimiento de aviación de caza,
dio muestras de iniciativa y audacia. Al recibir la señal del puesto de
mando, acerca de que aviones enemigos habían violado la frontera y se
acercaban al aeródromo 28 aparatos de bombardeo y 18 cazas, ordenó que
despegara inmediatamente la escuadrilla de guardia, formada por ocho
aparatos MiG-3. Al atacar impetuosamente al enemigo, los pilotos
soviéticos les obligaron a dispersarse y arrojar desordenadamente las
bombas. Los demás pilotos del regimiento, que despegaron después a la
señal de alarma, atacaron fulminantemente al enemigo, obligándole a
huir. Sólo algún que otro aparato fascista aislado consiguió llegar al
objetivo, averiando ligeramente tres aviones e incendiando un depósito
de bencina.
El
mando del Frente Sur empleó fundamentalmente a la aviación para actuar
contra las tropas enemigas que habían invadido nuestro territorio. Los
primeros golpes fueron asestados a los pasos del río Prut y a las
columnas de tropas fascistas. Las eficaces acciones de nuestra aviación
ocasionaron grandes pérdidas al enemigo en hombres y material.
En
un telegrama del Consejo Militar del 9° ejército se decía: «El mando
y los combatientes expresan su gratitud de camaradas a los pilotos de la
21° división mixta de aviación (mandada por el coronel D. Galunov) y al
regimiento de bombardeo nocturno, al mando del teniente coronel F.
Kotliar, por su activa ayuda en el aniquilamiento del enemigo. Gracias a
la formidable actuación de la aviación, el enemigo, que ha invadido
nuestro territorio, quedó tan desmoralizado que se vio obligado a
replegarse con toda precipitación, siendo aniquilado implacablemente
por el fuego certero de los aviones.»27
En
total, en los 18 primeros días de guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente
Sur realizaron más de 5.000 misiones y destruyeron en combate y en los
aeródromos 238 aviones del enemigo.28 Durante ese tiempo se
redujo muy poco el parque de aviones. Teniendo en cuenta los refuerzos
recibidos, su número global ascendía a 734 aparatos.29
En
el ala septentrional del frente soviético-alemán, las tropas enemigas
pasaron a la ofensiva el séptimo día de guerra (el 29 de junio). Sin
embargo, nuestra aviación empezó a actuar en esta dirección el tercer
día de guerra.
El
25 de junio, por indicación del Gran Cuartel General del Alto
Mando Supremo, las Fuerzas Aéreas del Frente Norte (de las que era
comandante en jefe el general A. Nóvikov, adjunto para el trabajo
político el comisario de brigada F. Usati, y jefe del estado mayor, el
general A. Nekrásov), conjuntamente con las Fuerzas Aéreas de la Marina
de Guerra del mar Báltico, condecorada con la orden de la Bandera Roja
(de las que era comandante en jefe el general V. Ermiachenkov), y las
Fuerzas Aéreas de la Flota del Norte (de las que era comandante en jefe
el general A. Kuznetsoy), asestaron un golpe masivo contra 19 aeródromos
de Finlandia y el norte de Noruega, donde se hallaban estacionadas las
unidades de la 5ta Flota aérea de Alemania y de las Fuerzas Aéreas de
Finlandia. El objetivo de ese ataque consistía en debilitar la
agrupación septentrional de aviación enemiga e impedir sus ataques a
Leningrado.
Al
bombardeo de nuestra aviación precedió un minucioso reconocimiento
aéreo, que descubrió la composición de la aviación enemiga y la
disposición de los lugares de estacionamiento de los aparatos en los
aeródromos. El día 25 al amanecer, 236 bombarderos y 224 cazas atacaron
con toda precisión los objetivos fijados. El enemigo, cogido de
sorpresa, no pudo ofrecer una resistencia organizada. Nuestros aviadores
bombardearon sin impedimento los lugares de estacionamiento de los
aparatos y almacenes de combustible y municiones. A consecuencia del
primer ataque resultaron destruidos o averiados 41 aviones. Nuestra;
aviación no sufrió pérdidas.
En
los seis días siguientes, esos mismos aeródromos fueron atacados unas
cuantas veces más. Según datos del foto-control aéreo, nuestros pilotos
destruyeron o averiaron más de 130 aparatos.30
Los bombarderos de los regimientos mixtos de aviación 2°, 41°, 55° y 5°
atacaron enérgicamente a las tropas enemigas en el campo de batalla y a
las reservas que se encontraban en camino. A fin de obstaculizar el
embarque y la maniobra de las tropas fascistas, la aviación del frente
bombardeó del 1 al 5 de julio los puertos finlandeses del golfo de
Botnia, los puentes más importantes, los diques, centrales eléctricas y
tramos de ferrocarril. Estos ataques, que fueron exitosos,
interrumpieron el transporte ferroviario, y con ello retrasaron la
reagrupación de fuerzas enemigas que se disponían a emprender la
ofensiva.
En
los primeros días de julio, dos regimientos de la segunda división mixta
de aviación (de la que era jefe el coronel P. Arjanguelski) fueron
trasladados de Stáraya-Russa a la zona del Frente Noroeste, en la que se
había creado una situación muy delicada. En cumplimiento de las tareas
encomendadas, en difíciles condiciones meteorológicas y sin protección
de la aviación de caza, el personal de los bombarderos SB realizó en 4
días más de 530 misiones y lanzó sobre el enemigo 250 ton de
bombas, ocasionándoles grandes pérdidas. Transcurrido cierto tiempo,
fueron trasladadas a ese sector del frente dos divisiones (la 41° mixta
y la 39° de caza) de las Fuerzas Aéreas del Frente Norte, que apoyaron a
las tropas que se defendían en la línea del río Velíkaya.
Simultáneamente, combatían nuestros cazas para destruir los aviones
enemigos en el aire. El primer encuentro con los aparatos fascistas,
tuvo lugar el 23 de junio. Ese día, el teniente Chirkov derribó un avión
alemán de reconocimiento y al día siguiente, abatió su primer aparato el
primer teniente P. Pokríshev. En seguida se hicieron famosos los pilotos
leningradenses subtenientes S. Zdorovtsev y P. Jaritónov, que
embistieron a bombarderos hitlerianos, y el subteniente M. Zhúkov, que
abatió unos cuantos aviones enemigos. El 8 de julio de 1941, Zhúkov,
Zdorovtsev y Jaritónov fueron los primeros galardonados con el título de
Héroe de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria.
En
total, en los 18 primeros días de guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente
Norte realizaron unas 10.000 misiones.31 El 10 de julio, las
unidades y grandes unidades de ese frente, disponían de 837 aviones de
combate.
Conjuntamente con las Fuerzas Armadas del frente, los cuerpos de
aviación de largo radio de acción contribuyeron activamente al
aniquilamiento del enemigo. En los tres primeros días de guerra, los
bombarderos de largo radio de acción atacaron los objetivos de la
industria de Koenigsberg, Dantzig, Bucarest, Constanza y Ploesti. Los
ataques de los bombarderos de largo radio de acción causaron grandes
pérdidas al enemigo. Además obligaron al mando fascista a mantener
considerables contingentes de artillería antiaérea y de aviones de caza
para proteger sus objetivos de retaguardia. Esos ataques tuvieron gran
importancia política y moral, ya que desenmascararon las falsedades de
la propaganda fascista acerca de la presunta destrucción de las Fuerzas
Aéreas soviéticas.
En
lo sucesivo, debido al rápido avance de las tropas alemanas en
la profundidad del territorio soviético, los cuerpos de aviación de
largo radio de acción actuaron preferentemente contra las columnas de
tanques y motorizadas y contra las tropas en el campo de batalla,
causando al enemigo grandes bajas, con lo que retardaron el ritmo de su
ofensiva. Para cumplir estas tareas, las grandes unidades de la aviación
de largo radio de acción realizaron 2.112 misiones (el 95% de todas las
misiones) en los 18 primeros días de guerra.
La
tripulación del avión de bombardeo mandado por el capitán N. Gastello,
jefe de escuadrilla, dio un brillante ejemplo de intrepidez y
dedicación sin límites a la Patria. Al atacar a una columna mecanizada
alemana en un sector de la carretera Molodechno-Rodoshkévich el 26 de
junio de 1941, su avión IL-4 fue derribado por la artillería antiaérea.
Era imposible salvar el avión, y arrojarse en paracaídas suponía
entregarse al enfurecido enemigo. El aparato, envuelto en llamas, fue
enfilado contra una concentración de tropas y material. Por su heroica
acción, el capitán Gastello fue galardonado post mortem con el
título de Héroe de la Unión Soviética y su nombre y apellido fueron
escritos a perpetuidad en las listas del 207° regimiento de aviación de
bombardeo de largo radio de acción. El observador del avión teniente
Skorobogati, el radio-telegrafista teniente A. Burdeniuk y el
ametrallador sargento de primera A. Kalinin fueron condecorados post
mortem con órdenes de la URSS.
La
aviación de la Marina de Guerra emprendió desde el primer día de la
contienda, la lucha contra las tropas que avanzaban por los territorios
del litoral.
En
los 18 primeros días de guerra, toda la aviación soviética se lanzó al
combate, para rechazar la ofensiva enemiga y proteger a las tropas
soviéticas, realizando más de 47.000 misiones, correspondiendo 45.000 a
las Fuerzas Aéreas.
Los esfuerzos fundamentales de la aviación, el 47% de las misiones,
fueron orientadas a la protección de las tropas terrestres, lo que
estaba en concordancia con la situación creada. La aviación soviética
empleaba bombas incendiarias y rompedoras de calibre medio y pequeño y
el fuego de las ametralladoras y de los proyectiles reactivos. Los
objetivos más importantes de nuestra aviación eran los tanques, la
artillería y morteros que se encontraban en las posiciones, las columnas
de tanques y motorizadas, las concentraciones de camiones, los pasos de
los ríos, las reservas y las tropas que se hallaban en el campo de
batalla.
A
partir del mes de julio, nuestras Fuerzas Aéreas empezaron a actuar más
activamente contra los aeródromos enemigos. A principios de ese mes, el
comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas ordenó a los comandantes de la
aviación de los frentes Norte, Noroeste, Oeste y Sudoeste que, con la
cooperación de la aviación de bombardeo de largo radio de acción, fueran
atacados 31 aeródromos enemigos, pero las desfavorables condiciones
meteorológicas impidieron realizar este propósito. Sólo pudieron ser
bombardeados unos cuantos aeródromos, principalmente los
correspondientes a la zona del Frente Oeste.
Cinco días más tarde fueron atacados simultáneamente casi todos los
aeródromos enemigos del frente soviético-alemán. La víspera, todos los
tipos de reconocimiento habían advertido que el enemigo se disponía
atacar el día 8 por la mañana nuestros aeródromos. Con este motivo, el
Alto Mando Supremo exigió de los comandantes en jefe de los frentes que
asestaran un golpe preventivo a los aeródromos alemanes. El 8 de julio
al amanecer, la aviación de bombardeo de largo radio de acción y las
Fuerzas Aéreas de los cinco frentes atacaron 40 aeródromos fascistas.
Sólo las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste incendiaron o averiaron 54
aparatos alemanes.32
En
total, en los 18 primeros días de la guerra, las Fuerzas Armadas de los
frentes realizaban más de 1.000 misiones contra aeródromos enemigos,
destruyendo o averiando 348 aparatos y abatiendo 753 en combates
aéreos.
En
las difíciles condiciones del período inicial de la guerra, el Partido,
el Gobierno y el Alto Mando Supremo adoptaron diversas medidas para
fortalecer las Fuerzas Aéreas. Sobre la base de las Fuerzas Aéreas de
las regiones militares fronterizas fueron creadas las Fuerzas Aéreas de
los frentes. A fin de coordinar sus esfuerzos, el 10 de julio fue
constituido el Mando Supremo de las Fuerzas Aéreas, en las direcciones
noroeste, oeste y sudoeste. Por orden del Gran Cuartel General del Alto
Mando Supremo, el 29 de junio, en lugar del cargo de jefe de la
Dirección de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo fue creado el cargo de
comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo, con los
derechos adjuntos del Comisario del Pueblo de la Defensa. Fue designado
para ocupar este cargo el general P. Zhigariov y anexo a él fueron
constituidos un consejo militar y un estado mayor. A partir del 23 de
junio de 1941, la aviación de la Flota Aérea Civil fue subordinada al
Comisario del Pueblo de la Defensa. De esa aviación fueron organizadas
unidades, pequeñas unidades y destacamentos que se incorporaron a las
Fuerzas Aéreas de los frentes.
A
fin de aprender el manejo de la nueva técnica y preparar al personal de
vuelo para actuar, fueron creados regimientos y brigadas de reserva. En
las regiones militares del interior del país se formaron aceleradamente
y fueron enviadas al frente las nuevas unidades y grandes unidades de
aviación. A la vez, el Gran Cuartel General, el Estado Mayor General y
el Mando de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo adoptaron medidas para
corregir las deficiencias existentes en la organización, realización y
aseguramiento de las acciones de combate de la aviación.
Para reducir la pérdida de aviones, a partir de los primeros días de
julio de 1941 la aviación de bombardeo se empleó preferentemente de
noche, volando a gran altura. Durante el día volaban a alturas medias
los aparatos de bombardeo de largo radio de acción contando con una
buena protección de la aviación de caza y después de haber aplastado a
la artillería antiaérea.
En
su afán de incrementar el apoyo a las tropas y elevar la eficacia de los
golpes asestados al enemigo, el Gran Cuartel General del Alto Mando
Supremo ordenó al mando de las Fuerzas Aéreas «destruir los tanques,
aniquilar las tropas, incendiar los depósitos de combustible y arrasar
las bases de aviación y los aviones en los aeródromos por medio de
ataques desde el aire».
En
la directiva se indicaba: «Hay que organizar inmediatamente golpes
contra las agrupaciones más importantes y peligrosas del enemigo desde
el aire con pequeñas unidades de aviones provistas de fósforo granulado,
cápsulas de termita y ampollas con mezclas combustibles...»
Al
sintetizar la experiencia de las dos primeras semanas de guerra, el
Comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo expidió el 9
de julio una directiva en la que ordenaba a los mandos de las Fuerzas
Aéreas de los frentes: «Al estacionar la aviación en los aeródromos
no debe haber en cada uno de ellos más de 9 a 12 aviones. Luego de que
hayan tomado tierra los aparatos se les debe dispersar, situándolos en
los lugares asignados, después de lo cual se tienen que enmascarar o
llevar a los refugios. Para el personal de vuelo y técnico se deben
abrir trincheras cubiertas. Hay que implantar una rigurosa disciplina de
enmascaramiento en los aeródromos, prohibiendo recorrer los campos de
aviación sin ocultarse o ir por ellos en automóvil.»33
También se indicaban las medidas a adoptar para mejorar el servicio de
observación aérea, información y enlace, elevar la disposición combativa
de la artillería antiaérea y los aviones de caza a fin de rechazar los
ataques del enemigo. El cumplimiento de las exigencias de esa directiva
dio excelentes resultados, se redujeron las pérdidas de nuestros aviones
por efecto los ataques aéreos del enemigo a los aeródromos.
En
los primeros días de la guerra, el Partido Comunista desplegó aún más
intensamente el trabajo político del Partido y el trabajo educativo.
Muchos cuadros del Partido, muy responsables y expertos, fueron enviados
a las Fuerzas Aéreas. Los organismos políticos, conjuntamente con las
organizaciones del Partido y del Komsomol, de las unidades y grandes
unidades de aviación prestaron una ayuda constante a los jefes en la
lucha contra las manifestaciones de placidez y negligencia, hicieron
comprender con diáfana claridad a todos los aviadores el peligro mortal
que se abatía sobre la Patria y contribuyeron a organizar mejor las
acciones de combate. Todo esto se manifestó favorablemente en la
elevación de la capacidad combativa de los aviadores. El estado
político-moral de los aviadores era excelente. En las difíciles
condiciones de aquella situación y en los numerosos combates con el
enemigo, los aviadores soviéticos realizaron a diario grandes hazañas.
Los mejores aviadores —pilotos, observadores, ametralladores,
ingenieros, técnicos y especialistas de la retaguardia— solicitaban el
ingreso en el Partido de Lenin, expresando con ello su amor a la Patria.
Por ejemplo, el 8 de julio de 1941, en la 18° división de la
aviación de bombardeo de largo radio de acción fueron admitidos en el
Partido 70 combatientes,34 en la 55° división mixta de
aviación, 68,35 y en la 5° división de aviación mixta, 98.36
El crecimiento del contingente de militantes del Partido en las Fuerzas
Aéreas era un exponente del vínculo indestructible existente entre el
Partido Comunista y las masas populares del país. Conjuntamente con los
komsomoles, los militantes del Partido constituían entonces del 65 al
85% del personal de las unidades de aviación.37
Desde el 10 de julio hasta el 30 de septiembre nuestra aviación protegió
y apoyó a las tropas terrestres en todas las operaciones defensivas
realizadas por el Ejército Rojo para contener la ofensiva del enemigo,
agotar y desangrar sus agrupaciones de choque y frustrar el plan de
guerra «relámpago».
En
la dirección noroeste, las tropas alemanas del grupo de ejército
«Norte», después de llegar a la línea Pskov, Ostrov, Opochka e Idritsa,
trataron de apoderarse de Leningrado en cooperación con fuerzas
finlandesas. El enemigo tenía cuatro veces más cañones y morteros que el
Ejército Rojo y el doble de tanques y aviones. Su agrupación de aviación
contaba con 1.900 aviones, de los cuales 1.200 actuaban directamente
contra Leningrado. Nuestra agrupación de aviación estaba formada por las
Fuerzas Aéreas de los frentes Norte y Noroeste, las de la Marina de
Guerra del Báltico y el 7° cuerpo de la aviación de caza de la defensa
antiaérea, con un total de 1.300 aparatos, siendo la mayoría de ellos de
tipos anticuados.
A
fin de emplear mejor las fuerzas de nuestra aviación y ejercer una
influencia más eficaz sobre el enemigo, el Gran Cuartel General del Alto
Mando Supremo ordenó subordinar desde el punto de vista operativo, las
Fuerzas Aéreas de los Frentes, de la Marina de Guerra y el 7° cuerpo de
la aviación de caza de la defensa antiaérea al general A. Nóvikov,
comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas de la dirección noroeste, que
coordinaban las acciones de las grandes unidades y dirigía sus esfuerzos
fundamentales al cumplimiento de las tareas más importantes.
El
11 de julio empezaron los combates defensivos de nuestras tropas en los
accesos lejanos a Leningrado. Las divisiones de tanques y motorizadas
del enemigo, apoyadas por la aviación, emprendieron la ofensiva
simultáneamente en las direcciones de Luga, Nóvgorod, Olonetsk y
Petrozavod. El peligro mayor provenía de las tropas que avanzaban en
dirección a Luga y Petrozavod, que trataban de irrumpir en Leningrado
por el camino más corto. Por ese motivo, alrededor del 70% de todas las
fuerzas de nuestra agrupación de aviación fue concentrado para luchar
contra el enemigo precisamente en dichas direcciones.
Las escuadrillas y patrullas de bombarderos y cazas atacaban las
columnas de tropas en las carreteras y entorpecieron su paso por el río
Luga, destruyendo a la vez los tanques y aniquilando a sus tropas en el
campo de batalla. Solamente los días 11 y 12, los aviadores soviéticos
averiaron 15 tanques, incendiaron más de 90 camiones y destruyeron 2
pasos del río.
También actuó con éxito la aviación en la dirección de Nóvgorod. Desde
el 14 al 18 de julio apoyó activamente a las tropas del 11° ejército del
Frente noroeste, que contraatacaba en la zona de Soltsi. Para ayudar al
11° ejército no sólo se emplearon las Fuerzas Aéreas del Frente
noroeste, sino también el 1er cuerpo de aviación de bombardeo de largo
radio de acción y la 2° división mixta de aviación del Frente Norte: en
total 235 aviones. Día y noche las tropas enemigas sufrieron los golpes
de la aviación soviética, que en esas cinco jornadas de combates realizó
1.500 misiones en la zona de Soltsi.38 En estrecha
cooperación con las Fuerzas Aéreas, nuestras tropas causaron grandes
pérdidas a la 8va división de tanques alemana, haciéndola retroceder 40
km. De este modo fue liquidada temporalmente la amenaza de que
irrumpieran los alemanes en Nóvgorod.
El
general Halder, ex jefe del Estado Mayor General de las tropas
terrestres de Alemania, escribió en su diario en aquéllos días: «La
aviación del enemigo se muestra muy activa... ataca a las grandes
unidades del cuerpo de ejército de Reingard y a nuestras divisiones de
infantería que avanzan a lo largo de la orilla Oriental del lago Chud...
En general, en las acciones de la aviación enemiga se observa una firme
dirección.»
En
encarnizadísimos combates se revelaron los aspectos positivos y
negativos de la aviación enemiga y, a la vez, se manifestaron las
deficiencias existentes en las acciones de nuestros aviadores, siendo
adoptadas enérgicas medidas para corregirlas. Por ejemplo, la
experiencia de los primeros días de la guerra, mostró que los cazas
alemanes trataban de dispersar los grandes grupos de aviones soviéticos
para luego atacarlos por partes. Por esa razón, nuestros bombarderos
empezaron a actuar manteniendo densos órdenes combativos y lanzando
cortinas de fuego contra los cazas enemigos. Al proteger a las tropas
terrestres y objetivos importantes, los cazas soviéticos formaban un
orden combativo que constaba de un grupo de ataque y otro de protección.
Al grupo de ataque se le ordenaba la destrucción de los bombarderos
enemigos y al segundo grupo la escolta del grupo de ataque. A los
pilotos de caza se les encomendaban las tareas teniendo en cuenta las
cualidades de los nuevos cazas MiG-3 y Yak-1 y de los viejos I-16 e
I-153.
A
finales de julio fue contenida la ofensiva del enemigo en la dirección
de Leningrado. En 22 días de combates en los accesos lejanos a la
ciudad, nuestra aviación realizó 16.567 misiones y causó al enemigo
grandes pérdidas.
La
Patria evaluó altamente las hazañas de los aviadores que defendieron a
Leningrado. Por decreto del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, del
22 de julio de 1941, fue conferido el título de Héroe de la Unión
Soviética al primer teniente I. Ivanov, al subteniente P. Markutsa, al
capitán V. Matvéiev, al capitán L. Mijáilov, al teniente S. Titov y al
suboficial N. Totmin. Un numeroso grupo de aviadores fue condecorado con
órdenes de la URSS.
Después de haber reagrupado sus tropas y con sus reservas, las unidades
alemanas, con el apoyo de 1.500 aviones, emprendieron una nueva
ofensiva contra Leningrado. En esta ocasión atacaron desde el oeste,
sudoeste y noroeste, tratando de cercar y aniquilar a las tropas
soviéticas en las inmediaciones de la ciudad para apoderarse luego de
ella.
El
31 de julio, siete divisiones finlandesas, con el apoyo de la aviación,
emprendieron la ofensiva en el istmo de Carelia. Aprovechando su gran
superioridad en fuerzas lograron llegar a la vieja frontera estatal,
pero fracasaron todos sus intentos de romper la zona fortificada de
Carelia.
La
5ta división mixta de aviación (mandada por el coronel E. Erlikin) y la
41° división de aviación de bombardeo (mandada por el coronel I. Nóvikov),
que en 16 días realizaron unas 1.000 misiones,39 prestaron
una gran ayuda a las tropas del 23° ejército, que defendían esa zona. En
esos días actuaron con gran eficiencia los pilotos de las escuadrillas
de asalto mandadas por el primer teniente I. Svitenko, que en siete
días destruyeron 20 camiones con tropas y derribaron 7 aviones en
combate. En uno de los vuelos, la artillería antiaérea fascista hizo
blanco en el avión de Svitenko, que tuvo que realizar un aterrizaje
forzoso en la zona ocupada por el enemigo. Su muerte era inevitable,
pero acudió en su ayuda el piloto komsomol A. Slónov, que tomó tierra
cerca del aparato averiado y ante los fascistas que acudían presurosos
recogió al jefe y regresó a su unidad.
Para cooperar con nuestros tanques en la lucha contra los carros
blindados enemigos que atacaban en los accesos meridionales a
Leningrado, el mando soviético empleó el grueso de las fuerzas de la
aviación del Frente Norte (350 aviones), parte de la aviación de la
Marina de Guerra del Báltico y el 7° cuerpo de la aviación de caza de la
defensa antiaérea.
Treinta días duraron los sangrientos combates. Los ataques de los
tanques y la infantería del enemigo se sucedían uno tras otro. Grupos de
30 a 40 bombarderos alemanes arrojaban su carga sobre las posiciones de
nuestras tropas tratando de desbrozar el camino de Leningrado a sus
tanques e infantería.
A
fin de reducir la intensidad de los ataques de la aviación enemiga,
nuestros cazas protegían a las tropas soviéticas patrullando durante
todo el día. Se producían encarnizados combates aéreos, que en ocasiones
se convertían en verdaderas batallas en algunos sectores del frente con
la participación de 100 a 150 aparatos por ambas partes. En estos
combates, los pilotos de la 39° división de aviación de caza, mandada
por el coronel E. Jolzakov, dieron muestras de elevada maestría y gran
intrepidez. Sólo en el mes de agosto derribaron unos 19 aviones
fascistas: el teniente A. Chirkov abatió 7; el primer teniente A.
Storozhákov, 8, y el primer teniente A. Pokrishev, 4.
Por otra parte, nuestros bombarderos atacaron el 25 y el 28 de agosto 10
aeródromos enemigos, en los que el reconocimiento aéreo había
descubierto una gran concentración de aviones. Esas operaciones fueron
preparadas minuciosamente. En cada escuadrilla se designó los aviones
que habrían de aplastar la artillería antiaérea del enemigo. Fue elegido
con gran acierto el momento del ataque, al amanecer, cuando los aparatos
se encontraban en los aeródromos. Todo esto aseguró el elemento sorpresa
y la gran eficacia de las acciones redujo notablemente la actividad de
la aviación fascista, nuestra aviación, que realizó 250 vuelos, destruyó
40 aviones. En total, las pérdidas de la aviación alemana en ese sector
ascendieron en el mes de agosto a 213.40 Se redujo
notablemente la actividad de la aviación fascista.
En
esos días, los pilotos de la 2° división de aviación de bombardeo, la
41° división de aviación de caza y del 7° cuerpo de aviación de caza de
la defensa antiaérea apoyaron constantemente a las tropas que estaban a
la defensiva, realizando diariamente 4 o 5 vuelos cada tripulación. En
30 días efectuaron más de 4.000 misiones y destruyeron muchos tanques,
incendiaron 200 camiones y aniquilaron a numerosos soldados y oficiales
hitlerianos.41
El
22 de agosto, gracias a las acciones conjuntas de las tropas terrestres
y la aviación fue contenida la ofensiva de los alemanes en los accesos
meridionales a Leningrado. En la línea de Gátchina y Oraniemburg se
estabilizó el frente hasta mediados de septiembre. El 10 de agosto el
enemigo pasó a la ofensiva en las direcciones de Nóvgorod y del lago
Chud. A fin de derrotar a las unidades atacantes del 39° cuerpo
motorizado alemán, las grandes unidades de los ejércitos 11° y 34° del
Frente Noroeste, asestaron un contragolpe en la zona de Stáraya-Russa.
Para proteger y apoyar a las tropas, la aviación del frente y la de
bombardeo de largo radio de acción realizaron 460 misiones atacando a
las fuerzas enemigas en el campo de batalla y a las reservas que se
encontraban en camino, a la vez que protegían a las tropas propias con
un patrullaje constante. Además atacaron los objetivos ferroviarios y
trenes en las estaciones de Gulbene, Valka y Pskov.
En
esos días actuaron con gran audacia los pilotos del 228° regimiento de
aviación de asalto, mandado por el comandante I. Delnov. Los aviadores
tenían que cumplir diariamente diversas tareas de combate en complicadas
condiciones, tanto en tierra como en el aire, y en cada ocasión dieron
muestras de elevada maestría combativa, firmeza y arrojo.
El
14 de agosto, el servicio de reconocimiento aéreo descubrió una columna
enemiga, compuesta por 150 Camiones con infantería, que avanzaba en
dirección a Soltsí. El regimiento de aviación de asalto 288° fue enviado
para atacar a la columna. Primero asestó el golpe a los camiones que
iban en cabeza, por lo que se detuvo la columna, y después abrió fuego
de ametralladoras y cañones en vuelo rasante contra la aglomeración de
vehículos y tropas. En consecuencia fueron destruidos o averiados más de
50 camiones y la columna quedó paralizada durante tres horas.
Como consecuencia del contragolpe de nuestras tropas, con la cooperación
de la aviación, fueron derrotadas unas cuantas divisiones alemanas,
cuyos restos retrocedieron hasta 60 km. El mando alemán se vio
obligado a enviar a la zona de Stáraya-Russa refuerzos procedentes de
otros sectores del frente, incluso de la parte de Smolensk.
Entre tanto, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo reforzó las
tropas y la aviación de Leningrado. En la primera mitad de agosto,
completaron la agrupación de aviación cuatro regimientos, y en el mes de
septiembre nueve regimientos. Para facilitar la dirección de las tropas
y la aviación del Frente Norte, el 23 de agosto fue dividido el frente
en otros dos: el de Leningrado y el de Carelia. Y de acuerdo con esto,
fueron constituidas las Fuerzas Aéreas del Frente de Leningrado (de las
que era Comandante en jefe el general A. Nóvikov) y las Fuerzas Aéreas
del Frente de Carelia (de las que era Comandante en jefe el general T.
Jriukin).
Después de reagrupar sus fuerzas, los hitlerianos reanudaron la
ofensiva. Empezó el período más duro de la lucha por Leningrado. Para
apoyar a nuestras tropas fueron empleados 600 aviones del Frente de
Leningrado y 200 de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del
Báltico. Junto con ellos actuaron exitosamente los pilotos del 7° cuerpo
de aviación de caza de la Defensa antiaérea. Durante el mes de
septiembre, para proteger y apoyar a nuestras tropas terrestres la
aviación realizó más de 17.000 misiones. Sólo las Fuerzas Aéreas del
Frente de Leningrado destruyeron o averiaron decenas de tanques y
muchos cañones y camiones. Con la cooperación de la aviación y de los
navíos de la Flota del Báltico, las tropas terrestres desbarataron el
nuevo intento de los hitlerianos de apoderarse de Leningrado. A finales
de septiembre, el enemigo, que había sufrido enormes pérdidas y no había
alcanzado los objetivos propuestos, cesó sus acciones ofensivas.
En
el período de las operaciones defensivas en los accesos lejanos y
próximos a Leningrado, nuestra aviación, además de aniquilar a las
tropas del enemigo luchó también contra su aviación y en cumplimiento de
esta tarea realizó más de 15.000 misiones. Los ataques a los aeródromos
enemigos fueron llevados a cabo de acuerdo con un plan especial
elaborado por el Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Frente de
Leningrado. Del 22 de julio al 22 de septiembre, la aviación de la
dirección Noroeste realizó 1.760 misiones para atacar los aeródromos
fascistas y destruyó o averió unos 500 aviones.
La
lucha en el aire se libraba también de acuerdo a un plan único. Para
rechazar a la aviación alemana se empleaba a las unidades del 7° cuerpo
de aviación de caza de la defensa antiaérea, a las Fuerzas Aéreas del
frente y a las de la Marina de Guerra del Báltico. A las divisiones de
caza les fueron asignadas zonas para la lucha contra los aviones
enemigos en vuelo. Para rechazar los ataques masivos de los bombarderos
fascistas a Leningrado, la dirección general de toda la aviación,
estuvo a cargo del coronel S. Danílov, jefe del 7° cuerpo de aviación de
caza de la defensa antiaérea. Para dirigir a los cazas en el aire fueron
organizados puestos auxiliares de dirección, que orientaban por radio a
los aviones, a fin de que atacaran al enemigo. Sobre Leningrado,
Cronstadt y otros objetivos de gran importancia patrullaban
permanentemente grupos de cazas.
En
el período de julio a septiembre de 1941 atacaron a Leningrado 4.306
aviones, pero gracias a la actuación de todos los medios de la defensa
antiaérea, sobre todo de los aviones de caza, solamente pudieron
irrumpir en la ciudad 508 bombarderos. En los combates aéreos fueron
derribados 333 aparatos enemigos.
Los ingenieros, técnicos y mecánicos de aviación, trabajaron abnegada y
valientemente bajo la dirección del ingeniero de brigada A. Aguéiev.
Trabajaron muy bien los especialistas de la retaguardia en la
preparación de la red de aeródromos y en el aseguramiento múltiple de
la actividad de las unidades de aviación. Por cuanto los aviones
participaban constantemente en combates aéreos, volvían a menudo a los
aeródromos con numerosos impactos y serias averías, pero transcurridas
unas cuantas horas, los hábiles trabajadores del personal técnico, que
laboraban día y noche, ponían a los aparatos en condiciones de vuelo.
El
personal de las unidades trabajaba aunque el aeródromo fuera bombardeado
o cañoneado. Los aparatos despegaban desde los lugares de
enmascaramiento sin tener en cuenta la dirección del viento. Después de
tomar tierra, los aviones rodaban a gran velocidad, hasta el refugio. A
una señal de la campana, el personal técnico, salía de la zanja, rodaba
el avión y volvía a ocultarse en la zanja.
Durante el período de la batalla por Leningrado (hasta el 30 de
septiembre de 1941), nuestra aviación realizó unas 60.000 misiones en
total. El promedio diario era de 3 ó 4 vuelos para los cazas y 2 ó 3
para los bombarderos.42
Después que Leningrado fuera asediado por tierra, los esfuerzos
principales de la aviación estuvieron orientados a la defensa de la
asediada ciudad. Los aviadores soviéticos, además de sus acciones contra
las tropas enemigas, protegían el camino trazado a través del lago
Ladoga, por el que se suministraban armas, municiones y víveres a
Leningrado y se evacuaba de él, a los combatientes heridos y enfermos y
a la población civil.
Aún era más tensa la situación en la dirección occidental. Después de
haber llegado a la línea de los ríos Duna Occidental y Dniéper, el
enemigo enfiló su ofensiva en la dirección de Elninsk, Roslavl y Veliki
Luki, a fin de derrotar en el plazo más breve las tropas del Frente
Oeste y apoderarse de Smolensk, y después, hacer virar a su 3er grupo de
tanques hacia el norte para cooperar con el grupo de ejércitos del
«Norte», en la ocupación de Leningrado. El mando alemán se proponía
aprovechar más tarde la zona de Smolensk como base de partida para la
ofensiva contra Moscú.
El
grupo del ejército del «Norte», que atacaba en esa dirección, tenía una
superioridad aplastante en hombres y material sobre las tropas
soviéticas. Las unidades hitlerianas eran apoyadas desde el aire por dos
flotas aéreas, con unos 1.000 aviones, mientras que las Fuerzas Aéreas
del Frente Oeste, sólo contaban con 370 aparatos. El Frente Oeste fue
reforzado con 120 aviones del 3er cuerpo de aviación de bombardeo de
largo radio de acción y 150 de las Fuerzas Aéreas del Frente de Reserva
(de las que era comandante en jefe el general B. Pogrébov).43
La coordinación general de la aviación empleada en la dirección, estaba
a cargo del general N. Naumenko, comandante en jefe de las Fuerzas
Aéreas del Frente Oeste.44
Los cinco primeros días de la operación defensiva de Smolensk se
caracterizaron por los encarnizados combates librados para poder
mantener la línea de los ríos Dniéper y Duna. Para apoyar y proteger a
las tropas que se defendían en el Dniéper y el Duna Occidental fue
empleada toda la aviación de que se disponía. Los pilotos soviéticos
atacaban los pasos de los ríos, las columnas de tanques, las tropas que
se encontraban en el campo de batalla y los aviones enemigos en los
aeródromos. Los pasos de los ríos eran destruidos por pequeños grupos de
aparatos de bombardeo y de asalto. Los proyectiles utilizados eran
bombas incendiarias y rompedoras, así como mezclas de combustibles, que
en los lugares boscosos incrementaban los efectos de la acción. Las
columnas motorizadas eran atacadas preferentemente en los caminos
forestales y vecinales próximos a los lugares pantanosos.
El
mando del Frente Oeste valoró altamente en sus partes al Gran Cuartel
General del Alto Mando Supremo la actividad de la aviación: «Desde la
mañana del 13 de julio, las Fuerzas Aéreas han asestado potentes golpes
al enemigo en la zona de Vitebsk y continúan atacando sistemáticamente
las columnas alemanas en esta zona. A la vez que ataca desde el aire los
pasos del enemigo en Shklov, somete a golpes constantes a las columnas
de tanques enemigas en la zona de Gorka. En los ataques aéreos del 14 de
julio han sido aniquiladas nutridas tropas enemigas.»
A
pesar de la tenaz resistencia de las tropas soviéticas y de las
enérgicas acciones de la aviación, el enemigo, al precio de grandes
pérdidas, consiguió forzar los ríos Duna Occidental y Dniéper y romper
la defensa de nuestras tropas en las zonas de Vitebsk, Orsha y Shklov.
Desde las cabezas de puente ocupadas, los alemanes emprendieron la
ofensiva en la dirección general de Smolensk, tratando de cercar y
aniquilar a nuestras tropas que se defendían en el sector de Vitebsk y
Shklov.
Para hacer fracasar los planes del enemigo, las tropas del Frente Oeste
contraatacaron del 23 al 25 de julio en los distritos de Roslavl, Bieli
y Yártsev. Casi todas las unidades y grandes unidades de la aviación del
Frente Oeste, del Frente de Reserva y del 3er cuerpo de aviación de
bombardeo de largo radio de acción, fueron empleadas para proteger a las
tropas. El Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste envió
representantes suyos al puesto de mando del grupo de choque para que
informaran por radio al mando de la aviación acerca de la situación en
el campo de batalla y en el aire y ordenó que transmitieran las
peticiones de intervención de la aviación, hechas por las tropas y
concordaran con ellas las señales y los objetivos. Antes de iniciar el
contragolpe, la 47° división mixta de aviación y la 43° división de caza
de aviación se estacionaron cerca de la zona de operaciones. Los
regimientos de estas divisiones asignaron 1 ó 2 patrullas y las
enviaron a aeródromos de campaña situados de 11 a 20 km de la
línea del frente. Esto permitió aumentar el número de vuelos e
interceptar oportunamente a los aviones enemigos en el aire.
Durante tres días, se libraron encarnizadísimos combates en tierra y
aire. Antes de asestar el contragolpe, las Fuerzas Aéreas Soviéticas
atacaron a las reservas enemigas que se aproximaban al frente, los
aeródromos (en Ulla, Beshenkóvich, Krupk, Pujóvich, Vilno, Osipovich.
etc) y en los nudos ferroviarios de Orsha y Vitebsk, en los que el
servicio de reconocimiento aéreo había descubierto trenes militares del
enemigo. El 23 de julio por la mañana, cuando las divisiones de
infantería, acompañadas de tanques, emprendieron el ataque, pequeños
grupos de aviones de bombardeo y asalto empezaron a machacar a los
tanques y las bocas de fuego que cerraban el camino a las tropas
atacantes.
A
consecuencia del contragolpe de las tropas del Frente Oeste en
cooperación con la aviación, se causó al enemigo enormes pérdidas y se
le distrajo grandes contingentes de tropas en los distritos de Yártsev,
Bieli y Roslavl. Con ello, se mejoró la situación de los ejércitos 20° y
16° que libraban combates muy cruentos en la zona de Smolensk.
En
aquellos días, las tropas del ala izquierda del Frente Oeste, con la
cooperación de tres divisiones de aviación, como consecuencia de
encarnizadísimos combates contuvieron la ofensiva del 2° ejército y del
2° grupo de tanques enemigos. El 26 de julio de 1941, con tropas
pertenecientes al Frente Oeste fue constituido el Frente Central,
integrado por los ejércitos 13° y 21°. También fueron creadas las
Fuerzas Aéreas del frente, de las que formaron parte las divisiones de
aviación 11° y 28° mixtas y 13° de bombardeo, siendo su Comandante en
jefe el general G. Vorozheiki.
A
finales de julio fue contenida la ofensiva enemiga. En el período
comprendido entre el 10 y el 31 de julio, la aviación de protección y
apoyo a las tropas de la dirección de Smolensk realizó unas 5.200
misiones y en los combates aéreos derribó 200 aviones fascistas.45
A las tropas se les prestó una gran ayuda.
El
8 de agosto, el mando hitleriano desplazó a parte de las tropas del
grupo de ejércitos «Centro» (2° ejército y 2° grupo de tanques) hacia el
sur para derrotar a las tropas del Frente Central y seguir desarrollando
la ofensiva en la dirección de Konotop y Chernígov a fin de salir a la
retaguardia del Frente Sudoeste.
Las tropas del Frente Central, inferiores en número y en material a las
del enemigo, no pudieron rechazar su ofensiva y comenzaron a
replegarse. Para proteger la dirección de Briansk, el 16 de
agosto fue creado el Frente de Briansk y sus Fuerzas Aéreas (de las que
fue comandante en jefe el general Polinin). A las tropas del frente se
les encomendó la tarea de asestar dos contragolpes para contener al
enemigo: uno en el flanco del 2° grupo de tanques en la zona de Starodub,
y el segundo, en cooperación con el Frente de Reserva, en la zona de
Roslavl.
A
la vez, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo ordenó al mando
de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo que realizara una operación
aérea del 29 al 31 de agosto de 1941 para desbaratar la ofensiva del 2°
grupo de tanques fascistas. En esta operación fueron empleados 450
aviones de las Fuerzas Aéreas de los frentes de la dirección oeste y de
la aviación de bombardeo de largo radio de acción. El Estado Mayor de
las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo elaboró el plan de la operación
aérea, que fue aprobado por el Alto Mando Supremo.
La
operación aérea duró seis días. A partir del 29 de agosto, los aviones
de bombardeo y asalto atacaron ininterrumpidamente a las columnas de
tanques enemigas, en los distritos de Unecha, Starodub, Trubchesk y
Nóvgorod-Severski. La insuficiencia de aviones, que se hizo muy
perceptible durante los ataques aéreos, era suplida por la gran tensión
del trabajo de las tripulaciones. Por ejemplo, el 30 y 31 de agosto, los
aviadores de los cuatrimotores de bombardeo TB-3 hicieron dos vuelos
por la noche; los de los aviones SB, Pe-2 e IL-2, unos 3 ó 4 vuelos, y
los de los cazas, 6 ó 7 vuelos diarios. En total, durante la operación
se efectuaron más de 4.000 misiones.46
Recordando la actuación de la aviación en la operación aérea, el general
A. Eremenko, comandante en jefe del Frente de Briansk, escribió en sus
memorias: «Las Fuerzas Aéreas del frente, aprovechando cada jornada
de vuelo, causaron al enemigo grandes pérdidas. Sólo en los días 30 y 31
de agosto fueron realizadas unas ,1.500 misiones y arrojadas 4.500
bombas de distintas clases, destruidos 100 tanques, 20 transportadores
blindados, incendiados depósitos de combustible y derribados 55 aviones.
Los golpes de la aviación estuvieron estrechamente coordinados con las
acciones de las tropas terrestres al oeste de Trubchevsk.»47
También el Alto Mando Supremo evaluó altamente la actuación de los
aviadores, ya que en un telegrama dirigido al Comandante en jefe del
frente decía: «La aviación actúa bien, pero actuaría mejor si los
aparatos de reconocimiento llamaran rápidamente a los bombarderos por
radio y no al regresar del vuelo... Deseo éxitos. Saludos a todos los
aviadores.»
Durante la operación aérea, nuestras Fuerzas Aéreas asestaron .golpes
sensibles a los aeródromos enemigos. El 30 de agosto, la aviación
soviética atacó 8 aeródromos alemanes en los que destruyó 57 aparatos,
y del 1 al 2 de septiembre fueron atacados otros 9 aeródromos. Las
enérgicas acciones de nuestra aviación influyeron en la situación en el
aire y en la tierra.
A
consecuencia de los vigorosos contragolpes de nuestras tropas y a las
enérgicas acciones de la aviación, la agrupación de choque enemiga
sufrió enormes pérdidas. Los hitlerianos se vieron en la necesidad de
trasladar al Frente de Briansk a parte de la aviación que habían
destinado para participar en la ofensiva en la dirección meridional, lo
que redujo el ritmo del avance del 2° grupo de tanques en la
dirección de Konotop.
No
fueron menos cruentos los combates al este de Smolensk, donde las tropas
del Frente Oeste y del Frente de Reserva continuaron
desgastando a las fuerzas fundamentales del enemigo. En los distritos de
Dujovschina y Elna sufrió el enemigo cuantiosas pérdidas. Sólo en el
distrito de Elna tuvieron los alemanes más de 50.000 muertos y heridos.
Elna fue liberado y el enemigo se retiró a 25-30
km.
El
Comandante en Jefe del frente, destacó en repetidas ocasiones las
exitosas acciones de nuestra aviación. En una orden del mariscal S.
Timoshenko, comandante en jefe del Frente Oeste, se decía que: «el 21
y 22 de agosto el enemigo ha tratado de contener el movimiento de
nuestras tropas y empleando numerosos tanques y fuerzas mecanizadas ha
atacado muy confiado a nuestras unidades. Pero ya han pasado los días de
las victorias fáciles... Las gloriosas divisiones de infantería 64° y
50° y la valerosa 47° división de aviación (regimientos de asalto 61° y
215° y regimiento de caza 129°) han destrozado los tanques fascistas y
obligaron a huir desordenadamente a los hitlerianos. El enemigo ha
perdido 130 tanques, más de 100 camiones y muchos camiones y
municiones, sufriendo, además, más de 1.000 bajas entre muertos y
heridos».48
Para atenuar la acción de la aviación alemana sobre nuestras tropas, las
Fuerzas Aéreas del Frente Oeste y la aviación de bombardeo de largo
radio de acción, atacaron 33 aeródromos del 10 al 14 de julio,
destruyendo o averiando unos 100 aviones. Pero también la aviación
fascista redobló sus ataques a nuestros aeródromos, aunque no
fueron tan efectivos como en los primeros días de la guerra, ya que los
aviones estaban muy bien enmascarados y se encontraban dispersos. Por
otra parte se había elevado la vigilancia y la disposición combativa de
la defensa antiaérea de los aeródromos. A la vez se hizo más eficaz la
acción de los pilotos de caza, que se dedicaron en primer término a
derribar a los bombarderos enemigos.
Luchó con gran éxito el regimiento 401° de aviación de caza, provisto de
aparatos MiG-3, al mando del teniente coronel S. Suprún, famoso piloto
de caza y Héroe de la Unión Soviética. Bajo sus órdenes, los pilotos
realizaban de 5 a 6 vuelos cada día. En uno de los combates aéreos
librados el 4 de julio contra fuerzas superiores del enemigo, Suprún
pereció heroicamente. El 22 de julio de 1941 le fue concedido post
mortem el título de Héroe de la Unión Soviética, fue el primero que
en la Gran Guerra Patria recibía dos veces ese título.
A
medida que fue penetrando el enemigo en el interior del país, su
aviación empezó a bombardear Viazma, Briansk, Moscú y Leningrado. Es
sabido que el 8 de julio Hitler ordenó que la aviación fascista arrasara
Moscú por medio de bombardeos masivos. El primer vuelo sobre la capital
de la URSS fue efectuado el 22 de julio por la noche, participando en él
250 aparatos de bombardeo. El ataque fue rechazado por 170 cazas y la
artillería antiaérea, que derribaron 22 aparatos enemigos. En orden del
23 de julio de 1941, el Comisario del Pueblo de la Defensa expresó su
gratitud a los pilotos del 6° Cuerpo de aviación de caza (al mando del
coronel I. Klímov) por el éxito obtenido al rechazar la incursión de los
bombarderos hitlerianos.
En
el período comprendido entre el 22 de julio y el 15 de agosto de 1941,
los fascistas realizaron 18 incursiones aéreas contra Moscú. En 8 de
ellas participaron 120 bombarderos, y en las demás, de 50 a 80. Los
pilotos de caza y la artillería de la defensa antiaérea rechazaron con
éxito las incursiones de la aviación alemana. La inmensa mayoría de los
bombarderos no pudieron irrumpir en la ciudad. De 1.700 aviones que
intentaron penetrar en Moscú, sólo lograron hacerlo 70.
En
los combates aéreos librados para rechazar las incursiones de la
aviación enemiga peleó valientemente, el subjefe de una de las
escuadrillas del 177° regimiento de la aviación de caza, el subteniente
V. Talalijin. El 7 de agosto por la noche, se lanzó al combate contra
los bombarderos fascistas en los accesos a Moscú. Habiendo agotado todas
las municiones embistió y derribó a un aparato enemigo. Esa fue una de
las primeras embestidas realizadas de noche. Por decreto del Presidium
del Soviet Supremo de la URSS le fue concedido el título de Héroe de la
Unión Soviética. Talalijin derribó en otros combates cuatro aparatos
hitlerianos más. El 27 de octubre de 1941 pereció en un encuentro
aéreo. Por disposición del ministro de Defensa, Víctor Talalijin fue
registrado a perpetuidad en las listas del 177° regimiento de aviación
de caza.
Las unidades y grandes unidades de las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste y
la aviación de bombardeo de largo radio de acción desempeñaron un
importante papel en la defensa de Moscú contra los ataques aéreos. En el
período de vuelos más intensos contra la capital (del 22 de julio al 15
de agosto de 1941) atacaron 118 aeródromos enemigos, a consecuencia de
lo cual se redujo sensiblemente la actividad de la aviación enemiga. En
la segunda mitad de agosto y en septiembre atacaban pequeños grupos de
aparatos fascistas, y a veces aviones solitarios, que más que nada
volaban con fines de hostigamiento.
Durante el mes de julio, las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste, qué
desplegaron una gran actividad combativa, recibieron cómo refuerzo más
de 900 aviones.49 Pero debido a las pérdidas sufridas y a la
transferencia de regimientos de aviación a otros frentes, el número de
aviones se redujo a la mitad en comparación con los existentes el 10 de
julio. A principios de agosto el frente sólo tenía 180 aviones. Pero
también el número de aviones fascistas se reflujo en esta dirección casi
a la cuarta parte. La 2da Flota aérea alemana contaba con unos 250
aparatos. Todo esto originó el descenso de la actividad aérea por ambas
partes. No obstante, no cesó ni un momento la lucha en el aire. En el
mes de agosto, las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste realizaron 188
misiones contra aeródromos alemanes, destruyendo o averiando unos 70
aparatos fascistas. Nuestra aviación sólo perdió un solo avión en los
aeródromos durante ese período.50
La
operación defensiva de Smolensk, desempeñó un importante papel en el
fracaso del plan hitleriano de guerra relámpago. Según reconoció el
mando alemán, las divisiones de tanques y las motorizadas
perdieron la mitad del material de guerra y las bajas en hombres
llegaron a 450.000. Nuestras Fuerzas Aéreas realizaron unas 22.000
misiones y ayudaron con toda eficacia a las tropas terrestres a cumplir
las tareas encomendadas.
En
la dirección sudoeste, el mando hitleriano ordenó al grupo de ejércitos
«Sur» que se apoderara de Kiev en un breve plazo y que cercara y
aniquilara a las tropas soviéticas en la margen derecha del Dniéper. El
enemigo tenía el doble de tanques, cañones e infantería que las grandes
unidades soviéticas. Su agrupación de aviación (la 4ta Flota Aérea y
las Fuerzas Aéreas de Rumania) contaba con 1.150 aparatos. Nuestras
Fuerzas Aéreas tenía casi tantos aviones, pero el 75% de los mismos
correspondía a tipos anticuados. El general F. Falaléiev, Comandante en
jefe de las Fuerzas Aéreas de la dirección sudoeste, coordinó las
acciones de las Fuerzas Aéreas del Frente Sur (de las que fue
Comandante en jefe el general P. Shelujin, y desde el 24 de septiembre
de 1941 el coronel K. Vershinin) y de las Fuerzas Aéreas del Frente
Sudoeste (de las que era Comandante en Jefe el general A. Astájov).
El
10 de julio, 14 divisiones alemanas, con la cooperación de la aviación,
emprendieron la ofensiva. Después de romper las líneas defensivas se
lanzaron impetuosamente contra Kiev. Surgió la amenaza de que los
fascistas se apoderaran de la capital de Ucrania. A fin de frustrar los
planes del enemigo, las tropas soviéticas, apoyadas por la aviación,
asestaron un contragolpe a los flancos del enemigo en la dirección de
Nóvgorod Volinski y Chervonoarmeisk. Durante un mes se libraron
cruentísimos combates en la dirección de Kiev. Habiendo perdido sus
tropas selectas, el enemigo suspendió la ofensiva.
Nuestra aviación, que fue empleada masivamente en los sectores
decisivos del frente, jugó un importante papel en el fracaso de los
planes del enemigo. Para apoyar al 5° ejército, que asestó el
contragolpe, fueron destinadas seis divisiones de aviación del frente y
dos cuerpos de aviación de bombardeo de largo radio de acción. La labor
de nuestros aviadores fue muy intensa, ya que realizaron 4 ó 5 vuelos
cada día. Nuestros aviones atacaron las columnas de tanques y
motorizadas en la carretera Zhitomir-Kíev, aniquilaron a las tropas
enemigas en el campo de batalla y destruyeron sus aviones en los
aeródromos. Además protegieron los pasos y puentes del Dniéper y los
nudos ferroviarios de Nezhin y Chernígov. En cumplimiento de todas estas
tareas fueron realizadas unas 5.000 misiones.
En
los combates por Kiev actuaron con gran éxito los pilotos de la 62°
división de aviación de bombardeo, mandada por el coronel V. Smirnov,
Héroe de la Unión Soviética, y los de la 36° división de aviación de
caza, mandada por el coronel V. Zelentsov, Héroe de la Unión
Soviética. El Consejo militar del Frente Sudoeste expresó su gratitud a
los aviadores de estas divisiones por su eficaz ayuda a las tropas.
En
el ala más meridional del frente soviético-alemán, nuestras tropas
fueron apoyadas por cuatro divisiones de aviación del Frente Sur y por
las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar Negro, realizaron más
de 10.000 misiones en 45 días.
En
los combates dieron muestras de gran maestría, intrepidez y heroísmo las
tripulaciones del 210° regimiento de aviación de bombardeo (mandado por
el teniente coronel A. Kozhemiakin). El 31 de julio, en la zona de
Golovanesk, los tanques y la aviación fascistas atacaron a las unidades
del 17° cuerpo de infantería. La artillería fascista se mostró muy
activa. En ayuda de las tropas soviéticas acudieron los aparatos del
regimiento, que aplastaron a la artillería hitleriana y destruyeron un
depósito de municiones y unos cuantos tanques. Gracias a esa ayuda
nuestras tropas pudieron eludir el golpe de fuerzas mucho más numerosas
del enemigo. El consejo militar del 18° ejército expresó su gratitud al
personal de vuelo del 210° regimiento de aviación de bombardeo. Del 14
al 16 de agosto, en los distritos de Bashtanka y Barmashev y en la
estación de Yávkino, los bombarderos del 210° regimiento destruyeron 8
tanques y 30 camiones, con lo que contribuyeron a que saliera del cerco
el 18° ejército. Por esa acción, el personal de vuelo del regimiento
recibió la segunda felicitación del mando. En lo sucesivo, actuando en
la dirección de Dniepropetrovsk, sólo en los días 25 y 26 de agosto el
210° regimiento destrozó unos cuantos tanques y 18 camiones con
infantería y destruyó un paso del Dniéper. Por sus grandes méritos para
con la Patria, 13 pilotos del regimiento fueron condecorados con
órdenes.
También peleó con gran éxito el personal de vuelo del 5° regimiento de
aviación de bombardeo (del que era jefe el teniente coronel G. Kucherkov).
El 15 de julio, en el distrito de Leovo, ayudó a las unidades del 2°
cuerpo de infantería a rechazar el ataque de una gran unidad de tanques
del enemigo. El 21 de julio, este regimiento, conjuntamente con el 67°
regimiento de aviación de caza, causó enormes pérdidas a una división
enemiga, y el 23 de julio destruyó dos pasos del río en los distritos
de Yampol y Soroki. También lucharon con gran tensión los pilotos del
131° regimiento de aviación de caza (mandado por el teniente coronel L.
Gonchaiov). En cuatro meses realizaron 1.500 misiones solamente en
acciones de asalto contra las tropas fascistas en el campo de batalla.
Aunque el regimiento estaba provisto de aviones anticuados, sus pilotos
libraron numerosos combates y derribaron en ellos 63 aparatos
fascistas, perdiendo solamente 38.51
En
los encuentros sostenidos en esta dirección recibió su bautismo de
fuego el primer teniente A. Pokryshkin, jefe de patrulla del 55°
regimiento de caza, y en la actualidad(entónces) coronel
de aviación y tres veces Héroe de la Unión Soviética. El 20 de
julio realizó un vuelo de reconocimiento por el distrito de Beltsi,
siendo averiado su avión por el fuego de la artillería antiaérea. Hizo
un aterrizaje forzoso en territorio ocupado por el enemigo. Pokryshkin
destruyó su aparato y logró atravesar la línea del frente,
regresando a los tres días a la unidad. Transcurridos unos cuantos días
volvió a la pelea. En uno de los vuelos por el distrito de Akimovka, el
primer teniente Pokryshkin incendió unas instalaciones ferroviarias e
inutilizó una batería artillera enemiga. Los resueltos ataques de los
pilotos soviéticos permitieron a nuestras tropas desalojar a los
alemanes de un pueblo. El Comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del
9° Ejército expresó su gratitud a Pokryshkin y a los
pilotos de su patrulla.
Habiendo reagrupado a sus tropas y reforzado su agrupación de
choque con dos ejércitos trasladados desde la zona de Smolensk, el mando
alemán reanudó la ofensiva. La correlación de fuerzas en este sector
cambió bruscamente a favor de los fascistas. Las tropas del Frente
Sudoeste y del Frente Sur se vieron en una situación muy
comprometida, pero desde el aire fueron apoyadas por las grandes
unidades de la aviación de los frentes y por divisiones de la aviación
de bombardeo de largo radio de acción. Además, acudieron en ayuda los
grupos 4 y 5 de la aviación de reserva, que contaban con cuatro
regimientos de caza, tres de asalto y dos de bombardeo.
Durante el mes de septiembre, la aviación soviética realizó en esta
dirección unos 10.000 vuelos, siendo empleado el 80% de su fuerza en la
lucha contra los grupos 1ro y 2do de tanques fascistas y en la
destrucción de los pasos de los ríos Desná y Dniéper. No obstante, la
superioridad del enemigo era aplastante, por lo que no se pudieron
cumplir enteramente estas tareas. Las tropas fascistas continuaron
desarrollando su ofensiva y el 9 de septiembre lograron cercar a una
parte de las tropas del Frente Sudoeste en los distritos de Kíev,
Biriuki y Piriatin.
También quedaron cercados el mando y el Estado Mayor de las Fuerzas
Aéreas del frente, así como el personal de algunas divisiones de
aviación. El general G. Tjor, subjefe de una división de aviación de
bombardeo, que había quedado en el cerco, en el distrito de Piriatin,
encabezó un grupo de oficiales y clases de la retaguardia de las Fuerzas
Aéreas y trató de romper el cerco combatiendo. En la lucha desigual
contra fuerzas muy superiores, cayó herido y fue hecho prisionero
encontrándose sin conocimiento. En una cárcel de la Gestapo en Berlín,
los hitlerianos hicieron toda clase de intentos para conseguir que el
general Tjor traicionara a su Patria. Pero este auténtico ciudadano
soviético permaneció fiel a la Patria y además realizó un gran trabajo
político entre los demás prisioneros. En el campo de concentración de
Hammelburg, el general Tjor dirigió la actividad de una organización
clandestina de oficiales y generales soviéticos. Bajo su dirección, el
comité clandestino de la organización, en las condiciones de terror
fascista, organizó la celebración del 25 aniversario de la Gran
Revolución de Octubre y preparó a los prisioneros para realizar una fuga
masiva.
Por los documentos de los archivos alemanes se sabe que en diciembre de
1942 le colocaron grilletes al general Tjor y lo trasladaron a la
cárcel de Núremberg, en la que fue sometido a bestiales tormentos y
torturas. Después lo llevaron al campo de concentración de Flussemburg,
donde se encontraba bajo un régimen especial de la Gestapo. Ninguna
clase de tortura pudo doblegar la voluntad del combatiente comunista
soviético. En enero de 1943 fue fusilado el general Tjor. Su ilimitada
fidelidad a la Patria y su lealtad al juramento militar siguen siendo en
nuestros días un brillante ejemplo para todos los combatientes de las
Fuerzas Armadas Soviéticas. Por una orden del ministro de Defensa de la
URSS, el general G. Tjor fue inscrito a perpetuidad en las listas de la
primera escuadrilla de aviación de bombardeo del regimiento en que
sirvió.
El
10 de agosto empezaron las actividades militares en los accesos a Odesa.
En esta dirección la aviación soviética era bastante reducida y
numéricamente constituía la cuarta o quinta parte de la enemiga. El
Ejército Especial del Litoral sólo contaba con un regimiento de aviación
de caza, el número 69, que disponía de 30 aviones. También actuaban allí
algunos aviones de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar
Negro y un Destacamento aéreo de la Aviación Civil.
En
los combates por Odesa se destacaron extraordinariamente el comandante
L. Shestiakov, jefe del 69° regimiento de aviación de caza, y el
comisario de batallón N. Verjovets, que era el comisario del regimiento.
Estos mandos realizaban cada día 4 ó 5 vuelos y con su audacia
inspiraban a la hazaña a los demás pilotos. El 9 de agosto, un grupo de
cazas mandado por el comandante Shestiakov ametralló a las tropas
enemigas en el distrito de Katarzhino y después entabló combate con 12
Me-109, derribando a nueve, sin sufrir pérdida alguna. También lucharon
con abnegación, valor y heroísmo el jefe de escuadrilla e instructor
político S. Kunitsa, los jefes de patrulla primer teniente A.
Chervatenko y teniente V. Serogodski, los jefes de escuadrilla primeros
tenientes P. Poloz y A. Elojin, los pilotos tenientes A. Aleliujin e I.
Koroliov y el subjefe del regimiento capitán Y. Rikachov.
El
comandante Shestiakov se encontraba en el frente desde los primeros días
de la guerra y aniquiló audazmente y con toda decisión al enemigo en el
aire y en tierra. Bajo su mando, los pilotos cumplieron exitosamente las
tareas de combate, cooperando con las tropas a la defensa de la ciudad.
Por todo esto, el regimiento fue intitulado regimiento de la Guardia y
condecorado con la orden de la Bandera Roja. Doce pilotos del regimiento
fueron galardonados con el título de Héroe de la Unión Soviética. En dos
años y medio de guerra, Shestiakov realizó más de 200 vuelos. Entre
ellos efectuó 65 vuelos de ametrallamiento de objetivos terrestres y 82
combates aéreos, en los que derribó personalmente 15 aviones enemigos y
otros 11 en cooperación con sus compañeros. El 13 de marzo de 1944,
Shestiakov pereció como los valientes en un combate aéreo librado cerca
de la ciudad de Proskúrov. Por sus destacados méritos en el mando de
unidades de aviación y su valentía y arrojo, el Héroe de la Unión
Soviética L. Shestiakov, fue inscrito a perpetuidad en las listas del
regimiento de aviación de caza en que sirvió.52
El
22 de septiembre, después de haber recibido refuerzos, nuestras tropas
asestaron un contragolpe combinado al enemigo desde el frente y la
retaguardia. La víspera por la noche, en la zona de Grigórievka
desembarcó un regimiento de infantería de marina. Tres minutos antes de
que desembarcara, la aviación de la Marina de Guerra del Mar Negro
efectuó un desembarco aéreo tras la línea del frente, que interrumpió la
dirección de las tropas enemigas y sembró en ellas el pánico. El apoyo
desde el aire a las tropas de desembarco, corrió a cargo de las Fuerzas
Aéreas de la Marina de Guerra del Mar Negro, del 69° regimiento de
aviación de caza y de un destacamento de la Aviación civil. El 22 de
septiembre nuestra aviación asestó unos cuantos golpes a los
aeródromos enemigos, destruyendo o averiando 20 aparatos y ametralló a
las tropas fascistas en el campo de batalla y a las reservas que se
hallaban en camino. Las pequeñas unidades de desembarco y las tropas de
la guarnición de Odesa, con la cooperación de la aviación atacaron y
derrotaron a dos divisiones enemigas, haciendo retroceder a los restos
de las mismas de 5 a 8 km. Los muertos y prisioneros fascistas
ascendieron a unos 2.000. Los fascistas ya no pudieron cañonear el
puerto de Odesa con sus piezas de artillería, con lo que mejoró
sensiblemente la situación de la guarnición de la ciudad. Durante 3
días, nuestra aviación realizó más de 1.500 misiones en los combates
aéreos y derribó 12 aparatos enemigos.
Pero por entonces el enemigo rompió las líneas defensivas del Perekop en
Crimea, lo que originó un brusco empeoramiento de la situación. Se
hallaba en peligro Sebastopol y aumentaba la amenaza de quedar
interrumpidas las comunicaciones con Odesa, por las cuales, se enviaba
reservas y municiones a esta ciudad y se prestaba apoyo a las tropas y a
los navíos de la flota. Por este motivo, el Gran Cuartel General del
Alto Mando Supremo ordenó retirar a las tropas de Odesa, para que
reforzaran la defensa de Crimea.
En
el período de evacuación de las tropas de Odesa, del 1 al 16 de octubre,
nuestra aviación, realizó más de 8.000 misiones y prestó una gran ayuda
a las tropas y a la Marina de Guerra, entre los pilotos de la Marina de
Guerra del Mar Negro se destacaron de una manera especial el comandante
A. Tsurtsumia, al que le fue concedido post mortem el título de
Héroe de la Unión Soviética, el capitán A. Gredói, el comandante P.
Akkurátov, el capitán A. Bondarenko y muchos otros. La defensa de Odesa
pasó a la historia como un modelo de firmeza y valentía de las tropas
soviéticas, de hábil aprovechamiento de las fuerzas y medios y de
estrecha cooperación de las tropas, la Marina de Guerra y la aviación en
la lucha contra fuerzas muy superiores del enemigo. De este modo, en
todas las operaciones defensivas de la dirección sudoeste, la aviación
soviética participó muy activamente. En el período comprendido entre el
11 de julio y el 30 de septiembre de 1941 realizó más de 59.000
misiones, distribuidas como sigue: las Fuerzas Aéreas del Frente
Sudoeste, 21.000 misiones; las Fuerzas Aéreas del Frente Sur, unas
19.000; las Fuerzas de la Marina de Guerra del Mar Negro, más de 17.000,
y la aviación de de bombardeo de largo radio de acción, alrededor de
2.000.
Los esfuerzos principales de la aviación fueron orientados a la
destrucción de los objetivos y el aniquilamiento de las tropas enemigas
en el campo de batalla y de las reservas en la profundidad operativa. En
los primeros tres meses, sólo fueron efectuadas 245 misiones contra los
aeródromos, pero de gran eficacia. Por ejemplo, entre el 1 de julio y el
10 de agosto de 1941, las Fuerzas Aéreas del Frente Sudoeste destruyeron
en los aeródromos 72 aviones,53 mientras que nuestra aviación
perdió en ese período en los aeródromos 44 aparatos.54 En
los combates aéreos la actuación de nuestros aviadores fue más eficaz
que en los primeros días de la guerra. En primer lugar, se atacaba
preferentemente a los aviones de bombardeo. El mando de las Fuerzas
Aéreas del Frente Sudoeste, maniobró muy bien con sus medios y logró
superioridad numérica en los sectores más importantes del frente, lo que
permitió mantener la superioridad en el aire en los períodos de mayor
responsabilidad.
Las acciones de combate en la aviación de bombardeo de largo radio de
acción en las operaciones del verano fueron llevadas a cabo en
cooperación con las tropas y la aviación de los frentes. La mayor parte
de las misiones fue destinada al aniquilamiento de las tropas enemigas.
De las 11.186 misiones realizadas, el 70% fueron efectuadas de día, y el
30% de noche. A los ataques a los aeródromos se dedicó el 9% del total
de misiones. Más que nada fueron atacados los aeródromos situados en la
lejanía, desde los que partían los aviones de bombardeos que
incursionaban sobre Moscú, Leningrado y otras ciudades. En los tres
primeros meses de guerra, las tripulaciones de los aparatos de bombardeo
de largo radio de acción destruyeron o averiaron en los aeródromos 414
aviones enemigos.
La
aviación de bombardeo de largo radio de acción, en cooperación con las
Fuerzas Aéreas de la marina de guerra del Mar Negro y del mar Báltico,
atacó periódicamente desde los primeros días de la guerra los objetivos
de la industria militar situados en la retaguardia profunda del enemigo.
Solamente desde el 10 al 30 de Julio de 1941, los regimientos del 4°
cuerpo de aviación de bombardeo de largo radio de acción, realizaron
ocho ataques contra objetivos de ese tipo situados en lugares muy
lejanos.
En
agosto de 1941, debido a los ataques sistemáticos de la aviación alemana
contra Moscú, Leningrado y otras ciudades, el Alto Mando Supremo ordenó
asestar golpes de réplica en Berlín, capital de la Alemania fascista.
Para cumplir esta tarea fue designado un grupo (de 13 aviones) del 1er
regimiento de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Báltico,
condecorada con la orden de la Bandera Roja. Los aviones eran del tipo
IL-4 y estaba mandado el grupo por el coronel E. Preobrazhenski. El 8 de
agosto por la noche este grupo efectuó su primer vuelo sobre Berlín.
Durante ese mes se realizaron 72 misiones contra Berlín. Además de las
Fuerzas Aéreas de la marina de guerra del Báltico, también atacó a
Berlín la 81° división de aviación de bombardeo de largo radio de
acción, mandada por el coronel N. Novodránov. Durante el mes de agosto y
septiembre esa división realizó varios ataques exitosos a los objetivos
militares de Berlín y otras ciudades de Alemania. Por la eficacia de los
golpes asestados a los objetivos militares de Berlín muchos aviadores
fueron condecorados con órdenes y a los más destacados se les galardonó
con el título de Héroe de la Unión Soviética, como el capitán V. Tíjonov
y el teniente V. Lajonin.
En
el verano de 1941, las Fuerzas Aéreas soviéticas operaron
simultáneamente en un frente de 3.000 km, desde el mar de Barents
hasta el Mar Negro. Los combates eran muy encarnizados y exigían una
elevada tensión de las fuerzas físicas y morales de los aviadores,
distinguiéndose los pilotos soviéticos por su tenacidad y heroísmo
masivo. A causa de la agresión imprevista del poderoso y experimentado
enemigo, las Fuerzas Aéreas de nuestras regiones militares fronterizas
sufrieron grandes pérdidas, sin embargo, a pesar de las condiciones
extraordinariamente difíciles, la aviación soviética prestó una gran
ayuda y apoyó a las tropas terrestres en el desbaratamiento del plan de
guerra «relámpago».
Las acciones principales de la aviación soviética fueron orientadas a
la lucha contra los tanques y las tropas motorizadas del enemigo.
Además, la aviación destruía los aparatos enemigos en el aire y en los
aeródromos, atacaba los nudos ferroviarios y los pasos de los ríos y
realizaba el reconocimiento aéreo. En cumplimiento de esta tarea,
nuestros aviadores efectuaron 250.000 misiones en los primeros tres
meses y medio de guerra. Los aparatos de bombardeo y asalto soviéticos
causaron grandes pérdidas al enemigo, disminuyeron la capacidad ofensiva
del ejército alemán y frenaron el ritmo de su avance en la profundidad
de nuestro país. Fue considerablemente reducida la agrupación de
aviación enemiga. Sólo en los tres primeros meses de guerra, las Fuerzas
Aéreas de los frentes destruyeron unos 3.500 aviones enemigos en
combates aéreos y en los aeródromos. La aviación soviética desempeñó un
papel muy importante al rechazar los ataques de los bombarderos alemanes
a Moscú, Leningrado y otras ciudades.
Además de la protección y ayuda a las tropas terrestres, la aviación de
bombardeo de largo radio de acción y la aviación de la Marina de Guerra
atacaron centros de la industria militar y puertos del enemigo. Estos
golpes tuvieron gran importancia política y moral, ante todo para el
pueblo soviético y los combatientes del Ejército Rojo.
Durante las operaciones del verano de 1941 se elevó constantemente la
experiencia de la organización y conducción de las acciones combativas
de las Fuerzas Aéreas en unas condiciones desfavorables para nosotros,
tanto en tierra como en el aire. A finales de la campaña de verano, la
aviación fue empleada más eficazmente. Sus esfuerzos fueron
concentrados, por lo general, en la destrucción de las principales
agrupaciones del enemigo. Mejoró la dirección y la interacción de las
Fuerzas Aéreas con las tropas terrestres.
En
el período más duro de 1941, el papel dirigente y movilizador del
Partido Comunista se manifestó muy acusadamente en el reforzamiento de
las Fuerzas Armadas. El trabajo político del Partido realizado en las
Fuerzas Aéreas por indicación del Comité Central contribuyó a cumplir
con éxito las tareas de combate, a mantener una elevada moral en los
aviadores y a infundir en ellos la audacia, intrepidez y la fe
inconmovible en la victoria sobre el odiado enemigo.
A
la vez se adoptaron medidas impostergables para la preparación del
personal de vuelo y técnico y para constituir nuevas unidades de
aviación y desarrollar la producción de la técnica de aviación en las
zonas orientales del país. |