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LAS FUERZAS AÉREAS SOVIÉTICAS EN LA GRAN GUERRA PATRIA DE LOS AÑOS 1941-1945

 

CAPÍTULO II

La aviación en las operaciones del verano de 1941

Al amanecer del 22 de junio de 1941, el ejército de la Alemania fascista, compuesto por millones de hombres, atacó pérfidamente a la Unión Soviética. Un golpe de enorme fuerza abatió nuestras tropas terrestres, aeródromos, nudos ferroviarios, bases navales y ciudades situadas en la zona fronteriza. Después de una potente preparación de artillería y aviación, las tropas alemanas irrum­pieron en el territorio de la URSS. En el inmenso espacio compren­dido entre el' Mar Báltico y el Mar Negro, se entabló una encar­nizada y sangrienta batalla, sin precedente por sus proporciones.

A fin de conquistar el dominio en el aire, el mando hitleriano empleó más del 50% de las fuerzas de su aviación. El 22 de junio, más de 1.000 aviones alemanes bombardearon reiteradamente 66 de nuestros aeródromos, en los que estaban estacionadas las fuerzas fundamentales de la aviación de las regiones militares fronterizas del Oeste. En primer término fueron atacados los aeródromos en que se encontraban los regimientos de aviación provistos de nuevos tipos de aviones. Simultáneamente, los cazas alemanes luchaban contra nuestros aviones en el aire, y también aplastaban los medios de la defensa antiaérea de los aeródromos.

A consecuencia de los inesperados golpes masivos asestados a nuestros aeródromos y a los encarnizados combates librados en el aire, las Fuerzas Aéreas de las regiones militares occidentales per­dieron unos 1200 aviones el primer día de la guerra, de los cuales alrededor de 800 fueron destruidos en los aeródromos.20

No obstante, fracasaron los intentos del enemigo de destruir completamente la aviación soviética y aplastar la voluntad de nuestros pilotos de resistir a la agresión. La experiencia de la lucha contra la aviación, acumulada por los pilotos alemanes en la guerra con Polonia, Francia, Bélgica y en los combates aéreos sobre In­glaterra, no justificó todas las esperanzas del mando hitleriano. Pese a las dificultades y a lo complejo de la situación, los pilotos soviéticos se lanzaron valerosamente a la lucha contra la aviación fascista. El primer día de la guerra, nuestras Fuerzas Aéreas realizaron unos 6.000 vuelos y derribaron más de 200 aparatos enemigos.21 «A pesar de la sorpresa lograda por los alemanes —reconocen los oficiales y generales fascistas—, los rusos supieron encontrar el tiempo y la fuerza para ofrecer una tenaz resistencia.»22

Las tareas de combate comunes de las Fuerzas Aéreas de los frentes fueron fijadas por la orden del Comisario del Pueblo de la Defensa, que llegó a las grandes unidades de aviación a las 07:15 del 22 de junio.23 La principal tarea de nuestras Fuerzas Armadas consistía en la lucha contra la aviación enemiga. Sin embargo, la rápida y profunda penetración de las tropas ale­manas en el territorio de la URSS obligó al mando soviético a modificar la decisión inicial y a orientar los esfuerzos principales de la aviación del frente y la de bombardeo con largo radio de acción, a la destrucción de las columnas de tanques y motorizadas del enemigo y a proteger las tropas propias que se hallaban a la defensiva. Además, la aviación de bombardeo de largo radio de acción empezó a atacar los objetivos ferroviarios y los centros de la industria militar, en la retaguardia profunda del enemigo.

Nuestras Fuerzas Aéreas (de las que era comandante en jefe el general P. Zhigariov) empezaron a combatir casi simultánea­mente en todo el frente soviético-alemán, pero en condiciones distintas.

Las unidades de las Fuerzas Aéreas del Frente Noroeste (de las que era comandante en jefe el general A. lónov24 adjunto para el trabajo político el comisario de regimiento I. Mashnin y jefe del estado mayor el jefe de brigada S. Krupin), el 21 de junio por la noche realizaban vuelos de instrucción y entrena­miento. Por la mañana, cuando habían terminado ya los vuelos y el personal técnico se disponía a revisar los aparatos apare­cieron en el aire los bombarderos alemanes. A pesar de lo ines­perado del ataque, el enemigo no logró causar grandes daños a nuestra aviación, en los aeródromos ni en el aire.

De 10 a 11 de la mañana nuestra aviación comenzó a combatir activamente. Los aparatos de bombardeo y de asalto, en grupos de 10 a 18, atacaron a las columnas de tanques del enemigo en los distritos de Tilzit, Taurague y Polukie y los pasos del río Nieman. La aviación de caza entabló la lucha contra los bombarderos fascistas. El primer día de la guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente Nordeste realizaron unas 2.000 misiones y en los combates aéreos los pilotos soviéticos derribaron más de 20 aviones enemigos.25

Pese a la tenaz y heroica resistencia de las tropas y la aviación soviéticas, las divisiones de tanques y motorizadas del enemigo consiguieron el primer día de guerra penetrar en el territorio soviético de 20 a 50 km. Sobre muchos aeródromos pendía la amenaza de ser ocupados. Nuestras unidades de aviación, se vieron en la ne­cesidad de trasladarse más al este, a las zonas de Mitava y Dvinsk.

En su afán de contener la ofensiva del enemigo, las tropas del Frente Noroeste, por indicación del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, el 23, 24 y 25 de junio contraatacaron en las direcciones de Shauliaiski y Tilzit. Para apoyar a esas tropas se empleó casi toda la aviación del frente y el 1er Cuerpo de aviación de bombardeo de largo radio de acción. Durante tres días, se libró en esa zona una encarnizadísima batalla en tierra y en el aire.

Los pilotos soviéticos, destruyeron tanques y aniquilaron tropas del enemigo en el campo de batalla, protegieron a los ejércitos 8 y 11 y a las unidades de los cuerpos de ejército motorizados 12 y 3 contra los ataques de los aviones hitlerianos y bombardearon los nudos ferroviarios, estaciones y las reservas enemigas que se encon­traban en camino. Para cumplir estas tareas nuestros aviadores realizaron más de 2.100 misiones. Sin embargo, los esfuerzos de la aviación soviética en esos días se dispersaban en un frente muy extenso y no eran masivos en las direcciones principales. Todo esto fue la causa de que su actividad no fuera muy eficaz. Además, la aviación no mantenía un enlace permanente con las tropas te­rrestres. Por otra parte, nuestros cazas no conseguían proteger ininterrumpidamente y con toda seguridad desde el aire a las agru­paciones de tropas de choque, que sufrían grandes pérdidas a con­secuencia de los ataques de la aviación enemiga.

Después de librar encarnizados y sangrientos combates contra fuerzas superiores del enemigo, las tropas del frente tuvieron que replegarse en dirección nordeste. Habiéndose adueñado de la ini­ciativa, para el 10 de julio el enemigo había avanzado hasta 500 km en la dirección de Pskov y Leningrado.

En los 18 primeros días de guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente Noroeste realizaron más de 8.000 misiones26 y causaron al enemigo enormes pérdidas en hombres y material. Pero nuestra aviación sufrió también grandes pérdidas en los cruentos combates librados. 

Aún fue más complicada la situación creada a la aviación en la zona del Frente Oeste. En esta importantísima dirección es­tratégica, los bombarderos alemanes asestaron intensos golpes a 26 aeródromos, en los que se encontraban los regimientos más preparados y con mayor capacidad combativa, pertrechados con los aviones más modernos (MiG-3 y Yak-1). Algunos aeró­dromos que se hallaban cerca de la frontera (como los de Tarnovo y Dolubovo) fueron cañoneados incluso por la artillería pesada del enemigo.

A pesar de lo complicado de la situación, las Fuerzas Aéreas del frente pelearon heroicamente y el 22 de junio realizaron 1.900 misiones. Las grandes unidades de aviación atacaron a la aviación alemana en los aeródromos de Sokoluv, Sedlets, Lukov, Biala Podliaska y también a las concentraciones de tanques en los distritos de Tsejanovets, Konstantinuv, Avgustov y Suvalki. La aviación de caza del frente rechazó numerosos ataques de los bombarderos fascistas y derribó ese día más de 100 aviones alemanes.

Al rechazar el ataque imprevisto del enemigo, los pilotos so­viéticos pelearon con gran tensión y dieron muestra de valentía y arrojo. El primer teniente I. Drozdov, jefe de escuadrilla del 127° regimiento de aviación de caza, realizó cinco vuelos el primer día de guerra y abatió dos aviones enemigos, y el instructor po­lítico A. Artémiev efectuó nueve vuelos y derribó tres aviones. Cuando ya habían agolado todos los medios de lucha, muchos pilotos soviéticos recurrieron a la embestida a fin de que el ene­migo no pudiera llegar al objetivo ni a las tropas terrestres. El 22 de junio, en el Frente Oeste realizaron la embestida el te­niente P. Riábtsev, subjefe de escuadrilla del 123° regimiento de aviación de caza; A. Danílov, adjunto del jefe de escuadrilla para el trabajo político, y D. Kókorev, subteniente.

En los días sucesivos de combates en la zona fronteriza, los principales esfuerzos de la aviación fueron orientados a la destrucción de la potente agrupación de tanques fascistas que avanzaba en dirección al saliente de Suvalski.

Fueron muy exitosos algunos de los ataques de los bombar­deros a las tropas enemigas que se encontraban en las carreteras y lugares de concentración. Por ejemplo, el 24 de junio, escua­drillas de la 13° división de aviación de bombardeo, mandada por el general F. Polinin, atacaron una columna de tanques en los distritos de Grudopl, Pilovid e Ivantsévich. El golpe fue asestado sucesivamente por tres escuadrillas en el momento en que las unidades de tanques se concentraban para cruzar el río Shara. El enemigo, que no esperaba ese ataque desde el aire, perdió muchos tanques y numerosos hombres.

El 25 de junio, en el período en que contraatacaban las uni­dades de los cuerpos de ejércitos mecanizados soviéticos 11° y 6°, los regimientos de las divisiones de aviación de bombardeo 12°, 13° y de la 43° división de aviación de caza, así como el 3er cuerpo de aviación de bombardeo de largo radio de acción, rea­lizaron 780 misiones y destruyeron unos 30 tanques, 16 cañones y casi 60 camiones cargados con tropas.

La lucha contra la aviación enemiga consistió principalmente en enfrentamientos aéreos constantes y muy encarnizados. Los bombarderos alemanes continuaban atacando los aeródromos en donde se hallaban nuestras unidades de aviación. Sin embargo, gracias a la creciente resistencia de los aviones de caza soviéticos, a la dispersión de las bases de aviación y a las medidas de enmas­caramiento adoptadas, las pérdidas en los aeródromos se redujeron considerablemente.

A pesar de la difícil situación existente, las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste realizaron en los primeros días de guerra unas 7.000 misiones, en las que causaron grandes pérdidas al enemigo y adquirieron experiencia de combate, lo que permitió incre­mentar la resistencia al enemigo en tierra y en el aire.

En él Frente Sudoeste (del que era comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas el general E. Ptujin, y desde julio de 1941 el general F. Astájov, adjunto para el trabajo político y el comi­sario de división I. Gáltsev y jefe del estado mayor el general N. Laskin) la invasión del espacio aéreo por la aviación enemiga fue atajada por las pequeñas unidades de la aviación de caza, que habían despegado a la señal de alarma. En los primeros com­bates aéreos nuestros pilotos derribaron unos cuantos aparatos enemigos y dispersaron algunos de los grupos de bombarderos hitlerianos, pero no pudieron impedir por completo sus acciones. Fueron atacados por el enemigo 23 aeródromos de las Fuerzas Aéreas del frente, resultando destruidos o averiados 200 de nuestros aviones.

A las grandes unidades de aviación se les ordenó a las 10:00 de la mañana que emprendieran acciones de combate. El 22 de junio por la tarde, grupos de aparatos de los regimientos de aviación de bombardeo del frente, asestaron unos cuantos golpes a las columnas de tanques en los distritos de Grubeshuv y Ustilug, realizando 240 misiones. Los pilotos de caza libraron encarni­zados combates aéreos desde que empezó la agresión fascista. A las 04:25 de la mañana, el primer teniente I. Ivanov, jefe de patrulla del 46° regimiento de aviación de caza, que había agotado las municiones, embistió y derribó un bombardero hitle­riano. Esta hazaña fue realizada en la zona de Zholiv, cerca del lugar en que en agosto de 1914 el famoso piloto ruso P. Nésterov aplicó por primera vez en la historia de la aviación la embestida. El 2 de agosto de 1941, el primer teniente I. Ivanov, fue galar­donado con el título de Héroe de la Unión Soviética. Ese mismo día, el subteniente L. Butelin embistió también, a un avión fas­cista en el Frente Sudoeste.

En los 18 primeros días de la guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente Sudoeste realizaron unas 10.000 misiones, prestando ayuda a las tropas terrestres en el aniquilamiento del enemigo y en la contención de su ofensiva.

Las Fuerzas Aéreas del Frente Sur (de las que era coman­dante en jefe él general F. Michuguin, adjunto para el trabajo político el comisario de brigada V. Alexéiev y jefe del estado mayor el general A. Ustínov) empezaron la pelea en condiciones menos complicadas. Unos días antes de que comenzara la guerra el mando de la región militar de Odesa comprobó la preparación combativa de sus tropas y de la aviación. Por este motivo, las unidades de aviación fueron trasladadas a aeródromos operativos de campaña, en los que enmascararon y dispersaron los aparatos, y el personal de vuelo se encontraba en el máximo grado de alerta de combate. En los regimientos de la aviación de caza se designaron patrullas de guardia y adoptaron medidas para mo­vilizar inmediatamente al personal. El estado mayor de las Fuerzas Aéreas se trasladó de Odesa a Tirápol, desde donde pudo establecer el enlace con las grandes unidades a él subordinadas.

Gracias a esto, la aviación de caza se opuso organizada y opor­tunamente a la aviación alemana, le ofreció tenaz resistencia y le ocasionó enormes pérdidas. Los ataques de los bombarderos fascistas a los aeródromos, dieron insignificantes resultados. Úni­camente pudieron atacar 6 aeródromos, que en su mayoría eran ficticios o estaban vacíos. En ellos averiaron 6 aviones, perdiendo por su parte 30 aparatos de bombardeo.

Sin embargo, también se perdió temporalmente el enlace y la dirección de las unidades de aviación, por parte del estado mayor de las Fuerzas Aéreas del Frente Sur. Pero los jefes de los regi­mientos de aviación, sin que esperaran las órdenes para actuar, adoptaron oportunamente la decisión de rechazar los ataques de la aviación hitleriana. Esta decisión fue adoptada, por ejemplo, por el comandante B. Rudakov, jefe del 67° regimiento de aviación de caza. Bajo su mando, los pilotos realizaron el primer día de la guerra 167 misiones, rechazando con éxito 4 ataques de los bombarderos alemanes. En los combates aéreos perdieron 2 cazas y derribaron 13 aparatos del enemigo. En estos combates se des­tacó por su heroísmo el primer teniente A. Mokliak, jefe de pa­trulla, que con el fuego de sus ametralladoras abatió dos aparatos alemanes y embistió a un tercero.

El teniente coronel V. Ivanov, jefe del 55° regimiento de aviación de caza, dio muestras de iniciativa y audacia. Al recibir la señal del puesto de mando, acerca de que aviones enemigos habían violado la frontera y se acercaban al aeródromo 28 apa­ratos de bombardeo y 18 cazas, ordenó que despegara inmediata­mente la escuadrilla de guardia, formada por ocho aparatos MiG-3. Al atacar impetuosamente al enemigo, los pilotos sovié­ticos les obligaron a dispersarse y arrojar desordenadamente las bombas. Los demás pilotos del regimiento, que despegaron después a la señal de alarma, atacaron fulminantemente al ene­migo, obligándole a huir. Sólo algún que otro aparato fascista aislado consiguió llegar al objetivo, averiando ligeramente tres aviones e incendiando un depósito de bencina.

El mando del Frente Sur empleó fundamentalmente a la aviación para actuar contra las tropas enemigas que habían invadido nuestro territorio. Los primeros golpes fueron asestados a los pasos del río Prut y a las columnas de tropas fascistas. Las eficaces acciones de nuestra aviación ocasionaron grandes pérdidas al enemigo en hombres y material.

En un telegrama del Consejo Militar del 9° ejército se decía: «El mando y los combatientes expresan su gratitud de camaradas a los pilotos de la 21° división mixta de aviación (mandada por el coronel D. Galunov) y al regimiento de bombardeo nocturno, al mando del teniente coronel F. Kotliar, por su activa ayuda en el aniquilamiento del enemigo. Gracias a la formidable actuación de la aviación, el enemigo, que ha invadido nuestro territorio, quedó tan desmoralizado que se vio obligado a replegarse con toda precipitación, siendo aniqui­lado implacablemente por el fuego certero de los aviones.»27

En total, en los 18 primeros días de guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente Sur realizaron más de 5.000 misiones y destruyeron en combate y en los aeródromos 238 aviones del enemigo.28 Du­rante ese tiempo se redujo muy poco el parque de aviones. Te­niendo en cuenta los refuerzos recibidos, su número global as­cendía a 734 aparatos.29

En el ala septentrional del frente soviético-alemán, las tropas enemigas pasaron a la ofensiva el séptimo día de guerra (el 29 de junio). Sin embargo, nuestra aviación empezó a actuar en esta dirección el tercer día de guerra.

El 25 de junio, por indicación del Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo, las Fuerzas Aéreas del Frente Norte (de las que era comandante en jefe el general A. Nóvikov, adjunto para el trabajo político el comisario de brigada F. Usati, y jefe del estado mayor, el general A. Nekrásov), conjuntamente con las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del mar Báltico, con­decorada con la orden de la Bandera Roja (de las que era co­mandante en jefe el general V. Ermiachenkov), y las Fuerzas Aéreas de la Flota del Norte (de las que era comandante en jefe el general A. Kuznetsoy), asestaron un golpe masivo contra 19 aeródromos de Finlandia y el norte de Noruega, donde se ha­llaban estacionadas las unidades de la 5ta Flota aérea de Alemania y de las Fuerzas Aéreas de Finlandia. El objetivo de ese ataque consistía en debilitar la agrupación septentrional de aviación enemiga e impedir sus ataques a Leningrado.

Al bombardeo de nuestra aviación precedió un minucioso reco­nocimiento aéreo, que descubrió la composición de la aviación enemiga y la disposición de los lugares de estacionamiento de los aparatos en los aeródromos. El día 25 al amanecer, 236 bom­barderos y 224 cazas atacaron con toda precisión los objetivos fijados. El enemigo, cogido de sorpresa, no pudo ofrecer una resistencia organizada. Nuestros aviadores bombardearon sin im­pedimento los lugares de estacionamiento de los aparatos y alma­cenes de combustible y municiones. A consecuencia del primer ataque resultaron destruidos o averiados 41 aviones. Nuestra; aviación no sufrió pérdidas.

En los seis días siguientes, esos mismos aeródromos fueron atacados unas cuantas veces más. Según datos del foto-control aéreo, nuestros pilotos destruyeron o averiaron más de 130 aparatos.30

Los bombarderos de los regimientos mixtos de aviación 2°, 41°, 55° y 5° atacaron enérgicamente a las tropas enemigas en el campo de batalla y a las reservas que se encontraban en camino. A fin de obstaculizar el embarque y la maniobra de las tropas fascistas, la aviación del frente bombardeó del 1 al 5 de julio los puertos finlandeses del golfo de Botnia, los puentes más impor­tantes, los diques, centrales eléctricas y tramos de ferrocarril. Estos ataques, que fueron exitosos, interrumpieron el transporte ferroviario, y con ello retrasaron la reagrupación de fuerzas ene­migas que se disponían a emprender la ofensiva.

En los primeros días de julio, dos regimientos de la segunda división mixta de aviación (de la que era jefe el coronel P. Arjanguelski) fueron trasladados de Stáraya-Russa a la zona del Frente Noroeste, en la que se había creado una situación muy deli­cada. En cumplimiento de las tareas encomendadas, en difíciles condiciones meteorológicas y sin protección de la aviación de caza, el personal de los bombarderos SB realizó en 4 días más de 530 misiones y lanzó sobre el enemigo 250 ton de bombas, ocasionándoles grandes pérdidas. Transcurrido cierto tiempo, fueron tras­ladadas a ese sector del frente dos divisiones (la 41° mixta y la 39° de caza) de las Fuerzas Aéreas del Frente Norte, que apoyaron a las tropas que se defendían en la línea del río Velíkaya.

Simultáneamente, combatían nuestros cazas para destruir los aviones enemigos en el aire. El primer encuentro con los aparatos fascistas, tuvo lugar el 23 de junio. Ese día, el teniente Chirkov derribó un avión alemán de reconocimiento y al día siguiente, abatió su primer aparato el primer teniente P. Pokríshev. En seguida se hicieron famosos los pilotos leningradenses subtenientes S. Zdorovtsev y P. Jaritónov, que embistieron a bombarderos hitlerianos, y el subteniente M. Zhúkov, que abatió unos cuantos aviones enemigos. El 8 de julio de 1941, Zhúkov, Zdorovtsev y Jaritónov fueron los primeros galardonados con el título de Héroe de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria.

En total, en los 18 primeros días de guerra, las Fuerzas Aéreas del Frente Norte realizaron unas 10.000 misiones.31 El 10 de julio, las unidades y grandes unidades de ese frente, disponían de 837 aviones de combate.

Conjuntamente con las Fuerzas Armadas del frente, los cuerpos de aviación de largo radio de acción contribuyeron activamente al aniquilamiento del enemigo. En los tres primeros días de guerra, los bombarderos de largo radio de acción atacaron los objetivos de la industria de Koenigsberg, Dantzig, Bucarest, Constanza y Ploesti. Los ataques de los bombarderos de largo radio de acción cau­saron grandes pérdidas al enemigo. Además obligaron al mando fascista a mantener considerables contingentes de artillería anti­aérea y de aviones de caza para proteger sus objetivos de reta­guardia. Esos ataques tuvieron gran importancia política y moral, ya que desenmascararon las falsedades de la propaganda fascista acerca de la presunta destrucción de las Fuerzas Aéreas soviéticas.

En lo sucesivo, debido al rápido avance de las tropas ale­manas en la profundidad del territorio soviético, los cuerpos de aviación de largo radio de acción actuaron preferentemente contra las columnas de tanques y motorizadas y contra las tropas en el campo de batalla, causando al enemigo grandes bajas, con lo que retardaron el ritmo de su ofensiva. Para cumplir estas tareas, las grandes unidades de la aviación de largo radio de acción rea­lizaron 2.112 misiones (el 95% de todas las misiones) en los 18 primeros días de guerra.

La tripulación del avión de bombardeo mandado por el capitán N. Gastello, jefe de escuadrilla, dio un brillante ejemplo de in­trepidez y dedicación sin límites a la Patria. Al atacar a una columna mecanizada alemana en un sector de la carretera Molodechno-Rodoshkévich el 26 de junio de 1941, su avión IL-4 fue derribado por la artillería antiaérea. Era imposible salvar el avión, y arrojarse en paracaídas suponía entregarse al enfurecido ene­migo. El aparato, envuelto en llamas, fue enfilado contra una concentración de tropas y material. Por su heroica acción, el capitán Gastello fue galardonado post mortem con el título de Héroe de la Unión Soviética y su nombre y apellido fueron es­critos a perpetuidad en las listas del 207° regimiento de aviación de bombardeo de largo radio de acción. El observador del avión teniente Skorobogati, el radio-telegrafista teniente A. Burdeniuk y el ametrallador sargento de primera A. Kalinin fueron conde­corados post mortem con órdenes de la URSS.

La aviación de la Marina de Guerra emprendió desde el primer día de la contienda, la lucha contra las tropas que avanzaban por los territorios del litoral.

En los 18 primeros días de guerra, toda la aviación soviética se lanzó al combate, para rechazar la ofensiva enemiga y pro­teger a las tropas soviéticas, realizando más de 47.000 misiones, correspondiendo 45.000 a las Fuerzas Aéreas.

Los esfuerzos fundamentales de la aviación, el 47% de las misiones, fueron orientadas a la protección de las tropas terrestres, lo que estaba en concordancia con la situación creada. La aviación soviética empleaba bombas incendiarias y rompedoras de calibre medio y pequeño y el fuego de las ametralladoras y de los proyec­tiles reactivos. Los objetivos más importantes de nuestra aviación eran los tanques, la artillería y morteros que se encontraban en las posiciones, las columnas de tanques y motorizadas, las concen­traciones de camiones, los pasos de los ríos, las reservas y las tropas que se hallaban en el campo de batalla.

A partir del mes de julio, nuestras Fuerzas Aéreas empezaron a actuar más activamente contra los aeródromos enemigos. A principios de ese mes, el comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas ordenó a los comandantes de la aviación de los frentes Norte, Noroeste, Oeste y Sudoeste que, con la cooperación de la aviación de bombardeo de largo radio de acción, fueran atacados 31 aeródromos enemigos, pero las desfavorables condiciones me­teorológicas impidieron realizar este propósito. Sólo pudieron ser bombardeados unos cuantos aeródromos, principalmente los corres­pondientes a la zona del Frente Oeste.

Cinco días más tarde fueron atacados simultáneamente casi todos los aeródromos enemigos del frente soviético-alemán. La víspera, todos los tipos de reconocimiento habían advertido que el enemigo se disponía atacar el día 8 por la mañana nuestros aeródromos. Con este motivo, el Alto Mando Supremo exigió de los comandantes en jefe de los frentes que asestaran un golpe preventivo a los aeródromos alemanes. El 8 de julio al amanecer, la aviación de bombardeo de largo radio de acción y las Fuerzas Aéreas de los cinco frentes atacaron 40 aeródromos fascistas. Sólo las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste incendiaron o averiaron 54 aparatos alemanes.32

En total, en los 18 primeros días de la guerra, las Fuerzas Armadas de los frentes realizaban más de 1.000 misiones contra aeródromos enemigos, destruyendo o averiando 348 aparatos y aba­tiendo 753 en combates aéreos.

En las difíciles condiciones del período inicial de la guerra, el Partido, el Gobierno y el Alto Mando Supremo adoptaron di­versas medidas para fortalecer las Fuerzas Aéreas. Sobre la base de las Fuerzas Aéreas de las regiones militares fronterizas fueron creadas las Fuerzas Aéreas de los frentes. A fin de coordinar sus esfuerzos, el 10 de julio fue constituido el Mando Supremo de las Fuerzas Aéreas, en las direcciones noroeste, oeste y sud­oeste. Por orden del Gran Cuartel General del Alto Mando Su­premo, el 29 de junio, en lugar del cargo de jefe de la Dirección de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo fue creado el cargo de comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo, con los derechos adjuntos del Comisario del Pueblo de la Defensa. Fue designado para ocupar este cargo el general P. Zhigariov y anexo a él fueron constituidos un consejo militar y un estado mayor. A partir del 23 de junio de 1941, la aviación de la Flota Aérea Civil fue subordinada al Comisario del Pueblo de la Defensa. De esa aviación fueron organizadas unidades, pequeñas unidades y destacamentos que se incorporaron a las Fuerzas Aéreas de los frentes.

A fin de aprender el manejo de la nueva técnica y preparar al personal de vuelo para actuar, fueron creados regimientos y brigadas de reserva. En las regiones militares del interior del país se formaron aceleradamente y fueron enviadas al frente las nuevas unidades y grandes unidades de aviación. A la vez, el Gran Cuartel General, el Estado Mayor General y el Mando de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo adoptaron medidas para corregir las deficiencias existentes en la organización, realización y aseguramiento de las acciones de combate de la aviación.

Para reducir la pérdida de aviones, a partir de los pri­meros días de julio de 1941 la aviación de bombardeo se empleó preferente­mente de noche, volando a gran altura. Durante el día volaban a alturas medias los aparatos de bombardeo de largo radio de acción contando con una buena protección de la aviación de caza y después de haber aplastado a la artillería antiaérea.

En su afán de incrementar el apoyo a las tropas y elevar la eficacia de los golpes asestados al enemigo, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo ordenó al mando de las Fuerzas Aéreas «destruir los tanques, aniquilar las tropas, incendiar los depósitos de combustible y arrasar las bases de aviación y los avio­nes en los aeródromos por medio de ataques desde el aire».

En la directiva se indicaba: «Hay que organizar inmediatamente golpes contra las agrupaciones más importantes y peligrosas del ene­migo desde el aire con pequeñas unidades de aviones provistas de fósforo granulado, cápsulas de termita y ampollas con mezclas combustibles...»

Al sintetizar la experiencia de las dos primeras semanas de guerra, el Comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo expidió el 9 de julio una directiva en la que ordenaba a los mandos de las Fuerzas Aéreas de los frentes: «Al estacionar la aviación en los aeródromos no debe haber en cada uno de ellos más de 9 a 12 aviones. Luego de que hayan tomado tierra los aparatos se les debe dispersar, situándolos en los lugares asignados, después de lo cual se tienen que enmascarar o llevar a los refugios. Para el personal de vuelo y técnico se deben abrir trincheras cubiertas. Hay que implantar una rigurosa disciplina de enmas­caramiento en los aeródromos, prohibiendo recorrer los campos de aviación sin ocultarse o ir por ellos en automóvil.»33

También se indicaban las medidas a adoptar para mejorar el servicio de observación aérea, información y enlace, elevar la disposición combativa de la artillería antiaérea y los aviones de caza a fin de rechazar los ataques del enemigo. El cumplimiento de las exigencias de esa directiva dio excelentes resultados, se redujeron las pérdidas de nuestros aviones por efecto los ataques aéreos del enemigo a los aeródromos.

En los primeros días de la guerra, el Partido Comunista des­plegó aún más intensamente el trabajo político del Partido y el trabajo educativo. Muchos cuadros del Partido, muy responsables y expertos, fueron enviados a las Fuerzas Aéreas. Los organismos políticos, conjuntamente con las organizaciones del Partido y del Komsomol, de las unidades y grandes unidades de aviación pres­taron una ayuda constante a los jefes en la lucha contra las manifestaciones de placidez y negligencia, hicieron comprender con diáfana claridad a todos los aviadores el peligro mortal que se abatía sobre la Patria y contribuyeron a organizar mejor las ac­ciones de combate. Todo esto se manifestó favorablemente en la elevación de la capacidad combativa de los aviadores. El estado político-moral de los aviadores era excelente. En las difíciles con­diciones de aquella situación y en los numerosos combates con el enemigo, los aviadores soviéticos realizaron a diario grandes ha­zañas. Los mejores aviadores —pilotos, observadores, ametralla­dores, ingenieros, técnicos y especialistas de la retaguardia— solicitaban el ingreso en el Partido de Lenin, expresando con ello su amor a la Patria. Por ejemplo, el 8 de julio de 1941, en la 18° división de la aviación de bombardeo de largo radio de acción fueron admitidos en el Partido 70 combatientes,34 en la 55° di­visión mixta de aviación, 68,35 y en la 5° división de aviación mixta, 98.36 El crecimiento del contingente de militantes del Partido en las Fuerzas Aéreas era un exponente del vínculo indestructible existente entre el Partido Comunista y las masas populares del país. Conjuntamente con los komsomoles, los mili­tantes del Partido constituían entonces del 65 al 85% del personal de las unidades de aviación.37

Desde el 10 de julio hasta el 30 de septiembre nuestra aviación protegió y apoyó a las tropas terrestres en todas las operaciones defensivas realizadas por el Ejército Rojo para contener la ofen­siva del enemigo, agotar y desangrar sus agrupaciones de choque y frustrar el plan de guerra «relámpago».

En la dirección noroeste, las tropas alemanas del grupo de ejército «Norte», después de llegar a la línea Pskov, Ostrov, Opochka e Idritsa, trataron de apoderarse de Leningrado en coope­ración con fuerzas finlandesas. El enemigo tenía cuatro veces más cañones y morteros que el Ejército Rojo y el doble de tanques y aviones. Su agrupación de aviación contaba con 1.900 aviones, de los cuales 1.200 actuaban directamente contra Leningrado. Nuestra agrupación de aviación estaba formada por las Fuerzas Aéreas de los frentes Norte y Noroeste, las de la Marina de Guerra del Báltico y el 7° cuerpo de la aviación de caza de la defensa antiaérea, con un total de 1.300 aparatos, siendo la mayoría de ellos de tipos anticuados.

A fin de emplear mejor las fuerzas de nuestra aviación y ejercer una influencia más eficaz sobre el enemigo, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo ordenó subordinar desde el punto de vista operativo, las Fuerzas Aéreas de los Frentes, de la Marina de Guerra y el 7° cuerpo de la aviación de caza de la defensa antiaérea al general A. Nóvikov, comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas de la dirección noroeste, que coordinaban las acciones de las grandes unidades y dirigía sus esfuerzos funda­mentales al cumplimiento de las tareas más importantes.

El 11 de julio empezaron los combates defensivos de nuestras tropas en los accesos lejanos a Leningrado. Las divisiones de tanques y motorizadas del enemigo, apoyadas por la aviación, emprendieron la ofensiva simultáneamente en las direcciones de Luga, Nóvgorod, Olonetsk y Petrozavod. El peligro mayor pro­venía de las tropas que avanzaban en dirección a Luga y Petroza­vod, que trataban de irrumpir en Leningrado por el camino más corto. Por ese motivo, alrededor del 70% de todas las fuerzas de nuestra agrupación de aviación fue concentrado para luchar contra el enemigo precisamente en dichas direcciones.

Las escuadrillas y patrullas de bombarderos y cazas atacaban las columnas de tropas en las carreteras y entorpecieron su paso por el río Luga, destruyendo a la vez los tanques y aniquilando a sus tropas en el campo de batalla. Solamente los días 11 y 12, los aviadores soviéticos averiaron 15 tanques, incendiaron más de 90 camiones y destruyeron 2 pasos del río.

También actuó con éxito la aviación en la dirección de Nóv­gorod. Desde el 14 al 18 de julio apoyó activamente a las tropas del 11° ejército del Frente noroeste, que contraatacaba en la zona de Soltsi. Para ayudar al 11° ejército no sólo se emplearon las Fuerzas Aéreas del Frente noroeste, sino también el 1er cuerpo de aviación de bombardeo de largo radio de acción y la 2° división mixta de aviación del Frente Norte: en total 235 aviones. Día y noche las tropas enemigas sufrieron los golpes de la aviación soviética, que en esas cinco jornadas de combates realizó 1.500 misiones en la zona de Soltsi.38 En estrecha cooperación con las Fuerzas Aéreas, nuestras tropas causaron grandes pérdidas a la 8va división de tanques alemana, haciéndola retroceder 40 km. De este modo fue liquidada temporalmente la amenaza de que irrum­pieran los alemanes en Nóvgorod.

El general Halder, ex jefe del Estado Mayor General de las tropas terrestres de Alemania, escribió en su diario en aquéllos días: «La aviación del enemigo se muestra muy activa... ataca a las grandes unidades del cuerpo de ejército de Reingard y a nuestras divisiones de infantería que avanzan a lo largo de la orilla Oriental del lago Chud... En general, en las acciones de la aviación enemiga se observa una firme dirección.»

En encarnizadísimos combates se revelaron los aspectos posi­tivos y negativos de la aviación enemiga y, a la vez, se manifestaron las deficiencias existentes en las acciones de nuestros aviadores, siendo adoptadas enérgicas medidas para corregirlas. Por ejemplo, la experiencia de los primeros días de la guerra, mostró que los cazas alemanes trataban de dispersar los grandes grupos de aviones soviéticos para luego atacarlos por partes. Por esa razón, nuestros bombarderos empezaron a actuar manteniendo densos órdenes combativos y lanzando cortinas de fuego contra los cazas enemigos. Al proteger a las tropas terrestres y objetivos importantes, los cazas soviéticos formaban un orden combativo que constaba de un grupo de ataque y otro de protección. Al grupo de ataque se le ordenaba la destrucción de los bombarderos enemigos y al segundo grupo la escolta del grupo de ataque. A los pilotos de caza se les encomendaban las tareas teniendo en cuenta las cualidades de los nuevos cazas MiG-3 y Yak-1 y de los viejos I-16 e I-153.

A finales de julio fue contenida la ofensiva del enemigo en la dirección de Leningrado. En 22 días de combates en los accesos lejanos a la ciudad, nuestra aviación realizó 16.567 misiones y causó al enemigo grandes pérdidas.

La Patria evaluó altamente las hazañas de los aviadores que defendieron a Leningrado. Por decreto del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, del 22 de julio de 1941, fue conferido el título de Héroe de la Unión Soviética al primer teniente I. Ivanov, al subteniente P. Markutsa, al capitán V. Matvéiev, al capitán L. Mijáilov, al teniente S. Titov y al suboficial N. Totmin. Un numeroso grupo de aviadores fue condecorado con órdenes de la URSS.

Después de haber reagrupado sus tropas y con sus reservas, las unidades alemanas, con el apoyo de 1.500 aviones, empren­dieron una nueva ofensiva contra Leningrado. En esta ocasión atacaron desde el oeste, sudoeste y noroeste, tratando de cercar y aniquilar a las tropas soviéticas en las inmediaciones de la ciudad para apoderarse luego de ella.

El 31 de julio, siete divisiones finlandesas, con el apoyo de la aviación, emprendieron la ofensiva en el istmo de Carelia. Aprovechando su gran superioridad en fuerzas lograron llegar a la vieja frontera estatal, pero fracasaron todos sus intentos de romper la zona fortificada de Carelia.

La 5ta división mixta de aviación (mandada por el coronel E. Erlikin) y la 41° división de aviación de bombardeo (mandada por el coronel I. Nóvikov), que en 16 días realizaron unas 1.000 misiones,39 prestaron una gran ayuda a las tropas del 23° ejército, que defendían esa zona. En esos días actuaron con gran eficiencia los pilotos de las escuadrillas de asalto mandadas por el primer te­niente I. Svitenko, que en siete días destruyeron 20 camiones con tropas y derribaron 7 aviones en combate. En uno de los vuelos, la artillería antiaérea fascista hizo blanco en el avión de Svitenko, que tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en la zona ocupada por el enemigo. Su muerte era inevitable, pero acudió en su ayuda el piloto komsomol A. Slónov, que tomó tierra cerca del aparato averiado y ante los fascistas que acudían presurosos re­cogió al jefe y regresó a su unidad.

Para cooperar con nuestros tanques en la lucha contra los carros blindados enemigos que atacaban en los accesos meridio­nales a Leningrado, el mando soviético empleó el grueso de las fuerzas de la aviación del Frente Norte (350 aviones), parte de la aviación de la Marina de Guerra del Báltico y el 7° cuerpo de la aviación de caza de la defensa antiaérea.

Treinta días duraron los sangrientos combates. Los ataques de los tanques y la infantería del enemigo se sucedían uno tras otro. Grupos de 30 a 40 bombarderos alemanes arrojaban su carga sobre las posiciones de nuestras tropas tratando de desbrozar el camino de Leningrado a sus tanques e infantería.

A fin de reducir la intensidad de los ataques de la aviación enemiga, nuestros cazas protegían a las tropas soviéticas patru­llando durante todo el día. Se producían encarnizados combates aéreos, que en ocasiones se convertían en verdaderas batallas en algunos sectores del frente con la participación de 100 a 150 aparatos por ambas partes. En estos combates, los pilotos de la 39° división de aviación de caza, mandada por el coronel E. Jolzakov, dieron muestras de elevada maestría y gran intrepidez. Sólo en el mes de agosto derribaron unos 19 aviones fascistas: el teniente A. Chirkov abatió 7; el primer teniente A. Storozhákov, 8, y el primer teniente A. Pokrishev, 4.

Por otra parte, nuestros bombarderos atacaron el 25 y el 28 de agosto 10 aeródromos enemigos, en los que el reconocimiento aéreo había descubierto una gran concentración de aviones. Esas operaciones fueron preparadas minuciosamente. En cada escua­drilla se designó los aviones que habrían de aplastar la artillería antiaérea del enemigo. Fue elegido con gran acierto el momento del ataque, al amanecer, cuando los aparatos se encontraban en los aeródromos. Todo esto aseguró el elemento sorpresa y la gran eficacia de las acciones redujo notablemente la actividad de la aviación fascista, nuestra aviación, que realizó 250 vuelos, destruyó 40 aviones. En total, las pérdidas de la aviación ale­mana en ese sector ascendieron en el mes de agosto a 213.40 Se redujo notablemente la actividad de la aviación fascista.

En esos días, los pilotos de la 2° división de aviación de bom­bardeo, la 41° división de aviación de caza y del 7° cuerpo de aviación de caza de la defensa antiaérea apoyaron constantemente a las tropas que estaban a la defensiva, realizando diariamente 4 o 5 vuelos cada tripulación. En 30 días efectuaron más de 4.000 misiones y destruyeron muchos tanques, incendiaron 200 camiones y aniquilaron a numerosos soldados y oficiales hitlerianos.41

El 22 de agosto, gracias a las acciones conjuntas de las tropas terrestres y la aviación fue contenida la ofensiva de los alemanes en los accesos meridionales a Leningrado. En la línea de Gátchina y Oraniemburg se estabilizó el frente hasta mediados de septiembre. El 10 de agosto el enemigo pasó a la ofensiva en las direcciones de Nóvgorod y del lago Chud. A fin de derrotar a las unidades atacantes del 39° cuerpo motorizado alemán, las grandes unidades de los ejércitos 11° y 34° del Frente Noroeste, asestaron un contra­golpe en la zona de Stáraya-Russa. Para proteger y apoyar a las tropas, la aviación del frente y la de bombardeo de largo radio de acción realizaron 460 misiones atacando a las fuerzas enemigas en el campo de batalla y a las reservas que se encontraban en camino, a la vez que protegían a las tropas propias con un patrullaje constante. Además atacaron los objetivos ferroviarios y trenes en las estaciones de Gulbene, Valka y Pskov.

En esos días actuaron con gran audacia los pilotos del 228° regimiento de aviación de asalto, mandado por el comandante I. Delnov. Los aviadores tenían que cumplir diariamente diversas tareas de combate en complicadas condiciones, tanto en tierra como en el aire, y en cada ocasión dieron muestras de elevada maestría combativa, firmeza y arrojo.

El 14 de agosto, el servicio de reconocimiento aéreo descubrió una columna enemiga, compuesta por 150 Camiones con infan­tería, que avanzaba en dirección a Soltsí. El regimiento de aviación de asalto 288° fue enviado para atacar a la columna. Primero asestó el golpe a los camiones que iban en cabeza, por lo que se detuvo la columna, y después abrió fuego de ametralladoras y cañones en vuelo rasante contra la aglomeración de vehículos y tropas. En consecuencia fueron destruidos o averiados más de 50 camiones y la columna quedó paralizada durante tres horas.

Como consecuencia del contragolpe de nuestras tropas, con la cooperación de la aviación, fueron derrotadas unas cuantas divi­siones alemanas, cuyos restos retrocedieron hasta 60 km. El mando alemán se vio obligado a enviar a la zona de Stáraya-Russa re­fuerzos procedentes de otros sectores del frente, incluso de la parte de Smolensk.

Entre tanto, el Gran Cuartel General del Alto Mando Su­premo reforzó las tropas y la aviación de Leningrado. En la pri­mera mitad de agosto, completaron la agrupación de aviación cuatro regimientos, y en el mes de septiembre nueve regimientos. Para facilitar la dirección de las tropas y la aviación del Frente Norte, el 23 de agosto fue dividido el frente en otros dos: el de Leningrado y el de Carelia. Y de acuerdo con esto, fueron consti­tuidas las Fuerzas Aéreas del Frente de Leningrado (de las que era Comandante en jefe el general A. Nóvikov) y las Fuerzas Aéreas del Frente de Carelia (de las que era Comandante en jefe el general T. Jriukin).

Después de reagrupar sus fuerzas, los hitlerianos reanudaron la ofensiva. Empezó el período más duro de la lucha por Leningrado. Para apoyar a nuestras tropas fueron empleados 600 aviones del Frente de Leningrado y 200 de las Fuerzas Aéreas de la Ma­rina de Guerra del Báltico. Junto con ellos actuaron exitosamente los pilotos del 7° cuerpo de aviación de caza de la Defensa anti­aérea. Durante el mes de septiembre, para proteger y apoyar a nuestras tropas terrestres la aviación realizó más de 17.000 mi­siones. Sólo las Fuerzas Aéreas del Frente de Leningrado destru­yeron o averiaron decenas de tanques y muchos cañones y camiones. Con la cooperación de la aviación y de los navíos de la Flota del Báltico, las tropas terrestres desbarataron el nuevo intento de los hitlerianos de apoderarse de Leningrado. A finales de septiembre, el enemigo, que había sufrido enormes pérdidas y no había alcan­zado los objetivos propuestos, cesó sus acciones ofensivas.

En el período de las operaciones defensivas en los accesos le­janos y próximos a Leningrado, nuestra aviación, además de ani­quilar a las tropas del enemigo luchó también contra su aviación y en cumplimiento de esta tarea realizó más de 15.000 misiones. Los ataques a los aeródromos enemigos fueron llevados a cabo de acuerdo con un plan especial elaborado por el Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Frente de Leningrado. Del 22 de julio al 22 de septiembre, la aviación de la dirección Noroeste realizó 1.760 misiones para atacar los aeródromos fascistas y destruyó o averió unos 500 aviones.

La lucha en el aire se libraba también de acuerdo a un plan único. Para rechazar a la aviación alemana se empleaba a las unidades del 7° cuerpo de aviación de caza de la defensa anti­aérea, a las Fuerzas Aéreas del frente y a las de la Marina de Guerra del Báltico. A las divisiones de caza les fueron asignadas zonas para la lucha contra los aviones enemigos en vuelo. Para rechazar los ataques masivos de los bombarderos fascistas a Le­ningrado, la dirección general de toda la aviación, estuvo a cargo del coronel S. Danílov, jefe del 7° cuerpo de aviación de caza de la defensa antiaérea. Para dirigir a los cazas en el aire fueron organizados puestos auxiliares de dirección, que orientaban por radio a los aviones, a fin de que atacaran al enemigo. Sobre Leningrado, Cronstadt y otros objetivos de gran importancia pa­trullaban permanentemente grupos de cazas.

En el período de julio a septiembre de 1941 atacaron a Le­ningrado 4.306 aviones, pero gracias a la actuación de todos los medios de la defensa antiaérea, sobre todo de los aviones de caza, solamente pudieron irrumpir en la ciudad 508 bombarderos. En los combates aéreos fueron derribados 333 aparatos enemigos.

Los ingenieros, técnicos y mecánicos de aviación, trabajaron abnegada y valientemente bajo la dirección del ingeniero de bri­gada A. Aguéiev. Trabajaron muy bien los especialistas de la retaguardia en la preparación de la red de aeródromos y en el ase­guramiento múltiple de la actividad de las unidades de aviación. Por cuanto los aviones participaban constantemente en combates aéreos, volvían a menudo a los aeródromos con numerosos im­pactos y serias averías, pero transcurridas unas cuantas horas, los hábiles trabajadores del personal técnico, que laboraban día y noche, ponían a los aparatos en condiciones de vuelo.

El personal de las unidades trabajaba aunque el aeródromo fuera bombardeado o cañoneado. Los aparatos despegaban desde los lugares de enmascaramiento sin tener en cuenta la dirección del viento. Después de tomar tierra, los aviones rodaban a gran velocidad, hasta el refugio. A una señal de la campana, el personal técnico, salía de la zanja, rodaba el avión y volvía a ocultarse en la zanja.

Durante el período de la batalla por Leningrado (hasta el 30 de septiembre de 1941), nuestra aviación realizó unas 60.000 misiones en total. El promedio diario era de 3 ó 4 vuelos para los cazas y 2 ó 3 para los bombarderos.42

Después que Leningrado fuera asediado por tierra, los esfuer­zos principales de la aviación estuvieron orientados a la defensa de la asediada ciudad. Los aviadores soviéticos, además de sus acciones contra las tropas enemigas, protegían el camino trazado a través del lago Ladoga, por el que se suministraban armas, mu­niciones y víveres a Leningrado y se evacuaba de él, a los com­batientes heridos y enfermos y a la población civil.

Aún era más tensa la situación en la dirección occidental. Después de haber llegado a la línea de los ríos Duna Occidental y Dniéper, el enemigo enfiló su ofensiva en la dirección de Elninsk, Roslavl y Veliki Luki, a fin de derrotar en el plazo más breve las tropas del Frente Oeste y apoderarse de Smolensk, y después, hacer virar a su 3er grupo de tanques hacia el norte para cooperar con el grupo de ejércitos del «Norte», en la ocupación de Lenin­grado. El mando alemán se proponía aprovechar más tarde la zona de Smolensk como base de partida para la ofensiva contra Moscú.

El grupo del ejército del «Norte», que atacaba en esa dirección, tenía una superioridad aplastante en hombres y material sobre las tropas soviéticas. Las unidades hitlerianas eran apoyadas desde el aire por dos flotas aéreas, con unos 1.000 aviones, mientras que las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste, sólo contaban con 370 apa­ratos. El Frente Oeste fue reforzado con 120 aviones del 3er cuerpo de aviación de bombardeo de largo radio de acción y 150 de las Fuerzas Aéreas del Frente de Reserva (de las que era comandante en jefe el general B. Pogrébov).43 La coordinación general de la aviación empleada en la dirección, estaba a cargo del general N. Naumenko, comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste.44

Los cinco primeros días de la operación defensiva de Smolensk se caracterizaron por los encarnizados combates librados para poder mantener la línea de los ríos Dniéper y Duna. Para apoyar y proteger a las tropas que se defendían en el Dniéper y el Duna Occidental fue empleada toda la aviación de que se disponía. Los pilotos soviéticos atacaban los pasos de los ríos, las columnas de tanques, las tropas que se encontraban en el campo de batalla y los aviones enemigos en los aeródromos. Los pasos de los ríos eran destruidos por pequeños grupos de aparatos de bombardeo y de asalto. Los proyectiles utilizados eran bombas incendiarias y rom­pedoras, así como mezclas de combustibles, que en los lugares boscosos incrementaban los efectos de la acción. Las columnas motorizadas eran atacadas preferentemente en los caminos fores­tales y vecinales próximos a los lugares pantanosos.

El mando del Frente Oeste valoró altamente en sus partes al Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo la actividad de la aviación: «Desde la mañana del 13 de julio, las Fuerzas Aéreas han asestado potentes golpes al enemigo en la zona de Vitebsk y continúan atacando sistemáticamente las columnas alemanas en esta zona. A la vez que ataca desde el aire los pasos del enemigo en Shklov, somete a golpes constantes a las columnas de tanques enemigas en la zona de Gorka. En los ataques aéreos del 14 de julio han sido aniquiladas nutridas tropas enemigas.»

A pesar de la tenaz resistencia de las tropas soviéticas y de las enérgicas acciones de la aviación, el enemigo, al precio de grandes pérdidas, consiguió forzar los ríos Duna Occidental y Dniéper y romper la defensa de nuestras tropas en las zonas de Vitebsk, Orsha y Shklov. Desde las cabezas de puente ocupadas, los ale­manes emprendieron la ofensiva en la dirección general de Smo­lensk, tratando de cercar y aniquilar a nuestras tropas que se de­fendían en el sector de Vitebsk y Shklov.

Para hacer fracasar los planes del enemigo, las tropas del Frente Oeste contraatacaron del 23 al 25 de julio en los distritos de Roslavl, Bieli y Yártsev. Casi todas las unidades y grandes unidades de la aviación del Frente Oeste, del Frente de Reserva y del 3er cuerpo de aviación de bombardeo de largo radio de acción, fueron empleadas para proteger a las tropas. El Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste envió representantes suyos al puesto de mando del grupo de choque para que infor­maran por radio al mando de la aviación acerca de la situación en el campo de batalla y en el aire y ordenó que transmitieran las peticiones de intervención de la aviación, hechas por las tropas y concordaran con ellas las señales y los objetivos. Antes de iniciar el contragolpe, la 47° división mixta de aviación y la 43° división de caza de aviación se estacionaron cerca de la zona de opera­ciones. Los regimientos de estas divisiones asignaron 1 ó 2 pa­trullas y las enviaron a aeródromos de campaña situados de 11 a 20 km de la línea del frente. Esto permitió aumentar el número de vuelos e interceptar oportunamente a los aviones enemigos en el aire.

Durante tres días, se libraron encarnizadísimos combates en tierra y aire. Antes de asestar el contragolpe, las Fuerzas Aéreas Soviéticas atacaron a las reservas enemigas que se aproximaban al frente, los aeródromos (en Ulla, Beshenkóvich, Krupk, Pujóvich, Vilno, Osipovich. etc) y en los nudos ferroviarios de Orsha y Vitebsk, en los que el servicio de reconocimiento aéreo había des­cubierto trenes militares del enemigo. El 23 de julio por la ma­ñana, cuando las divisiones de infantería, acompañadas de tanques, emprendieron el ataque, pequeños grupos de aviones de bombardeo y asalto empezaron a machacar a los tanques y las bocas de fuego que cerraban el camino a las tropas atacantes.

A consecuencia del contragolpe de las tropas del Frente Oeste en cooperación con la aviación, se causó al enemigo enormes pér­didas y se le distrajo grandes contingentes de tropas en los distritos de Yártsev, Bieli y Roslavl. Con ello, se mejoró la situación de los ejércitos 20° y 16° que libraban combates muy cruentos en la zona de Smolensk.

En aquellos días, las tropas del ala izquierda del Frente Oeste, con la cooperación de tres divisiones de aviación, como conse­cuencia de encarnizadísimos combates contuvieron la ofensiva del 2° ejército y del 2° grupo de tanques enemigos. El 26 de julio de 1941, con tropas pertenecientes al Frente Oeste fue constituido el Frente Central, integrado por los ejércitos 13° y 21°. También fueron creadas las Fuerzas Aéreas del frente, de las que formaron parte las divisiones de aviación 11° y 28° mixtas y 13° de bombardeo, siendo su Comandante en jefe el general G. Vorozheiki.

A finales de julio fue contenida la ofensiva enemiga. En el período comprendido entre el 10 y el 31 de julio, la aviación de protección y apoyo a las tropas de la dirección de Smolensk realizó unas 5.200 misiones y en los combates aéreos derribó 200 aviones fascistas.45 A las tropas se les prestó una gran ayuda.

El 8 de agosto, el mando hitleriano desplazó a parte de las tropas del grupo de ejércitos «Centro» (2° ejército y 2° grupo de tanques) hacia el sur para derrotar a las tropas del Frente Central y seguir desarrollando la ofensiva en la dirección de Konotop y Chernígov a fin de salir a la retaguardia del Frente Sudoeste.

Las tropas del Frente Central, inferiores en número y en ma­terial a las del enemigo, no pudieron rechazar su ofensiva y co­menzaron a replegarse. Para proteger la dirección de Briansk, el 16 de agosto fue creado el Frente de Briansk y sus Fuerzas Aéreas (de las que fue comandante en jefe el general Polinin). A las tropas del frente se les encomendó la tarea de asestar dos contra­golpes para contener al enemigo: uno en el flanco del 2° grupo de tanques en la zona de Starodub, y el segundo, en cooperación con el Frente de Reserva, en la zona de Roslavl.

A la vez, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo ordenó al mando de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo que rea­lizara una operación aérea del 29 al 31 de agosto de 1941 para desbaratar la ofensiva del 2° grupo de tanques fascistas. En esta operación fueron empleados 450 aviones de las Fuerzas Aéreas de los frentes de la dirección oeste y de la aviación de bombardeo de largo radio de acción. El Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del Ejército Rojo elaboró el plan de la operación aérea, que fue apro­bado por el Alto Mando Supremo.

La operación aérea duró seis días. A partir del 29 de agosto, los aviones de bombardeo y asalto atacaron ininterrumpidamente a las columnas de tanques enemigas, en los distritos de Unecha, Starodub, Trubchesk y Nóvgorod-Severski. La insuficiencia de aviones, que se hizo muy perceptible durante los ataques aéreos, era suplida por la gran tensión del trabajo de las tripulaciones. Por ejemplo, el 30 y 31 de agosto, los aviadores de los cuatrimo­tores de bombardeo TB-3 hicieron dos vuelos por la noche; los de los aviones SB, Pe-2 e IL-2, unos 3 ó 4 vuelos, y los de los cazas, 6 ó 7 vuelos diarios. En total, durante la operación se efectuaron más de 4.000 misiones.46

Recordando la actuación de la aviación en la operación aérea, el general A. Eremenko, comandante en jefe del Frente de Briansk, escribió en sus memorias: «Las Fuerzas Aéreas del frente, aprovechando cada jornada de vuelo, causaron al enemigo grandes pérdidas. Sólo en los días 30 y 31 de agosto fueron realizadas unas ,1.500 misiones y arrojadas 4.500 bombas de distintas clases, destruidos 100 tanques, 20 transportadores blindados, incendiados depósitos de combustible y derribados 55 aviones. Los golpes de la aviación estuvieron estrechamente coordinados con las acciones de las tropas terrestres al oeste de Trubchevsk47

También el Alto Mando Supremo evaluó altamente la actuación de los aviadores, ya que en un telegrama dirigido al Comandante en jefe del frente decía: «La aviación actúa bien, pero actuaría mejor si los aparatos de reconocimiento llamaran rápidamente a los bombarderos por radio y no al regresar del vuelo... Deseo éxitos. Saludos a todos los aviadores.»

Durante la operación aérea, nuestras Fuerzas Aéreas asestaron .golpes sensibles a los aeródromos enemigos. El 30 de agosto, la aviación soviética atacó 8 aeródromos alemanes en los que des­truyó 57 aparatos, y del 1 al 2 de septiembre fueron atacados otros 9 aeródromos. Las enérgicas acciones de nuestra aviación influ­yeron en la situación en el aire y en la tierra.

A consecuencia de los vigorosos contragolpes de nuestras tropas y a las enérgicas acciones de la aviación, la agrupación de choque enemiga sufrió enormes pérdidas. Los hitlerianos se vieron en la necesidad de trasladar al Frente de Briansk a parte de la aviación que habían destinado para participar en la ofensiva en la dirección meridional, lo que redujo el ritmo del avance del 2° grupo de tanques en la dirección de Konotop.

No fueron menos cruentos los combates al este de Smolensk, donde las tropas del Frente Oeste y del Frente de Reserva conti­nuaron desgastando a las fuerzas fundamentales del enemigo. En los distritos de Dujovschina y Elna sufrió el enemigo cuantiosas pérdidas. Sólo en el distrito de Elna tuvieron los alemanes más de 50.000 muertos y heridos. Elna fue liberado y el enemigo se retiró a 25-30 km.

El Comandante en Jefe del frente, destacó en repetidas oca­siones las exitosas acciones de nuestra aviación. En una orden del mariscal S. Timoshenko, comandante en jefe del Frente Oeste, se decía que: «el 21 y 22 de agosto el enemigo ha tratado de contener el movimiento de nuestras tropas y empleando nu­merosos tanques y fuerzas mecanizadas ha atacado muy confiado a nuestras unidades. Pero ya han pasado los días de las victorias fáciles... Las gloriosas divisiones de infantería 64° y 50° y la va­lerosa 47° división de aviación (regimientos de asalto 61° y 215° y regimiento de caza 129°) han destrozado los tanques fascistas y obligaron a huir desordenadamente a los hitlerianos. El enemigo ha perdido 130 tanques, más de 100 camiones y muchos camio­nes y municiones, sufriendo, además, más de 1.000 bajas entre muertos y heridos».48

Para atenuar la acción de la aviación alemana sobre nuestras tropas, las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste y la aviación de bom­bardeo de largo radio de acción, atacaron 33 aeródromos del 10 al 14 de julio, destruyendo o averiando unos 100 aviones. Pero también la aviación fascista redobló sus ataques a nuestros aeró­dromos, aunque no fueron tan efectivos como en los primeros días de la guerra, ya que los aviones estaban muy bien enmascarados y se encontraban dispersos. Por otra parte se había elevado la vigilancia y la disposición combativa de la defensa antiaérea de los aeródromos. A la vez se hizo más eficaz la acción de los pi­lotos de caza, que se dedicaron en primer término a derribar a los bombarderos enemigos.

Luchó con gran éxito el regimiento 401° de aviación de caza, provisto de aparatos MiG-3, al mando del teniente coronel S. Suprún, famoso piloto de caza y Héroe de la Unión Soviética. Bajo sus órdenes, los pilotos realizaban de 5 a 6 vuelos cada día. En uno de los combates aéreos librados el 4 de julio contra fuerzas supe­riores del enemigo, Suprún pereció heroicamente. El 22 de julio de 1941 le fue concedido post mortem el título de Héroe de la Unión Soviética, fue el primero que en la Gran Guerra Patria recibía dos veces ese título.

A medida que fue penetrando el enemigo en el interior del país, su aviación empezó a bombardear Viazma, Briansk, Moscú y Leningrado. Es sabido que el 8 de julio Hitler ordenó que la aviación fascista arrasara Moscú por medio de bombardeos ma­sivos. El primer vuelo sobre la capital de la URSS fue efectuado el 22 de julio por la noche, participando en él 250 aparatos de bombardeo. El ataque fue rechazado por 170 cazas y la artillería antiaérea, que derribaron 22 aparatos enemigos. En orden del 23 de julio de 1941, el Comisario del Pueblo de la Defensa expresó su gratitud a los pilotos del 6° Cuerpo de aviación de caza (al mando del coronel I. Klímov) por el éxito obtenido al rechazar la incursión de los bombarderos hitlerianos.

En el período comprendido entre el 22 de julio y el 15 de agosto de 1941, los fascistas realizaron 18 incursiones aéreas contra Moscú. En 8 de ellas participaron 120 bombarderos, y en las demás, de 50 a 80. Los pilotos de caza y la artillería de la defensa antiaérea rechazaron con éxito las incursiones de la aviación ale­mana. La inmensa mayoría de los bombarderos no pudieron irrumpir en la ciudad. De 1.700 aviones que intentaron penetrar en Moscú, sólo lograron hacerlo 70.

En los combates aéreos librados para rechazar las incursiones de la aviación enemiga peleó valientemente, el subjefe de una de las escuadrillas del 177° regimiento de la aviación de caza, el subteniente V. Talalijin. El 7 de agosto por la noche, se lanzó al combate contra los bombarderos fascistas en los accesos a Moscú. Habiendo agotado todas las municiones embistió y derribó a un aparato enemigo. Esa fue una de las primeras embestidas reali­zadas de noche. Por decreto del Presidium del Soviet Supremo de la URSS le fue concedido el título de Héroe de la Unión So­viética. Talalijin derribó en otros combates cuatro aparatos hit­lerianos más. El 27 de octubre de 1941 pereció en un encuentro aéreo. Por disposición del ministro de Defensa, Víctor Talalijin fue registrado a perpetuidad en las listas del 177° regimiento de aviación de caza.

Las unidades y grandes unidades de las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste y la aviación de bombardeo de largo radio de acción desempeñaron un importante papel en la defensa de Moscú contra los ataques aéreos. En el período de vuelos más intensos contra la capital (del 22 de julio al 15 de agosto de 1941) atacaron 118 aeródromos enemigos, a consecuencia de lo cual se redujo sen­siblemente la actividad de la aviación enemiga. En la segunda mitad de agosto y en septiembre atacaban pequeños grupos de aparatos fascistas, y a veces aviones solitarios, que más que nada volaban con fines de hostigamiento.

Durante el mes de julio, las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste, qué desplegaron una gran actividad combativa, recibieron cómo refuerzo más de 900 aviones.49 Pero debido a las pérdidas sufridas y a la transferencia de regimientos de aviación a otros frentes, el número de aviones se redujo a la mitad en comparación con los existentes el 10 de julio. A principios de agosto el frente sólo tenía 180 aviones. Pero también el número de aviones fascistas se reflujo en esta dirección casi a la cuarta parte. La 2da Flota aérea alemana contaba con unos 250 aparatos. Todo esto originó el descenso de la actividad aérea por ambas partes. No obstante, no cesó ni un momento la lucha en el aire. En el mes de agosto, las Fuerzas Aéreas del Frente Oeste realizaron 188 misiones contra aeródromos alemanes, destruyendo o averiando unos 70 aparatos fascistas. Nuestra aviación sólo perdió un solo avión en los aeró­dromos durante ese período.50

La operación defensiva de Smolensk, desempeñó un impor­tante papel en el fracaso del plan hitleriano de guerra relámpago. Según reconoció el mando alemán, las divisiones de tanques y las motorizadas perdieron la mitad del material de guerra y las bajas en hombres llegaron a 450.000. Nuestras Fuerzas Aéreas reali­zaron unas 22.000 misiones y ayudaron con toda eficacia a las tropas terrestres a cumplir las tareas encomendadas.

En la dirección sudoeste, el mando hitleriano ordenó al grupo de ejércitos «Sur» que se apoderara de Kiev en un breve plazo y que cercara y aniquilara a las tropas soviéticas en la margen derecha del Dniéper. El enemigo tenía el doble de tanques, ca­ñones e infantería que las grandes unidades soviéticas. Su agru­pación de aviación (la 4ta Flota Aérea y las Fuerzas Aéreas de Rumania) contaba con 1.150 aparatos. Nuestras Fuerzas Aéreas tenía casi tantos aviones, pero el 75% de los mismos correspondía a tipos anticuados. El general F. Falaléiev, Comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas de la dirección sudoeste, coordinó las accio­nes de las Fuerzas Aéreas del Frente Sur (de las que fue Co­mandante en jefe el general P. Shelujin, y desde el 24 de sep­tiembre de 1941 el coronel K. Vershinin) y de las Fuerzas Aéreas del Frente Sudoeste (de las que era Comandante en Jefe el ge­neral A. Astájov).

El 10 de julio, 14 divisiones alemanas, con la cooperación de la aviación, emprendieron la ofensiva. Después de romper las líneas defensivas se lanzaron impetuosamente contra Kiev. Surgió la amenaza de que los fascistas se apoderaran de la capital de Ucrania. A fin de frustrar los planes del enemigo, las tropas so­viéticas, apoyadas por la aviación, asestaron un contragolpe a los flancos del enemigo en la dirección de Nóvgorod Volinski y Chervonoarmeisk. Durante un mes se libraron cruentísimos com­bates en la dirección de Kiev. Habiendo perdido sus tropas se­lectas, el enemigo suspendió la ofensiva.

Nuestra aviación, que fue empleada masivamente en los sec­tores decisivos del frente, jugó un importante papel en el fracaso de los planes del enemigo. Para apoyar al 5° ejército, que asestó el contragolpe, fueron destinadas seis divisiones de aviación del frente y dos cuerpos de aviación de bombardeo de largo radio de acción. La labor de nuestros aviadores fue muy intensa, ya que realizaron 4 ó 5 vuelos cada día. Nuestros aviones atacaron las columnas de tanques y motorizadas en la carretera Zhitomir-Kíev, aniquilaron a las tropas enemigas en el campo de batalla y des­truyeron sus aviones en los aeródromos. Además protegieron los pasos y puentes del Dniéper y los nudos ferroviarios de Nezhin y Chernígov. En cumplimiento de todas estas tareas fueron rea­lizadas unas 5.000 misiones.

En los combates por Kiev actuaron con gran éxito los pilotos de la 62° división de aviación de bombardeo, mandada por el co­ronel V. Smirnov, Héroe de la Unión Soviética, y los de la 36° división de aviación de caza, mandada por el coronel V. Zelentsov, Héroe de la Unión Soviética. El Consejo militar del Frente Sud­oeste expresó su gratitud a los aviadores de estas divisiones por su eficaz ayuda a las tropas.

En el ala más meridional del frente soviético-alemán, nuestras tropas fueron apoyadas por cuatro divisiones de aviación del Frente Sur y por las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar Negro, realizaron más de 10.000 misiones en 45 días.

En los combates dieron muestras de gran maestría, intrepidez y heroísmo las tripulaciones del 210° regimiento de aviación de bombardeo (mandado por el teniente coronel A. Kozhemiakin). El 31 de julio, en la zona de Golovanesk, los tanques y la aviación fascistas atacaron a las unidades del 17° cuerpo de infantería. La artillería fascista se mostró muy activa. En ayuda de las tropas soviéticas acudieron los aparatos del regimiento, que aplastaron a la artillería hitleriana y destruyeron un depósito de municiones y unos cuantos tanques. Gracias a esa ayuda nuestras tropas pu­dieron eludir el golpe de fuerzas mucho más numerosas del ene­migo. El consejo militar del 18° ejército expresó su gratitud al personal de vuelo del 210° regimiento de aviación de bombardeo. Del 14 al 16 de agosto, en los distritos de Bashtanka y Barmashev y en la estación de Yávkino, los bombarderos del 210° regimiento destruyeron 8 tanques y 30 camiones, con lo que contribuyeron a que saliera del cerco el 18° ejército. Por esa acción, el personal de vuelo del regimiento recibió la segunda felicitación del mando. En lo sucesivo, actuando en la dirección de Dniepropetrovsk, sólo en los días 25 y 26 de agosto el 210° regimiento destrozó unos cuantos tanques y 18 camiones con infantería y destruyó un paso del Dniéper. Por sus grandes méritos para con la Patria, 13 pi­lotos del regimiento fueron condecorados con órdenes.

También peleó con gran éxito el personal de vuelo del 5° re­gimiento de aviación de bombardeo (del que era jefe el teniente coronel G. Kucherkov). El 15 de julio, en el distrito de Leovo, ayudó a las unidades del 2° cuerpo de infantería a rechazar el ataque de una gran unidad de tanques del enemigo. El 21 de julio, este regimiento, conjuntamente con el 67° regimiento de aviación de caza, causó enormes pérdidas a una división ene­miga, y el 23 de julio destruyó dos pasos del río en los distritos de Yampol y Soroki. También lucharon con gran tensión los pi­lotos del 131° regimiento de aviación de caza (mandado por el teniente coronel L. Gonchaiov). En cuatro meses realizaron 1.500 misiones solamente en acciones de asalto contra las tropas fascistas en el campo de batalla. Aunque el regimiento estaba provisto de aviones anticuados, sus pilotos libraron numerosos combates y derribaron en ellos 63 aparatos fascistas, perdiendo solamente 38.51

En los encuentros sostenidos en esta dirección recibió su bau­tismo de fuego el primer teniente A. Pokryshkin, jefe de patrulla del 55° regimiento de caza, y en la actualidad(entónces) coronel de aviación y tres veces Héroe de la Unión Soviética. El 20 de julio realizó un vuelo de reconocimiento por el distrito de Beltsi, siendo ave­riado su avión por el fuego de la artillería antiaérea. Hizo un aterrizaje forzoso en territorio ocupado por el enemigo. Pokryshkin destruyó su apa­rato y logró atravesar la línea del frente, regresando a los tres días a la unidad. Transcurridos unos cuantos días volvió a la pelea. En uno de los vuelos por el distrito de Akimovka, el primer teniente Pokryshkin incendió unas instalaciones ferroviarias e inu­tilizó una batería artillera enemiga. Los resueltos ataques de los pilotos soviéticos permitieron a nuestras tropas desalojar a los ale­manes de un pueblo. El Comandante en jefe de las Fuerzas Aéreas del Ejército expresó su gratitud a Pokryshkin y a los pilotos de su patrulla.

Habiendo reagrupado a sus tropas y reforzado su agrupación de choque con dos ejércitos trasladados desde la zona de Smolensk, el mando alemán reanudó la ofensiva. La correlación de fuerzas en este sector cambió bruscamente a favor de los fascistas. Las tropas del Frente Sudoeste y del Frente Sur se vieron en una si­tuación muy comprometida, pero desde el aire fueron apoyadas por las grandes unidades de la aviación de los frentes y por divisiones de la aviación de bombardeo de largo radio de acción. Además, acudieron en ayuda los grupos 4 y 5 de la aviación de reserva, que contaban con cuatro regimientos de caza, tres de asalto y dos de bombardeo.

Durante el mes de septiembre, la aviación soviética realizó en esta dirección unos 10.000 vuelos, siendo empleado el 80% de su fuerza en la lucha contra los grupos 1ro y 2do de tanques fascistas y en la destrucción de los pasos de los ríos Desná y Dniéper. No obstante, la superioridad del enemigo era aplastante, por lo que no se pudieron cumplir enteramente estas tareas. Las tropas fas­cistas continuaron desarrollando su ofensiva y el 9 de septiembre lograron cercar a una parte de las tropas del Frente Sudoeste en los distritos de Kíev, Biriuki y Piriatin.

También quedaron cercados el mando y el Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas del frente, así como el personal de algunas di­visiones de aviación. El general G. Tjor, subjefe de una división de aviación de bombardeo, que había quedado en el cerco, en el distrito de Piriatin, encabezó un grupo de oficiales y clases de la retaguardia de las Fuerzas Aéreas y trató de romper el cerco com­batiendo. En la lucha desigual contra fuerzas muy superiores, cayó herido y fue hecho prisionero encontrándose sin conocimiento. En una cárcel de la Gestapo en Berlín, los hitlerianos hicieron toda clase de intentos para conseguir que el general Tjor traicio­nara a su Patria. Pero este auténtico ciudadano soviético perma­neció fiel a la Patria y además realizó un gran trabajo político entre los demás prisioneros. En el campo de concentración de Hammelburg, el general Tjor dirigió la actividad de una orga­nización clandestina de oficiales y generales soviéticos. Bajo su dirección, el comité clandestino de la organización, en las condi­ciones de terror fascista, organizó la celebración del 25 aniversario de la Gran Revolución de Octubre y preparó a los prisioneros para realizar una fuga masiva.

Por los documentos de los archivos alemanes se sabe que en diciembre de 1942 le colocaron grilletes al general Tjor y lo tras­ladaron a la cárcel de Núremberg, en la que fue sometido a bestiales tormentos y torturas. Después lo llevaron al campo de concentración de Flussemburg, donde se encontraba bajo un ré­gimen especial de la Gestapo. Ninguna clase de tortura pudo do­blegar la voluntad del combatiente comunista soviético. En enero de 1943 fue fusilado el general Tjor. Su ilimitada fidelidad a la Patria y su lealtad al juramento militar siguen siendo en nuestros días un brillante ejemplo para todos los combatientes de las Fuerzas Armadas Soviéticas. Por una orden del ministro de Defensa de la URSS, el general G. Tjor fue inscrito a perpetuidad en las listas de la primera escuadrilla de aviación de bombardeo del regi­miento en que sirvió.

El 10 de agosto empezaron las actividades militares en los accesos a Odesa. En esta dirección la aviación soviética era bas­tante reducida y numéricamente constituía la cuarta o quinta parte de la enemiga. El Ejército Especial del Litoral sólo contaba con un regimiento de aviación de caza, el número 69, que disponía de 30 aviones. También actuaban allí algunos aviones de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar Negro y un Des­tacamento aéreo de la Aviación Civil.

En los combates por Odesa se destacaron extraordinariamente el comandante L. Shestiakov, jefe del 69° regimiento de aviación de caza, y el comisario de batallón N. Verjovets, que era el comisario del regimiento. Estos mandos realizaban cada día 4 ó 5 vuelos y con su audacia inspiraban a la hazaña a los demás pilotos. El 9 de agosto, un grupo de cazas mandado por el comandante Shes­tiakov ametralló a las tropas enemigas en el distrito de Katarzhino y después entabló combate con 12 Me-109, derribando a nueve, sin sufrir pérdida alguna. También lucharon con abnegación, valor y heroísmo el jefe de escuadrilla e instructor político S. Kunitsa, los jefes de patrulla primer teniente A. Chervatenko y teniente V. Serogodski, los jefes de escuadrilla primeros tenientes P. Poloz y A. Elojin, los pilotos tenientes A. Aleliujin e I. Koroliov y el subjefe del regimiento capitán Y. Rikachov.

El comandante Shestiakov se encontraba en el frente desde los primeros días de la guerra y aniquiló audazmente y con toda decisión al enemigo en el aire y en tierra. Bajo su mando, los pilotos cumplieron exitosamente las tareas de combate, cooperando con las tropas a la defensa de la ciudad. Por todo esto, el regi­miento fue intitulado regimiento de la Guardia y condecorado con la orden de la Bandera Roja. Doce pilotos del regimiento fueron galardonados con el título de Héroe de la Unión Soviética. En dos años y medio de guerra, Shestiakov realizó más de 200 vuelos. Entre ellos efectuó 65 vuelos de ametrallamiento de ob­jetivos terrestres y 82 combates aéreos, en los que derribó perso­nalmente 15 aviones enemigos y otros 11 en cooperación con sus compañeros. El 13 de marzo de 1944, Shestiakov pereció como los valientes en un combate aéreo librado cerca de la ciudad de Proskúrov. Por sus destacados méritos en el mando de unidades de aviación y su valentía y arrojo, el Héroe de la Unión Soviética L. Shestiakov, fue inscrito a perpetuidad en las listas del regi­miento de aviación de caza en que sirvió.52

El 22 de septiembre, después de haber recibido refuerzos, nuestras tropas asestaron un contragolpe combinado al enemigo desde el frente y la retaguardia. La víspera por la noche, en la zona de Grigórievka desembarcó un regimiento de infantería de marina. Tres minutos antes de que desembarcara, la aviación de la Marina de Guerra del Mar Negro efectuó un desembarco aéreo tras la línea del frente, que interrumpió la dirección de las tropas enemigas y sembró en ellas el pánico. El apoyo desde el aire a las tropas de desembarco, corrió a cargo de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Mar Negro, del 69° regimiento de aviación de caza y de un destacamento de la Aviación civil. El 22 de sep­tiembre nuestra aviación asestó unos cuantos golpes a los aeró­dromos enemigos, destruyendo o averiando 20 aparatos y ametralló a las tropas fascistas en el campo de batalla y a las reservas que se hallaban en camino. Las pequeñas unidades de desembarco y las tropas de la guarnición de Odesa, con la cooperación de la aviación atacaron y derrotaron a dos divisiones enemigas, haciendo retroceder a los restos de las mismas de 5 a 8 km. Los muertos y prisioneros fascistas ascendieron a unos 2.000. Los fascistas ya no pudieron cañonear el puerto de Odesa con sus piezas de arti­llería, con lo que mejoró sensiblemente la situación de la guar­nición de la ciudad. Durante 3 días, nuestra aviación realizó más de 1.500 misiones en los combates aéreos y derribó 12 aparatos enemigos.

Pero por entonces el enemigo rompió las líneas defensivas del Perekop en Crimea, lo que originó un brusco empeoramiento de la situación. Se hallaba en peligro Sebastopol y aumentaba la amenaza de quedar interrumpidas las comunicaciones con Odesa, por las cuales, se enviaba reservas y municiones a esta ciudad y se prestaba apoyo a las tropas y a los navíos de la flota. Por este motivo, el Gran Cuartel General del Alto Mando Supremo ordenó retirar a las tropas de Odesa, para que reforzaran la defensa de Crimea.

En el período de evacuación de las tropas de Odesa, del 1 al 16 de octubre, nuestra aviación, realizó más de 8.000 misiones y prestó una gran ayuda a las tropas y a la Marina de Guerra, entre los pilotos de la Marina de Guerra del Mar Negro se desta­caron de una manera especial el comandante A. Tsurtsumia, al que le fue concedido post mortem el título de Héroe de la Unión Soviética, el capitán A. Gredói, el comandante P. Akkurátov, el capitán A. Bondarenko y muchos otros. La defensa de Odesa pasó a la historia como un modelo de firmeza y valentía de las tropas soviéticas, de hábil aprovechamiento de las fuerzas y medios y de estrecha cooperación de las tropas, la Marina de Guerra y la aviación en la lucha contra fuerzas muy superiores del enemigo. De este modo, en todas las operaciones defensivas de la di­rección sudoeste, la aviación soviética participó muy activamente. En el período comprendido entre el 11 de julio y el 30 de sep­tiembre de 1941 realizó más de 59.000 misiones, distribuidas como sigue: las Fuerzas Aéreas del Frente Sudoeste, 21.000 misiones; las Fuerzas Aéreas del Frente Sur, unas 19.000; las Fuerzas de la Marina de Guerra del Mar Negro, más de 17.000, y la aviación de de bombardeo de largo radio de acción, alrededor de 2.000.

Los esfuerzos principales de la aviación fueron orientados a la destrucción de los objetivos y el aniquilamiento de las tropas ene­migas en el campo de batalla y de las reservas en la profundidad operativa. En los primeros tres meses, sólo fueron efectuadas 245 misiones contra los aeródromos, pero de gran eficacia. Por ejemplo, entre el 1 de julio y el 10 de agosto de 1941, las Fuerzas Aéreas del Frente Sudoeste destruyeron en los aeródromos 72 aviones,53 mientras que nuestra aviación perdió en ese período en los aeró­dromos 44 aparatos.54 En los combates aéreos la actuación de nuestros aviadores fue más eficaz que en los primeros días de la guerra. En primer lugar, se atacaba preferentemente a los aviones de bombardeo. El mando de las Fuerzas Aéreas del Frente Sud­oeste, maniobró muy bien con sus medios y logró superioridad numérica en los sectores más importantes del frente, lo que per­mitió mantener la superioridad en el aire en los períodos de mayor responsabilidad.

Las acciones de combate en la aviación de bombardeo de largo radio de acción en las operaciones del verano fueron llevadas a cabo en cooperación con las tropas y la aviación de los frentes. La mayor parte de las misiones fue destinada al aniquilamiento de las tropas enemigas. De las 11.186 misiones realizadas, el 70% fueron efectuadas de día, y el 30% de noche. A los ataques a los aeródromos se dedicó el 9% del total de misiones. Más que nada fueron atacados los aeródromos situados en la lejanía, desde los que partían los aviones de bombardeos que incursionaban sobre Moscú, Leningrado y otras ciudades. En los tres primeros meses de guerra, las tripulaciones de los aparatos de bombardeo de largo radio de acción destruyeron o averiaron en los aeródromos 414 aviones enemigos.

La aviación de bombardeo de largo radio de acción, en coope­ración con las Fuerzas Aéreas de la marina de guerra del Mar Negro y del mar Báltico, atacó periódicamente desde los primeros días de la guerra los objetivos de la industria militar situados en la retaguardia profunda del enemigo. Solamente desde el 10 al 30 de Julio de 1941, los regimientos del 4° cuerpo de aviación de bombardeo de largo radio de acción, realizaron ocho ataques contra objetivos de ese tipo situados en lugares muy lejanos.

En agosto de 1941, debido a los ataques sistemáticos de la aviación alemana contra Moscú, Leningrado y otras ciudades, el Alto Mando Supremo ordenó asestar golpes de réplica en Berlín, capital de la Alemania fascista. Para cumplir esta tarea fue de­signado un grupo (de 13 aviones) del 1er regimiento de las Fuerzas Aéreas de la Marina de Guerra del Báltico, condecorada con la orden de la Bandera Roja. Los aviones eran del tipo IL-4 y estaba mandado el grupo por el coronel E. Preobrazhenski. El 8 de agosto por la noche este grupo efectuó su primer vuelo sobre Berlín. Durante ese mes se realizaron 72 misiones contra Berlín. Además de las Fuerzas Aéreas de la marina de guerra del Báltico, también atacó a Berlín la 81° división de aviación de bom­bardeo de largo radio de acción, mandada por el coronel N. Novodránov. Durante el mes de agosto y septiembre esa división realizó varios ataques exitosos a los objetivos militares de Berlín y otras ciudades de Alemania. Por la eficacia de los golpes ases­tados a los objetivos militares de Berlín muchos aviadores fueron condecorados con órdenes y a los más destacados se les galardonó con el título de Héroe de la Unión Soviética, como el capitán V. Tíjonov y el teniente V. Lajonin.

En el verano de 1941, las Fuerzas Aéreas soviéticas operaron simultáneamente en un frente de 3.000 km, desde el mar de Barents hasta el Mar Negro. Los combates eran muy encarnizados y exigían una elevada tensión de las fuerzas físicas y morales de los aviadores, distinguiéndose los pilotos soviéticos por su tenacidad y heroísmo masivo. A causa de la agresión imprevista del pode­roso y experimentado enemigo, las Fuerzas Aéreas de nuestras regiones militares fronterizas sufrieron grandes pérdidas, sin em­bargo, a pesar de las condiciones extraordinariamente difíciles, la aviación soviética prestó una gran ayuda y apoyó a las tropas te­rrestres en el desbaratamiento del plan de guerra «relámpago».

Las acciones principales de la aviación soviética fueron orien­tadas a la lucha contra los tanques y las tropas motorizadas del enemigo. Además, la aviación destruía los aparatos enemigos en el aire y en los aeródromos, atacaba los nudos ferroviarios y los pasos de los ríos y realizaba el reconocimiento aéreo. En cumpli­miento de esta tarea, nuestros aviadores efectuaron 250.000 misiones en los primeros tres meses y medio de guerra. Los aparatos de bombardeo y asalto soviéticos causaron grandes pérdidas al enemigo, disminuyeron la capacidad ofensiva del ejército alemán y frenaron el ritmo de su avance en la profundidad de nuestro país. Fue considerablemente reducida la agrupación de aviación enemiga. Sólo en los tres primeros meses de guerra, las Fuerzas Aéreas de los frentes destruyeron unos 3.500 aviones enemigos en combates aéreos y en los aeródromos. La aviación soviética desempeñó un papel muy importante al rechazar los ataques de los bombarderos alemanes a Moscú, Leningrado y otras ciudades.

Además de la protección y ayuda a las tropas terrestres, la aviación de bombardeo de largo radio de acción y la aviación de la Marina de Guerra atacaron centros de la industria militar y puertos del enemigo. Estos golpes tuvieron gran importancia po­lítica y moral, ante todo para el pueblo soviético y los combatientes del Ejército Rojo.

Durante las operaciones del verano de 1941 se elevó constan­temente la experiencia de la organización y conducción de las acciones combativas de las Fuerzas Aéreas en unas condiciones desfavorables para nosotros, tanto en tierra como en el aire. A fi­nales de la campaña de verano, la aviación fue empleada más eficazmente. Sus esfuerzos fueron concentrados, por lo general, en la destrucción de las principales agrupaciones del enemigo. Mejoró la dirección y la interacción de las Fuerzas Aéreas con las tropas terrestres.

En el período más duro de 1941, el papel dirigente y movilizador del Partido Comunista se manifestó muy acusadamente en el reforzamiento de las Fuerzas Armadas. El trabajo político del Partido realizado en las Fuerzas Aéreas por indicación del Comité Central contribuyó a cumplir con éxito las tareas de combate, a mantener una elevada moral en los aviadores y a infundir en ellos la audacia, intrepidez y la fe inconmovible en la victoria sobre el odiado enemigo.

A la vez se adoptaron medidas impostergables para la prepa­ración del personal de vuelo y técnico y para constituir nuevas unidades de aviación y desarrollar la producción de la técnica de aviación en las zonas orientales del país.

 

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