La escuela de sueños de juventud
Llegamos a nuestro destino, la escuela
de pilotos republicanos de Kirovabad, un edificio antiguo, grande de
tres plantas, un gran patio todo vallado para evitar que nosotros
abandonáramos el cuartel y que no nos vieran mucho. Esta escuela aunque
se sabía que existía era oficialmente secreta y se evitaba el máximo su
publicidad. Así nosotros nos encerramos en ella para cumplir nuestro
cometido y nuestro deber, ser pilotos republicanos. En los pisos de
arriba estaban los dormitorios, dos o tres salas grandes y en la planta
baja estaban las salas de estudios de los diferentes temas que
complementa el curso de piloto, aerodinámica, navegación aérea, motor,
armamento, avión, meteorología, balística, orientación aérea, táctica,
nociones sanitarias, primeros auxilios, etc. Los profesores se esmeraban
al máximo, algunos sabían algo de español pero en general nos
entendíamos a través de intérpretes lo cual dificultaba mucho la
comunicación y el contacto. Eran competentes en el conocimiento y en la
enseñanza. La escuela disponía de un patio grande donde hacíamos algo de
gimnasia, paseábamos y tomábamos el aire, había aparatos de gimnasia,
los españoles los usábamos muy poco y no regularmente. Yo me extrañé que
no nos hicieran hacer más gimnasia en un país donde se cultivaba mucho,
quizás seria porque estábamos muy ocupados en los estudios. Estábamos
más de 150 alumnos de tres cursos en marcha. Primero, preparación
teórica, segundo curso de avión escolar y tercero preparación militar en
aviones reales, el chato I15, el I16 mosca y bombarderos Katiuscas los
cuales se estudiaban en la Academia de Jarkov en Ucrania. Yo entré con
mucho entusiasmo pero con dudas de mi mismo pues yo era de los alumnos
con menos conocimientos técnicos y mecánicos, la mayoría eran ya obreros
de fábricas y oficios, con alguna idea de maquinaria, motores, coches,
herramientas técnicas, etc., yo no tenía ni idea de ello si bien muchas
ganas de aprender. Yo iba acompañado de muchos buenos amigos pues al
“maño” lo apoyaron los mejores entre ellos los catalanes y como no el
que sería mi padre, amigo y hermano, el vasco Juan Eguiguren. Él me
ayudó en todo, consejos, enseñanza, amistad, afecto, etc. Yo con él
también hacia lo mismo. Los soviéticos que dirigían la escuela
encabezados por el comisario Mirov y el coronel Orlov realizaban sus
funciones creo que a la perfección, no creo que si hubieran sido
españoles hubieran tenido tanto interés en formarnos como pilotos
españoles y militares, nos infundían importancia y responsabilidad por
nuestros estudios y exigían un comportamiento de esfuerzo en hacer las
cosas bien. Nos hacían ver que éramos privilegiados de poder estudiar de
pilotos y en los momentos que se luchaba en los frentes de España en
situación un tanto difícil y desesperada. Nos exigían esmero y esfuerzo
para obtener buenos resultados en nuestra formación que yo creo que
además de militar era cívica y patriótica de españoles, yo me propuse y
creo que lo logré esforzarme y responder a la confianza puesta en mi.
Nos decían que no teníamos derecho a malgastar los aproximadamente
2.000.000 de pesetas que costaba el curso más el coste de los accidentes
y roturas de aviones que a veces se producían.
He avanzado mis comentarios a los
acontecimientos porque en me causó gran impacto la disposición, la
entrega y el interés de los soviéticos por la causa de nuestra
republica. Si todos los españoles republicanos hubiéramos tenido tanto
interés quizás no hubiéramos perdido la guerra. Nos alojamos en nuestros
dormitorios colectivos, en una gran sala del segundo piso en varias
líneas de camas pareadas, nos dieron el uniforme de alumno cadete que
poco se diferenciaba de los soldados soviéticos y junto con este el
equipo de vuelo, mono, casco, botas, plancheta de vuelo, etc.
Para mantener el secreto nos pusieron
nombres rusos que eran los nuestros modificados, yo me llamaba Altov,
Eguiguren Aquino, mi amigo Pararols Merculov y así todos los demás. Nos
repartieron en dos grupos para iniciar los estudios y se correspondían a
los dos aeródromos que nos asignaron, a mi me tocó el número cuatro.
Dentro de cada campo se asignaba una escuadrilla que constaba de tres
patrullas y estas disponían de tres aviones, cada avión tenía designado
un piloto instructor que con cuatro alumnos volaban por turnos. Por la
mañana el 50% estudiaba en las aulas los temas teóricos y por la tarde
volaba en el campo, la otra mitad al revés. Volar por la mañana y
estudiar por la tarde, los primeros días fueron todo clases teóricas
pero pronto comenzamos a volar, pues disponíamos de poco tiempo ya que
en seis meses teníamos que aprender lo que en tiempo normal costaba
dos-tres años en la academia y la practica era fundamental. El comedor
de la escuela estaba fuera del edificio central, íbamos al comedor
siempre en formación y sin contactar con la gente, pues éramos secretos.
El comedor era una planta baja con patio grande, allí había una tienda
que podíamos comprar tabaco, colonia y bebidas no alcohólicas y
chucherías, así como papel, sobres y cosas de tocador. Teníamos dinero
pues nos pagaban 120 rublos al mes para gastos personales. Muchos de
nosotros las guardábamos para comprar una cámara fotográfica Leika que
costaba 700 rublos y era de gran calidad óptica alemana Zeis y muy
apreciado por los aficionados. Eguiguren la compró, yo guardé el dinero
que me valió después para comenzar en la vida civil en la fábrica, claro
cada uno actuaba a su manera. Allí mi amigo Pararols Merculov me enseñó
a comer pepinillos en vinagre, esto me ayudó después y conocer un
producto que se usa en la URSS en cantidades industriales, en cada
bocadillo, en las tapas, en las bebidas alcohólicas y en las fiestas de
la juventud.
También íbamos a ducharnos una vez por
semana a unos baños públicos grandiosos con saunas incluidas, yo allí me
caí con una cubeta llena de agua y me tuvieron que dar varios puntos en
la cabeza, estuve tres días en la enfermaría y me cuido un
médico-comandante italiano, no recuerdo su nombre pero si me aficionó a
cuidar los pies y cortar las uñas debidamente, era un fanático de ello.
El famoso U-2. Primer avión escuela
El comisario Mirov, jefe político de
la Academia con 2 intérpretes