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Grabación y tratamiento del texto de la entrevista con I.I. Kozhemýako

Realizados por Andrei Sujorukov

 

 

 

 

 

Yak-9L (B)

"Regado del Teatro Máliy para el frente"

 

A.S. Dígame, ¿os alimentaban bien? ¿En la Academia, en el ZAP (Aviaregimiento de Reserva), en el frente?

 

I.K. Nos alimentaban bien, si. En la Academia algo regular, en el ZAP – bien, en el frente – muy bien. La ración era completa, como marcaban las ordenanzas.

 

A.S. Una pregunta “rutinaria”: ¿cuanto vodka o alcohol etílico podía haber tragado el piloto “más entrenado” en una sola sentada?

 

I.K. El alcohol etílico puro no nos daban. Daban el alcohol disuelto con agua al 40% o bien, daban el vodka. Los 100 gramos por cada vuelo de combate. Si haces cuatro vuelos al día – por la noche te daban 400 gramos. Para ahogarte en el vodka.

 

Un piloto era capaz de beber mucho alcohol en una sola sentada. Había algunos que eran capaces de beberse un montón. Pero aquellos pilotos no sobrevivían durante mucho tiempo. Bebes por la noche – por la mañana estás hecho polvo, pero tienes que ir a volar. Despegas – y te derriban. Una persona en este estado no era capaz de sacar de su avión todo lo que aquel le podía haber dado. Más tarde nuestro comandante acabo con esta “fiesta”: prohibió entregar la porción completa. Hagas los combates que hagas – como mucho te daban 150 gramos.

 

A.S. Durante los días festivos o mientras se reformaban los regimientos – ¿bebían más, o bebían menos?

 

I.K. Durante los días festivos - no mucho, sobre todo cuando estabas formando parte de la escuadrilla de guardia. Daban los 150 gramos, los de siempre.

 

En la retaguardia, evidentemente, se bebía más, pero esto también dependía de cada persona. En nuestro regimiento los pilotos, en su gran mayoría, bebían de forma moderada. Lo que te decía antes – aquellos que se acostumbraban “a mamar” y empezaban a beber grandes cantidades y de forma frecuente (los alcohólicos, vamos) no duraban mucho tiempo en el frente. Eran derribados en poco tiempo.

 

Mi “límite” personal eran los 150 gramos. A mi no me gustaba el alcohol.

 

A.S. ¿Bebían el “licor-chasis” – la mezcla de alcohol y glicerina?

 

I.K. ¡Que dices! Para un piloto beber esta porquería – ¡es una humillación! Esta basura solamente la tragaba el personal de mantenimiento técnico.

 

A.S. ¿Realizaban algún tipo de preparación física, gimnástica?

 

I.K. No, no lo hacíamos. Teníamos un montón de asuntos más importantes que esto.

 

A.S. ¿Fumaban mucho?

 

I.K. La mayoría de nosotros fumaba, yo – no.

 

A.S. Una pregunta, quizás, un poco delicada: ¿podrían los pilotos ponerse de acuerdo y derribar en el aire a un “mal” comandante?

 

I.K. Por su puesto que si.

 

A.S. ¿Y realmente hubo casos?

 

I.K. En nuestro regimiento – no hubo ninguno. ¿En otros? Hubo rumores… Parecían bastante verdaderos… Muy verdaderos…

 

Existen unos comandantes-imbeciles, que no aprecian a sus pilotos, a pesar de que ellos mismos también son pilotos… Hay algunos que se aficionan demasiado a sacar el provecho personal a costa de los demás. A mi juicio, es preferible coger a este bastardo y cargárselo nosotros mismos. Y hacerlo antes de que él te mande a morir para sacar su propio provecho personal.

 

A.S. ¿Usted realizaba misiones de reconocimiento?

 

I.K. Realizaba, y en muchas ocasiones.

 

A.S. ¿Instalaban la aerofotocámara en su “Yak”?

 

I.K. Si, las instalaban. En el compartimiento que se encontraba detrás de la cabina. Yo con esta fotocámara no solamente realizaba misiones de reconocimiento, sino también realizaba tareas de fotocontrol: cuando los IL-2 terminaban su trabajo, me quedaba un poco más sobre el objetivo para sacar las fotos. Era muy desagradable. “El rumbo recto – es el sueño del artillero del antiaéreo”. Así que mientras sacaba fotos, los artilleros te metían castaña, haciendo realidad sus “sueños”.

 

A.S. ¿Desde que altitud se puede distinguir el rastro de las orugas de un carro de combate, y desde que altitud se puede distinguir el mismo carro?

 

I.K. Un carro de combate era visible desde 2500-3000 metros. Esto también depende del tipo del carro – si es un carro medio o es un carro pesado. El rastro de sus orugas – desde 1500 metros.

 

A.S. Otra pregunta de las “delicadas”: ¿hubo algún roce de carácter nacionalista entre los pilotos del regimiento?

 

I.K. ¡Jamás! La nacionalidad no tenía ninguna importancia en absoluto. Ser ruso, uzbeco, ucraniano, judío, georgiano u osetio - no tenia ninguna importancia, éramos todos como hermanos. ¡Yo mismo soy ucraniano! No estoy del todo seguro, pero no me equivocaría mucho si dijera que los 36 pilotos de nuestro regimiento pertenecían a 13 nacionalidades distintas.

 

Los pilotos somos gente normal, no somos ni mejores ni peores que otros, y en la tierra todos podemos tener nuestras simpatías o apatías - pero todo esto se quedaba en la tierra. En el aire nuestros pilotos confiaban más en sus compañeros que en si mismo (el único que no respetaba esta regla era nuestro zampolit, canalla asquerosa).

 

A.S. ¿Cómo satisfacían sus “necesidades sexuales” en el frente?

 

I.K. Cada uno como podía. En general, mediante la “población civil benevolente”. Solamente existía una única regla: nada de violaciones. Negócialo como quieras. Nosotros, los pilotos, lo teníamos un poco más fácil que los demás: teníamos a las camareras del comedor, las armeras, las chicas del servicio VNOS. Nos poníamos de acuerdo con ellas.

 

Los jefes lo tenían aun más fácil - podían tener una “soldada” a su disposición, en el frente las llamaban “PPZh” (la Esposa temporal de Campo de Operaciones – A.S.). También pasaba eso, para que negarlo…

 

“El instinto reproductivo” surgía cuando no había combates. Pero mientras duraban los combates, el único deseo era dormir.

 

A.S. ¿Enviaban a los pilotos a las celdas de arresto?

 

I.K. En nuestro regimiento – no.

 

A.S. ¿Como nuestra infantería (artillería, tanquistas, y etc.) trataban a los pilotos? ¿Os querían y respetaban, o consideraban que lucháis mal, que os alimentan de chocolate gratuitamente?

 

I.K. Nos trataban bien. Nos querían. Nosotros les defendíamos “con todo el alma”. Cuando me derribaron, de la primera línea del frente me sacaron los tanquistas. Me mostraron un respeto muy sincero y autentico: “¡nosotros, aquí abajo, sabemos, que en el caso de necesidad ustedes nos cubrirán las espaldas, estamos seguros de ello!”. Es que era ya el año 1943, cuando nosotros ya dominábamos la situación.

 

A.S. ¿Cómo era su relación con los órganos políticos del regimiento?

 

I.K. Había de todo… Con los de rango inferior – komsorg y los demás – bien. Pero con el zampolít… (Zampolít – sustituto del comandante para asuntos políticos. Nota de HR).

 

Nuestro zampolít era un tío bastante repugnante. Aunque he de decir que el también era piloto. En una ocasión volé con este zampolit. Estábamos en el campo de operaciones de Sandomír. Yo iba de líder, él  - de punto, aunque yo tenia el rango de leytenant, y el – rango de mayor. Me dijo: “Venga, Iván tu mandas. Tu eres el experto”. Nos enviaron en pareja, en misión de “caza libre”. Fuimos hacer una pequeña visita a las tropas alemanas. Bombardeamos con éxito. Cuando íbamos de vuelta, nos encontramos con cuatro Messerschmitt. Yo – al combate, el tío – ¡se piró de allí!.. (“Es que estaba buscando un lugar adecuado para realizar el ataque…” – así es como me lo dijo después). Mientas, yo estaba dando la cara, enfrentándome yo solo al cuarteto alemán. Estuvimos haciendo virajes durante unos cinco minutos. Cuando tuve la oportunidad para salir del combate - me retiré en encabritado, en dirección al sol. Los “Messer” me perdieron de vista.

 

A.S. ¿Qué caza pilotaba Usted en aquel combate? ¿A que altitud transcurría el enfrentamiento? Y otra pregunta: ¿en Su opinión, por que los pilotos alemanes no impusieron el combate basado en maniobras verticales? Usted mismo ha dicho que Messerschmitt tiene ventaja en maniobrabilidad vertical.

 

I.K. Yo llevaba un Yak-1. La altitud era de unos 2500-3000 metros.

¿Por que los alemanes no basaron su combate en maniobras verticales? Creo que simplemente eran inexpertos (aunque “en virajes” no eran nada malos). Me causaron esta impresión porque ellos organizaron su combate de forma muy desordenada, desorganizada, no coordinaban bien. Se notaba claramente que el líder del cuarteto alemán no sabía dirigir a sus subordinados. Y la mitad del éxito (o del fracaso) de un combate – es el merito del líder del grupo.

 

A.S. ¿Y Usted no tuvo miedo a enfrentarse en pareja contra cuatro enemigos?

 

I.K. No, yo no tuve miedo. Aunque yo ya sabia que nuestro zampolít no es de los pilotos más audaces del regimiento. ¡Pero lo que no podía haberme imaginado es que el zampolit se acojone de esta manera tan patética!

 

A.S. Y cuando comprendió que se quedó solo contra los cuatro – ¿no le dio miedo?

 

I.K. No era el momento más adecuado para pensar en ello. ¿Sabes por qué empecé a dar vueltas con ellos? Porque pensaba que podría derribar al menos a uno de ellos. Y me encontraba muy cerca de conseguirlo, me faltaba “casi nada”. Parecía que “ya esta”: me ponía a su cola, solamente faltaba girar un poco más para dirigir el morro hacia él y abrir el fuego – ¡pero no! Justo en este momento se me ponía detrás uno de sus compañeros. Y cuando me desprendía de éste - se ponía otro… Uno contra cuatro – es demasiado. Así estuve dando vueltas con ellos unos cinco minutos, y luego pensé: “¡Que os den! ¡Os perdono la vida!” – y me largué.

 

Aquel combate era difícil, pero los hubo aun más duros. Hasta hoy día me estoy arrepintiendo de no haber estado mi punto en aquel combate. Con él les hubiéramos enseñado “un combate demostrativo de la pareja de cazas”. Aquellos alemanes se hubieran bañado en su propia sangre… Si el zampolít no se hubiera cagado en los pantalones, y tan solo se hubiera dedicado a rechazar los ataques a mi cola, entonces estoy convencido de que hubiéramos derribado por lo menos a uno de ellos. Pero no fue así…

 

A.S. ¿Y que pasó luego con el zampolít?

 

I.K. Cuando llegué, informé al comandante del regimiento sobre los detalles del combate, y luego me giré y al zampolit se lo dije a la cara: “¡No volveré a volar más con usted! ¡No le necesitamos aquí!”. Esta frase - “No le necesitamos” - el zampolit me la “recordaba” durante mucho tiempo.

 

A.S. ¿Había un “osobíst” en su regimiento? ¿Le tenían miedo? (Osobíst - El agente del Departamento Especial de la KGB en asuntos de la seguridad nacional. Nota de HR.)

 

I.K. Claro que había. Era un hombre mayor. Era muy tranquilo, una persona sencilla. Nosotros no le teníamos miedo, para nada. El nos trataba muy bien. Comprendía nuestro trabajo. Nosotros también comprendíamos el suyo. Y cuando las personas se entienden, la vida es menos complicada.

 

Recuerdo, cuando yo ya tenía realizadas unas 30 misiones, él se me acercó, me invitó para hablar en privado y me dijo: “Iván Ivánovich, tu ya eres un piloto con experiencia, tienes buenas referencias de los mandos del regimiento… A ver si puedes vigilar un poco a aquellos que en un combate intentan salvar su pellejo, o hacen otras “cosas feas”… Si detectas algo así – dímelo en privado…”. Le dije: “claro que se lo diré, enseguida, en cuanto vea algo – iré corriendo para informarle…”. Nos miramos las caras y nos reímos… Es que por mi parte, yo comprendía perfectamente que él también tenia que hacer su trabajo, y el – comprendía perfectamente que no voy a delatar a nadie. Nos despedimos muy contentos. Todo quedó claro entre nosotros.

 

Por cierto, precisamente nuestro “osobíst” fue quien no dejó al zampolít a denunciarme ante los “órganos” superiores. Al principio, el zampolít continuamente se quejaba de mí ante el comandante del regimiento. Pero el comandante le contestaba que “Kozhemyáko proviene de un orfanato, por lo cual es un desequilibrado mental y dice lo que le sale de las pelotas. Y para reeducarme él no tiene ni tiempo ni ganas”. Entonces el zampolít se puso aun más “chulo” y fue hablar directamente con el “osobíst”, para decirle que “ya es hora de averiguar por parte de los “órganos competentes” – ¿desde cuando Kozhemyáko tiene dudas sobre la necesidad de la presencia de los órganos políticos en las Fuerzas Armadas?”.

 

Como te había dicho antes, nuestro “osobíst” era un tipo sencillo, y seguramente por esto no tardó en resolver su “misión encomendada”: “¡Vete a tomar por el culo, puto desgraciado!” - (se lo dijo tal cual, esto me lo contaron después). Así es como acabó toda su “labor investigadora”.

 

Para meterse con un “osobíst” el zampolít ya no tenía nuevos. Le podría salir demasiado caro. Así que después de chocar con una pared como esta, dentro de poco tiempo lo apartaron del escuadrón – justo cuando comenzó la reorganización del regimiento. El comandante del regimiento buscó una excusa y lo echó. El zampolít fue enviado a otro destacamento militar.

 

A.S. Supongamos que alguno de los pilotos escribe una denuncia al “osobíst”. ¿Cómo le tratarían sus compañeros después?

 

I.K. Lo hubieran despreciado como basura. Nadie volaría con el nunca más. Se negarían y punto. Y el comandante del regimiento se desprendería de este “soplón” en cuanto tuviera la mínima oportunidad. ¿Para que quieres tener a un piloto en tu regimiento con el que nadie quiere volar?

 

A.S. Lo que no entiendo es lo siguiente: Usted dijo que no volará más con el zampolít. ¿Y si el comandante del regimiento le da la orden de volar con el?

 

I.K. Si me hubiera dado esta orden - yo me negaría a cumplirla.

 

A.S. ¿Y no le podían haber enviado al Tribunal de Guerra por desobediencia a las órdenes del comandante del regimiento?

 

I.K. Teóricamente – si. Pero en la práctica, el comandante del regimiento no se la jugaría. El Tribunal enseguida se pondría a investigar - ¿Por qué un experimentado piloto militar se negó a cumplir la orden de su comandante? ¿Y que es lo que hubieran averiguado? Yo les hubiera dicho que nuestro zampolít es un cobarde y un traidor, y volar con él – es una muerte segura y una ayuda para los alemanes. Y los demás pilotos lo hubieran confirmado (todos nosotros éramos como hermanos, siempre nos defendíamos unos a otros). Me juzgarían o no – esto aun estaría por ver, pero el comandante del regimiento recibiría una buena bulla – puedes estar seguro. Como mínimo, perdería su puesto de comandante. ¿Tú crees que se la jugaría? Para él sería más fácil no enviar al zampolít en misiones de combate.

 

A.S. ¿Partían las caras al personal técnico por una mala preparación de aviones?

 

I.K. ¿Y eso para que? Si yo despego y falla algún sistema del avión, en la tierra investigarían la causa y si determinan que el culpable es el técnico – le espera un tribunal de guerra. El técnico lo sabe perfectamente, así que preferirá dormir unas horas menos pero preparar su avión como es debido.

 

A.S. ¿Y un piloto podría partirle la cara a su compañero por un “mal comportamiento” durante el combate – por ejemplo, por abandonar a sus compañeros, por cobardía, y etc.?

 

I.K. Esto si – tranquilamente. Partirle la cara, o decirle públicamente que “¡no volveré a volar más con un comemierda como tu!”. Como en aquel caso, cuando yo dije algo parecido al zampolít. Pero en mi regimiento no hubo ningún caso más, aparte de aquel que te he contado.

 

Planos del Yak-9L (B)

 

36: compartimiento de bombas (en el dibujo están indicadas 4 bombas FAB-100)

 

El caza-bombardero Yak-9B era capaz de cargar 400kg de bombas en su compartimiento interior. En la bodega se colocaban 4 bombas FAB-100 o cuatro contenedores con las bombas anticarro PTAB1.5-2.5 con capacidad hasta 128 bombas. El primer prototipo comenzó a volar en marzo del 1944, y ya en otoño del mismo año una división entera del 3r Frente Bielorruso estaba dotada del Yak-9B.

 

El Teatro Máliy envió al frente un escuadrón entero de Yak-9B.

 

 

 

 

© Andrei Sujorukov