Yak-7B
A.C.
¿Como y cuando le enviaron al frente?
I.K.
En el ZAP todo nuestro grupo estudió hasta principios del 1943. Aquellas
cinco horas de vuelo se alargaron demasiado. Volábamos poco, porque
teníamos serios problemas con el suministro de combustible y lubricante.
Todo era enviado al frente y no nos quedaba nada. Nuestros aviones
también estaban muy desgastados, pasaban
más
tiempo reparándose que en el aire. No te lo creerás, pero como mucho
volábamos dos veces al mes.
Así
que cuando acumulamos aquellas 5 horas de vuelo, decidieron enviarnos al
frente. Recuerdo que me cabreé por eso: “¡como voy a ir al frente si no
hice ni un solo disparo!”, por lo que el instructor de vuelo me
contestó: “¡si quieres vivir, aprenderás a disparar enseguida!”.
Al
principio del 1943 nos llamaron a Moscú (recuerdo que teníamos que
presentarnos en la Dirección General de las Fuerzas Aéreas, que en aquel
entonces se encontraba en el edificio de la Academia de Zhukóvskiy).
Llamaron a todo nuestro grupo para distribuirnos en diferentes frentes.
Finalmente, al comienzo de la primavera del 1943 (me parece que fue en
mes de marzo) me destinaron al frente Sur-Oeste (posteriormente este
frente pasó a denominarse el 3er Frente Ucraniano), y además, no fui
destinado a un lugar cualquiera – curiosamente me enviaron al aeródromo
de mi Academia de la ciudad de Chugúevsk, allí, donde empecé mi carrera
de piloto militar. Y llegué a parar precisamente en el poblado de
Blagodátniy. ¡Fíjate que “vueltecilla” me había dado!
Fui
designado al 867-o IAP. Aquel regimiento fue retirado de Stalingrado
para ser reformado y reforzado. Después de los combates de Stalingrado,
el regimiento fue “reducido a escombros”: el comandante del regimiento
había muerto, de los tres comandantes de escuadrón solamente quedaba
uno, de los nueve comandantes de escuadrilla pudieron sobrevivir tres o
cuatro, y de los pilotos del rango mas bajo solamente quedaban dos o
tres (nunca mas nuestro regimiento volvió a sufrir unas bajas tan
desastrosas).
Cuando llegué, al mando del regimiento estaba Semyon Leontievich Indyc.
El regimiento prácticamente fue resucitado de nuevo, fue reforzado
considerablemente, no solamente por los pilotos-sargentos (como yo) sino
también por los pilotos con rango de mládshiy leytenant (a partir de
finales del 1942 las academias graduaban a los pilotos con el rango de
mládshiy leytenant). Estos muchachos no se diferenciaban de nosotros en
nada, ni en cuanto a conocimientos, ni en cuanto a nivel de preparación,
pero ellos eran oficiales, y nosotros – solamente éramos sargentos.
(He
de decir también que nosotros – los jóvenes pilotos – ya habíamos
realizado algunos combates, cuando al regimiento empezaron a venir
pilotos también con experiencia en combates. Nos reforzaron con los
“viejos” – los veteranos, que venían desde hospitales o simplemente
aquellos pilotos que fueron destinados aquí desde otros regimientos.
Gracias a esto, nosotros empezamos a realizar misiones bajo sus ordenes
y muchos de los “novatos” (yo entre ellos) mejoraron su preparación
relativamente en poco tiempo, y adquirieron un nivel de combate bastante
aceptable. Así que cuando luchamos en la batalla de Kursk, nuestro
regimiento ya estaba compuesto por el personal bastante “cualificado”).
Mi
primer vuelo de combate fue en formación de pareja, con un Yak-7B, con
un mládshiy leytenant igual de inexperto que yo. El iba de líder, yo de
punto. Me asignaron con él solamente porque yo conocía muy bien aquel
terreno. Me dijeron: “Kozhemyáko, tu conoces esta zona desde los tiempos
de la Academia. Conoces el terreno, no te perderás. Irás con el”. Así es
como despegamos, los dos novatos. Ambos teníamos “cero” de experiencia.
(Evidentemente para realizar aquella misión había que enviar una pareja
compuesta por pilotos expertos, pero no los había).
La
misión consistía en lo siguiente: teníamos que eliminar a un
“observador”. Cerca de la estación Koróbochkino, en un terreno elevado
que dominaba la zona, nuestras tropas detectaron a un “observador”: en
una trinchera camuflada con ramas de árboles se detectaron reflejos de
algún equipo óptico. La trinchera se encontraba en la retaguardia
profunda del enemigo, y por lo visto, nuestra artillería era incapaz de
eliminar a aquel observador. Al parecer, aquel alemán nos causaba mucho
daño, porque desde su posición podía observar no solamente toda nuestra
primera línea del frente sino también llegaba a ver nuestro aeródromo.
Así que recibimos la orden de eliminarlo con una pareja de cazas.
Mi
lider decidió cumplir nuestra misión de forma rápida y sencilla: justo
al despegar y tomar altitud, se dirigió directamente hacia el objetivo.
Yo, evidentemente, le seguí. Cruzamos la primera línea del frente, y el
leytenant enseguida puso en picado su avión para atacar aquella
trinchera (yo me quedé más arriba, para controlar el espacio aéreo). Mi
líder iba en picado, pero no disparaba. Posiblemente le fallaron las
armas, pero lo más seguro es que por estar nervioso se le olvidó quitar
los seguros. Nunca lo sabremos, por qué mi líder no hizo ni un solo
disparo. Los alemanes si que abrieron fuego – los Oerlikon (el antiaéreo
alemán de 20mm) empezaron a pegarle tiros desde todas partes, y mi
líder, sin salir del picado, chocó contra la tierra y explotó.
Yo
enseguida salí de la zona de alcance de los antiaéreos, para “darme un
respiro”. Me pregunté: “¿¡Y ahora qué hago!?”. Me quedé solo, nadie me
podía dar un consejo. Luego decidí así: “nadie anuló la orden de ataque,
así que la he de cumplir”.
Hice
un círculo, y entré desde la retaguardia alemana. Piqué sobre aquel
observador alemán (la trinchera con una persona dentro se distinguía muy
bien desde arriba), le metí a ese agujero una ráfaga larga del cañón y
de las ametralladoras, y con el gas puesto a tope me fui hacia la base.
Solamente hice una pasada. Los Oerlikon también me dispararon, pero no
me dieron. Cuando aterricé, informé sobre la muerte de mi líder. Así es
como fue mi primer vuelo de combate. (¡Y es que sabíamos que en la zona
había defensa antiaérea! Pero nuestra inexperiencia fue la culpable de
todo).
Luego
empezaron a ascenderme poco a poco. Pronto me elevaron al rango del
comandante de la escuadrilla: yo era comandante con rango de sargento, y
tenía al mando a tres mládshiy leytenant – a tres oficiales. Es que me
ascendieron al rango de oficial después de llegar al frente.
Mi
regimiento formaba parte del cuerpo aéreo que luchó en Kursk, participó
en la liberación de Járkov, Pavlográd, Dnepropetróvsk, liberó
Zaporózhie. En Kursk y en Zaporózhie libramos unas duras batallas
aéreas. Después de la liberación de Zaporózhie nuestro regimiento pasó a
ser nombrado el 107º Regimiento de la Guardia (por los éxitos logrados
en la batalla de Kursk y en Ucrania). Posteriormente nuestro cuerpo
aéreo fue destinado al 1er Frente Ucraniano. Nuestro regimiento luchó
para liberar Lvov y en el campo de operaciones de Sandomir.
Finalizamos la guerra
en Alemania.
Durante la guerra hice 130 vuelos de combate, y realicé 25 combates
aéreos. En una ocasión fui derribado, pero también derribé personalmente
a cuatro aparatos alemanes. Y no solamente pude sobrevivir en esta
guerra, sino que no fui herido en ninguna ocasión.
Por tanto, pienso
que luché bastante bien.
A.S.
Si he entendido bien, Usted empezó a luchar con el caza Yak-7B. ¿Cuál es
Su impresión general sobre este caza?
I.K.
No era mal avión. Si fuera algo menos “torpe”, sería un caza excelente.
El era pesado. El motor M-105 no tenía suficiente potencia para este
avión.
A.S.
¿Cómo era la cabina: la circunspección, la comodidad, como se sentía en
el aire?
I.K.
La cabina era buena, era comoda.
El
asiento se ajustaba muy bien a la estatura, todas las palancas e
interruptores estaban al alcance de las manos. La visibilidad desde la
cabina era buena en todas las direcciones.
A.S.
¿Incluso hacia atrás? El Yak-7B tenía alta la parte del fuselaje detrás
del asiento.
I.K.
Incluso hacia atrás. Como minimo, a la visibilidad trasera le daria la
calificación de “satisfactoria”. Eso sin utilizar los cinturones de
hombros, claro. Y es que nosotros no los utilizábamos.
A.S.
¿Mantenían la carlinga abierta?
I.K.
Al principio – si. El parabrisas al principio nos causaba muchos
problemas, porque no estaba dotado del sistema de apertura de
emergencia. El mango para abrir el parabrisas desbloqueaba los cierres
mediante un cable de control. Y esto tiene sus consecuencias: en un
combate aéreo, el adversario siempre procura disparar en la cabina del
piloto, y por tanto – en el parabrisas. Y cuando este cable de control
quedaba roto o dañado (lo que sucedía relativamente con bastante
frecuencia), el piloto no era capaz de abrir el parabrisas por sus
propios medios, la parte móvil se bloqueaba. De esta forma la cabina se
convertía en un ataúd.
Mas
tarde cuando incorporaron el sistema de apertura de emergencia empezamos
a volar con cabinas cerradas.
A.S.
¿Cómo se efectuaba la apertura de emergencia?
I.K.
Al principio el sistema funcionaba de forma siguiente: había que golpear
o empujar con fuerza el cristal del parabrisas desde abajo (normalmente
se hacia con las dos manos). Se golpeaba en la parte delantera extrema.
El parabrisas hacia un “clic” y se salía de las guías, su parte
delantera se levantaba y la corriente de aire arrancaba el parabrisas, y
ya esta – así es como se disparaba. Este sistema no era muy bueno,
porque si el piloto estaba herido, le podían faltar fuerzas para
efectuar la apertura de emergencia.
Mas
tarde el sistema de lanzamiento se modificó. Se accionaba de manera
siguiente: a lo largo del borde delantero del parabrisas pasaba un cable
especial – algo parecido a un tubo con un cable-muelle por dentro. Uno
de los extremos de este cable se encontraba en la cabina. En este
extremo había una especie de “pera” de goma, de color rojo. Para
efectuar la apertura de emergencia había que tirar de esta “pera”. El
cable se salía de la guía, accionaba una pequeña palanca de dos
extremos, que, a su vez, con relativa facilidad desplazaba y levantaba
la parte delantera del parabrisas. Este sistema de apertura de
emergencia existía hasta el final de la guerra.
A.S.
¿La calidad del acristalamiento de la cabina (la transparencia del
plexiglás) era satisfactoria?
I.K.
Había de todo. Sobre todo al principio. El plexiglás a veces era algo
amarillo, a veces venia rallado (no es que era muy molesto, pero era
desagradable). A partir del año 1943 y hasta el final de la guerra la
calidad de plexiglás era alta.
A.S.
¿Los instrumentos del panel de control eran satisfactorios?
I.K.
Bastante satisfactorios. El panel estaba dotado de los instrumentos más
importantes. Y es que nosotros no necesitábamos más. El indicador de la
temperatura del agua, la temperatura y la presión del aceite, la
temperatura de las cabezas de los cilindros. En un combate no se utiliza
nada más.
A.S.
¿El Yak-7B estaba dotado del respaldo blindado del asiento y del cristal
blindado?
I.K.
Habia respaldo blindado. Era una lamina de acero, de grosor de un dedo
(ahora no recuerdo si era de 10 o de 12 milímetros). Aguantaba sin
problemas las balas “normales” de ametralladora, pero las balas
perforantes podían atravesarla.
También había cristal blindado. Era muy seguro.
A.S.
Cual era el motor de sus Yak-7B: ¿el M-105PA o el M105PF?
I.K.
Al principio era el “normal”, y a partir de finales del 1943 nos
empezaron a suministrar aviones con el motor “potenciado”. La mayoría de
nuestros Yak-7B tenían el “normal" – el de 1100 caballos de potencia en
la primera velocidad del supercompresor. Con el motor “normal” luché en
la batalla de Kursk, y también en Dnieper.
A.S.
¿Con la instalación del motor potenciado el Yak-7B mejoró mucho como
caza?
I.K.
Claro que mejoró. Pero en nuestro regimiento teníamos pocos aviones con
este motor. Aunque te diría que incluso con el motor M-105PF el Yak-7B
no pudo igualarse al Yak-1.
Era pesado.
A.S.
¿La temperatura en la cabina del “Yak” era adecuada?
I.K.
Estaba bien. Tanto en invierno como en verano - ni hacia excesiva calor
ni excesivo frío. Esto aplica para todos los “Yak” – tanto para el Yak-1
como el Yak-9.
A.S.
¿Pilotar el Yak-7B era complicado? Me refiero a que si habían tenido
algunas dificultades durante el vuelo y a la hora de aterrizar o
despegar.
I.K.
No. Durante el despegue el par de giro del motor era compensado con
facilidad mediante el timón de dirección. El aterrizaje – fácil. El
vuelo – muy fácil, el “Yak” “volaba solo”. Todos los cazas de Yákovlev
eran fáciles de pilotar, no solo los Yak-7B. Los “Yak” se manejaban con
una gran facilidad. El esfuerzo aplicado a los mandos del avión era
mínimo.
Los
“Yak” – son aviones “de pilotaje”.
A.S.
¿Al realizar las maniobras de combate, los “Yak” respondían a los
timones sin retardos?
I.K.
Sin retardos. A velocidades de combate las maniobras se realizaban
bruscamente, era un avión muy sensible a los mandos.
A.S.
¿El Yak-7B estaba dotado de radiotransmisor? ¿El funcionamiento del
radiotransmisor era satisfactorio?
I.K.
Si. Era RSI-3. Estaba instalada en todos los modelos de nuestros “Yak”.
Al principio, el receptor y el transmisor se instalaban en los aviones
de los líderes, los puntos solamente tenían el receptor. Mi primer “Yak”
estaba dotado solamente de receptor, porque empecé a volar de punto. Mas
tarde, a partir de la segunda mitad del 1943 los receptores y
transmisores se instalaban absolutamente en todos los aviones.
La
calidad de funcionamiento no era del todo buena. Tenia ruidos de fondo,
“pitillo” (el colector daba chispas, por eso había zumbido). Al
principio nos costaba utilizarla, pero nos acostumbramos. Además, los
técnicos de radio habían introducido algunas modificaciones, y la
calidad de la comunicación llegó a tener un nivel no inferior a
“satisfactorio”. Por lo menos, en un combate "nos oíamos” siempre. Si,
las radios eran mediocres, esto es cierto.
Recuerdo lo que yo decía cuando volvía de las misiones e informaba al
ingeniero del regimiento: “El motor funcionaba bien. Las indicaciones de
los instrumentos – bien. Los mandos del avión – bien. El armamento –
bien. La radio – mal, se oían fuertes interferencias”. Y las palabras de
este informe postvuelo no cambiaron en toda la guerra.
A.S.
¿El armamento del Yak-7B era satisfactorio? ¿Los cañones y
ametralladoras funcionaban sin fallos?
I.K.
¡El armamento era excelente! Tenia el cañón ShVAK de 20mm (el cañón
pasaba a través del eje hueco del reductor), y dos ametralladoras UBS
(bajo capo) sincronizadas de 12,7mm, de Berézin.
El armamento era
potente.
Todo
el armamento funcionaba sin fallos. Es evidente que a veces se
encasquillaba, pero era por el uso incorrecto, o por un mal
mantenimiento, o por una falta de revisión.
Te cuento un caso
curioso.
Estábamos emplazados en Zaporózhye. Yo iba de punto. Despegamos con el
stárshiy leytenant Medvédev (era el instructor-comandante de la
escuadrilla de la Academia de Chugúevsk, nos lo enviaron desde la
Academia para realizar practicas de combate, pero él no quiso volver y
se quedó a luchar en nuestro regimiento). Despegamos en misión de
escolta de un avión-corrector de fuego de artillería. El “corrector”, un
IL-2, volaba encima de la “nuestra” costa (derecha) del Dnepr y corregía
el fuego de nuestras baterías que cañoneaban la otra orilla, la
“alemana” (izquierda). Nuestra pareja se mantenía por encima y por la
parte del Sol respecto al corrector.
De
pronto apareció un Messerschmitt, que además iba en solitario. Este
alemán era astuto – paso prácticamente tocando la superficie del rió
entre ambas orillas, y se puso en posición para atacar por debajo a
nuestro IL-2. Medvédev era listo, detectó a ese “ciento nueve” y dirigió
su avión hacia abajo, para interceptarlo en bajada.
Yo
estaba siguiendo a mi líder. Medvédev se puso detrás del “Messer”, ya se
encontraba a distancia de abrir el fuego, cuando de repente se tira
bruscamente para un lado y me ordena por radio: “Iván - ¡atácalo! ¡Me
falló el armamento!”. Aumenté el gas, y empecé a acercarme al alemán. Me
acercaba tan de prisa que sin darme cuenta el “Messer” ya tapaba todos
los anillos del colimador y empezaba a sobresalir de sus márgenes. De
forma subconsciente apreté los gatillos y le metí una largísima ráfaga
con el cañón y las dos ametralladoras. ¡La mitad de munición en una sola
ráfaga! No se me grabó en la memoria, cuantos proyectiles y balas
impactaron en aquel Messerschmitt, pero al parecer, maté al piloto en el
primer instante. El “Messer” ni siquiera ardió: primero levantó el
morro, luego “cayó” de un ala, entró en una espiral y chocó contra el
suelo. Era mi
primer derribo.
Pero
lo más curioso pasó después. Por culpa de las vibraciones provocadas por
la ráfaga, la cantonera del cañón se saltó y bloqueó los pedales. Los
pedales prácticamente no se movían. Intentaba desplazar la cantonera
hacia delante, pero había que inclinarse y los cinturones no me dejaban
hacerlo. Le dije al líder (yo ya tenia el radiotransmisor instalado),
que se me bloquearon los pedales, alabeando, di la vuelta y me fui a la
base. Aterricé sin mayores complicaciones. ¿Sabes que pasó? Resulta que
el armero no bloqueó la tuerca de la cantonera. Durante el vuelo la
tuerca se desenroscó por culpa de las vibraciones, y se saltó cuanto
abrí el fuego. Como consecuencia, la cantonera se desplazó.
Para
que veas, incluso durante el mismo vuelo puede producirse el fallo
simultáneo del armamento de los dos cazas. En la guerra puede pasar de
todo. Pero por lo general, los fallos del armamento sucedían en
ocasiones muy aisladas. Todo nuestro armamento era muy fiable.
A.S.
¿Cómo castigaron al armero?
I.K.
Al principio lo querían juzgar, pero hicimos un consejo a nivel del
Escuadrón y decidimos no llevarlo al tribunal y castigarlo por nuestra
cuenta. Asi
que no fue juzgado.
A.S.
¿A Usted como le gustaría que le castigaran? Usted podía haber muerto
por culpa de su imprudencia.
I.K.
Yo – tal y como decide el Escuadrón. Si el escuadrón decidió no llevarlo
al tribunal – ya esta, se acabó la discusión.
A.S.
¿Y por que fallaron las armas de Medvédev, lo averiguaron?
I.K.
Ahora ya no recuerdo exactamente, pero creo que algo tenía que ver con
los seguros de armas.
A.S.
¿Tuvo más derribos con el Yak-7B?
I.K.
No. Pero a mí si me derribaron en una ocasión cuando lo pilotaba.
A.S.
¿La potencia de nuestros proyectiles explosivos de 20m era suficiente?
I.K.
Suficiente. Los proyectiles eran potentes. Con el impacto de un solo
proyectil en la cabina del Messerschmitt prácticamente se podía
considerar que lo derribaste. Perforaban la coraza de los “Stuka”,
disparando prácticamente desde cualquier ángulo de tiro.
A.S.
Leí que en el Yak-7B fallaba la ametralladora derecha por culpa de los
defectos en el sistema de suministro de munición.
¿Esto
realmente
pasaba?
I.K.
No recuerdo ningún caso así. Los “Berézin” eran muy fiables. Era una
ametralladora excelente – potente y fiable.
A.S.
¿Cargaban a tope las cajas de munición? Y en general, ¿la cantidad de
munición era suficiente?
I.K.
Si, las llenábamos a tope – 120 proyectiles para el cañón y 400 balas
para las ametralladoras. Para llevar un combate aéreo esta cantidad era
suficiente. Normalmente una ráfaga era de 5-6 proyectiles del cañón. Muy
rara vez gastábamos toda la munición en un combate aéreo. Pero muy a
menudo nos encomendaban misiones de ataque a los objetivos de tierra (al
terminar nuestra misión “aérea”). Pues, entonces, en misiones de ataque
al suelo normalmente gastábamos toda la munición, hasta la última bala,
por eso en raras ocasiones volvíamos con munición sobrante de una misión
de ataque al suelo.
A.S.
¿A que distancia de tiro se ajustaba el armamento?
I.K.
A 200
metros.
A.S.
¿Realizaban tiro de reglaje? En general, ¿cómo disparaban – apuntando en
cualquier parte del avión o apuntando estrictamente en partes concretas?
I.K.
Procurábamos no realizar tiros de reglaje, y realizar directamente el
tiro de eficacia. Pero a veces los tiros de reglaje eran
imprescindibles. Así que en ocasiones lo hacíamos. Pero con las
ametralladoras.
Procurábamos disparar en un punto determinado del avión (el colimador y
el armamento eran lo suficientemente precisos para poder hacerlo). Es
decir, disparábamos estrictamente en una parte concreta del avión: en la
cabina, en el motor; en los lugares de ubicación de los depósitos de
combustible y de aceite. En caso de los bombarderos – disparabamos en
las cabinas de los artilleros y en las góndolas motrices: en los
radiadores de agua, en los depósitos de aceite; tambien en los depósitos
de combustible.
El
ataque se producía tal y como te lo dije antes: te vas acercando, y
cuando las alas empiezan a sobresalir del “anillo” del colimador,
empiezas a distinguir los pequeños detalles del avión. Apuntas en el
lugar deseado y abres el fuego. Hablamos de unos 100-120 metros. Con un
ataque así el tiro de reglaje no es necesario para nada.
Lo
más efectivo se consideraba disparar apuntando en la cabina. Con un buen
acierto se puede derribar a un bombardero bimotor incluso con el impacto
de un solo proyectil (no llegará lejos con el piloto muerto o herido de
gravedad); hablando del Messerschmitt o de Stuka – aun mas fácil para
derribar. Si le metes tres o cuatro proyectiles – es un derribo seguro.
Yo, por ejemplo, siempre procuraba disparar primero en la cabina, y
luego en otras partes del avión.
También disparábamos “en cualquier parte” del avión. Pero solamente para
realizar el tiro de detención. Lo hacíamos también con las
ametralladoras. Normalmente este tipo de tiro era utilizado contra los
cazas atacantes. Prácticamente no disparábamos así en los bombarderos
alemanes.
A.S.
¿Los sincronizadores de las ametralladoras no fallaban?
¿No
perforaban las helices?
I.K.
No, los sincronizadores eran fiables en todos los tipos de “Yak”. No
recuerdo ningún fallo en toda la guerra – los sincronizadores no
fallaban, ni las hélices se perforaban.
A.S.
¿Qué opina del colimador?
I.K.
Era bueno. El colimador era de buena calidad, estaba dotado de una
bombilla y de un reflector. Era bueno, preciso. El mismo modelo lo
llevaban el Yak-1 y el Yak-9.
A.S.
¿En su regimiento había algún “Yak” con el colimador VV – anillos
dibujados en el parabrisas frontal?
I.K.
No. En nuestro regimiento no había aviones con ese colimador.
A.S.
¿Cuál era la velocidad máxima del Yak-9B? ¿Cómo era esa velocidad
comparándola con la velocidad del Messerschmitt Bf-109G?
I.K.
La velocidad máxima en vuelo horizontal – 570 km/h (según el indicador).
Era inferior a la velocidad del “Messer” en unos 20 kilómetros. Por
tanto, si nosotros nos encontrábamos a la misma altitud, el Yak-7B no
podría alcanzar a un Messerschmitt. A veces puede resultar muy
desagradable – en un combate el “Messer” lo tiene más fácil para
separarte de ti, o para alcanzarte. Pero 20 km/h no es una gran ventaja.
Y además, tienes que saber aprovecharla.
Pero
lo peor era que el Yak-7B era “torpe” – aceleraba y frenaba lentamente.
Le das al gas – tarda en acelerar…. Quitas el gas – ¡sigue tirando! Pero
“Messer” era más dinámico, “seguía” la palanca de gases. La dinámica de
aceleración es una característica muy importante, porque de ella depende
la velocidad de combate, y en este aspecto el “Messer” era superior.
A.S.
¿La diferencia entre velocidades de combate era importante?
I.K.
No, las velocidades de combate del Yak-7B y el Messerschmitt eran
prácticamente idénticas – desde 200 hasta 540-550 km/h, pero el “Messer”
era capaz de mantener una alta velocidad de combate durante más tiempo,
“Yak” la perdía más rapido.
A.S.
¿Cómo valora la maniobrabilidad vertical y horizontal del Yak-7B en
comparación con las maniobrabilidades del Messerschmitt?
I.K.
La vertical – un “aprobado”, si al “Messer” le pones un “sobresaliente”.
Esta claro que en este tipo de maniobra el Yak-7B era bastante inferior,
sobre todo realizando “la montaña”.
Pero
en maniobrabilidad horizontal el “Yak” era más fuerte. Es allí donde
ganaba al “Messer”. También he de decir una cosa - no se por que, pero
en un giro de combate tanto el Yak-7B y el Bf-109G eran prácticamente
iguales. Ganaban la misma altitud, pero el radio del viraje del “Yak”
era más estrecho. El “giro de combate” era un elemento de combate donde
el “Yak” tenia una clara ventaja.
A.S.
¿Cuál era la velocidad de alabeo del Yak-7B en comparación con la del
Messerschmitt?
I.K.
Eran prácticamente idénticas, o incluso el “Yak” la tenía más alta. Por
lo menos te lo diré así: el Messerschmitt era un avión muy maniobrable,
pero nosotros siempre le ganábamos en viraje. Intentaban deshacerse de
nosotros, pero no lo conseguían. Aunque he de decir que la
maniobrabilidad en un viraje depende mucho de las habilidades del piloto
de saber manejar correctamente el motor: la palanca de gases tiene que
manejarse de forma brusca, a empujones.
A.S.
Si he entendido bien, según sus palabras, el Yak-7B picaba bien.
I.K.
¡Caia como una piedra!
Picaba muy bien, porque era un avión pesado. Perdía la altitud en un
instante (lo que no es bueno), pero en picado ganaba la velocidad muy
rápidamente (lo que si es bueno). El Yak-7B a menudo le ganaba en picado
al “ciento nueve” (si el alemán se despistaba un poco). También nos
separábamos en picado de los alemanes.
A.S.
Es raro. En la literatura se indica lo contrario: los “Yak” en general,
y el Yak-7B en concreto, picaban mal.
I.K.
Es el Yak-1 al que “no le gustaba” picar, pero al Yak-7B incluso lo
tenias que “contener” durante el picado.
A.S.
Si comparamos a los dos aviones - el Yak-7B y Bf-109G como un conjunto
de características “velocidades + maniobrabilidades” – ¿cual de los dos
era mejor?
I.K.
“Messer” era mejor. Yo no diría que era mucho mejor, pero algo mejor si
que era. El Yak-7B era pesado. En un duelo entre el “ciento nueve” y un
Yak-7B, el resultado final dependía mucho del tipo de misión a realizar
por ambos cazas y de la experiencia de ambos pilotos. No hay que ocultar
que en más de la mitad de tipos de misiones de combate realizados por
los cazas, el “Messer” tenía algo de ventaja.
A.S.
¿Había misiones en las cuales el Yak-7B tenia ventaja?
I.K.
Había. Era mejor como caza de “escolta cercana”, para escoltar a baja
altitud a los aviones de ataque al suelo. Por ejemplo, para escoltar a
los IL-2 el Yak-7B era mejor.
A.S.
¿Llevaban bombas o cohetes RS en sus Yak-7B?
I.K.
Los RS de 82mm, pero durante poco tiempo, varios meses, solamente en los
Yak-7B. Como todo el armamento, se ajustaban a 200 metros.
El
cohete RS es un arma de ataque al suelo. Contra los aviones los
utilizábamos poco, porque tenían una dispersión alta.
Se colocaba un
cohete en cada ala.
Más
tarde, en vez de los RS empezamos a emplear bombas. Los portabombas en
los Yak-7B, y más tarde en los Yak-1 y Yak-9, se instalaban en los
talleres del regimiento. Cogíamos dos bombas de 100kg (una en cada ala).
Utilizábamos las bombas hasta el final de la guerra, y solamente
usábamos las de 100kg (no utilizábamos otro calibre). Los portabombas se
instalaban en todos los aviones del regimiento, a excepción de los
Yak-9D y Yak-9DD.
A.S.
¿Cómo bombardeaban, en picado? ¿Que me diría, los lanzamientos eran
precisos?
I.K.
La técnica de lanzamiento dependía del tipo de objetivo.
Cuando bombardeábamos un objetivo de gran superficie, por ejemplo una
columna de infantería, bombardeábamos desde 700-900 metros en un picado
poco pronunciado. Bajábamos a unos 30 grados de inclinación, y
lanzábamos desde 200-250 metros. Si el objetivo estaba cubierto por los
antiaéreos – las ametralladoras o los “Oerlikon” - entonces lanzábamos
desde unos 300-400 metros.
Si el
objetivo era puntual, por ejemplo un puente, entonces bombardeábamos en
picado pronunciado, a unos 60 grados. Picábamos desde 1000 - 1500
metros, en función del tipo de objetivo a bombardear.
Entrábamos en picado realizando una pequeña revolución, para poder
captar el objetivo en el colimador. El lanzamiento se producía a unos
600-700 metros. Podíamos lanzar incluso desde una altitud más baja, en
caso de no haber defensa antiaérea y si el tamaño del objetivo era muy
reducido.
Referente a la precisión de lanzamiento… Era el problema. El lanzamiento
se producía mediante una palanca. Los controles del sistema de
lanzamiento eran mecánicos. Es lo malo. Para abrir el cierre del
portabombas, había que estirar hacia atrás la palanca de lanzamiento,
aplicando un esfuerzo físico bastante considerable. Y resultaba que
cuando estirabas la palanca de lanzamiento con la mano izquierda, sin
querer también estirabas la palanca del avión con la mano derecha. El
avión levantaba el morro y las bombas caían unos 300 metros por delante
del objetivo. Era el fallo de nuestros diseñadores del avión, habría que
diseñar un sistema de lanzamiento eléctrico, accionado mediante un
botón.
Mas
tarde “pillamos el truco” y empezamos a bombardear con bastante más
precisión. Al menos, algunos de nosotros lo conseguían. A veces una
pareja de esos “maestros” iba de “caza libre” y detectaba un coche
alemán (evidentemente se trataba de algún oficial de alta graduación o
de un mensajero). Estos picaban y colocaban sus bombas de tal forma que
dejaban el coche patas arriba en un momento. Evidentemente en este caso
el lanzamiento se producía desde altitud más baja, desde unos 400-500
metros.
Referente a la precisión de lanzamiento, te diré otra cosa. En el
polígono de tiro el blanco a bombardear era un círculo de diez metros,
pues algunos se espabilaban tanto que acertaban con sus bombas dentro
del círculo. Pero si hablamos de los resultados “medios”, nuestra
precisión de lanzamiento también era media. Los IL-2 y los Pe-2
bombardeaban con mucha mayor precisión. Creo que una de las causas de la
baja precisión era aquel sistema de lanzamiento mecánico. Pero para
bombardear las columnas alemanas, la precisión era suficiente.
Los
portabombas y el sistema de lanzamiento eran iguales en todos los “Yak”
– en el Yak-7B, en el Yak-1 y en el Yak-9.
A.S.
¿La mayoría de los lanzamientos se realizaba en picado muy pronunciado,
o poco pronunciado?
I.K.
Mitad y mitad. La mitad de las misiones de ataque al suelo que realicé
eran las misiones de “caza libre”. Y durante la “caza” normalmente se
atacan objetivos puntuales – coches sueltos, los puentes de las
carreteras de campo, pequeñas agrupaciones de tropas y etc. - y estos
objetivos los tienes que bombardear en picado pronunciado.
A.S.
¿Por cierto, los puentes estaban bien protegidos por los antiaéreos
alemanes?
I.K.
Las autovías y las vías ferroviarias estaban fuertemente protegidos.
Pero los pequeños puentes de madera de las carreteras de campo – estaban
totalmente desprotegidos. Y para bombardearlos se utilizaban
precisamente los cazas.
A.S.
¿Cómo determinaban la altitud de lanzamiento: mediante el colimador o
por las indicaciones del altímetro?
I.K.
La altitud de entrada en picado – mediante el altímetro, pero una vez
estés en picado, no puedes observar las indicaciones del altímetro. Si
te despistas – te estrellarás contra el suelo. Así que la altitud de
lanzamiento era determinada mediante el colimador – sabiendo
aproximadamente cuanto espacio en el colimador ocupa un camión o una
persona. Es evidente que esta técnica exige tener una cierta experiencia
y la habilidad de “sentir” la altitud.
A.S.
¿Los portabombas siempre estaban instalados en los aviones?
I.K.
Si.
A.S.
Pero los portabombas reducen la velocidad de vuelo.
I.K.
Claro que si, pero esto es lo de menos. Es que a cambio puedes realizar
operaciones de ataque al suelo. Te lo diré sinceramente – a mi no me
gustaban las bombas, prefería mucho más trabajar con los cohetes RS. El
RS – es un arma ofensivo potente y destructivo. Cuando dejamos de
utilizarlos yo lo lamentaba mucho, a pesar de que los RS no eran
necesarios a la hora de atacar los objetivos aéreos.
A.S.
¿El despegue y el vuelo con las bombas enganchadas presentaba algun tipo
de dificultad?
I.K.
No, no mucho. El recorrido durante el despegue se hacia más largo, y
tenias que estar más atento a la hora de controlar el aparato. Durante
el vuelo –
se
incrementaba el consumo de combustible.
A.S.
Si he entendido bien, ustedes normalmente atacaban con bombas a aquellos
objetivos cuya defensa antiaérea no era muy fuerte, o simplemente no
existía.
I.K.
Afirmativo. Si la defensa antiaérea era densa, normalmente no nos
enviaban allí.
A.S.
¿Los pilotos sufrían algún tipo de lesiones físicas durante el
lanzamiento (la rotura de los órganos internos, hemorragia en los ojos,
y etc.)?
I.K.
No. Nuestra trayectoria de vuelo durante la realización del bombardeo no
era “larga”. No sufríamos ni grandes sobrecargas, ni perdidas de altitud
significativas.
A.S.
¿Que opina Usted, estas operaciones de ataque al suelo realizadas por
los cazas eran necesarias o prescindibles?
I.K.
Eso
depende.
Unas
veces eran realmente necesarias, otras no tanto. Estos ataques servían
de ayuda para nuestras tropas de tierra y para aliviar la carga de
trabajo de nuestra aviación de asalto. Nuestros ataques con bombas
permitían a los Shturmovík no distraerse en objetivos de importancia
secundaria.
A mi
no me gustaban estas misiones, sobre todo no me gustaban los asaltos a
las tropas de tierra. ¡Yo era piloto de caza! Mi tarea debería consistir
en la lucha contra el enemigo aéreo. Pero yo tenía que ir volando con
dos bombonas colgadas en la panza, sin velocidad, sin maniobrabilidad, y
encima tenía que aguantar a los antiaéreos. Pero las ordenes no se
discuten – si se te ordena, tienes que cumplir.