El cadete I.I. Kozhemyáko
Es la foto del periódico de la Academia. En la parte inferior pone:
“Alumno destacado de la preparación militar y política, camarada
Kozhemyáko I.I.”
A.S.
Yo ya sé que Usted se llama Iván Ivánovich Kozhemyáko. ¿Podría contarme
un poco sobre Usted – donde nació, donde estudió, como acabó siendo un
piloto militar?
I.K.
Nací el día 15 de junio del año 1922 en la ciudad de Krivóy Rog (es una
ciudad en Ucrania). Mi padre era minero. Poco después de mi nacimiento
mi madre murió cuando daba a luz a mi hermano menor. Mi padre quedó solo.
Teniendo a su cargo a dos niños pequeños ya no podía trabajar en la mina,
así que nos tuvimos que trasladar al pueblo de Mijáylovsk (también en
Ucrania), donde se vivían los familiares de mi padre. En aquel entonces
la salud de mi padre ya era mala a causa del duro trabajo en la mina,
por eso tuvo que llevarnos a mi y a mi hermano a un horfanato. Al cabo
de poco tiempo mi padre murió. En aquel momento yo tenía cuatro años.
Cuando cumplí nueve o diez años, yo y varios de mis compañeros nos
escapamos del horfanato. Durante un año llevé una vida de mendigo,
pidiendo dinero, robabando - “me desahogaba” como podía, hasta que un
día me capturó la milicia (fui dos veces capturado por la milicia, pero
la primera vez pude escapar). Los milicianos (milicia – es el nombre
de la policía en la URSS. Nota de HR) me enviaron de vuelta al
horfanato.
Luego
me “calmé”: comprendí que este estilo de vida tan “liberal” no acabaría
en nada bueno para mi. He de decir que el horfanato tenía una escuela
muy buena, con profesores de gran talento, y estudiar me gustaba mucho.
Yo estudiaba bien, únicamente sacaba “sobresalientes”. Estuve viviendo
en el huerfanato hasta cumplir diecisiete años. Luego fui enviado al
koljóz (comunidad de campesinos, nota de HR) – y así acabé otra
vez en el poblado de Mijáylovsk. Digamos, para seguir educándome y para
aprender un oficio. En la escuela de la aldea terminé la enseñanza de
siete años, y posteriormente ingresé en la escuela técnica de la
industria militar de la ciudad de Shóstka. En la escuela técnica se
enseñaba con especial dedicación la asignatura de química, y en
particular – el estudio de las dinamitas y pólvoras. Realizábamos
nuestras prácticas en dos empresas de Shóstka – en fábrica de pólvoras y
en la fábrica de película de cine (mas tarde esta fábrica se convirtió
en la famosa “Sféma”).
En
esta escuela conocí a un hombre que, de casualidad, pero en muchos
aspectos, cambió mi destino. Se llamaba Iván Kozhedúb. Cuando nos
conocimos, yo estudiaba en el segundo curso, y el - en el ultimo.
Nos
conocimos prácticamente de casualidad: nuestras fotos acabaron una al
lado de otra en el “tablón del honor” (donde se exponían las fotos de
los mejores estudiantes). Así estaban expuestas las dos – la de Kozhedúb
y la de Kozhemyáko. A Kozhedúb le hizo tanta gracia que vino a conocerme
a la habitación de la residencia de estudiantes – para ver quien era
“ese Kozhemyáko”. Así es como nos hicimos amigos.
Una
día subimos con Iván a la cuarta planta de nuestra residencia
estudiantil (se encontraba en la periferia de Shóstka, y sus ventanas
salían justamente al aeródromo del club aeronáutico). Vimos como
despegaban y aterrizaban aviones – ¡era fabuloso! Y es cuando Iván (en
aquel entonces el ya había terminado el cursillo en el club aeronáutico)
me empezó a animar: “Míralo – ¡esta volando! ¿Te gustaría probar pilotar
un avión? ¿No? ¿¡Y eso!? ¡Ni te imaginas lo interesante que es! ¡Venga,
tienes que ingresar en el club inmediatamente!”.
Iván
me estaba convenciendo con tanto entusiasmo que finalmente dije: “Hay
que probarlo”. Pasé las pruebas médicas y empecé a estudiar en el
aeroclub. Esto sucedió en la primavera del año 1939. Durante la primera
mitad del día yo estudiaba en la escuela técnica, durante la segunda –
en el aeroclub. En la escuela técnica yo no era el único que se
encontraba en esta situación, y por eso para nosotros – para los cadetes
del aeroclub – nos asignaron un vehiculo especialmente para nosotros,
para llevarnos allí de ida y de vuelta. Además, en la cocina de la
fabrica de pólvoras a nosotros, a los “aviadores”, nos alimentaban por
separado, incluso nos asignaron una mesa especial.
A.S.
¿Podría dar más detalles? ¿De que club se trata, cuantas horas de vuelo
se realizaron durante el curso, que tipo de avión pilotaban?
I.K.
El aeroclub de Shóstka pertenecía a “OSOAVIAHIM” (“La comunidad de
cooperación para la construcción de la defensa y el desarrollo
aeronáutico y químico de la URSS”, de forma abreviada – Osoaviahím).
Pilotábamos el U-2. Realizamos aproximadamente un total de 8 horas de
vuelo. Al acabar el cursillo, teníamos realizados los siguientes vuelos
sin instructor: diez vuelos “en circulo”, dos vuelos “a la zona de
pilotaje”, dos o tres vuelos “en pareja”. Nos enseñaban muy rápido.
Faltaba poco para el comienzo de la guerra, y esto se notaba, por esto
nos enseñaban tan de prisa. Empezamos a estudiar en la primavera del
1939, y en otoño ya nos habíamos graduado (en octubre o noviembre, ya no
recuerdo bien) - ya teníamos las licencias de piloto.
Avión U-2 (Po-2)
A.S.
¿Os daban la asignatura de aeronavegación? ¿Qué tipo de pilotaje
estudiaban – simple, complejo?
I.K.
Prácticamente no nos dieron conocimientos en aeronavegación. Nos dieron
la base de orientarnos en el aire. También hubo un pequeño cursillo de
aerodinámica y un cursillo que trataba del motor M-11.
Sobre
el tipo de pilotaje. En el examen de graduación había que realizar en
los dos sentidos de dirección: el “giro”, el “giro de combate”, el
viraje (con alabeo hasta 15º), el viraje profundo (con alabeo hasta
45º), la “revolución única”, el “tonel”, y además, el “nudo muerto” y la
“barrena”. He que decir que la “barrena”, el “giro de combate”, la
“revolución única” y el “tonel” no eran elementos obligatorios para
aprobar aquel examen, y eran realizados a petición propia de cada cadete.
Si el cadete se sentía capaz de realizarlos, los realizaba, si no – no
se le exigía. Yo los realicé.
Justo
al acabar el aeroclub, llegaron los “compradores” – los instructores de
vuelo de la Academia militar de vuelo de la ciudad de Chugúevsk. Volaron
con nosotros, probaron nuestras técnicas de pilotaje. Al parecer, mi
técnica de pilotaje les había satisfecho, porque después de realizar
aquel vuelo de prueba me dijeron que “lo había hecho de forma
satisfactoria” y que me habían aceptado en la Academia militar de
pilotos de caza de Chugúevsk. Tenia que dirigirme allí inmediatamente,
para ingresar. Cuando les solicité que me dejaran medio año para poder
terminar mis estudios en la escuela técnica y obtener el diploma, me
dijeron: “¡nuestro país necesita pilotos!”. Bueno, si los necesita – que
así sea. Hice todo el papeleo relacionado con el comité militar, recogí
mis objetos personales rápidamente y me marché.
Llegué a la Academia de Chugúevsk. En menos de dos semanas pasamos el
cursillo del “joven combatiente”, hicimos el juramento militar, y
después nos fuimos a los aeródromos.
La
Academia preparaba pilotos para dos tipos de caza: el I-15 y el I-16.
Fui asignado en el Segundo Escuadrón, para aprender a pilotar un I-16.
(En la Academia yo esperaba encontrarme con Iván Kozhedúb, en aquel
entonces el ya era instructor de vuelo, pero no resultó ser posible,
dado que nosotros estábamos asignados en escuadrones diferentes. El se
encontraba en el Tercero (ellos estudiaban el I-15), y además, los
diferentes escuadrones estaban emplazados en distintos aeródromos. Desde
la Escuela Técnica no volví a ver a Iván nunca más. Nuestras vidas
fueron por caminos diferentes, tanto durante la guerra, como después.
Pero Iván “brilló” en la guerra – era Tres Veces Héroe de la Unión
Soviética, con 62 aviones derribados).
A.S.
¿Es decir, Usted en la Academia estudió solamente un tipo de caza – el
I-16?
I.K.
Afirmativo. Solamente puede ver “de lejos” al I-15, lo estudiaban otros
escuadrones.
Nos
alojaron en tiendas de campaña, junto al aeródromo, no muy lejos del
pueblo de Blagodátniy. Primero empezamos a pilotar el U-2, luego el
UT-2. Aquel otoño era húmedo, frío y lluvioso. Pero nos daba igual,
éramos jóvenes “de sangre caliente”. Así vivimos en estas tiendas hasta
la llegada del invierno. En el invierno del 1939-1940 llegó el momento
para empezar aprender a pilotar un caza. En este momento nos trasladaron
de las tiendas de campaña a los cuarteles. Para pilotar el UTI-4 nos
trasladaron al aeródromo central de la ciudad de Chugúev. Este aeródromo
tenia pista de cemento, y cerca de allí se encontraban unos cuarteles.
A.S.
¿Empezaron a estudiar al I-16 de entrada?
I.K.
Si. La parte teórica. Se dedicaba mucho tiempo al estudio del motor
M-25, aprendíamos como explotarlo correctamente. También aprendíamos los
motores M-62 y M-63. No tenían mucha diferencia con el M-25, básicamente
se diferenciaban en el diseño del supercompresor. También empezamos a
estudiar en serio la aeronavegación.
En la
primavera del 1941 ya realizábamos vuelos “en circulo” con el I-16, sin
instructor. Con el UTI-4 (con el instructor) empezamos a practicar
pilotaje simple. Y en junio estalló la guerra.
A.S.
¿Antes del comienzo de la guerra, en la Academia realizaban vuelos de
manera frecuente o no?
I.K.
Unas tres veces por semana. Primero empezamos a pilotar el U-2, luego el
UT-2, luego el UTI-4 y algo mas tarde – el I-16. Pilotábamos el UTI-4 y
el I-16 prácticamente de manera simultanea, es decir, primero con el
UTI-4 practicábamos en presencia del instructor un determinado elemento
de pilotaje y seguidamente lo practicábamos con el I-16, sin instructor.
Así poco a poco íbamos adquiriendo habilidades para pilotar el I-16.
Aviones de entrenamiento UT-2 en formación.
A.S.
¿En Su opinión, la cantidad de horas de vuelo realizadas en la Academia
bastaban para dar una suficiente preparación de vuelo y de combate?
I.K.
No lo sé. Yo no tengo con que comparar. En mi opinión, la cantidad de
horas de vuelo realizadas en la Academia antes de la guerra era
suficiente para dar una preparación de vuelo de nivel normal. ¿Pero para
una preparación de combate? No lo sé. Con el comienzo de la guerra todos
los planes de estudio se habían roto por completo.
A.S.
¿Estudiaban tácticas de combate en la Academia?
I.K.
Poco, de manera superficial. Además, estas tácticas ya eran obsoletas –
las escuadrillas eran formadas por tres aviones. Incluso hoy en día me
acuerdo: “el punto “derecho” tiene que mirar a la izquierda, el punto
“izquierdo” – a la derecha, el líder – hacia delante”. Solamente al
final de nuestra carrera, cuando la guerra ya había empezado, comenzamos
a estudiar las tácticas de combate en pareja y en cuarteto, pero también
nos lo enseñaban muy por encima.
A.S.
¿Como influyó el comienzo de la guerra en el nivel de preparación de los
cadetes?
I.K.
Ya te lo había dicho antes – todo se derrumbó. Con el comienzo de la
guerra prácticamente dejamos de volar – todo el combustible era
destinado al frente, a los destacamentos operativos. También he de decir,
que al poco tiempo del comienzo de la guerra todos los I-16 disponibles
en la Academia que eran más o menos nuevos también habían sido
entregados a los regimientos operativos. Nos quedamos solamente con
aquellos I-16 que tenían el nivel de desgaste muy elevado, y también con
los UTI-4 (que tampoco eran precisamente nuevos). Los aviones con un
nivel de desgaste así no permitían realizar figuras de pilotaje
complejas, solamente figuras simples. Lo máximo que se permitía realizar
con aquellos aparatos era el “nudo muerto”. Así es como volábamos – “en
circulo”, realizando virajes, “semigiros de combate”, porque aquellos
aviones no llegaban a más.
A.S.
¿Como se habían tomado el comienzo de la guerra los cadetes – de forma
indiferente (“no nos dará tiempo a participar en combates de todas
formas”) o no?
I.K.
Nosotros comenzamos a enviar peticiones para ser enviados al frente,
nuestro nivel de patriotismo era elevado. Nos denegaban las peticiones
de forma sistemática, y recuerdo que nos ofendíamos mucho por eso. Ahora
lo comprendo por que no nos enviaban al frente – éramos demasiado
“verdes”. ¿Dónde íbamos a ir con aquel nivel de preparación? Nos
matarían a todos.
Más
tarde en nuestro aeródromo aterrizó un regimiento de bombarderos “SB”. Y
es cuando empezamos a darnos cuenta de que la guerra no era de las
fáciles, y vencer a los alemanes en poco tiempo no era factible. Las
bajas entre bombarderos eran muy elevadas. Despegaban nueve – volvían
cinco o seis.
Dentro de poco en nuestro aeródromo también aterrizaron dos regimientos
de caza: uno estaba equipado con Yak-1, el otro – con LaGG-3. Aquellos
aviones nos impresionaron mucho. Era evidente – se les veía
supermodernos en comparación con los I-16. Nosotros estábamos tan
impresionados que decíamos: “¡estos si que son cazas de verdad!”
Nos
habíamos encontrado con los comandantes de estos dos regimientos, les
habíamos pedido que nos lleven con ellos antes de que acabemos la
academia. Queríamos luchar con los alemanes, de verdad, te lo digo
sinceramente.
A.S.
¿Ustedes hablaban con aquellos pilotos, les preguntaban sobre los “LaGG”
y “Yak” - cómo eran en comparación con el Messerschmitt Bf-109?
I.K.
Preguntábamos, pero aquellos pilotos de guerra no nos hablaban mucho
sobre sus aviones, lo explicaban todo por encima, sin entrar en
detalles. Nuestros aparatos se consideraban más pesados en comparación
con los alemanes, por eso eran inferiores en maniobrabilidad vertical,
aunque según aquellos pilotos el “Yak” prácticamente se igualaba al
Messerschmitt por sus características. El “LaGG” se consideraba peor que
el “Yak” (y mucho peor), porque era más pesado, así que nuestra primera
impresión positiva respecto al “LaGG” se esfumó en poco tiempo.
A.S.
Me ha quedado claro. Siga hablando sobre vuestra academia.
I.K.
¡Los alemanes seguían avanzando! Tomaron Poltáva, empezaron a acercarse
hacia Járkov.
De
pronto se recibió la orden de evacuar nuestra Academia a la retaguardia:
los instructores tenían que trasladar los I-16 y UTI-4, y los cadetes
tenían que ser evacuados por “sus propios medios”. “Por sus propios
medios” – significaba “a pie”. ¡Estuvimos andando desde Chugúev hasta
Kalách de Vorónezh a pie durante los 15 días enteros! Vimos de todo
durante aquellos 15 días. Cuando llegamos a Kalách, nos concedieron dos
días de descanso, y para arreglar nuestro aspecto. Luego nos montamos en
los convoyes ferroviarios y nos dirigimos a la ciudad de Bakú. En Bakú
cogimos el barco “Shaumyán” (lo recuerdo muy bien) y por la noche nos
trasladaron por el mar Caspio a la ciudad de Krasnovódsk. En Krasnovódsk,
tanto nosotros, los cadetes, como el personal de mantenimiento, nos
montamos otra vez en los trenes de mercancías y nos dirigimos (todo
nuestro escuadrón) a la ciudad de Chimként. Llegamos allí y nos alojamos.
El aeródromo de la ciudad era bastante bueno y estaba bien equipado. Era
de GVF (Flota Aérea Civil, nota de HR), pero no tenia pista de
cemento. Cavamos viviendas subterráneas (porque no había suficientes
viviendas para todos), y empezamos a volar.
Estábamos recuperando la forma y las habilidades perdidas durante el
periodo de inactividad. Pilotábamos los U-2 y UT-2, y poco a poco
comenzábamos a pilotar los UTI-4 y los I-16.
A.S.
¿Recuerda el tipo de los I-16 de la Academia?
I.K.
No, lo único que recuerdo es que eran armados con cañones. Llevaban dos
cañones alares ShVAK y dos ametralladoras sincronizadas ShKAS, bajo la
capota.
Recuerdo que a Chimként nos enviaron nuevos cazas para ser estudiados –
eran exactamente dos: un LaGG-3 de combate (monoplaza) y un Yak-7V
de
entrenamiento (biplaza). También nos enviaron a los instructores de
vuelo que dominaban estos aparatos nuevos. Pues precisamente uno de
estos instructores “nos echó una mano” – se cargó al “LaGG”: los daños
sufridos eran tan graves que
volver a
pilotar este avión ya no era posible.
Esto
pasó de forma siguiente: durante las maniobras en tierra la rueda
trasera se metió en una rodada. Para poder salir de la rodada, el
instructor dio al gas de forma demasiado brusca: como resultado, se
rompió la pata trasera. Junto a la pata trasera se rompió la cuaderna de
refuerzo, y seguidamente se partieron los stringers. El caza se partió
por la mitad. Nosotros, como había que esperar, fuimos corriendo a ver
como ha quedado todo. Miramos – y flipamos todos: todo estaba hecho de
madera. Los stringers, el languero central, las cuadernas - ¡todo!
“¡Pedazo maquina que nos había tocado pilotar!”.
Es
por eso el “LaGG” era tan pesado – estaba hecho de madera. Antes de
aquel incidente, teníamos poca confianza en este caza. Pero después de
lo que pasó, esta poca confianza que quedaba se esfumó por completo. ¿Qué
clase de caza es este, si se rompe por la mitad con tanta facilidad?
Los
vuelos con un “LaGG” fueron suspendidos, dado que no teníamos medios de
repararlo como es debido. Posiblemente aquel incidente nos salvó de
problemas mayores, porque de esta forma no tuvimos que estudiar el
“LaGG”. Pero si lo hubiéramos estudiado, vete a saber en qué regimiento
acabaríamos y que avión tendríamos que pilotar (luchar con un “LaGG” era
sumamente difícil).
Así
que solamente nos quedaba el Yak-7V. Nos “rodaron” un poco – enseñaron
como se despega y se aterriza con este caza. Hicimos varios despegues y
aterrizajes con aquel “Yak”, con el riguroso control por parte del
instructor, que estaba sentado en la cabina trasera. Por lo menos
sabíamos realizar estas dos maniobras, por si acaso. Pero con el “Yak”
nosotros no tuvimos oportunidad de realizar vuelos sin instructor. Yo me
gradué como piloto del caza I-16.
Yo no
podría afirmar que nos prepararon rápidamente – la mejor definición
seria “muy urgentemente”. Con la metodología de preparación acelerada.
Nos concedieron el rango de “piloto-sargento” – y ya esta, “¡el piloto
esta listo!”.
Era a
finales del 1941.
A.S.
¿Usted fue enviado al frente justo al terminar la Academia?
I.K.
No. Justo después de la graduación todo nuestro grupo (recuerdo que este
hecho nos sorprendió bastante) fue enviado a “Manchzhúrka” (así
llamábamos en aquel entonces a la frontera entre la URSS y Manchzhúria).
Después de la Academia fuimos destinados al ZAP (regimiento de reserva),
que estaba emplazado en el pueblo de Ukurey (en la misma frontera con
Manchzhúria). Allí empezamos a estudiar para ser pilotos del caza
Yak-7B. Aquellos “Yak” eran de la fabrica de Novosibírsk. (Por cierto,
antes de nuestra llegada, aquel regimiento preparaba pilotos para el
caza I-16, pero con nuestra llegada todos aquellos pilotos fueron
enviados hacia Moscú). En el ZAP para aprender a pilotar el Yak-7B me
concedieron exactamente 5 horas de vuelo.
A.S.
¿Cuántas horas de vuelo acumuladas en total tenían ustedes en el momento
de graduarse en la Academia?
I.K.
Si contamos las horas voladas antes del comienzo de la guerra - serian
unas 15 horas con el UT-2, 10 horas con el UTI-4 y 4-5 horas con el
I-16. Más las 5 horas con un Yak-7B, mientras estábamos en el ZAP.
A.S.
¿En que se dedicaban las horas de vuelo en la Academia y en el ZAP? ¿Qué
opina, la preparación recibida era suficiente y no?
I.K.
¡Absolutamente insuficiente! De que suficiencia estamos hablando, si no
realicé ni un solo tiro – ni en la Academia, ni en el ZAP. Ni en
objetivos de tierra, ni en el “cono”.
En la
Academia todas las horas de vuelo eran dedicadas a aprender de forma más
o menos aceptable las técnicas del pilotaje individual con un I-16. No
volábamos “en formación”, no practicábamos el pilotaje complejo, no
simulamos ni un solo combate aéreo.
En el
ZAP – volvimos a practicar el pilotaje (también incluyendo elementos de
pilotaje complejo), realizamos varios combates simulados, hicimos vuelos
en formación y vuelos por pareja. Pero en el ZAP tampoco hicimos ni un
solo disparo, ni en blancos “terrestres” ni en los objetivos aéreos.
Te lo
puedo decir claramente - yo no conseguí dominar por completo al Yak-7B.
En un combate aéreo, al principio, no sabría sacar de este avión todo
aquello que era capaz de darme. Te diré mas, incluso aun me sentía
inseguro durante la realización de despegues y aterrizajes con este caza.
A.S.
¿Pero, habrá al menos algún aspecto positivo de la enseñanza recibida
por Usted?
I.K.
Me enseñaron a pilotar. Yo pilotaba bien, “sentía” el avión con el
cuerpo. Al menos, conseguí dominar al I-16 (por lo menos, hablando del
pilotaje simple). Y si sabes pilotar un I-16 – sabrás pilotar cualquier
otra cosa.
Hay
que decir también que en el ZAP nos enseñaban las tácticas de combate
algo más modernas – vuelo en parejas y en cuartetos. Y además, estas
tácticas se impartían de forma bastante seria, enseñando las
particularidades de cada maniobra, los elementos tácticos. Nos enseñaban
las características táctico-técnicas de los cazas y bombarderos alemanes:
su velocidad, maniobrabilidad, partes vulnerables, la ubicación de los
artilleros, y etc. Con los póster de cartón aprendíamos la deflexión a
tomar y los lugares donde apuntar desde diversos ángulos de ataque. No
diré nada al respecto, solamente que la preparación teórica táctica en
el ZAP no era nada mala. Solamente nos faltaba llevar a la práctica
todos estos conocimientos…. Pero no había combustible.
Por
lo general, en nuestro ZAP, la cantidad de horas de vuelo no se repartía
de forma proporcional entre todos los cadetes. Lo primero que hicieron -
es averiguar nuestro nivel de pilotaje.
Si
pilotabas bien – volabas menos, si pilotabas mal – hacías algunas horas
adicionales. Yo pilotaba bien en comparación con el nivel medio de los
cadetes del ZAP, por eso solamente realicé 5 horas de vuelo. Alguno de
nosotros realizó 6-7 horas. Mirando desde otro punto de vista, todo esto
es comprensible – a los mandos del ZAP se les exigía preparar la máxima
cantidad posible de pilotos, y teniendo en cuenta que los recursos
disponibles eran extremadamente escasos, ellos procuraban enseñar a cada
piloto al menos “algo”, dándole así una oportunidad para sobrevivir en
un combate aéreo.
En el
ZAP también descubrí un “secreto” – como se debe apuntar para conseguir
el derribo seguro de un caza enemigo: “hay que hacer que el caza “se
meta” en el colimador, y cuando sus alas empiecen a sobresalir fuera del
anillo del colimador – abrir el fuego. ¡Así no fallarás!”
A.S.
¿Por qué hubo tantas dificultades a la hora de realizar las practicas de
tiro? Sobre los “objetivos aéreos” se puede deducir – habitualmente no
se disponía de remolcadores suficientes para arrastrar el “cono”. ¿Pero
que pasa con los objetivos terrestres?
I.K.
No podíamos conseguir la munición. Aquellos tiempos eran así – el frente
devoraba todo lo que había, tanto la munición como el combustible.
A.S.
¿Dígame, hasta que punto las características táctico-técnicas de los
aviones alemanes que os enseñaron en la Academia y en el ZAP,
coincidían
con las características reales? ¿No será que os enseñaban unas
determinadas características y luego en el combate real estas
características resultaban ser mejores que las “teóricas”?
I.K.
No. En un combate real las características táctico-técnicas de los cazas
enemigos mas o menos correspondían a las características que nos
enseñaron en la Academia y en el ZAP. Es evidente que había algunas
diferencias, pero no eran nada significativas.