VVS >> Entrevistas >> Entrevistas a A.S. Nikulin
 

La entrevista con A.S. Nikúlin fue realizada por Sergei Beregeiko el día 20.05.2006.

Las preguntas fueron formuladas en base a las preguntas planteadas en el libro de Artiom Drabkin: “Yo luchaba en un IL-2”.

Fotos realizados por Sergei Beregeiko.

 

Los cielos de Vitebsk

 

 

 

 

Alekséy Semiónovich Nikúlin

Artillero aéreo del 947o ShAP, 8o ShAK (perteneciente a la reserva del Mando Supremo)

37 vuelos de combate

2 derribos aéreos, 1 derribo desde tierra

 

Los hermanos Nikúlin

 

S.B. Cuénteme cómo comenzó a luchar en el frente.

 

A.N. Mi vida durante la guerra había transcurrido bajo el siguiente escenario. Fui llamado a filas en el año 1942. Me enviaron a la Academia Especial de Radiocomunicación en la ciudad de Górkiy. Nos preparaban para las operaciones especiales, para lanzarnos en paracaídas en la retaguardia enemiga. En aquella academia estaban preparando a los profesionales de elite.

 

En el frente me asignaron a las tropas acorazadas (carros de combate). Era el comienzo del año 1942, nuestras tropas aun iban retrocediendo. Yo era operario del radiotransmisor RSB, un radiotransmisor para comunicaciones a nivel División. Nos tocaba trabajar en los puntos más “calientes” del frente para mantener la comunicación con el mando, para recibir las órdenes y etc.

 

Allí es donde yo fui herido por primera vez. Yo estaba asignado al comandante de la brigada. Tenía un radiotransmisor especial, montado en un todoterreno. Cruzamos el río Dnieper, cuando ya estábamos el la orilla derecha, el comandante me envió en búsqueda de otro comandante que se encontraba en la línea de contacto, en combate. Fui corriendo hacia allí, al lugar donde se encontraba el comandante. Los alemanes en aquel momento bombardeaban con morteros nuestras posiciones. Cuando caía un  proyectil, lo detectaba por el sonido. Me tiraba al suelo y permanecía así hasta que el proyectil explotaba. Así iba corriendo, avanzando por tramos, tirándome al suelo cada vez que caía un proyectil. Quedaban unos 100 metros, cuando cayó el siguiente proyectil. No me dio tiempo a tirarme al suelo y la metralla me atravesó la pierna. Me arrastré herido por el suelo hasta la primera línea del frente. Me puse en contacto por radio con el comandante de la brigada y pasé el auricular al comandante del regimiento. Ellos hablaron por mi radiotransmisor (yo llevaba el radiotransmisor portátil encima). Luego los médicos me trataron la herida, así que me quedé en el regimiento para continuar luchando.

 

Durante la operación Kursk-Shevchenkovskaya, íbamos con mi comandante en un coche por una carretera. Por la carretera se desplazaba un convoy. Aceleramos para adelantar el convoy. En el furgón llevábamos un radiotransmisor. Con aquel radiotransmisor incluso se podía establecer la comunicación con el Estado Mayor del Ejercito. Yo tenía que realizar una transmisión codificada. Fui hacia el radiotransmisor, y en aquel momento aparecieron los Ju-87 y comenzaron a atacar la cabeza del convoy. Me metí en el furgón y entregué la transmisión codificada al jefe del radiotransmisor. Instantes después se produjo una explosión. Solo puedo recordar que el furgón estaba en llamas, la explosión me lanzó contra la pared del furgón. Perdí el conocimiento, y no se ni cómo pude salir del furgón, no recordaba nada.

 

Abrí los ojos. El furgón con el radiotransmisor estaba en llamas. Los “Junkers” entraban para realizar otro ataque, cuando de repente se nos acercó una plataforma con una ametralladora antiaérea de gran calibre, y comenzó a disparar a los “Junkers”. Luego el artillero fue matado por los “Junkers”, lo vi todo. Y me dio tanta rabia y odio, que tuve fuerzas para subir a la plataforma (en la Academia nos enseñaron a manejar armamento más diverso), cogí la ametralladora y comencé a disparar al siguiente “Junkers” que entraba para realizar el ataque. Me dio tiempo a realizar varias ráfagas, le dí al “Junkers”, pero a éste le dio tiempo a lanzar la bomba. La bomba explotó por delante de la plataforma. Salí despedido por la onda explosiva y perdí el conocimiento.

 

Recobré el conocimiento en la enfermería ambulante, por la noche. De allí me llevaron al hospital de Jarkov. Llegó nuestro Comandante de la Brigada, otro artillero le informó de que yo estaba herido de gravedad y que había derribado a un “Junkers”. El Comandante de la Brigada se inclinó y me pregunto: “¿Alekséy, me puedes oír, como estas?” Luego llamó a su ayudante y le preguntó: “¿Qué condecoraciones nos quedan?”. El ayudante le dio la medalla “Por los éxitos logrados en combate”. Me la puso en la chaqueta y me dijo: “Alekséy, llego el momento de la despedida. ¡Muchas gracias por los servicios prestados!”

 

Estuve en el hospital durante cinco meses. Me sacaron de la espalda 18 trozos de metralla, hoy día aun queda uno, esta debajo de omoplato. En el hospital comenzó la gangrena en la pierna, tenia contaminación de la sangre. La conclusión de los médicos fue la siguiente: “amputar la pierna”.

 

Cualquier operación de este tipo exigía obligatoriamente un previo consentimiento del herido. Yo me negaba a dar mi consentimiento para realizar la amputación. Pasé el examen de aquella comisión médica varias veces, y en todos los casos decían lo mismo: “amputación completa de la pierna”. Pero yo seguía sin dar mi consentimiento.

 

Me dijeron:

 

- Si esperas mas, tendrás la contaminación general de la sangre y morirás.

  

Yo les contestaba:

 

- Prefiero morir que quedarme sin una pierna.

 

Mi estado psicológico era grave. Pensaba: “¿Si me amputan la pierna y si logro sobrevivir esta durísima operación, que voy hacer sin pierna cuando acabe la guerra? El país estaba en ruinas, había una gran cantidad de heridos, el resultado de esta maldita guerra. ¿Que voy hacer, estar tirado en la calle pidiendo limosna?”. Así que seguía sin dar mi consentimiento.

 

De repente llegó una comisión médica desde Moscú. El jefe de la comisión media era el profesor Vishnévskiy. Aquella comisión viajaba por los hospitales y se dedicaba a probar nuevos medicamentos recién diseñados. Pues decidieron probar un nuevo tipo de medicamento en mi. Me hicieron varias inyecciones, por encima y por debajo de la herida. Hicieron unas 10 inyecciones en el hueso. Y comenzó mi recuperación. Dentro de 3 días de golpe me dormí (antes no podía dormir por las noches). Cuando desperté, tenía la sensación de que el dolor se había calmado. Así estuve acostado durante un mes entero, y la herida prácticamente se cicatrizó.

 

Mientras estaba en el hospital, me vino a visitar mi hermano. Pidió un permiso especial al comandante del regimiento. En aquel entones su regimiento se estaba reformando después de la operación de Criméa. El comandante le dejó 10 días libres para visitar a la familia. Mi hermano se retrasó 3 días y pasó por el hospital a verme.

 

Y es cuando se me ocurrió ir al regimiento aéreo con mi hermano. Antes de la guerra yo estudié en un aeroclub de la ciudad de Perm. Por eso estaba convencido que me iban a admitir, además teniendo en cuenta que yo en aquel entonces tenia mucha experiencia en combate.

 

Así que a partir de julio del año 1944 estuve formando parte de un regimiento de la aviacion de asalto. Estuvimos estudiando durante un mes, volábamos para realizar prácticas de tiro en el polígono. Estudiábamos el armamento, la orientación en el aire. El regimiento recibió nuevos aviones y refuerzos en personal de vuelo.

 

Mi herida en la pierna no lograba cicatrizarse del todo. Parece que ya estaba curada, pero se volvía abrir y sangraba. Y así fue hasta finales del año 1944. Yo tenia un trato personal con el medico del regimiento: si la herida me empezaba a sangrar, acudía al medico para poner las vendas y luego poder seguir luchando, sin pasar por el hospital. Durante el vuelo las sobrecargas eran tan elevadas que a alguno de nosotros se le abrían las viejas heridas. Y es lo que me estaba pasando a mí.

 

Pero un día se descubrió todo. Alguien de los mandos se enteró de que “Nikúlin júnior realiza vuelos de combate estando herido”. Me prohibieron volar. El comisario político me propuso para un cargo en el Estado Mayor. Es así como acabó mi carrera como aviador (estuve volando 7 meses como artillero aéreo).

 

Los hermanos Nikúlin en actualidad.

 

S.B. ¿Usted recuerda su primer vuelo de combate?

 

A.N. Recuerdo. No pasó nada extraordinario. Yo esperaba otra cosa. El Comandante del grupo dijo: “estamos a punto de sobrevolar la línea del frente, en el aire todo esta “tranquilo”. Y yo pensé: “¿Tranquilo?”. La tierra estaba en llamas, explosiones por todas partes, sangre, muerte.

 

Rompimos la formación escalonada para ponerse en círculo. El comandante dio la orden: “Atacamos a los carros de combate”. Mire alrededor del avión, no había cazas enemigos en el aire, solo dos parejas de cazas de escolta encima de nuestra formación. Abajo había un autentico infierno: fuego, disparos, carros de combate en llamas.

 

El grupo comenzó el ataque. Mi piloto era novato, era dos años mayor que yo. Entró en picado de forma tan brusca que se me rompió la correa de sujeción, casi acabo despedido de la cabina (cuanto te sientas en la cabina, te enganchas con un cinturón de seguridad que esta sujeto al fuselaje del avión mediante una cuerda de acero).

 

Nosotros, los artilleros, volábamos con las tapas de las cabinas desmontadas, en verano siempre las desmontábamos para tener una mejor visión periférica. Aquel piloto lanzó su avión en picado de forma tan violenta que me quedé suspendido en el aire. La correa se rompió y me quedé con una pierna fuera del fuselaje. Me agarré con las dos manos a los mandos de la ametralladora. Gracias a ella pude permanecer en la cabina. En nuestro regimiento hubo dos casos cuando los artilleros salían despedidos de las cabinas durante las maniobras bruscas. Salían despedidos encima del objetivo. Uno de ellos murió en el acto, otro fue capturado por los alemanes y hecho prisionero, estuvo en África. Cuando terminó la guerra, regresó a su casa, a Ucrania.

 

El piloto lanzó las bombas y se puso para realizar el segundo ataque. Durante mi primer vuelo no pude entender la situación, no tenia visión global sobre el resultado del combate. Para poder hacerlo se necesita realizar unos 10 vuelos de combate y acostumbrarte.

 

S.B. ¿Cuál es el vuelo que más recuerda?

 

A.N. Fue en la zona de Klaypeda. Íbamos en grupo de 6 IL-2. El primer ataque fue realizado con las bombas, luego atacamos con los cañones y ametralladoras. Durante el ataque el puesto de mando nos informó por radio: “¡Estad atentos, se os acerca un grupo de cazas alemanes!”.

 

Realizamos un ataque más y comenzamos la retirada del objetivo. Estábamos a unos 400m de altitud. De repente detecté en el aire a dos grupos de cazas alemanes. Nos hicieron “tijeras”, cuatro por la derecha y cuatro por la izquierda. Instantes después un proyectil antiaéreo alemán impactó justo en el motor de nuestro avión. El motor perdía potencia progresivamente, y el avión comenzó el descenso (luego el piloto me contó que la potencia cayo bruscamente, y que era difícil de realizar un vuelo en planeo, dado que el IL-2 era un avión pesado y existía riesgo de caer de morro”.

 

 

Nuestro avión se separó del resto de grupo. Estábamos solos, volando a baja velocidad. Miré alrededor: por la derecha había 4 Messerschmitt, por la izquierda otros 4. Nosotros estábamos solos, sin motor, el avión estaba dañado, volando por inercia.

 

Informé al comandante de la nave: “¡Boris, nos están atacando los cazas!”. Borís procuraba aterrizar cuanto antes. Pero lo tenia difícil, dado que el motor se había parado. Era difícil aterrizar con un avión sin motor, pero por lo visto el piloto tenía la situación bajo control.

 

Borís me gritó: “¡Alekséy, rechaza el ataque como puedas!”. Apreté el gatillo para probar el funcionamiento de la ametralladora. Funcionaba.

 

Nos entraron para realizar el ataque los 4 primeros “Messerschmitt”. Se acercaron a 300-400m. Ya se podía distinguir visualmente la cabeza del piloto alemán. La primera pareja de cazas abrió fuego desde 300m de distancia. Las trazadoras fueron en dirección a nuestro avión, pero éste estaba fuera de control para poder maniobrar y esquivar el ataque. Seguidamente abrí fuego con mi ametralladora apuntando al líder de la pareja alemana. El alemán entró bruscamente en picado para esconderse de mis ráfagas. Lo perdí de vista.

 

Seguidamente disparé sobre el segundo caza. El alemán enseguida se retiró del ataque, realizando un giro a derechas y en vertical. Se retiraron los tres, los controlaba visualmente a todos, pero no conseguía detectar al cuarto “Messer”. Segundos después caímos al suelo, aterrizando sobre la panza. ¿Como me encontraba en aquel momento? Solamente estaba pensando una cosa: “por fin estamos en tierra”.

 

Luego pensé: “¿Cómo esta Borís”? Salí de la cabina rápidamente e intenté abrir la cabina del piloto. La cabina estaba atascada, se bloqueó durante el aterrizaje. Borís estaba tirado en la cabina y no se movía. “¡Lo mataron!”, pensé. Pero dado que el avión no se estrelló contra el suelo, el piloto debería estar vivo. Seguramente estaría herido.

 

A unos 100 metros se encontraba una casa. Vi a un hombre y una mujer que salieron de la casa y fueron corriendo hacia nuestro avión. El hombre trajo una palanca de acero, con la cual conseguimos abrir la cabina del piloto. Sacamos a Borís. Él recobró el conocimiento justo cuando lo estábamos sacando.

 

El primer “Messerschmitt”, al que yo había disparado primero y al que yo no conseguía localizar visualmente, cayó a 150 metros de nosotros, a la izquierda. Por lo visto el alemán consiguió aterrizar. El piloto estaba vivo, dado que logró aterrizar sobre la panza. La cola del “Messerschmitt” fue arrancada durante el aterrizaje, pero la cabina estaba abierta. No encontrábamos al piloto alemán por ningún lado. Si hubiera sido herido de gravedad, estaría por aquí cerca. Pero no estaba. Pensamos que se había escapado.

 

Más tarde aquel hombre por alguna razón entró en el bosque y gritó: “¡Aquí esta el alemán, colgado en un árbol!”. Fuimos corriendo hacia allí y lo vimos colgado en un pino, casi en la punta. Por lo visto, el alemán quedó despedido de la cabina durante el aterrizaje brusco y fue lanzado al árbol.

 

Poco tiempo después llegó un camión. Pertenecía a una comandancia, de primera línea del frente, de algún destacamento que iba avanzando. Subieron al pino y sacaron al piloto. Estaba muerto. Murió durante el aterrizaje brusco. Normalmente cuando el avión aterriza con suavidad, el piloto no muere, pero si el aterrizaje se produce de forma violenta, se rompen los huesos de la columna vertebral y el piloto muere prácticamente en el acto.

 

Nuestro aeródromo estaba a 150 kilómetros de aquel lugar. Era una zona apartada, y las carreteras de la zona estaban en muy malas condiciones, por eso tardamos una semana en volver a la base. Además, Borís tenía roto el hombro, y yo tenía la pierna herida.

 

Cuando llegamos, en el aeródromo estaba aterrizando un regimiento aéreo. Nos dirigimos hacia el Estado Mayor del Regimiento. Cuando nos acercamos, salió el Jefe del Estado Mayor, Mardovtsev. De entrada no nos reconoció. Estábamos sin afeitar, con la ropa rota. Cuando nos presentamos, nos dijo:

 

- Cuando veas a tu hermano, no lo reconocerás.

- ¿Por qué? 

- Cuando se enteró de que no habías vuelto del combate, se pegó una depresión muy fuerte. Iba viniendo cada día al Estado Mayor para preguntar si hay noticias de ti. Decía: ¿”Como voy a mirar a los ojos a mis padres? ¡No he podido ayudar a mi propio hermano que fue derribado ante mis propios ojos!”.

 

S.B. ¿Hacían dibujos en vuestros aviones?

 

A.N. Nuestro comandante del Escuadrón Mayor Chernóv realizó 200 vuelos de combate. Esto es mucho para aquel periodo de la guerra. El comandante del Regimiento ordenó a dibujar en el fuselaje de su avión un águila, que agarraba con sus patas un disco con el numero “200”. Teníamos a un piloto, Belyanin. Dibujaba muy bien. Pues Belyanin dibujó a Chernóv el escudo en forma de águila. Luego cuando los alemanes veían el avión de Chernóv, intentaban derribarle primero a él. Como resultado, Chernóv finalmente fue derribado en el Báltico, ante mis propios ojos.

 

Primera foto: Héroe de la URSS G. Chernóv

Segunda foto de izquierda a derecha: Ryabchevskiy y Chernov

 

El águila del avión de Chernov

 

Todo pasó en agosto del año 1944. Nuestro escuadrón despegó en misión de ataque a suelo. Nos separamos en dos grupos. Chernóv lideraba el primer grupo y su segundo, Kúchin, lideraba el segundo grupo (en el que estaba yo).

 

Cruzamos la línea del frente. Nos estábamos preparando para realizar el ataque a los carros de combate. El operador del puesto de guiado del Regimiento (se encontraba en la primera línea del frente) se puso en contacto con nosotros y nos informó: “¡Jorobados, estad atentos! En vuestra zona se detectó un gran grupo de cazas alemanes.”

 

Nosotros íbamos a 1200m de altitud. Detecté visualmente a dos grupos de cazas alemanes, uno a 5000m y otro a 6000m de altitud. Iban en paralelo, estaban muy lejos, a unos 5km, solamente se veían unos pequeños puntos en el aire. Los puntos aumentaban de tamaño progresivamente. De repente la mitad de los “puntos” se puso a picar para acatar al grupo de Chernóv.

 

El líder de los cazas alemanes por lo visto era un experto. Disparó una larga ráfaga sobre el avión de Chernóv. Su avión se incendió, se inclinó a izquierdas y entró en picado. Así es como murió Chernóv. Cuando nuestros cazas de escolta se dieron cuenta, entraron en combate aéreo pero ya era demasiado tarde.

 

Nosotros entramos en descenso y nos dirigimos para atacar nuestro objetivo. Atacamos, cumplimos nuestra misión.

 

El avión de Chernóv cayó en uno de los pantanos que abundaban en la zona. Después de la guerra lo estaban buscando durante mucho tiempo, pero sin resultado. Presentaron los documentos para condecorar a Chernóv por segunda vez con el grado de Héroe de la URSS, pero finalmente no le condecoraron.

 

S.B. ¿Cómo era la preparación de un artillero aéreo? ¿Cuáles eran las tácticas de combate?

 

A.N. Sobre todo, era importante conocer muy bien la aviacion alemana. Las siluetas y las características técnico-tácticas de los cazas (el armamento, sus tácticas de combate aéreo a la hora de atacar a los Shturmovik, y etc.). También era importante dominar las tácticas y la coordinación de acciones entre el piloto y el artillero aéreo.

 

Por ejemplo, mi hermano. Era el artillero aéreo más eficiente de nuestro regimiento, derribó la mayor cantidad de cazas. En un combate actuaba muy a sangre fría. Tenía mucha experiencia como artillero aéreo, y la experiencia lo es todo. Un artillero inexperto cuando ve a un caza atacando, se pone nervioso y abre el fuego antes de tiempo, a gran distancia, incluso a 2000 metros. Es el instinto de supervivencia, así es la naturaleza humana. Pero esto a la vez supone la muerte. ¿Por qué?

 

Primero, porque con tus ráfagas descubres tu posición. Segundo, has gastado la munición de forma ineficiente, disparando a una gran distancia. Disparando a gran distancia no puedes derribar al enemigo. Lo puedes llegar a dañar, pero no conseguirás derribarlo. Por consiguiente, como regla general, eran derribados los pilotos cuyos artilleros eran novatos. Era pura cuestión sicológica.

 

Pero los artilleros expertos lograron llegar hasta el final de la guerra. Éstos eran los auténticos ases de tiro aéreo, porque no tenían miedo al enemigo.

 

Cuando un artillero ve que se le esta acercando un caza y empieza a tener miedo, mete la pata y dispara antes de lo necesario. Los ases alemanes no disparaban desde distancias largas. Ellos se acercaban y disparaban de cerca, para poder derribar con seguridad. Ellos sabían perfectamente, que cuando un artillero aéreo abre fuego a distancias largas, se trata de un novato y se le puede atacar tranquilamente. Y por consiguiente ellos dirigían sus ataques a aquella tripulación, cuyo artillero era un novato. Abrir fuego a gran distancia equivale a la inexperiencia. Y la inexperiencia en un combate aéreo equivale al fracaso.

 

Los pilotos y los artilleros aéreos del 947o ShAP junto al FW-190 capturado

 

S.B. ¿Cuál era el enemigo mas peligroso, los antiaéreos o los cazas?

 

A.N. Los cazas. Si un caza alemán se te pone a atacar, esto significa que el alemán no es un novato, sino que es un as. Es porque los pilotos alemanes con nivel de preparación menos elevado tenían miedo a atacar a los IL-2. Tenían miedo a realizar ataques desde todos los ángulos. Sobre todo cuando se trataba de atacar frontalmente. Un caza alemán jamás atacaría a un IL-2 frontalmente, dado que Shturmovik tenía el armamento frontal potentísimo. El ángulo de ataque preferido por los alemanes era atacar por detrás y por debajo, dado que los artilleros no tenían suficiente sector de tiro para rechazar este tipo de ataque: el espacio inferior trasero estaba tapado con la cola.

 

S.B. ¿La forma de coordinar las acciones conjuntas entre el piloto y el artillero aéreo?

 

A.N. Teníamos el dispositivo de comunicación interna. Utilizábamos pocas palabras para coordinar nuestras acciones, dado que solíamos tener las parejas piloto-artillero cohesionadas. Nos entendíamos de “media palabra”.

 

Actuábamos según la situación. Ambos veían la situación en la que se encontraban y sabían de entrada lo que tiene que hacer cada uno.

 

Por ejemplo, cuando uno de los dos detectaba los cazas alemanes, estaba obligado a informar al otro: “veo cazas rumbo “X”, a la altitud “Y””, estábamos obligados a informar sobre el modelo del avión enemigo. Así es como actuábamos en el aire.

 

S.B. ¿Cuan era la relación entre las bajas sufridas por los pilotos y por los artilleros?

 

A.N. Para un artillero aéreo la probabilidad de la muerte era aproximadamente doble respecto a la probabilidad de la muerte para el piloto del avión. La cabina del piloto estaba muy blindada, pero la cabina del artillero solamente tenía la coraza en el suelo. El resto de partes de la cabina del artillero no estaban blindadas. Además, nunca había oído ningún caso de ataque frontal a un IL-2 por parte de un caza alemán. El intento de atacar frontalmente a un IL-2 seria un fracaso seguro. El alemán quedaría derribado con toda la seguridad. Por tanto, los alemanes siempre nos atacaban por detrás, por eso los artilleros morían más que los pilotos.

 

S.B. ¿Cuál era la táctica de ataque empleada por los pilotos de Shturmovik a la hora de realizar ataques a suelo?

 

A.N. Atacábamos en picado. Nos poníamos en “circulo” a 200-600m de altitud, dependiendo del tipo del objetivo y de la nubosidad existente en la zona. Cada piloto localizaba su objetivo, y comenzaba el picado. Atacábamos solamente en picado. El piloto lanzaba las bombas y disparaba los cohetes RS (los RS estaban en las alas, llevábamos 8 unidades, incluso llegábamos a cargar 16). Posteriormente atacaban con los cañones y ametralladoras. En total realizábamos unos 3-4 ataques por cada misión.

 

Normalmente atacábamos objetivos de la primera línea del frente. Atacábamos aquellos objetivos que se consideraban más peligrosos para nuestra infantería: ametralladoras, piezas de artillería, baterías de morteros. La decisión de atacar un objetivo determinado era tomada por el comandante del Escuadrón o por el comandante del grupo. También atacábamos la segunda línea de defensa. Atacábamos a la artillería autopropulsada, artillería de campo, concentraciones de vehículos.

 

Como regla general, durante nuestro ataque en la primera línea del frente se encontraba un operador de nuestro regimiento con un radiotransmisor, que coordinaba nuestras acciones. Era un oficial del regimiento o de la división. Ellos nos facilitaban las coordenadas para localizar el objetivo.

 

En aquellos casos cuando no teníamos el guiado desde el suelo (la zona de ataque puede llegar a tener varios kilómetros, y el operador de guiado aéreo no llegaba a controlar toda esta zona), entonces la decisión de atacar a un determinado objetivo era tomada por el líder del grupo. El líder seleccionaba el objetivo y daba la orden: “Atacamos el objetivo “X”, seguid mis acciones”. El líder del grupo realizaba el picado para atacar, su punto le seguía, pero buscaba objetivos que quedaban sin destruir después del ataque del líder. Los demás hacían lo mismo. Realizábamos varias pasadas, luego mirábamos los resultados de nuestro ataque para evaluar los daños causados. Si no quedaban más objetivos, nos desplazábamos a otro sector para gastar la munición.

 

S.B. ¿Siempre tenía la escolta de cazas?

 

A.N. Siempre. A veces nuestra escolta despegaba desde nuestro aeródromo, en otras ocasiones nos encontrábamos con ellos en el aire. Los cazas de escolta normalmente tenían sus aeródromos más cerca a la línea del frente, unos 30-50km más cerca que los Shturmovik. Así que despegábamos y nos reuníamos por el camino con ellos.

 

S.B. ¿Hubo algún caso de abandono de los Shturmovik por parte de los cazas de escolta?

 

A.N. Jamás. En caso de abandono, el piloto del caza seria juzgado en un Tribunal de Guerra.

 

S.B. ¿Realizaban misiones de “caza libre”?

 

A.N. No, normalmente no realizábamos misiones de “caza libre”, no nos ordenaban este tipo de tareas. Hubo unos cuantos vuelos, pero eran misiones especiales, cuando tácticamente no era necesario enviar más de una pareja de IL-2. En estos casos se enviaba a los mejores pilotos.

 

S.B. ¿Hubo alguna ocasión cuando los pilotos volaban sin el artillero aéreo?

 

A.N. Volar sin el artillero aéreo estaba categóricamente prohibido. Pero hubo ocasiones cuando el artillero era sustituido por otra persona (cuando el artillero quedaba herido o simplemente estaba enfermo). Pero estas personas realizaban un curso de preparación física y táctica especial. Así que en ocasiones el puesto del artillero aéreo era ocupado por los mecánicos, técnicos de armas, técnicos de equipos eléctricos e incluso en ocasiones por nuestras chicas. Teníamos a ocho chicas en nuestro regimiento. Así que dos de ellas tuvieron la ocasión de realizar vuelos en la cabina del artillero aéreo. Esto fue en Criméa. Por ejemplo, Tonya Tonenko, que actualmente vive en la ciudad de Minsk, realizó 12 vuelos de combate como artillero aéreo durante la operación de Criméa.

 

Te diré que en el puesto del artillero aéreo no metían a cualquiera. Antes de asignar a la persona, pedían su consentimiento y verificaban su nivel de preparación. Eran seres humanos, no sacos de arena.

 

S.B. ¿Hubo casos de ataque a nuestras propias tropas por error, cuando atacaban los objetivos de la primera línea del frente?

 

A.N. Si, en general hubo casos. En nuestro regimiento no hubo ninguno. Pero tuvimos dos casos de ataque realizados al estilo de Gastelo… (Pashinko fue uno de estos Héroes…)

 

S.B. ¿Hubo control de los resultados de ataque?

 

A.N. El control era doble. Primero, los aviones estaban dotados de aerofotocámaras. Segundo, en el puesto de mando se encontraba un observador. Como regla general, los resultados preliminares de nuestros ataques eran conocidos antes de nuestra vuelta a la base. Y por la noche, durante la cena, el comandante del Regimiento nos anunciaba los resultados definitivos de todos nuestros ataques realizados durante el día.

 

S.B. ¿Sentían miedo antes del vuelo?

 

A.N. El miedo es un término muy amplio. Uno puede asustarse de un gato, si éste le salta de repente. Pero en otra ocasión no se asusta de un asesino que le ataca con un cuchillo. Algunos a veces se ponían nerviosos, sobre todos los novatos: “¿Qué me espera allí? ¿Voy a sobrevivir?”

 

Lo importante era no perder el control y estar siempre atento para observar el espacio aéreo. Si te despistas, te derriban, en la guerra el despiste se pagaba con la vida.

 

Los pilotos con experiencia no pensábamos en la muerte, estábamos ocupados con la misión. Tu principal tarea era cumplir la misión. Si te derriban, no seria nada fuera de lo normal. Cuando uno muere en tiempo de paz, todos aquellos que lo conocían lloran su muerte, pero en la guerra las muertes se producían de forma masiva. Nos habíamos acostumbrado. El hecho de morir era rutinario. Estábamos en guerra.

 

S.B. ¿Existían algunas señas, presentimientos antes de realizar la misión? ¿Vuestros pilotos eran supersticiosos?

 

A.N. El personal técnico se inventaba algunas cosas raras, pero el personal de vuelo de nuestro regimiento pasaba de esas bobadas.

 

S.B. ¿Abastecimiento de repuestos, el servicio de mantenimiento?

 

A.N. No teníamos ninguna dificultad en este aspecto. Nos llegaba todo lo necesario, en cantidad y calidad requerida. La retaguardia nos daba todo lo necesario. Si no lo hubieran hecho como es debido, serian juzgados en un tribunal.

 

S.B. ¿La alimentación era satisfactoria?

 

A.N. Nos daban la ración de vuelo de los tiempos de guerra. La alimentación era buena. Sobre todo alimentaban muy bien a los pilotos de Shturmovik, dado que el trabajo del piloto de un Shturmovik era el más duro, comparando con otros tipos de aviación. El piloto de un Shturmovik era la elite de las fuerzas aéreas, así que no recuerdo ningún tipo de interrupción en el suministro de comida.

 

Comíamos en el comedor de pilotos. El Comandante del Regimiento se sentaba en la mesa principal, junto a sus segundos. En el comedor teníamos a varias camareras. Nos prestaba mantenimiento un batallón de mantenimiento de aeródromo. Los pilotos y los artilleros comían en el mismo comedor. En el centro de la sala estaba la mesa del Comandante. Cuando entrábamos en el comedor, las mesas ya estaban servidas, los 100g ya estaban puestos. Llegaba el comandante, hacia un breve análisis de nuestra actividad diaria. Cuando teníamos bajas entre nuestros compañeros, les recordábamos antes de comenzar la cena. El desayuno a veces era en el comedor, a veces nos lo traían directamente al aeródromo.

 

S.B. ¿Qué opina del IL-2?

 

A.N. No había ningún avión que se le podía igualar. Era el avión mejor armado entre los aviones de su clase. Era el más blindado. Ningún avión del mundo podría igualarse al IL-2 en cuanto a su capacidad de combate, su armamento, en cuanto a sus posibilidades tácticas y su eficacia. Los alemanes no tenían un avión como IL-2. Ellos intentaban utilizar el Ju-87 como IL-2, pero el “Junkers” no era nada comparado con el IL-2.

 

IL-2 del 947o ShAP

 

S.B. ¿Y los cohetes RS?

 

A.N. Los proyectiles a reacción RS eran eficientes, como los RS de los “Katyúsha”. Eran enganchados en las alas. Se enganchaban hasta 24 unidades. Eran muy eficientes porque el lanzamiento se realizaba desde distancias cortas, a 200-300m del objetivo. El impacto de un RS causaba mucho destrozo, por tanto los alemanes incluso temían más a nuestras “Katyúshas aéreas” que a las “Katyúshas” terrestres. Una explosión del RS era muy potente. Cualquier salva daba el efecto esperado, dado que nosotros trabajábamos sobre los objetivos de la primera línea del frente, donde el terreno estaba repleto de objetivos muy diversos: la infantería, diverso tipo de armamento, almacenes de munición. Dispares donde dispares, aciertas en algún objetivo u otro.

 

S.B. ¿Qué diría sobre la radio?

 

A.N. Los radiotransmisores estaban instalados en los aviones de los líderes. Los puntos solamente llevaban receptores. Los puntos no podían ponerse en contacto con la tierra. No era necesario, dado que esta tarea era realizada por el líder. Pero a pesar de eso el punto oía todas las comunicaciones y estaba al corriente de la situación en el aire y en el sector del frente que íbamos a atacar. El punto podía escuchar todas las comunicaciones, incluso la comunicación con tierra, estaba informado de todo.

 

S.B. ¿Cómo estaba equipada la cabina del artillero?

 

A.N. El asiento era de lona (en forma de una correa ancha). Había el dispositivo de intercomunicación interna que comunicaba al artillero con el piloto. La ametralladora. Esto es todo.

 

S.B. ¿Utilizaban el camuflaje de invierno?

 

A.N. No. No veíamos ningún sentido. Yo también estuve volando en invierno, y era sin camuflaje. Ni los cazas ni los bombarderos ni los Shturmovik utilizaban el camuflaje de invierno. Volver a pintar el avión supone mucho trabajo. Los aviones venían de las fábricas con el camuflaje estándar. Y volaban así durante toda su vida útil. Hasta el final de la guerra, si lograban sobrevivir. En algunos aviones pintábamos el camuflaje de verano, pero no era un fenómeno masivo.

 

S.B. ¿Vuestro Comandante del Regimiento realizaba misiones de combate?

 

A.N. El Comandante del Regimiento prácticamente no volaba. No existía ninguna necesidad, él tenía otras tareas más importantes. Le condecoraron con la estrella de Héroe de la URSS al final de la guerra por sus meritos logrados como Comandante. Es que para poder realizar vuelos de combate debería haber pasado cursos de reciclaje, y para esto se necesitaba tiempo. Nuestro comandante comenzó a luchar en el año 1941, y al principio realizaba vuelos de combate. Volaba en, en la región Subártica, en la región de Leningrado, en la región de Moscú.

 

Nuestro comisario político se consideraba piloto de caza. Pero él nunca volaba. No era respetado entre los pilotos de nuestro regimiento.

 

Tienes que comprender una cosa. Para que el comandante del regimiento o cualquier otro mando superior puedan volar, se necesitan aviones libres. Los aviones eran estrictamente asignados en una determinada cantidad a cada regimiento. Por tanto, si los comandantes empiezan a volar, los otros pilotos se quedarían sin aviones.

 

Segundo: perder en combate a un comandante del regimiento no es lo mismo que perder a un novato. Reponer a un comandante del regimiento es más difícil. Y por muy bueno que fuera el comandante como luchador aéreo, no podría garantizar al 100% su seguridad.

 

Pero también es cierto que en la aviacion de caza los comandantes volaban. Esto ya es un caso distinto.

 

Alekséy Semiónovich Nikúlin, a la izquierda. 9 de mayo de 2006. Ciudad de Vitebsk.

 

S.B. ¿Alguna vez vio la cara de su enemigo?

  

A.N. Nosotros no les veíamos las caras. Durante nuestro ataque la infantería esta escondida en las trincheras. Ellos tampoco podían ver nuestras caras. El piloto lleva el casco, las gafas, los cristales de la cabina distorsionan la imagen… Es difícil ver la cara de un piloto durante el vuelo. Puedes ver su cabeza, su silueta, pero para ver la cara te tienes que acercar al avión.

 

S.B. Muchas gracias.

 

20.05.2006.

 

FAE_Cazador / HR_Torero

 

 

 

 

 

 

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