El 8 de
agosto de 1944 estuve al mando del grupo de 12 IL-2, que escoltado
por 6 Yak-1 fue enviado a realizar un ataque sobre los carros de
combate y tropas enemigas, que habían penetrado al sur de
Vilkovishkis.
A la
llegada al objetivo, a unos 950-1050 metros de altitud detecté a un
grupo de aviones enemigos Ju-87, escoltados por una pequeña cantidad
de cazas. Posteriormente se confirmó que el grupo estaba compuesto
por 28 bombarderos Ju-87, 4 FW-190 y 2 Me-109.
Los
puestos VNOS, por lo visto, no pudieron detectar a los aviones
enemigos debido a la nubosidad en la zona (a 600-700 m de altitud
era de 5-6 grados de intensidad). Desde la estación de guiado no se
recibió ningún aviso sobre el acercamiento del grupo de alemanes: la
estación nos había informado que en el aire todo estaba tranquilo.
Yo seguidamente comuniqué por radio a la estación de guiado sobre la
detección del grupo de aviones alemanes.
El
radiograma de respuesta tardaba en llegar, así que mi decisión fue
la siguiente: impedir a cualquier precio que los aviones enemigos se
acerquen hacia el objetivo (no dejarles lanzar sus bombas sobre
nuestras tropas), así que aborté la maniobra de posicionamiento para
el ataque.
Para no
perder el tiempo, dirigí mi grupo, sin desprenderse de nuestras
bombas, en un ataque frontal contra los bombarderos enemigos.
Comuniqué por radio sobre mi decisión a la estación de guiado, e
informé al resto de a mi grupo. Ordené a los cazas de escolta trabar
en combate a la escolta alemana. Justo antes del ataque, cuando ya
estábamos sobre el territorio enemigo, recibí la respuesta por radio:
se me informaba de que mi decisión de atacar a los bombarderos
alemanes era correcta.
Mi grupo
se encontraba a unos 75-100 metros mas bajo respecto al grupo alemán.
Todo mi grupo iba en formación de combate de sextetos en “escalón
derecho”. Cada sexteto también iba en “formación escalonada derecha”.
Durante
el acercamiento incrementé al máximo la velocidad de vuelo. Cuando
faltaban 500-600 metros, realicé “la montaña”, y desde 200-300
metros de distancia abrí el fuego de todas las armas.
Mi
ejemplo fue seguido por el resto del grupo. Nuestro ataque fue
realizado por sorpresa: el grupo alemán fue sorprendido, estando en
una formación estrecha. En el primer ataque frontal derribamos a 3
bombarderos Ju-87. Algunos Junkers se desprendieron de sus bombas.
Posteriormente todo el grupo, uno por uno, de forma desordenada,
empezó a retirarse en picado, lanzando las bombas sobre sus propias
tropas.
Cuando
bajamos a 150-200 metros de altitud, nos volvimos a encontrar con
ellos, y de nuevo les volvimos a atacar frontalmente. Estando a
mayor altitud, los Ju-87 se escapaban en picado fácilmente, pero
estando a baja altitud ellos perdieron esta ventaja y nuestras
posibilidades de obtener éxito incrementaron. Los Ju-87 no
aguantaban nuestros ataques frontales y los esquivaban, realizando
giros con un ligero descenso.
Al inicio
del giro, el Ju-87 es como si se quedara parado respecto al IL-2 que
se le estaba acercando. Cuando el IL-2 lograba reducir la distancia
hasta 150-100m, y si al Ju-87 no le daba tiempo a realizar el giro a
90°, las ráfagas de los IL-2 eran muy efectivas.
En el
segundo ataque, los IL-2 derribamos a otros dos Ju-87. Debido a su
desesperada situación, los bombarderos enemigos se pusieron en una
formación, parecida a nuestra “serpiente”. En este escenario,
nosotros no podíamos realizar ataques desde la semiesfera trasera
debido al intenso fuego que abrían los artilleros aéreos. Por tanto,
tuvimos que realizar ataques frontales sobre los líderes del grupo.
Mediante estos ataques conseguimos romper su “serpiente” y frustrar
la defensa coordinada de los artilleros aéreos alemanes.
En esta
última fase del combate logramos derribar a otros dos Ju-87. A
destacar que uno de ellos fue derribado por mi artillero aéreo,
starshiy serzhant Dibrivniy. Lo derribó cuando estábamos en rumbo
paralelo con el avión alemán. Me puse a la derecha y por debajo de
él para que no pudiera verme. Estuve obligado actuar de esta forma,
dado que se me agotó la munición en las armas de tiro frontal.
Nuestros
cazas, aprovechando el pánico entre los alemanes y la frustración de
la coordinación defensiva de sus artilleros, derribaron a un Ju-87 y
un FW-190. En las etapas posteriores del combate, nuestra escolta no
quitaba la vista de nosotros.
Como
resultado de este combate que duró once minutos, fueron derribados 8
aviones Ju-87 y un FW-190.
Tras
finalizar el combate aéreo que terminó en la retaguardia enemiga, el
grupo IL-2 se dirigió a su objetivo terrestre para realizar la
misión principal, efectuando 5 ataques al suelo.
Atacando
los objetivos de tierra, el grupo incendió a 9 carros de combate, 2
vehículos y un transporte blindado de infantería.
Durante
la retirada del objetivo, el grupo de IL-2 fue atacado por dos
FW-190 que iban en vuelo rasante. Fuimos obligados a ponernos en
formación de “serpiente” pronunciada y bajar al máximo. Tomamos el
rumbo hacia la base, volando en vuelo rasante.
El
resultado del combate aéreo, logrado por los IL-2 y por los caza de
escolta, fue confirmado por los oficiales de comunicaciones, que se
encontraban en la estación de guiado, por nuestras unidades
terrestres y también por los resultados del fotocontrol, realizado
por un avión de reconocimiento.
Las
tripulaciones IL-2 no sufrieron ninguna baja, uno de los aviones se
estrelló durante el aterrizaje forzoso sobre el bosque.
CONCLUSIÓN:
Para
realizar un combate aéreo en un IL-2 (y similares) contra un tipo de
bombardero como el Ju-87, es preferible realizar ataques frontales
con una subida por sorpresa, atacando desde abajo.
En un
combate aéreo, realizado con la carga de bombas completa, hay que
tener en cuenta que algunas cualidades del avión empeoran
considerablemente:
- al
avión le cuesta realizar giros a velocidad reducida;
- se
detectan vibraciones;
- el
avión tiene tendencia a entrar en barrena;
- se
incrementa la velocidad y el radio de giro;
- aumenta
la perdida de altitud durante la salida del picado;
-
disminuye la ganancia de altitud durante realización de la “montaña”.
Por tanto,
siempre que sea posible, es recomendable primero desprenderse de las
bombas. Si la situación no permite desprenderse de las bombas antes
del comienzo del combate aéreo, y las circunstancias obligan a
realizar el combate aéreo con la plena carga de bombas, es necesario
tener en cuenta siguientes aspectos particulares para realizar el
combate a bajas altitudes:
1)
Finalizar la realización de “montaña” antes de lo normal, dado que
la velocidad se va perdiendo rápidamente y el avión no responde a
los timones en el momento de llegar al punto máximo de la “montaña”;
2)
Vigilar la velocidad durante los giros;
3)
Efectuar con antelación la salida del picado;
4)
Realizando el ataque frontal, mantenerse a una altitud algo inferior
respecto al enemigo, para que éste no pueda pasar por debajo.
5) En
caso de oportunidad, aprovechar el fuego del artillero aéreo,
colocando el avión en una posición favorable para el artillero pueda
abrir el fuego de eficacia.
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