Fue en agosto
del 1942. Era una época dura para nuestro país. El corazón de nuestra
patria, la ciudad de Moscú, sufría bombardeos desde el aire. La
población paso muchas noches sin dormir.
Para
bombardear a Moscú, el enemigo concentró una enorme cantidad de
bombarderos en los aeródromos cercanos: Bryansk, Sesha, Shatalovo,
Dvoevka, Novo-Dugino. Estos aeródromos estaban fuertemente protegidos
por la defensa antiaérea: desde tierra estaban cubiertos por la
artillería antiaérea de diverso calibre, focos antiaéreos, detectores de
sonido, barreras de globos cautivos y desde el aire estaban cubiertos
por los cazas.
Dicho lo
anterior, realizar una misión de reconocimiento de día era muy difícil.
En misiones de reconocimiento eran enviadas las mejores tripulaciones,
pero a menudo eran derribados sin haber obtenido datos.
Teníamos que
realizar una misión de reconocimiento sobre el aeródromo de Novo-Dutino.
La tarea fue encargada al 1r regimiento de bombarderos nocturnos.
En aquel
entonces me consideraban como el navegante mas joven del regimiento, a
pesar de que yo ya tenía bastante experiencia en vuelos nocturnos. Pero
a pesar de todo en las misiones eran enviadas las tripulaciones más
veteranas.
Durante cinco
noches seguidas nuestros aviones intentaban cumplir esta misión de
reconocimiento, pero no obtenían éxito. La principal causa era la enorme
cantidad de reflectores antiaéreos en la zona del objetivo. Cuando
nuestros aviones se encontraban en sus rayos, no se podía fotografiar
nada, cado que las películas se velaban y las fotografías quedaban
inutilizadas. Por otro lado esta pared de luz causaba una insoportable
presión sicológica a las tripulaciones y les hacia volver a la base.
Para realizar
la fotografía aérea nocturna utilizábamos fotobombas especiales, que con
la explosión generaban un fogonazo momentáneo de unos 500 millones de
candelas de intensidad.
1)
Cuando se utilizan estos medios, se requiere una perfecta coordinación
entre los tripulantes: tienen que entenderse con “media palabra”.
2) Se
requiere mantener estrictamente el vuelo horizontal. En ningún caso se
permite variar la altitud, sobre todo está prohibido bajar, dado que la
luz generada por la fotobomba podría penetrar directamente dentro del
objetivo de la fotocámara, y la fotografía quedaría inutilizada.
3) No
se permite variar la velocidad de vuelo, de lo contrario la bomba
detonará a un ángulo incorrecto respecto al avión y el objetivo de la
aerofotocámara captará la luz de la explosión, con lo que la fotografía
quedará inutilizada.
4)
Tampoco se puede lanzar la fotobomba cuando el avión se encuentra
iluminado por los focos antiaéreos, dado que la fotografía se velará. El
lanzamiento será inútil, malgastando la costosa fotobomba.
Por fin
recibimos la orden de realizar la misión de fotografía nocturna. La
tripulación estaba formada por el piloto starshina Rubtsov,
artillero-operador de radio starshina Chizhov y navegante leytenant
Pahotishev (yo).
Por la noche,
del 4 a 5 de octubre el comandante del regimiento podpolkovnik Donchenko
reunió a nuestra tripulación y nos informó sobre el objetivo de la
misión: fotografiar el aeródromo Novo-Dugino.
El aeródromo
enemigo estaba dotado de 15 focos antiaéreos, 10 baterías antiaéreas de
diverso calibre y globos cautivos, elevados hasta 1500-1700m de altitud.
Repasamos los
objetivos de la misión y fuimos a prepararnos. La misión era complicada
y muy importante, y para mi lo era aun mas, dado que era mi primera
misión de semejante complejidad. No tardamos mucho en prepararnos, dado
que conocíamos bien la zona y la localización del aeródromo enemigo.
Cuando
estábamos listos, informamos al comandante del regimiento. El comandante
verificó nuestra preparación, nos dio instrucciones adicionales, nos
deseó suerte y ordenó el despegue.
La carga
bélica estaba formada por 6 bombas FAB-100 y 1 fotobomba FOTAB-35.
Verificamos el estado del armamento y el funcionamiento de los sistemas
del aparato, y nos preparamos para despegar.
Realizamos un
círculo sobre nuestro aeródromo y nos pusimos en rumbo hacia el
objetivo. El artillero-operador de radio me informó que había
establecido comunicación con la base. Todos los instrumentos de
aeronavegación funcionaban perfectamente.
Pasados 30
minutos cruzamos la línea del frente, estando a 2500m de altitud. Pero
había que fotografiar desde 2000m. Hasta el objetivo faltaban 17
minutos. Desde 15km de distancia detectamos visualmente nuestro
objetivo. Era una gran mancha amarilla, que era visible con el contraste
de la oscuridad de la noche: el aeródromo estaba fuertemente apisonado,
dado que era utilizado con gran intensidad.
Decidimos
dirigirnos directamente hacia el objetivo, en rumbo 320°. Pero apenas
nos dio tiempo para ponernos de acuerdo, cuando nuestro avión fue
captado por los focos antiaéreos. Era demasiado tarde para tomar una
nueva decisión, por tanto seguimos con el plan anterior.
Seguimos con
el mismo rumbo para estudiar nuestro objetivo. Abrieron el fuego los
antiaéreos, fuera del avión se oían las explosiones de sus proyectiles.
Algunos hacían temblar nuestro avión. Nos encontrábamos en un autentico
mar de fuego. Jamás había visto algo semejante. En aquel momento pensé
que atravesar esa pared de fuego seria un milagro. Pero a pesar de todo,
gracias a la maestría del piloto pudimos sobrevolar el aeródromo
enemigo.
No podíamos
ni pensar en sacar las fotografías, dado que el avión estaba
completamente iluminado por los focos antiaéreos. Decidimos sobrevolar
el aeródromo varias veces mientras nos quedaba el combustible, dejando
una reserva para la vuelta a la base.
Realizamos el
giro derecho, tomamos rumbo 160° y nos dirigimos hacia el objetivo. No
había manera de fotografiar nada. Posteriormente volvimos a girar y
pasamos con rumbo 30°, posteriormente rumbo 270°, pero no obtuvimos
ningún resultado, a pesar de que el fuego de los antiaéreos había
disminuido en un 50%.
El piloto
informó que quedaba poco combustible. ¿Pero como volver sin haber
cumplido la misión? Decidimos engañar al enemigo. Di la orden al piloto:
“Rumbo 270°, altitud 3000m”.
Cuando nos
alejamos 40-50km al oeste y ganamos la altitud, giramos y nos dirigimos
otra vez hacia el objetivo.
Decidimos
acercarnos al aeródromo con los motores a mínimas revoluciones y en
descenso. Cuando el piloto detectó visualmente el aeródromo, comenzó el
descenso incrementando la velocidad y quitó completamente el gas,
dirigiendo el avión hacia el objetivo.
El objetivo
estaba a la vista. Calculé la deriva y abrí las escotillas. El enemigo
no respondía. El silencio me ponía nervioso. Es muy duro aguantar el
silencio, cuando sabes que en cualquier momento los antiaéreos pueden
abrir el fuego.
El objetivo
estaba visible por el colimador. Los aparcamientos con los aviones se
estaban desplazando hacia el centro del colimador. Pulso el botón de
lanzamiento. Se soltaron las bombas. Mis manos trabajaban con una
velocidad increíble. El piloto mantenía estrictamente el vuelo
horizontal.
Enciendo la
aerofotocámara y pongo iluminación para rebobinar la película, para
preparar la nueva película para fotografiar. Con impaciencia espero la
explosión de la FOTAB. Los 20 segundos del detonador de la FOTAB
parecían una eternidad.
Las FAB
explotaron en los aparcamientos de aviones. La explosión de la FOTAB
iluminó todo el aeródromo, cegándome durante unos instantes. El piloto
dio a la palanca de gases y el avión aligerado por las bombas lanzadas
incrementa la velocidad rápidamente.
El enemigo
abrió un brutal fuego. Pero ya era demasiado tarde. El objetivo fue
fotografiado, la misión cumplida. Maniobramos para no ser alcanzados por
los antiaéreos y tomamos rumbo hacia nuestra base.
Gracias a
nuestra paciencia, perseverancia y astucia cumplimos la misión, a pesar
de que estuvimos en el sector del objetivo durante unas 2 horas.
Nuestros mandos recibieron los valiosos datos sobre la aviación
emplazada en el aeródromo Novo-Dugino. En la parte suroeste del
aeródromo en un área de 1200x800m estaban concentrados 43 aviones
enemigos, mayoritariamente cazas.
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