Tras la
exitosa ofensiva en el teatro de operaciones de Sandomir efectuada
por las tropas del 1er Frente Ucraniano, tardamos pocos días en
alcanzar las fronteras surorientales de Alemania y a finales de
enero de 1945 entramos en el territorio enemigo.
Los
alemanes presentaban una feroz resistencia con la esperanza de
frenar de alguna manera nuestro avance hacia la profundidad de
Alemania. Sobre todo en aquel entonces destacaba por su gran
actividad la aviación alemana.
Los
ataques contra nuestras tropas de la vanguardia realizados desde el
aire no solamente eran efectuados por los bombarderos Ju-87, sino
también por los FW-190 y los Me-109.
Teníamos
que impedir que la aviación alemana atacara a nuestras tropas de
tierra, que avanzaban causando bajas al enemigo ya en su propio
territorio. Además, realizábamos misiones de reconocimiento sobre
las comunicaciones enemigas a una profundidad de hasta 100km.
10 de
febrero de 1945, por la mañana, tras finalizar con éxito una misión
de combate, recibí del Comandante del Regimiento Mayor Didenko una
nueva tarea: realizar una misión de reconocimiento para detectar el
movimiento de las tropas enemigas en la carretera de Sprottau y
sobre el aeródromo Zagan. Mi punto en esta misión era el Leytenant
Nazarenko.
Despegamos. Mientras estaba haciendo el circulo sobre nuestro
aeródromo, oí por radio la orden del Comandante del Cuerpo General
Mayor Zabaluev, que en este momento se encontraba en un puesto de
mando en la línea del frente: “¡Pájaros! (Era señal de llamada de
nuestros cazas). Todos los que estáis en el aire, diríjanse de
inmediato al cuadrante 21, allí los “Fockers” atacan a nuestras
tropas de tierra”.
De
inmediato tomé rumbo hacia el cuadrante indicado. De camino
establecí comunicación con el puesto de mando. A pesar de todos mis
esfuerzos, no pude detectar al enemigo visualmente debido a la
niebla en la zona, y causa de la baja nubosidad de 6-7 grados de
intensidad cuya cota inferior llegaba a 700-800m de altitud. Cuando
sobrevolaba el radiotransmisor de mando, me avisaron: “¡Sómov! El
grupo de los “FW” lo tienes a tu izquierda, ¡atácales de
inmediato!”. En efecto, por delante y a la izquierda vi el grupo de
10 FW-190. Sin perderlos de vista en ningún momento, hice un giro de
combate a derechas y entré en las nubes, lo que me permitió
aproximarme a ellos sin ser detectado.
Traspasada la capa de nubes, seguí ganando altitud mientras me
aproximaba al grupo de los FW-190, observándoles a través de las
ventanas que a ratos aparecían entre las nubes. Cuando me acerqué a
ellos, vi que los FW-190 se encontraban unos 100-150m más bajos
respecto a la capa de nubes. Tras valorar la situación, di la orden
a mi punto: “Atacamos entrando en la ventana”. Entré mi avión en
picado, y comencé el ataque desde arriba. Para los alemanes el
ataque fue totalmente inesperado. Los “Fockers”, desconcertados, se
separaron por parejas. A pesar de ello, en el primer ataque no pude
derribar a ninguno. Aprovechando la reserva de velocidad, ganada
durante el picado, realicé un giro de combate y salí del ataque.
Me di
cuenta que solamente una pareja de FW-190 intentó atacarnos desde
abajo. Entones, con el objetivo de conservar la iniciativa en mis
manos, comencé el segundo ataque. Maniobramos, haciendo tijeras. Al
poco tiempo los alemanes comenzaron a retirarse del combate hacia su
territorio. En este momento oí por radio la nueva orden: “¡Somov,
ataca a la ultima pareja!”. En efecto, vi que debajo de mi avión
había una pareja de FW-190 que intentaba pasar a vuelo rasante.
Atacamos desde arriba a un escorzo de 0/4 (0º). Tras la tercera
ráfaga larga, incendié al líder. Luego comencé a disparar sobre su
punto, pero a causa de la gran velocidad me pasé de largo. Pero mi
punto, Leytenant Nazarenko, lo derribó con 2 ráfagas largas. Tras
finalizar el combate aéreo, establecí comunicación con el puesto de
mando solicitando el permiso para continuar con nuestra misión
inicial. Nos felicitaron por la victoria a mí y a mi punto, y nos
ordenaron proceder con la misión principal. Tras finalizar la misión
de reconocimiento, volvimos a nuestra base sin mayores incidencias.
BREVES
CONCLUSIONES
1. El
impecable funcionamiento de la radio permitió redirigirnos hacia un
nuevo objetivo cuando realmente fue necesaria nuestra intervención;
2.
Estando mas bajo respecto del enemigo en el momento de detectarlo y
sin tener ventaja en velocidad, no realicé el ataque frontal sino
ocupé primero una posición inicial ventajosa y luego realicé el
ataque, empleando el factor sorpresa;
3. El
ataque sorpresa obligó a los pilotos alemanes a desprenderse de sus
bombas, parte de las cuales cayeron sobre sus propias tropas, y
frustré su ataque a tierra;
4. Tras
haber perdido a 2 aviones, los alemanes abandonaron el campo de
batalla. La maniobra vertical, pensada para conservar la ventaja en
altitud, nos trajo la victoria sobre un enemigo que nos superaba
numéricamente. |